La
ciencia de las soluciones imaginarias [Nota
1]
1.- Alfred Jarry precursor del Dadaísmo.
Alfred
Jarry precursor del Dadaísmo, del Surrealismo y del Absurdo, recién
llegado a París desde Laval, la ciudad que le viera nacer el 8 de septiembre
1873, se convirtió en un habitué de los cenáculos
frecuentados por los poetas simbolistas.
Alumno de Henri Bergson en la Sorbona, el aún incipiente dramaturgo era
ya un hombre extremadamente cultivado, cuyos versos y artículos eran ya
colaboraciones habituales en la 'Revue Blanche', llegando el mismo a ser el fundador
de 'L'imagier'. Consigue el aplauso del gran París en 1896 con Ubu rey,
comedia satírica en la que se entremezclan referencias a 'Macbeth' con
los excesos de un monarca tan tirano con nobles y plebeyos como cobarde en la
guerra.
Contra todo pronóstico, el éxito que conoce 'Ubu rey' en el París
del final de la belle époque es tal que Jarry escribe una segunda parte
con el título de 'Ubu encadenado' (1900). La gloria literaria corre a la
par de la autodestrucción a la que el dramaturgo parece condenado irremediablemente.
Alternando realidad y ficción en sus delirios de borracho, escribe 'El
amor absoluto' (1899), 'Mesalina' (1901) y la curiosa novela 'El supermacho',
definida en su edición española como 'una muestra de los juegos
a los que la teoría y la práctica del amor pueden entregarse teniendo
por rival a las máquinas, a la velocidad, a todas las fantasías
de los avances científicos de comienzos del siglo XX'. Para la crítica,
tan singular obra vino a ser un curioso ejemplo de 'futurismo grotesco'.
El teatro del siglo XX comienza a avizorar sus nuevas posibilidades -anticipando
a Beckett- en la noche del 10 de diciembre de 1896 con el estreno de Ubu rey,
Jarry no sólo renovó la escritura dramática, sino también
los conceptos de la puesta en escena, pasando por el vestuario, el maquillaje,
y -fundamentalmente- la actitud del actor.
Alfred Jarry, de quien André Bretón diría años más
tarde que 'aniquilo como principio la diferencia entre arte y vida', montaba en
bicicleta y pescaba, era diestro en el uso de la espada y llevaba casi siempre
dos pistolas descargadas con las que disparaba simbólicamente contra todo
pseudo-artista o impostor intelectual que se cruzaba en su camino. Pese a todo,
fue fulminado a quemarropa por sus propias pulsiones autodestructivas. Jarry muere
alcoholizado en 1907, no llegando a ver la publicación de 'Gestas y opiniones
del doctor Faustroll, patafísico'. A raíz de su lectura, sus muchos
admiradores querrán poner en marcha una ciencia llamada 'patafísica',
dedicada al estudio de las soluciones imaginarias y las leyes que regulan las
excepciones.
2.- El Collége
de Pataphysique.
Alfred Jarry inventa así la Patafísica, 'ciencia de las soluciones
imaginarias que otorga simbólicamente a las delineaciones de los cuerpos
las propiedades de los objetos descritas por su virtualidad', en su obra Gestos
y opiniones del Dr. Faustroll, patafísico. [Nota
2]
A partir de esta obra fundacional el colegio de Patafísica se define como
una 'sociedad docta e inútil dedicada al estudio de las soluciones imaginarias'.
La
Patafísica sobrevivió a Jarry, creándose el 11 de mayo de
1948 como contrapunto irónico al prestigioso Collége de France,
el Collége de Pataphysique. Este Collége ha contado con ilustres
socios, entre los que se cuentan Raymond Queneau, Jacques Prevert, Max Ernst,
Eugene Ionesco, Joan Miró, Boris Vian, Marcel Duchamp, Jean Dubuffet, René
Clair, entre otros. Aquí Boris Vian, Jacques Prévert y su gata Labyronette
acogieron las fiestas mayores del Colegio y más precisamente todas las
que celebraban al Barón Mollet.
El Colegio de Patafísica decretó un periodo de ocultación,
pero según parece el 20 de Abril del 2000 celebraron la Desocultación.
Anunciaban una exposición de 'Agujeros, Nadas y Espejismos' pero al parecer
nadie la encontró.
3.-
La Patafísica como ciencia de las soluciones imaginarias.
La
Patafísica es la ciencia que se añade a la Metafísica, bien
sea en sí misma, bien sea fuera de sí misma, y se extiende más
allá de esta, tan lejos como ésta se encuentra de la física.
