Finalmente
ha llegado a las carteleras una de las películas más esperadas
del año para los amantes de la acción y el espionaje:
'The Bourne Ultimátum’. La primera de la saga,
‘The Bourne Identity’ fue dirigida eficazmente
por Doug Liman. En la segunda entrega ‘The Bourne Supremacy’
hubo un cambio muy favorable de director por Paul Greengrass (United
93), que le aporto mayor realismo y un ritmo frenético difícil
de olvidar. Ahora nuevamente bajo la batuta de Greengrass nos llega
la tercera entrega que revive una trama apasionante y supera a su predecesora
en calidad de realización. Se podría decir que es un cierre
con broche de oro ya que hasta aquí llegan las novelas de Robert
Ludlum en las cual están inspiradas las cintas, sin embargo en
la Meca del Cine nunca se sabe y dado el éxito arrollador en
taquilla de las tres películas no dudamos que más de un
productor este interesado en una cuarta entrega. El tiempo lo dirá,
por ahora tenemos una trilogía que revive lo mejor del género
de espionaje en base a un ritmo trepidante del cual es difícil
escapar y que demuestra que se puede hacer buen cine comercial.
The Bourne Identity: Un buen comienzo
El
gran éxito internacional de ‘La Identidad de Bourne’
en el año 2002, permitió que la audiencia recordara al
personaje amnésico de Jason Bourne, inventado originalmente por
el novelista Robert Ludlum, en una trilogía de suspenso al estilo
de la plena guerra fría. Los creadores cambiaron el contexto
a la Europa posterior a la caída del Muro de Berlín, produciendo
con éxito una intrigante película que rescata el género
del espionaje con una figura de antihéroe a la medida del nuevo
milenio. La primera parte de esta saga, dirigida por Doug Liman, proponía
un entretenimiento serio, con desafíos mentales para el espectador,
acompañados de unas espectaculares secuencias de acción
con un estilo realista que les añadía originalidad.
La historia se basa en un asesino del gobierno que un día pierde
la memoria y sin tiempo para recuperarla es perseguido por los suyos,
quienes lo consideran una amenaza por todos los secretos que conoce
ignorando que persiguen a un amnésico que no tiene idea ni de
su nombre. Sin embargo, este desmemoriado si recuerda perfectamente
como convertirse en un arma letal, como escapar de las más difíciles
situaciones, desafiando completamente al sistema que lo ha entrenado
y que ahora no puede frenarlo.
Se trata de una buena trama de espías, con una dosis acelerada
de acción muy creíble, con un toque de los policiales
de los setenta. Hay ligada a la escapatoria constante del protagonista
una paralela historia de amor que se desarrolla entre persecuciones
espectaculares en auto por las calles europeas, con la siempre solvente
Franka Potente en el rol de Marie, quien acompañará a
Bourne en sus increíbles peripecias para no ser atrapado.
Sin duda, este personaje logró
calar fuertemente en la audiencia en la primera entrega, en base a la
conjugación de varios elementos que vivifican el género
como un guión inteligente, escenas de acción física
muy bien logradas, sin las típicas escenografías de este
tipo de films sino una acción cruda con un realismo generado
por la decisión de los encuadres, la velocidad rítmica
de la edición, la cámara en mano entre otros recursos
utilizados.
Un film sólido y verdaderamente entretenido, que los amantes
de la acción imparable combinada con una trama inteligente, quedaran
satisfechos.
The Bourne Supremacy: La entrada triunfal de Paul Greengrass
En
la Supremacía de Bourne, el trabajo de dirección recae
esta vez sobre Paul Greengrass, creador del impactante film Bloody Sunday,
que emula los sucesos del 30 de enero de 1972, en Irlanda del Norte,
cuando una marcha pacífica por los derechos civiles acabó
en un baño de sangre. Justamente con la intención de darle
a la cinta un aspecto naturalista, sin demasiados efectos especiales,
que lograra atrapar por su crudeza, fue convocado este director para
el proyecto.
El Film retoma la historia de Jason y Marie, quienes refugiados en la
India, viajan constantemente presos de la paranoia de ser encontrados.
Los sueños persecutorios de Jason parecen hacerse realidad cuando
un agente aparece en la tranquila villa donde habitan, para asesinarlos.
Repentinamente, nuestro protagonista se ve sumergido en el mundo del
que ha tratado de escapar en los últimos dos años, viéndose
obligado a confrontar su pasado y su verdadera identidad.
Matt Damon retoma el protagónico del film, interpretando a un
Jason solitario, circunspecto, seco , atormentado por las terribles
consecuencias de su anterior vida como asesino, pero obligado a usar
todas sus habilidades, ante la nueva persecución de que es víctima.
La interpretación de Damon es sobria y creíble, alejado
de los estereotipos de los invencibles héroes de acción,
dándole al personaje un aspecto más humano.
El trabajo de Greengrass en la dirección, resulta convincente
presentándonos un material con una edición rítmica
y fragmentada, el uso de la cámara en mano, golpes de Zoom, súbitos
reencuadres y la filmación de las escenas de persecución
en tiempo real, lo que produce mayor impacto en el espectador, acostumbrado
a las típicas escenas espectaculares de Hollywood, más
propias de los videojuegos que de la realidad. Completa el cuadro la
excelente fotografía en tonos grisáceos de Oliver Wood
y la música de John Powell.
