Para
empezar...
Élmer
Mendoza. Una presencia amable, cálida, tan cotidiano que ni te
imaginas todo lo que ha logrado (es miembro del Sistema Nacional de
Creadores desde el año 2000; publicó una obra cuyo solo
título causó revuelo: ‘Un asesino solitario’
(Tusquets Editores), la cual tiene como pretexto el magnicidio de Luis
Donaldo Colosio; ha obtenido el reconocimiento de la prensa nacional
e internacional; ha sido considerado como un maestro por el escritor
español Arturo Pérez-Reverte (miembro de la Real Academia
Española), quien le agradeció le haya enseñado
el habla culichi e incluso declaró: ‘leí sus novelas
como libros de texto’. Asimismo, el español confesó
que la influencia del sinaloense lo inspiró para escribir su
polémica novela ‘La reina del sur’ [Nota
1], cuya temática gira alrededor del narcotráfico,
tópico esencial en la narrativa elmeriana.
Mendoza
obtuvo el Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares en
el 2002 y resultó finalista del Dashiel Hammett (premio otorgado
por la Asociación Internacional de Escritores Policiacos durante
la Semana Negra de Gijón, España, a los creadores de novela
negra. Los ganadores fueron el argentino Raúl Argemí con
‘Penúltimo nombre de guerra’ y el mexicano Rafael
Ramírez Heredia con ‘La Mara’).
Élmer
Mendoza: tan singular que, sin remedio, atrae las miradas de quienes
lo rodean: altísimo 1.83 m., piel morena, cabello rizado, barbas
entrecanas, mirada dulce, sonrisa cautivadora; unas manos fuertes, tan
fuertes, quizá, como su interior.
Élmer Mendoza ha escrito otras novelas, además de la ya
citada: ‘El amante de Janis Joplin’ (2002), ‘Efecto
Tequila’ (Tusquets, 2004) y ‘Cóbraselo caro’
(Tusquets, 2005); cuentarios: ‘Mucho que reconocer’ (B.
Costa-Amic Editor, 1978), ‘Quiero contar las huellas de una tarde
en la arena’ (Cuchillo de Palo, 1984), ‘Cuentos para militantes
conversos’ (Universidad Autónoma de Sinaloa, 1987), ‘Trancapalanca’
(Departamento de Investigación y Fomento de Cultura Regional,
1989) ‘El amor es un perro sin dueño’ (Cuadernos
de Malinalco, 1992); crónicas: ‘Cada respiro que tomas’
(DIFOCUR, 1992) y ‘Buenos muchachos’ (Cronopia Editorial,
1995). Por otro lado, es un incansable promotor cultural tanto desde
las aulas (es maestro en la Escuela de Filosofía y Letras de
la UAS; asimismo, ha coordinado talleres literarios dentro y fuera del
estado) como desde las revistas Luvina (Universidad de Guadalajara),
TEXTOS (SUNTUAS Académicos), Revista de la Universidad (UAS)
y Literal, de DIFOCUR, sitio donde lo entrevisto.
Llego a DIFOCUR. Subo las escaleras, llego a la planta alta. Pregunto
por el Departamento de Publicaciones a una señora intendente,
que amablemente me da las señas. Me dirijo al lugar indicado;
escucho la voz pausada y reconfortante de Élmer Mendoza, quien
dialoga con María Paredes (su joven secretaria) y una amiga.
Los saludo. Obsequio a María un chocolate, tras comentarle que
el maestro nos ha hablado de ella. El maestro sostiene en sus manos
una taza de café, me dice: ¿ya estamos listos? sí,
respondo. Su amiga le entrega en un papelito un correo electrónico.
Élmer se despide de ellas y, con su sencillez habitual, me conduce
al lugar donde será realizada la entrevista: su despacho. Mientras
efectúo algunas preguntas que no fueron registradas, observo
el ambiente que nos rodea. Es un cuarto pequeño, pintado en color
almendra. Hay en el suelo cartones repletos de ejemplares de Literal
y, a la derecha, pegado a la pared, un estante lleno de libros, documentos,
revistas... el escritorio se encuentra en un estado similar. Detrás
del maestro, un cuadro de naturaleza muerta (de los llamados arte-objeto),
obra del artista sinaloense Salcido, quien radica fuera del estado.
