Bienvenidos
una vez más al maravilloso mundo del comer, bueno, aquí
más bien es del buen comer, un placer donde hay que pararse para
darle rienda suelta a todos los sentidos y disfrutar de lo que los alimentos
nos deparan.
Muy
filosófico he vuelto desde mi retiro no?. Debéis perdonarme
pero mis pocas horas de sueño tras una jornada de lujuria gastronómica
no da para más. Deciros sólo, y en otras entregas os daré
como recetillas esas viandas, que pudimos disfrutar de unos manjares
tales como una ensalada de lombarda, escarola, pasas, nueces y manzana,
un pisto en su punto, una quiche de apio, roquefort y nueces, otra al
estilo provenzal, crepes, tortilla española, fondeé de
frutas y un sinfín de placeres que terminaron por congestionar,
a más de uno, su querido estómago.
Pero
dejémonos de narraciones del pasado, y pasemos rápidamente
a la recomendación de unos lugares dignos de ser visitados cuando
uno viaja a ciertas ciudades o pueblecitos. Esta vez nos adentraremos
en una ciudad muy proclive a los paseos y rodeada de mucha historia,
nos referimos a Toledo, una pequeña ciudad llena de rincones
que descubrir, rincones no sólo turísticos, sino también
gastronómicos, con tascas, barecillos o restaurantes que alertan
a nuestros sentidos cuando el hambre empieza a acechar nuestra mente.
Tras
una jornada dura por las cuestas de esta ciudad, visitando tantos momentos
como la judería, las iglesias, la plaza Zocodover y un largo
etc, deberíamos reponer fuerzas en torno a una cervecita fresquita
y unas tapas que aviven nuestro espíritu de seguir la visita
de tan maravillosa y agradecida ciudad. Una de estas tascas es el llamado
El Trébol, rinconcito situado en una recóndita callecilla
muy cerca de la famosa plaza de Zocodover. Aquí se puede disfrutar
tranquilamente de unas cañitas fresquitas que acaben con la sed
de nuestros paseos por la ciudad, junto a una lista variada de tapas,
a base de pulgas, ensaladas y pinchos que de seguro no os dejaran indiferentes.
Así podremos degustar unas deliciosas bombas del trébol
(bolas de puré de patata con carne picada y cebollita), pulgas
de roquefort con salmón, una tortilla de patatas rica, rica y
otras cosillas que dejo que las descubráis vosotros mismos.
Este
lugar, una tasquita pequeñita, pero encantadora, se pone muy
agradable cuando el buen tiempo comienza, pues es cuando disponen unas
mesitas fuera y donde las noches de verano o incluso de primavera se
puede disfrutar tranquilamente de un tapeo digno de ser mencionado.
Aparte
de este lugar que no deben dejar pasar, otras visitas recomendadas son
la plaza de Zocodover donde podréis beber una rica horchata para
saciar vuestra sed, o también alrededor de la catedral encontraréis
pastelerías que no podéis dejar de visitar, en especial
os recomiendo una muy cerquita de la catedral, pequeña panadería
donde se puede comprar unas magdalenas riquísimas, artesanales
y que pueden ser de chocolate, integrales, con azúcar, etc, así
como unos esponjosos bizcochos, fieles acompañantes de un buen
café.
Bueno
queridos golosos, creo que con estas directrices os podréis manejar
en una ciudad digna de ser descubierta cultural y gastronómicamente
hablando, y os animo a que encontréis otros lugares de los que
disfrutar.
A
continuación os daré una de las recetas que quiero que
os aventuréis a realizar. En este caso os voy a sorprender con
un plato de pasta de muy fácil elaboración y diferente,
debido al toque exótico del curry. El plato en cuestión
es:
FARFALLE CON CURRY Y MANZANA
Los ingredientes que necesitaremos, para 4 personas:
-
400 o 500 gramos de pasta en forma de lazos (Farfalle)
- 1 cebolla
- 1 manzana ácida
- 1 vaso de caldo vegetal
- 200 ml. de nata para cocinar
- Aceite
- Sal y curry, pimienta y nuez moscada
Elaboración:
Primero,
hacemos la pasta, en un cazo con abundante agua hirviendo, cuando ésta
hierva se echa la sal (pues si se echa antes el agua tardará
más tiempo en hervir) y reservar.
Cortamos
la cebolla en cuadrados pequeños y lo pochamos a fuego lento
con un poco de aceite y sal. Añadimos el curry, unas 2 o 3 cucharaditas,
según el gusto de cada uno, y más tarde la manzana previamente
pelada y cortada en láminas finas partidas por la mitad, y el
caldo vegetal (si no se dispone de caldo vegetal sustituir por un cubito
de caldo vegetal concentrado). Dejamos hacer a fuego lento un tiempo,
hasta que los sabores se liguen y la manzana se deshaga un poco.
Por
último añadimos la nata líquida y mezclamos bien,
probamos y rectificamos la sal si así fuera necesario. Una vez
colada la pasta, añadimos a ésta la salsa y lista para
degustar.
Bueno
queridos comensales, espero que esta receta sea de vuestro agrado, es
muy fácil de preparar y rápida, para que no tengais excusa
a la hora de sorprender a conocidos o quieran probar un plato de pasta
diferente.
Sólo
espero que os haya gustado, y os emplazo para una próxima ocasión.
No dudeis en preguntar cualquier duda sobre las recetas u otras cuestiones
y si está en mis manos las responderé gustosamente.
Un
saludo muy goloso per tutti. Ciao