Un epifenómeno es lo que se añade a un fenómeno. Al ser con
frecuencia el epifenómeno un accidente, la Patafísica será
sobre todo la ciencia de lo particular, por más que se afirme que sólo
hay una ciencia de lo general. La Patafísica es la ciencia de las soluciones
imaginarias que atribuye simbólicamente a los lineamientos las propiedades
de los objetos descritos por su virtualidad.
La
Patafísica estudia las leyes que rigen las excepciones y explica el universo
complementario o, menos ambiciosamente, describe el universo que podemos ver y
que tal vez debemos ver en lugar del tradicional. Las leyes del universo tradicional
que creímos descubrir, al ser también correlaciones de excepción,
aunque más frecuentes, en todo caso de hechos accidentales, que se reducen
a excepciones poco excepcionales, no tienen siquiera el atractivo de la singularidad.
La idea central de la Patafísica es la consideración de las leyes
generales de la física como un conjunto de excepciones no excepcionales,
y, en consecuencia, sin ningún interés. En suma, la regla es una
excepción a la excepción. Este es el centro de la "dialéctica"
patafísica. Y sólo la excepción es lo que hace avanzar a
la ciencia. Para ello baste con recordar los principios de Fleming, de Pasteur
o de cualquiera de esos ilustres científicos para constatar que todo verdadero
descubrimiento acontece por azar. En este punto es imposible no notar las similitudes
con lo que 30 años más tarde Popper [Nota
3] enunciaría como el Principio de falsación o de refutabilidad.
4.-
Deleuze: Jarry como antecedente de Heidegger
Ahora bien, es Deleuze quien ubica a Jarry como un antecedente temprano y fundamental,
un precursor desconocido, de Heidegger. La Patafísica (epi meta ta phusika),
según señala Deleuze,[Nota
4] tiene precisa y explícitamente como objeto el gran giro,
la superación de la metafísica, la vuelta atrás más
allá o más acá, 'la ciencia de lo que se sobreañade
a la metafísica, sea en sí misma, sea fuera de ella, extendiéndose
tanto más lejos de ésta como ésta de la física'.[Nota
5] Hasta el punto de que cabe considerar la obra de Heidegger como
un desarrollo de la patafísica conforme a los principios de Sófrates
el armenio, y de su primer discípulo, Alfred Jarry. Las grandes similitudes,
memoriales o historiales, conciernen al ser del fenómeno, la técnica
y el tratamiento de la lengua.
En primer lugar, la patafísica como superación de la metafísica
es inseparable de una fenomenología, es decir de un nuevo significado y
de una nueva comprensión del fenómeno. Se trata de una similitud
alucinante entre ambos autores. El fenómeno ya no puede ser definido como
una apariencia; pero tampoco se definirá, como en la fenomenología
de Husserl, como una aparición. La aparición remite a una conciencia
a la que se le aparece, y asimismo puede existir bajo una forma distinta de aquella
que hace aparecer. El fenómeno por el contrario es lo que se muestra a
sí mismo en sí mismo.[Nota
6]
El
'siendo' puede incluso parecer una degradación del ser, y la vida,
del pensamiento, pero, más aún, se dirá que 'el siendo' corta
el paso al ser, lo mata y lo destruye, o que la vida mata al pensamiento. La metafísica
cabe toda ella en el retraimiento del ser o el olvido, porque confunde el ser
con el siendo. La técnica como dominio efectivo del siendo es la heredera
de la metafísica: la termina, la realiza. La acción y la vida han
matado el pensamiento.
Diríase, en ambos autores, que la técnica es la sede de un combate
en el que ya se pierde el ser en el olvido, en el retraimiento, o se produce lo
contrario y se muestra y se devela. No basta en efecto con oponer el ser y su
olvido, el ser y su retraimiento, puesto que lo que define la pérdida del
ser es más bien el olvido del olvido, el retraimiento del retraimiento,
mientras que el retraimiento y el olvido constituyen el modo en que se muestra
o puede mostrarse. La esencia de la técnica no es técnica, y 'encierra
la posibilidad de que lo que salva surja en nuestro horizonte'.[Nota
7]
En Jarry, cabe precisar, esta apertura de lo posible también tiene necesidad
de la ciencia tecnicizada. Y si Heidegger define la técnica por la ascensión
de un 'fondo' que borra el objeto en beneficio de una posibilidad de ser, Jarry
por su cuenta considera la ciencia y la técnica como la revelación
de unos trazados que corresponden a las potencialidades o virtualidades de un
objeto: la bicicleta, por ejemplo, constituye precisamente un excelente modelo,
en tanto que constituido por 'vástagos rígidos articulados y volantes
impulsados por un rápido movimiento de rotación'.[Nota
8] En este sentido la patafísica comporta ya una gran teoría
de las máquinas, y supera las virtualidades del siendo hacia la posibilidad
de ser.
