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Gastronomía
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La taberna "Casa Antonio" y una tarta de queso
Rodrigo López Pestaña
25/4/2004


Bienvenidos, una vez más, al maravilloso mundo de la gastronomía, hagamos un paréntesis en nuestros quehaceres cotidianos y prestemos atención a nuestro querido estómago, porque esto, estimados gastrónomos, no sólo nos abrirá el apetito, sino que dará rienda suelta a toda una serie de sensaciones, a las que tendremos que concederles las pertinentes y placenteras atenciones.

Sin más preámbulos, pasemos rápidamente a lo que ya os prometí en el anterior artículo del portal. En esa introducción, un servidor, les anunció que les intentaría descubrir diversos rincones donde puedan degustar buenas viandas y disfrutar de un ambiente peculiar, colorista o simplemente gastronómico. Lugares que seguramente, muchos de nuestros lectores, habrán tenido el gusto de visitar y disfrutar.

En nuestro viaje culinario, haremos una primera parada en la ciudad de Madrid. En esta gran urbe, seguramente os llevaré por diversos lugares, aunque se quedaran muchos rincones en el tintero, ya que este cuoco loco, como me llaman algunos, no ha visitado (todavía) todos los templos donde se pueda comer bien o simplemente ir de tapas tranquilamente. Así que, nuestra primera parada será Casa Antonio, un rincón interesante, un lugar muy recomendable no sólo por cuestiones gastronómicas, como veremos más adelante.

Esta casa de tapeo y comidas, se encuentra en un lugar privilegiado de Madrid, en pleno centro, muy cerca de la Plaza Mayor, hipocentro de las tabernas y restaurantes más típicos de esta ciudad. Concretamente, para el que se quiera acercar (seguro que será del agrado de vuestros paladares exigentes), se encuentra en la calle Latoneros, muy cerca del famoso Arco de Cuchilleros de la Plaza Mayor. Así que, una buena opción es darse un paseo por el Madrid de los Austrias, tanto para el que vive en la ciudad, como el que aún no la conoce, y cuando el gusanillo apriete, dirigirse a este lugar donde se puede reponer fuerzas con platos muy sencillos a la par de riquísimos.

Una vez llegados a Casa Antonio, lo primero que nos llamará la atención será su ubicación (privilegiada como ya hemos dicho) y que ha simple vista no parece gran cosa, pero en eso radica su encanto. Conserva el aspecto de las antiguas tabernas madrileñas, con un pequeño saloncito con mesas de madera y unos banquitos donde descansar para tomar unas deliciosas tapas acompañadas de una caña, tirada como mandan los cánones, o el vino del día. Aquí comienza nuestro festival de degustación: como no puede ser menos, el primer gusto que se activa es el de la vista, con la decoración del lugar y con la carta de platos o raciones que nos presentan. No se crean ustedes que la lista es infinita, donde elegir es todo un dilema, para mi tiene su justa medida, y en ella se puede saborear (y aquí viene lo bueno) unos arroces bien ricos, haciendo mención especial al arroz con cabrales, sin menospreciar el de boletus, unas croquetas caseras deliciosas, cecina con pimientos y un toque de aceite y pimienta recién molida, y otras viandas que seducen nuestro paladar. A mí, especialmente me gustan unos crostini de queso gorgonzola con tomates secados al sol, que los amantes del queso no deben dejar pasar la opción de degustar. También, a mediodía sirven un caldo que reconforta a cualquiera, en los días de frío madrileño.

Ya hemos hecho abrir el apetito a nuestros lectores, así que recomiendo la visita a este lugar entrañable, no sólo por sus tapas riquísimas, sino también por su ambiente, en el que los fines de semana y por las tardes se pone de bote en bote, lugar donde confluye todo tipo de gente y donde si uno es un buen observador podrá disfrutar de los personajes que la visitan.

Una vez que nuestros jugos gástricos empiezan a trabajar, sin descanso y con la esperanza de que lo que les voy a contar se ponga en práctica, les relataré para hoy, una deliciosa tarta de queso con cobertura de frambuesa.

Es una receta de muy, pero que muy, fácil elaboración. Seguramente, más de uno la habrá probado, y siempre quiso poder hacerla pero no supo cómo. Pues aquí la tenéis, una tarta al alcance de todos: barata, sencilla y deliciosa. Para empezar os dictaré los ingredientes:

   - Un paquete (rulo) de galletas María (se puede ser original y creativo e ir probando con distintos tipos de galletas, como las integrales o de sabores)
Mantequilla
   - 125 gr. de queso emmental (o más según el gusto de queso que quieras darle)
   - 3/4 litro de leche entera
   - 2 sobrecitos de polvos de cuajada (se venden en cajitas de 4 sobres como las de levadura Royal)
   - 4 cucharadas soperas de azúcar
   - Un paquete pequeño de nata líquida
   - Un bote de mermelada de frambuesa (puede ser también de fresa, arándanos, moras...)
   - 2 ó 3 hojas de gelatina transparente o del color de la mermelada

Ahora comienza lo bueno, su elaboración, iremos por partes, desde la base hasta la cobertura. Primeramente, haremos la base de la tarta machacando las galletas hasta desmigajarlas todas y que cubran un molde circular o rectangular, eso sí, tienen que ser de los que tienen altura o que llevan un cinturón que se puede quitar. Una vez machacadas se unen con la mantequilla blandita, o como se dice en el argot culinario a punto de pomada, es decir, que se puedan unir bien las migas con la mantequilla hasta formar un base firme y que se endurecerá en la nevera hasta el siguiente aviso.

Hecha la base, pasaremos a elaborar el relleno, tiene dos partes de muy fácilelaboración. Primero ponemos la leche a fuego lento (para que no se queme) en una cazuela honda. Mientras en un cuenco ponemos la nata líquida, los polvos de cuajada royal y las cuatro cucharadas de azúcar, y lo mezclamos hasta que todo esté bien ligado. Volviendo a la leche del fuego, cuando vaya a hervir se añade elqueso emmental rallado, removiendo bien hasta que se deshaga, y hecho esto se añade la mezcla del cuenco. Se mueve y mezcla todo muy bien, para que no queden grumos, y se deja reposar un poco. Cuando esté templado, se saca la base de la nevera y sobre ella se vierte la mezcla de la leche con el resto de ingredientes, y se vuelve a meter en la nevera hasta que el relleno se haya endurecido.

Cuando esto ocurra, podremos elaborar el final de nuestra tarta, una cobertura de frambuesa, que se realizará de la siguiente manera: en un cazo se echan las hojas de gelatina con unas gotas de agua y se pone a fuego mínimo, removiendo hasta que se deshagan, rápidamente se mezcla con la mermelada, removiendo bien para que todo quede perfectamente unido.

Esta mezcla, se vierte sobre la tarta ya endurecida y se vuelve a meter en la nevera hasta que la cobertura también se compacte. Una vez fría y endurecida estará lista para degustar... buen provecho mis queridos cocineros.

Espero que les sea provechoso, os animo a que os aventuréis que seguro que tendréis éxito, y por favor ser creativos y originales y darle a la imaginación para sorprender a vosotros mismos y a los demás.

Para nuestro próximo encuentro intentaré organizaros una comida divertida y original. Hasta pronto.