Esta misión de Bourne
es más peligrosa; de hecho se trata de un viaje interior para
el personaje: Recorre toda Europa mientras trata de comprender sus acciones
pasadas y de redimirse. El director Greengrass concluye: 'En esta
nueva aventura Bourne acepta una serie de cosas sobre sí mismo;
sabe que es un asesino a sueldo y que ha hecho cosas malas. La película
describe cómo afronta esta información y cómo se
enfrenta a las consecuencias de sus actos. Respecto a su pasado tiene
básicamente dos opciones, la venganza o la expiación.
Comienza su viaje animado por un espíritu de venganza pero pronto
se da cuenta de que el único camino que le queda por delante
es el de expiar sus culpas. Es un dilema muy fuerte, que propicia una
búsqueda apasionante'.
En suma, esta película garantiza una buena dosis de entretenimiento,
con una trama sencilla pero sustentable, buenas actuaciones, impecable
realización muy en sintonía con el nuevo milenio, pero
rescatando lo mejor del género de espionaje de los últimos
tiempos.
The Bourne Ultimátum: Cierre con broche de Oro
FICHA
TÉCNICA DE THE BOURNE ULTIMATUM
+ Dirección: Paul
Greengrass.
+ País: USA.
+ Año: 2007.
+ Duración:
111 min.
+ Género: Acción:
drama, thriller.
+ Interpretación: Matt
Damon (Jason Bourne), Julia Stiles (Nicky Parsons), Joan Allen (Pamela
Landy), David Strathairn (Noah Vosen), Paddy Considine (Simon Ross),
Scott Glenn (Ezra Kramer), Edgar Ramírez (Paz), Albert Finney
(Dr. Albert Hirsch).
+ Guión: Tony Gilroy, Scott
Z. Burns y George Nolfi; basado en un argumento de Tony Gilroy; sobre
la novela de Robert Ludlum.
+ Producción: Frank Marshall,
Patrick Crowley y Paul L. Sandberg.
+ Música: John Powell.
+ Fotografía: Oliver
Wood.
+ Montaje: Christopher Rouse.
+ Diseño de producción: Peter
Wenham
+ Vestuario: Shay Cunliffe.
Se
trata de una película excitante, en la cual Greengrass despliega
su mejor talento para la acción creando un film vertiginoso,
que mantiene un ritmo implacable, que sin piedad no da respiro y absorbe
completamente la espectador en su trama. Me atrevería a decir
que es la mejor película de acción estrenada este año
y sin duda la mejor de la trilogía.
En esta oportunidad Jason Bourne se enfrenta a sus creadores quienes
se han empeñado en desparecer cualquier registro de la operación
Treadstone de la cual emergió Bourne. Este último es el
único eslabón que los implica en la operación y
debe ser eliminado. Todo se desencadena con el asesinato de un periodista
quien sigue el caso Bourne y que conoce información clave sobre
su identidad, lo que le develará a Jason un nuevo camino que
perseguir para tratar de finalmente encontrarse. Por supuesto para lograrlo
tendrá que usar todas sus habilidades para escapar tanto del
gobierno que lo persigue abiertamente como de los asesinos que lo hacen
secretamente.
Así como en Bourne Supremacy quedamos impactados con la persecución
en auto por las calle de Moscú en esta entrega, Greengrass nos
da una lección de cine con el juego del gato y el ratón
en la estación londinense de Waterloo, donde despliega un ritmo
narrativo impecable, tenso, una edición precisa y al servicio
de la historia para lograr una secuencia envidiable que nos remite al
mejor cine de espías de los años setenta.
Podemos afirmar que esta saga se ha convertido en un punto de referencia
del género, porque redefine en su estilo naturalista la verdadera
adrenalina que deben tener las escenas de acción. Sin embargo
se trata de un arma de doble filo, por un lado este estilo realista,
de edición perfecta y cambiante nos sumerge en un viaje de sobresaltos,
sin embargo por momentos cuesta entender y disfrutar de los detalles
de la acción dada la celeridad de la misma. Así mismo
extrañamos las escenas más intimistas que estaban presentes
en las cintas anteriores y que le restan humanidad a Bourne. Vale aclarar
que estos son meros detalles, ya que el film logra su cometido a la
perfección: es una inyección de adrenalina directo a las
venas, apoyado en un guión inteligente que desafía al
espectador y lo deja sediento por más. Bourne a diferencia de
James Bond no necesita mujeres hermosas ni autos deportivos, el es una
máquina de matar atormentado por el arrepentimiento que busca
a los culpables de su condición y su verdadera identidad, es
un personaje sincero, sin el maquillaje típico de los héroes
de acción lo que lo acerca mucho a la audiencia y que podría
ser donde radica su éxito y aceptación a nivel mundial.
Además de la excelente dirección de Paul Greengrass tenemos
que hacer mención obligada de su editor Christopher Rouse, cuyo
montaje es el corazón del film así como la resaltante
banda sonora de John Powell que acompaña a la perfección
esta danza trepidante.
En sus casi dos horas de metraje, la acción está al servicio
de lo que se cuenta y el tiempo pasa volando, lo que ratifica la calidad
de la cinta. Se trata sin duda de una trilogía que ha dejado
huella en la cinematografía de este milenio, como punto de referencia,
con tres películas vertiginosas de cuyo encanto es difícil
escapar.
Imperdibles!