FICHA
TÉCNICA DE 'TRES ANUNCIOS A LAS AFUERAS'
+ Título: Three Billboards
Outside Ebbing, Missouri
+ Dirección: Martin McDonagh
+ Guión: Martin McDonagh
+ País: Reino Unido Reino Unido
y EE.UU.
+ Año: 2017
+ Duración: 115 min.
+ Interpretación: Frances McDormand (Mildred Hayes),
Sam Rockwell (Dixon), Woody Harrelson (Willoughby), Peter Dinklage (James),
Abbie Cornish (Anne), Caleb Landry Jones (Red Welby), John Hawkes (Charlie),
Kerry Condon (Pamela), Lucas Hedges (Robbie), Darrell Britt-Gibson (Jerome),
Amanda Warren (Denise), Zeljko Ivanek (Desk Sergeant), Clarke Peters
(Abercrombie), Kathryn Newton (Angela), Sandy Martin (Madre Dixon),
Brendan Sexton III (Crop-Haired Guy).
+ Producción: Graham
Broadbent, Pete Czernin y Martin McDonagh
+ Fotografía: Ben Davis
+ Música: Carter Burwell
+ Montaje: Jon Gregory
+ Vestuario: Melissa Toth
Mildred
Hayes, una mujer cuya hija adolescente ha sido violada y asesinada,
decide iniciar por su cuenta una guerra contra la Policía de
su pueblo, Ebbing, al considerar que no hacen lo suficiente para resolver
el caso. Su primer paso será contratar unas vallas publicitarias
denunciando la situación y señalando al jefe de policía,
William Willoughby como responsable principal de la pasividad policial.
Se trata de la tercera película del director irlandés
Martin McDonagh, sus anteriores trabajos, “Escondidos en Brujas”
(In Bruges, 2008) y “Siete psicópatas” (Seven Psychopaths,
2012), eran dos comedias negras con poso tarantiniano que conseguían
que el espectador se plantease si en ocasiones era oportuno reírse
o no de determinadas situaciones.
En esta ocasión, narra la hazaña
de una mujer de cincuenta años, reivindicativa e implacable que
hace todo lo que está en su mano para encontrar al autor de la
violación y asesinato de su hija, Angela. Tiene claro que las
autoridades no hacen todo lo posible para resolver el macabro caso.
Este es el hilo conductor para retratar el universo paleto de la pequeña
comunidad de Ebbing, Missouri, un pueblo de la América profunda.
El caso, a cargo del especialmente inepto e ignorante agente de policía
Jason Dixon, que bajo la pésima influencia de su madre, una campesina
ignorante y racista del Sur Profundo, se ha dedicado a golpear a negros,
en lugar de buscar al asesino de Angela. Dixon recibe la protección
del sheriff Bill Willoughby, quien más por lástima, que
por negligencia, le permite ciertas atribuciones.
Para denunciar la falta de acción
de las autoridades, Mildred, alquila tres vallas publicitarias en las
afueras del pueblo donde puede leerse: “VIOLADA MIENTRAS MORÍA”,
“¿Y TODAVÍA NO HAY DETENCIONES?”, y “¿CÓMO
ES POSIBLE, JEFE WILLOUGHBY?”. Esto trae consecuencias, y cambia
la vida de muchos habitantes de Ebbing. Mientras que al hijo de Mildred,
Robbie, le gustaría olvidar el tema y lo evita, el ayudante del
sheriff Jason Dixon se siente atacado personalmente por la acción
de Mildred y comienza a planear una venganza contra ella y sus amigos.
Red Welby, el que alquiló las vallas publicitarias a Mildred
es amenazado, o Denise, amiga y compañera de trabajo de Mildred
es arrestada, por posesión de marihuana.
La gente del pueblo está molesta
por las vallas. El secreto a voces de que Willoughby sufre de cáncer
de páncreas terminal aumenta su desaprobación. Si bien
Willoughby simpatiza con la frustración de Mildred, considera
que las vallas publicitarias son un ataque injusto contra su persona.
Willoughby detiene a Mildred para interrogarla después de un
altercado con su dentista. Durante el interrogatorio, el sheriff comienza
a toser sangre, un signo de que su enfermedad se ha vuelto severa. Después
de ser internado, Willoughby abandona el hospital y tras pasar un gran
día con su esposa Anne y sus dos hijas, se suicida de un disparo
en la cabeza. Deja notas de suicidio para varias personas en Ebbing,
incluida una para Mildred en la que le explica que ella no fue la causa
de su suicidio y que de hecho había pagado en secreto los gastos
para mantener los anuncios un mes más, divirtiéndose por
el antagonismo que le seguirán dando a ella incluso después
de su muerte.
El panorama es desgarrador y trágico, pero el director-guionista
también introduce algo de comicidad, de humor surrealista, y
esta mezcla funciona en ciertos momentos de la película.
Los diálogos son hilarantes, llenos de palabrotas y faltas de
respeto, el mejor ejemplo es la secuencia que Mildred tiene con el sacerdote
del pueblo, y que es a la vez un chiste perfecto y una reflexión
agudísima sobre una tragedia cotidiana. Los monólogos
no se quedan a la zaga, ya que están llenos de deliciosas obscenidades
que los actores parecen lanzar como si fueran piedras, mezclados con
momentos de calma surgida de lo inesperado.
La descripción y el desarrollo de los personajes son extraordinarios;
el vaivén entre lo trágico y lo cómico es puro
equilibrio; y la violencia está gestionada con habilidad.
La tensión no disminuye, llega
hasta el final que probablemente nadie pueda imaginar al comienzo. Gracias
a unas magníficas interpretaciones y una trama variada, la película
escenifica sin pretensiones una impresionante montaña rusa emocional,
pero que en muchos momentos se percibe como un experimento decepcionante.
Lo que si queda claro es que al final los protagonistas confluyen en
un punto y que después de todo son capaces de entenderse y tener
una meta compartida.