Claudia Apablaza,
Diario de las especies,
Serie: Contemporáneos,
Editorial Jus,
México, 2008,
160 pp.
Estamos en la época de las novelas híbridas; de las novelas
que se niegan a sí mismas, como Diario de las especies,
de Claudia Apablaza (Rancagua, 1978), editada en México por Jus
y en Chile por Lanzallamas.
Novela híbrida por reunir en ella características propias
del ensayo. Por basarse en los recursos del ciberespacio: específicamente,
la creación de un blog, titulado, asimismo, Diario de las
especies.
Dicho blog se constituye como un todo ubicuo y anónimo, pese
a estar firmado por A.A. (Aurora Augé, heterónimo de Apablaza),
aspirante a escritora de origen chileno, avecindada en Barcelona, quien
asegura: ‘No creo en las fronteras (p. 13)’.
Resulta paradójico el hecho de que, si bien la red ha sido creada
para comunicar a la humanidad, al mismo tiempo la aísla cada
vez más. Así, la soledad de A.A. no deja de ser conmovedora:
Especie de Bartleby recluida en una biblioteca que a su vez se halla
dentro de otra, Barcelona, La Gran Biblioteca, como refiere
que le llamaba su padre.
A.A. esboza, entonces, su poética sobre la novela, basándose
en escritores que admira: Vila-Matas, Duras, Bolaño, Fresán…
De este último rescata su planteamiento de la escritura de la
novela como elección de una biografía, leitmotiv
que permeará a lo largo del texto.
Niega
teorías que da por superadas, como las del iceberg y
la del knock-out, de Hemingway y Cortázar, respectivamente.
Su mudanza a la Biblioteca parodia la idea woolfiana del cuarto
propio.
La protagonista lleva otro blog, de manera paralela: mujerdegoma,
compendio de relatos porno. Dichos blogs desatan enorme polémica
entre sus lectores, algunos de ellos también dedicados a la literatura,
como personaje frustrado, quien comparte con A.A. el reiterado rechazo
editorial a sus obras.
La permanente reflexión y búsqueda de la protagonista
se entrelaza con el relato de su infancia, cuando era la niña
de los sapos, exenta de tales preocupaciones.
Siempre está presente la idea del abandono. A.A., cual Bartleby,
es consecuente con su afán de negación; desiste de sus
intenciones creativas: ‘Ser persona es dejar de ser libro, de
ser cita. Dejar de escribir. Yo nunca quise ser escritora. Yo no sé
lo que es la literatura. Menos estar leyendo todo el día sumergida
en una biblioteca’ (p. 141).
En esta primera novela, Claudia Apablaza realiza un lúcido ejercicio
sobre el rehusarse a la vocación para volver a lo humano. O,
por qué no, a la condición animal. De ahí lo revelador,
aunque enigmático, del título: Diario de las especies.
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DATOS DE LA AUTORA:
Elena Méndez (Culiacán, Sinaloa,
México, 1981).- Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas
por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Narradora. Redactora
de www.homines.com Subdirectora de www.revistaespiral.org Ha participado
en los talleres literarios de los escritores mexicanos María
Baranda, David Toscana, Cristina Rivera Garza, Andrés de Luna,
Federico Campbell, Anamari Gomís y Antonio Deltoro. Textos suyos
han sido publicados en España, Chile, México, Estados
Unidos, Brasil y Colombia.