Teresa Dovalpage,
¡Por culpa de Candela!,
Floricanto Press,
Mountain View, 2008,
139 pp.
Cuba. Un país en perenne ebullición. Guerra tras guerra
para defender su Independencia, ya contra España, ya contra Estados
Unidos. El Imperio, diría el Barbudo. Ese Imperio tan anhelado
por muchos de los cubanos, sobre todo tras el Periodo Especial, donde
los balseritos huían de su patria, dadas las enormes carencias
que en ella sufrían.
Teresa Dovalpage (La Habana, 1966), en su primer libro de cuentos, ¡Por
culpa de Candela!, aborda, jocosa y exenta de piedad, la agridulce
cubanía, sobre todo aquella que se vale de artimañas picarescas
para emigrar, o al menos, sobrevivir en la Isla.
En el relato que da nombre al libro, un par de amigas radicadas en Estados
Unidos, preocupadas por Odalys, quien aún permanece allí,
se convierten en timadoras para así ahorrar y traérsela,
para lo cual solicitan ayuda del novio de la protagonista, Scott, arreglando
un matrimonio que le permita a la chica obtener la Green Card norteamericana.
Sin embargo, algo se les escapa de las manos…
En ‘¿Corruptora de menores, yo?’, se satiriza
la doble moral estadounidense, que condena el aparente estupro de una
anciana jacarandosa con su nietastro, tras el arribo ilegal de la dama
a territorio yanqui.
‘Cubanoteca’ trata de María Caridad, una joven zapoteca
adoptada por un matrimonio cubano radicado en Estados Unidos, lo cual
le crea un conflicto de identidad, que la lleva a buscar a su madre
a Morelia, sin prever los ultrajes migratorios que sufrirá en
Tijuana, ya de regreso.
Dovalpage parodia el género denominado chica lit (hoy en boga)
en ‘Literatura femenina’, donde tres amigas se
reúnen en un café para desahogarse de las cubanadas
propias y ajenas: la del Zángano, pareja de la protagonista,
y la de Yalexia, tan similar al mantenido.
‘Si
a tu ventana llega una paloma’ narra a tres voces una tragedia
suscitada entre Pedro Luis, un comuñángara renegado, una
cándida habanera a quien dejó preñada y la niñita
que ambos procrearon, ansiosa por conocerlo. Ésta convence a
su madre para viajar desde Miami e ir a buscarlo.
‘Visa poética para Chihuahua’ refiere la ilusión
de la poeta Yadira Martínez por conocer dicho estado del norte
mexicano; ilusión que se topará con la burocracia infame.
Erny -personaje de Posesas de la Habana, segunda novela de
Dovalpage- en ‘Vainilla y mantecado: reflexiones heréticas
ante una foto de Lezama’, escribe una carta al rotundo autor
de Paradiso, con quien se identifica por ser homosexual, aunque reconoce
carecer del talento de éste, que tanto le haría falta
para ganar un concurso literario barcelonés.
Acaso uno de los mejores relatos sea ‘Con Elena en la corte’,
donde Dovalpage homenajea a la extinta escritora mexicana Elena Garro,
cuya obra estudia una juarense radicada en Albuquerque, acusada de asesinar
a Fernando, el Cuban, macho briago y golpeador.
‘De cómo el espíritu de mi tía-tatarabuela
se fue de Nueva York’, posee tintes de realismo mágico.
Una familia compuesta por una madre sojuzgada (Doña Lolita),
un padre con ínfulas de Napoleón (Pedro, Señor
Padre), una chiquilla que vuela en sueños (Ángeles) y
su hermana (Caridad María), amante de un mulato caballerizo,
que huyen de Cuba a fines del siglo XIX para establecerse en Nueva York,
a causa de la Guerra de Independencia.
‘Del primer objeto de su lujuria’ plantea el precoz
despertar sexual de Teófilo, ante la complicidad de su abuelo,
el lúbrico Pipón.
‘La tarde del primer día’ nos trae nuevamente
a Teófilo e introduce a Maricari (protagonistas de Muerte
de un murciano en la Habana), infantes víctimas del bullying
desde su ingreso a la primaria, donde pagan la novatada en medio de
su consagración como pioneros.
‘Adiós, San Anastasio’ revela las desesperadas
tentativas de Maricari y familia para dejar su cuchitril y mudarse a
otro vecindario, donde quizá lo único bueno sea tener
lejos a Pipón.
‘El tiempo hacia atrás’, resulta conmovedor.
Dos secundarianas, Katiuska y Ana Masiel, deberán separarse por
la inminente partida de la última, que habrá de convertirse
en marielita, no sin antes ser humillada por sus condiscípulos,
coaccionados para ello. Katiuska, pese a sentirse traicionada, tendrá
un gesto de lealtad hacia su socia.
El volumen cierra con ‘La virgen se llama Juana’,
donde tres ancianas esperpénticas dan posada a un joven extranjero,
quien pretende robarlas, sin imaginar su futuro infausto.
La agridulce cubanía en ¡Por culpa de Candela!
, más allá del guaguancó, la cachondez irremediable
y la ubicua Revolución –ya tan desgastada tras 50 años
de haber irrumpido- sería, según la autora: ‘la
soledad disfrazada tras la risotada burlona’.
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DATOS DE LA AUTORA:
Elena Méndez (Culiacán, Sinaloa,
México, 1981).- Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas
por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Narradora. Redactora
de www.homines.com Subdirectora de www.revistaespiral.org Ha participado
en los talleres literarios de los escritores mexicanos María
Baranda, David Toscana, Cristina Rivera Garza, Andrés de Luna,
Federico Campbell, Anamari Gomís y Antonio Deltoro. Textos suyos
han sido publicados en España, Chile, México, Estados
Unidos, Brasil y Colombia.