AIXA DE LA CRUZ
Cuando fuimos los mejores
Almuzara
México, 2007
144 pp.
Aquel ruso nómada entre siglos, Mijail Bajtin (1895-1975), estudioso
de Dostoievski y del marxismo, en su análisis histórico
de la novela -que en castellano puede consultarse en Problemas literarios
y estéticos y en Teoría y estética de
la novela-, propone una clasificación de la novela de formación,
‘según el principio de estructuración de la imagen
del héroe’. Así, hace referencia a cuatro tipos
de novela: la novela de vagabundeo, la novela de puesta a prueba o peripecia,
la novela biográfica y la novela de educación o formación.
La novela de educación, conocida también como Erzihungsroman
o Bildungsroman, surge propiamente en Alemania en la segunda
mitad del siglo XVIII, es decir, casi unos días después
del nacimiento formal de la novela.
No existe claridad entre los estudiosos y menos aún entre los
críticos respecto de las características de este tipo
de narración; según algunos, debe convocar todo el proceso
de formación del héroe o protagonista, principalmente
en un elemento, ya sea el cultural, físico, moral, psicológico
o social. Según otros, podría limitarse tan sólo
al proceso de desarrollo, a un periodo de su vida que lo marcó
y devino en un cambio fundamental, lo cual hace suponer que la mayoría
de las novelas de formación ocurre en la adolescencia o primera
juventud.
En ese sentido, Mijail Bajtin ubica un concepto bastante controvertido
por singular y que sigue dando qué pensar a teóricos y
lectores, se trata del famoso cronotopo literario-artístico,
donde según Bajtin tiene lugar una fusión de los indicios
espaciales y temporales en un todo consciente y concreto. El tiempo
aquí se resume, se concentra y se muestra artísticamente
visible; el espacio, en cambio, se intensifica, se asocia al movimiento
del tiempo, del argumento, de la historia. Al interior de la academia
todavía se debate el término y el parentesco con las teorías
físicas de Einstein.
Siguiendo
los pasos de Bajtin, Cuando fuimos los mejores de Aixa de la
Cruz (Almuzara 2007) es un claro ejemplo de la novela de formación
y legitima la teoría de cronotopo literario-artístico.
Y no sólo porque la novela trata de una adolescente bilbaína
que se debate entre el conocimiento del mundo, de la mano de una familia
por disfuncional estable y de una especie de cómplice-mejor amiga,
sino también por las relaciones espacio-temporales en las que
se desarrolla la narración, la oportuna distancia del narrador
en los cambios de puntos de vista y la formal introducción de
juicios morales disimulados entre escenas cortas y directas. No hay
reminiscencias narrativas, ni los personajes sucumben ante grandes metáforas,
ni mucho menos esconden grandes secretos. Al contrario, un realismo
que somete, sin ironías ni falsas tribulaciones, a sus personajes.
El viaje al limbo de Kattalin incluye lo esperado: sexo, drogas, alcohol,
sangre, meditaciones existenciales, amistad, vida de familia y sobre
todo un vaivén entre incertidumbre y certezas. A veces ese conflicto,
digamos, de madurez, no constituye verdaderamente una trama en la que
intervengan mayores derroteros a los tópicos acostumbrados sobre
la juventud. Ahí la novela acusa su peor semblante: hacer una
apología épica de la adolescencia sin dotar a sus personajes
de un cambio psicológico fundamental, por momentos ese realismo
casi documental ahoga la precisa línea narrativa que se ha fijado.
Por lo demás, no falta lo pintoresco, que le da consistencia
a la narración y en general a la atmósfera de su protagonista-héroe.
Unas tías enloquecidas, la abuela que no para de leer y se ausenta
del mundo, la madre depresiva, los dos hermanos ángeles-demonios,
y la vida escolar-sexual, violenta y descarnada, ambigua por incomprensible,
excitante también por enigmática, pero sin lamentaciones,
ni siquiera en lo momentos en que Kattalin parece sufrir, hay un sentimiento
de compasión, quizá ahí el mayor acierto del personaje.
Algo hay que mencionar para no confundir al posible lector: no estamos
frente a otra tediosa versión del realismo sucio proveniente
del beat bukowskiano que a tantos jóvenes aspirantes
a escritores ha seducido. Tampoco es un retrato social del Bilbao juvenil,
aunque seguramente la mirada de la novela se aproxima, en su conjunto,
a ese ambiente crispante del País Vasco. En suma, Cuando
fuimos los mejores representa una apuesta más por la conformación
de un género novelesco moderno, que puede llamarse novela de
formación, y que tendrá en los jóvenes contemporáneos
de la autora su principal prueba de fuego.
A veces obviamos la edad de la novela, quizá por desconocimiento,
pero el género novelesco es bastante reciente en comparación
con los géneros históricos, el drama, la lírica,
el relato corto y la fábula. Digamos que la novela también
es adolescente. Tiene todavía que acomodarse en el mundo, continuar
su expansión y experimentación para construir tradiciones,
y por lo tanto, validar o desafiar teorías. En lengua castellana,
y aún más, en la novela española contemporánea,
la novela corta tiene una salud de tan estable monótona, sólo
pequeños sobresaltos de energía de vez en cuando. Quizá
por la influencia de la novela latinoamericana y del lenguaje cinematográfico
se puede ser optimista y apostar por un cambio de ánimo. En suma,
apariciones de novelas como Cuando fuimos los mejores deben
celebrarse en virtud de ese primer esfuerzo.
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Para
saber más
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DATOS DEL AUTOR:
Enrique Olmos de Ita (Llanos de Apan, Hidalgo,
México. 1984).- Dramaturgo, narrador y crítico de teatro
en Milenio diario. Está publicado en varias antologías
de dramaturgia y cuento contemporáneo, entre ellos los trabajos
No ganarás (Tierra Adentro-Centro Cultural Helénico),
Últimas simientes (Universidad Nacional Autónoma
de México) Un curso de milagros (Cd-Rom–Dramaturgos
mexicanos) Ciudad catorce (Ficticia) Huelga de bebés
y Exaudi quaesmus Dómine (Fonca) y Perla triste
(Letras pachuqueñas), además del libro La voz oval
(Fondo Editorial Tierra Adentro), que contiene seis piezas teatrales.
Becario FOECAH 2004, beneficiario de PACMYC 2006, becario FONCA Jóvenes
Creadores 2005-2006, becario por la Fundación Antonio Gala para
jóvenes creadores, en España 2006-2007, y del Consejo
de las Artes y de las Letras de Québec-FONCA 2007, en Montreal.