Aquí
comienza el periplo por lugares gastronómicos dignos de mención
y que en mi modesta opinión deben ser visitados para el disfrute
de los paladares y estómagos más exigentes o simplemente
aventureros, porque como veremos en sucesivas entregas, los muy diversos
lugares por los que nos adentraremos, no sólo se encuadran por
la ciudad de Madrid y sus muy variopintas tascas, restaurantes o "templos"
para los más golosos, sino que, si la memoria nos lo permite,
nos adentraremos en los misterios que encierran algunos lugares gastronómicos
del resto de la geografía española, avanzando como posibles
destinos las maravillas de la comida murciana, las tascas de la ciudad
de Toledo, o las maravillosas heladerías y pastelerías
de mi añorada Roma.
Desde
mis modestosconocimientos, incluiré un sinfín de recetas,
que abarcarán todo tipo de especialidades (aunque mi debilidad
tenderá a orientarse hacia la repostería) que espero que
sean del gusto de los lectores. Serán cosas sencillas, pero a
la vez con un poco de tiempo y ganas,
se convertirán en deleite tanto para los que se aventuren a realizarlas
como para sus comensales. En algunas de mis intervenciones, adjuntaré
bibliografía (como buen historiador que soy) relativa a temas
gastronómicos y webs que puedan ser interesantes para los que
disfrutan con estos temas.
Para este primer número me centraré exclusivamente en
la receta y dejaré el descubrimiento de la primera tabernilla
(no se la pierdan, pues merece la pena) para el próximo número,
donde detallada y gustosamente les describiré las viandas que
allá se pueden degustar, así como su ambiente y ubicación.
Sin
más demora, para este caso, les ofreceré a mis hambrientos
lectores una: Tarta de cebolla caramelizada, con espinacas y queso azul,
un plato de muy fácil elaboración, tanto en el tiempo
empleado como en su esfuerzo.
Es una tarta salada, en que la mezcla del sabor dulce de la cebollita
caramelizada y el sabor fuerte del queso dan un gusto muy peculiar para
los paladares que disfrutan con la gastronomía.
Os
dicto a continuación los ingredientes que necesitareis para su
elaboración:
-
Una masa de hojaldre o de masa quebrada (libre elección,
aconsejo que lo probéis con ambas y luego decidáis la
que más os guste)
- 4 cebollas
- 200-250 gramos de espinacas congeladas
- 250 gramos de queso azul
- Azúcar
- Aceite
- Sal, pimienta y nuez moscada (opcional)
La
elaboración es sencilla. Se comienza extendiendo la masa (preferiblemente
comprada, por aquello de las prisas, aunque algún día
os podríais aventurar en hacerlas) en un molde bajo, el típico
para hacer tartas en forma estrellada, habiendo puesto un papel parafinado
de cocina para evitar que se pegue. Una vez extendida se perforará
la masa con un tenedor para que durante la cocción no se infle.
Perforada la masa, se coloca por toda ella garbanzos, alubias que sirvan
de peso y que no suba la masa durante esa cocción. Realizado
esto se mete al horno (previamente precalentado a unos 200º) hasta
que la masa esté casi hecha. Mientras tanto, se realizará
el relleno de esta tarta. Se corta la cebolla según el gusto
del cocinero/a, en láminas, en cuadraditos finos, como os guste
más. Se calienta un buen chorreón de aceite, y una vez
caliente se echa la cebolla para que se reblandezca, añadiéndole
la sal.
Con la cebolla pochándose, se puede cocer las espinacas en agua
hirviendo. Cuando estén en su punto, se cuela, quitándole
todo el agua y se rehogan en una sartén con un poco de sal y
nuez moscada (que le darán un toque diferente a las espinacas)
y se reserva.
Cuando
la cebolla esté casi pochada se le añade el azúcar
hasta que las cebollas se caramelicen y se pone en una fuente con papel
de cocina para que absorba todo el aceite que tiene y se reserva.
Hecho
todo ello, sacamos la masa de hojaldre o quebrada cuando esté
hecha y comenzamos a rellenarlo así: en el fondo se pone la cebolla
caramelizada, a continuación incorporamos las espinacas cubriendo
todo lo anterior y finalmente añadimos en migajas el queso azul,
metiendo la tarta otra vez en el horno, sólo por la parte de
arriba para que el queso se derrita y se dore. Se sacará del
horno cuando esto ocurra y estará lista para degustar.
Es
una tarta rápida y sencilla pero a su vez de gran presencia.
Una variante es añadir 3 huevos batidos y nata líquida
(como medio vaso) una vez rellenada la tarta que hará una tarta
más compacta, tipo quiche lorraine, que sale muy sabrosa y con
un toque diferente.