ANTONIO RAMOS
Dejaré esta calle
EFondo Editorial Tierra Adentro no. 320
114 pp.
México, 2006
Paso
por una racha un tanto escasa de lecturas. Más bien de lecturas
que me entusiasmen o que pueda concluir, al menos. Por ello, ha sido
una sorpresa doblemente agradable dar con este libro de cuentos de Antonio
Ramos, Dejaré esta calle.
Ayer, charlando con un amigo sobre esta colección, me decía
él que le gustaron varios de los relatos que la componen, pero
que no le parecen novedosos. Lo dijo como un reproche. A mí,
por el contrario, que los cuentos no necesiten de grandes artificios
para ser buenos me parece un mérito.
Ciertamente, los cuentos que componen este libro son de factura sencilla,
sin mayores pretensiones que contar de manera amena y legible las historias
que les tocan. Pero esas historias nos conmueven y rozan algunas de
nuestras fibras profundas. ¿Se les puede pedir más?
Uno de las mayores virtudes de Ramos como narrador es la gran significación
de la que dota a cada uno de los elementos expuestos en sus cuentos
–esto suena muy sencillo, pero no lo es tanto-. Se agradece no
abrume al lector con elementos superfluos y se ocupe de lo importante
de veras, de lo que conforme los cuentos avanzan regala la conmoción.
Un puñado de personajes y unas cuantas anécdotas le bastan
para mostrarse como un narrador con intuición y eficacia.
Que de un libro con nueve cuentos a uno le gusten mucho cinco no es
poca cosa. Y que dos le parezcan extraordinarios, pues es más
de lo que uno podría pedir.
Me
ha gustado ‘Un Mil Máscaras’, la historia triste
de un impostor. También ‘Barda alta’, sobre un grupo
de amigos a los que el tiempo les ha arrebatado quizá demasiadas
cosas. ‘Más que nada en el mundo’ cuenta la historia
de un amor adolescente hecho de fantasía y evasión.
Los cuentos asombrosos y quizá perfectos son ‘Salón
de belleza’ y mi favorito, ‘Ceulemans’. El primero
narra la historia de una peluquera que encuentra fuerzas, a lo largo
del relato, para rebelarse contra el mundo que la condena a jugar determinado
rol, contra su propia vida hasta ese momento. El segundo cuenta la historia
de dos amigos que tienen la ilusión de conseguir un balón
firmado un gran futbolista para regalarlo al papá de uno de ellos.
Debo decir que no muchas veces me ha dolido tanto la pérdida
de una ilusión como ahora que he leído este cuento.
Estos
relatos de los que hablo, excepto ‘Más que nada en el mundo’,
tienen el rasgo común de narrar historias en las que la ilusión
juvenil, la candidez, el creer que el mundo es de cierta amable manera,
se estrellan contra la miseria cotidiana, contra la degradación
que el paso de los años nos va sumando.
El exceptuado sigue un movimiento inverso, quizá porque es protagonizado
por un adolescente: la cruda realidad es maquillada por la imaginación
y el deseo del muchacho.
Con este su segundo libro de cuentos, ganador de un concurso y publicado
el año pasado, el joven escritor Antonio Ramos demuestra que
es un narrador muy interesante y que vale la pena seguir su trabajo.
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Para
saber más
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DATOS DEL AUTOR:
Javier Munguía (Hermosillo, Sonora, México, 1983).- Escribe
actualmente cuentos de nostalgia y ruptura para Modales de mi piel,
su tercer libro. También batalla con su novela Hambre, que espera
tener el valor de continuar y concluir. Ha publicado los libros de cuentos
Gentario (2006) y Mascarada (2007). Quiere ser un buen escritor.