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Dejaré esta calle
Javier Munguía
18/07/2007


ANTONIO RAMOS
Dejaré esta calle
EFondo Editorial Tierra Adentro no. 320
114 pp.
México, 2006

Paso por una racha un tanto escasa de lecturas. Más bien de lecturas que me entusiasmen o que pueda concluir, al menos. Por ello, ha sido una sorpresa doblemente agradable dar con este libro de cuentos de Antonio Ramos, Dejaré esta calle.

Ayer, charlando con un amigo sobre esta colección, me decía él que le gustaron varios de los relatos que la componen, pero que no le parecen novedosos. Lo dijo como un reproche. A mí, por el contrario, que los cuentos no necesiten de grandes artificios para ser buenos me parece un mérito.

Ciertamente, los cuentos que componen este libro son de factura sencilla, sin mayores pretensiones que contar de manera amena y legible las historias que les tocan. Pero esas historias nos conmueven y rozan algunas de nuestras fibras profundas. ¿Se les puede pedir más?

Uno de las mayores virtudes de Ramos como narrador es la gran significación de la que dota a cada uno de los elementos expuestos en sus cuentos –esto suena muy sencillo, pero no lo es tanto-. Se agradece no abrume al lector con elementos superfluos y se ocupe de lo importante de veras, de lo que conforme los cuentos avanzan regala la conmoción. Un puñado de personajes y unas cuantas anécdotas le bastan para mostrarse como un narrador con intuición y eficacia.

Que de un libro con nueve cuentos a uno le gusten mucho cinco no es poca cosa. Y que dos le parezcan extraordinarios, pues es más de lo que uno podría pedir.

Me ha gustado ‘Un Mil Máscaras’, la historia triste de un impostor. También ‘Barda alta’, sobre un grupo de amigos a los que el tiempo les ha arrebatado quizá demasiadas cosas. ‘Más que nada en el mundo’ cuenta la historia de un amor adolescente hecho de fantasía y evasión.

Los cuentos asombrosos y quizá perfectos son ‘Salón de belleza’ y mi favorito, ‘Ceulemans’. El primero narra la historia de una peluquera que encuentra fuerzas, a lo largo del relato, para rebelarse contra el mundo que la condena a jugar determinado rol, contra su propia vida hasta ese momento. El segundo cuenta la historia de dos amigos que tienen la ilusión de conseguir un balón firmado un gran futbolista para regalarlo al papá de uno de ellos. Debo decir que no muchas veces me ha dolido tanto la pérdida de una ilusión como ahora que he leído este cuento.

Estos relatos de los que hablo, excepto ‘Más que nada en el mundo’, tienen el rasgo común de narrar historias en las que la ilusión juvenil, la candidez, el creer que el mundo es de cierta amable manera, se estrellan contra la miseria cotidiana, contra la degradación que el paso de los años nos va sumando.

El exceptuado sigue un movimiento inverso, quizá porque es protagonizado por un adolescente: la cruda realidad es maquillada por la imaginación y el deseo del muchacho.

Con este su segundo libro de cuentos, ganador de un concurso y publicado el año pasado, el joven escritor Antonio Ramos demuestra que es un narrador muy interesante y que vale la pena seguir su trabajo.

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Para saber más


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DATOS DEL AUTOR:


Javier Munguía (Hermosillo, Sonora, México, 1983).- Escribe actualmente cuentos de nostalgia y ruptura para Modales de mi piel, su tercer libro. También batalla con su novela Hambre, que espera tener el valor de continuar y concluir. Ha publicado los libros de cuentos Gentario (2006) y Mascarada (2007). Quiere ser un buen escritor.