La ciencia en efecto trata el tiempo como variable independiente: por eso las
máquinas son esencialmente máquinas de explorar el tiempo, 'tempo-móviles'
más que locomóviles. La ciencia bajo ese carácter técnico
hace primero posible un vuelco patafísico del tiempo.
Jarry tal vez recuerde a su profesor Bergson cuando recupera el tema de la Duración,
a la que define primero por una inmovilidad en la sucesión temporal (conservación
del pasado), luego como una exploración del futuro o una apertura del porvenir:
'La Duración es la transformación de una sucesión en reversión,
es decir: el devenir de una memoria.' Se trata de una profunda reconciliación
de la Máquina y la Duración.[Nota
9]
En ese paso de la ciencia al arte, en esa reversión de la ciencia en arte,
Heidegger recupera tal vez un problema familiar de finales del siglo XIX, idea
que ya encontramos en Jarry, particularmente en su tesis sobre la anarquía:
en el hacer-desaparecer, en la consideración estética del crimen,
al modo como es propuesto por De Quincey [Nota
10] a quien Jarry admira profundamente.
Nota 1: Escrito con ocasión del Simposio sobre
Pataphysica celebrado en la Facultad de Bellas Artes de Madrid en octubre de 2004
(29 de haha de 8479) / y publicado en Zona Moebius año 3, nov. 2005 como
'Alfred Jarry: patafísica, virtualidad y heterodoxia'/. Simposio
que recogió la participación de la Sociedad de Neopataphysica de
Madrid, eme=M, arte ácaro (Mad/Gi/Bs. aires), el Otro Ilustre Colegio de
Pataphysica (Uburriana y Valencia), Ecrevisse (Zaragoza), Pepitas de Calabaza
(La Rioja) y Oscar Dedos Agujereados (Palencia). El Simposio logró reunir
a fracciones importantes que se relacionan a la pataphysica, colectivos que aún
sin aclamar la oficialidad de su dedicación ni su exclusividad no dejan
de tener relevancia imaginaria.
Nota
2: 'Gestes et Opinions Du Docteur Faustroll, Pataphysique', acabado en
1898 y publicado 4 años después de la muerte de Alfred Jarry, en
1911.
Nota 3: POPPER,
Karl, La lógica de la Investigación Científica, Ed.
Tecnos, Madrid, 1982.
La tesis central de Karl POPPER es el refutacionismo,
una postura mediante la cual este pensador busca establecer una demarcación
entre lo que es ciencia y lo que no lo es: son científicos aquellos enunciados
que pueden ser refutados. Contraponiendo al intento de confirmar las propias teorías
el intento de refutarlas, deduce su teoría que lo que define el carácter
científico de una teoría es su contrastabilidad, y lo que define
a ésta es la refutabilidad, y que una teoría es científica
y significativa sólo si es en principio incompatible con algunos fenómenos
observables. La falsabilidad de una hipótesis implica más que un
cambio terminológico frente a la verificabilidad inductivista: implica
que toda conjetura se mantiene siempre en conjetura, aunque esté corroborada,
pues no puede ser necesariamente falsada ni necesariamente corroborada. La fundamentación
de la refutabilidad como criterio lleva al desarrollo de una nueva concepción
de ciencia y de teoría científica.
Nota 4: DELEUZE, Gilles, Crítica y clínica,
Traducido por Thomas Kauf, Editorial Anagrama, Barcelona, 1996, pp. 128-139. Título
original: 'Critique et clinique', Les Éditions de Minuit, París,
1993
Nota 5: JARRY,
Alfred, Faustroll, II, 8, Pléiade II, pág. 668 (Hechos y dichos
del Dr. Faustroll. Patafísico, Mandrágora, 1975).
Nota 6: HEIDEGGER, Martin, Ser y Tiempo, FCE,
1993, párrafo 7 ('La ontología sólo es posible como fenomenología',
pero Heidegger reivindica en mayor medida a los griegos que Husserl).
Nota 7: HEIDEGGER, Martin, Questions
IV, 'Tiempo y ser', Gallimard: 'sin miramiento por la metafísica', ni siquiera
'intención de superarla'.
Nota 8: 'La Pasión considerada como una carrera en cuesta', La chandelle
verte, (Pléiade II, págs. 420-422) (La Candela Verde, Felmar, 1977).
Nota 9: La construction
'pratique', que expone el conjunto de la teoría del tiempo de Jarry: se
trata de un texto oscuro y muy hermoso, que debe relacionarse tanto con Bergson
como con Heidegger.
Nota 10:
Thomas De Quincey (Manchester, Reino Unido, 1785-Edimburgo, 1859) Escritor, ensayista
y crítico británico. Poseedor de un humor cáustico, importante
gracias sobre todo a su corrosiva obra Del asesinato considerado como una de
las bellas artes (1829).