Al lado izquierdo, un pequeño cuadro representa unos hongos bastante
coloridos.
Vestido
con una camisa blanca estampada a cuadros, pantalón de vestir
azul marino y zapatos de piel, y sentado en una enorme silla giratoria
café, me indica que ya puede empezar la entrevista. Le entrego
unas galletas Pancrema (requisitos, según Élmer, para
que sepan ricas: que estén enteras y secas. Ah, y una coca
helada: ésta se la prometo para la próxima entrevista).
-
Me gustaría plantearle una interrogante utilizada por Breton
en sus encuestas literarias: ‘¿Por qué escribe usted?’
Mmm...¡Ah,
Dios! Siempre uno con las respuestas más sencillas son las que
no sabe responder, porque las respuestas son igual de sencillas: Porque
me gusta mucho, porque he descubierto que escribiendo me siento muy
bien.... y yendo un poquito más profundo, sería como la
forma en que yo siento que soy útil a la humanidad, y yendo un
poquito más allá, es la manera en que yo espero demostrar
que valió la pena que naciera y que estudiara y que viviera todos
estos años escribiendo cosas para la gente.
- ¿Podría decirse que la literatura es para usted una
manera o un aliciente para vivir?
Sí, y a estas alturas vivo pensando en lo que estoy haciendo
y en lo que tengo que hacer en los próximos años... estoy
en un momento creativo en que... pienso que ha sido una buena decisión
dedicarme a escribir, y entonces... quiero escribir, tengo prácticamente
planeada mi vida por los treinta y tantos años que me quedan
(ahorita tiene 53), y toda la planeación de mi vida, y toda la
planeación de mi vida futura es en relación con lo que
voy a escribir.
-
¿En qué proyectos está trabajando actualmente?
Ahora
trabajo en un proyecto que se llama ‘La cicatriz en la oreja’
[Nota 2] y es una
novela de espionaje... debo llevar un... 45% de trabajo realizado.
-
¿Qué tantas veces reelabora un texto?
Muchas....-dice
casi en un susurro-. Muchas, muchas... pienso que escribo como un pintor
de brocha gorda... escribo una versión y luego la reviso y resulta
otra y luego la reviso y resulta otra... así, ad infinitum,
hasta que llega un momento en que no puedo ver nada ni sacar nada, entonces
es cuando pienso que he concluido un proyecto, y entonces tengo un par
de lectores y les mando el original, espero un tiempo; un día,
uno de ellos... nunca llaman a la vez, llaman y nos reunimos a desayunar
y entonces allí ‘me leen la cartilla’ y entonces
sobre lo que ha resultado vuelvo a trabajar; para esto han pasado meses,
y entonces salgo de la historia, no la traigo en la cabeza metida y
puedo hacer una corrección posterior.
-
¿Quiénes son sus dos lectores, si se puede saber? [Nota
3]
Ah,
no, no se puede...
-
Una vez lo escuché decir que le interesa la cultura de la violencia.
¿A qué cree que se deba esto?
Mmm....
Es algo que no me explico muy bien... le he dado una explicación
antropológica: yo he crecido en un medio muy violento, me ha
tocado vivir en zonas violentas, en mi colonia [Nota
4] siempre hubo pandillas, en la universidad hubo el ’68,
el ’71, la violencia del ghetto, la violencia represiva del gobierno,
de los medios; entonces, creo que eso me ha marcado... he llegado incluso
a pensar que soy un sobreviviente, mi mejor amigo murió (hace
dos días, me tocó escucharlo hablar del asunto. Como él
mismo dice, la herida con el tiempo se hace cada vez más grande...)...
entonces eso es una marca, y entonces escribir sobre violencia es manejar
esa seducción de los personajes que siempre están en el
filo de la navaja y que muchas veces tienen que vivir una vida sin mayores
objetivos, que no tiene mayor esperanza... yo los veo... ¡los
veo! (se estremece) todos los días yendo a sus trabajos, hartos
de la vida... dispuestos a romperle la cara al primero que les levante
la voz, los mire mal, y digo: Bueno, ¿qué tanto tienen
razón, o qué tanto rebelarse ante un destino manifiesto
del cual no han podido escapar? Y eso puede venir también por
donde yo vengo, vengo de una familia que no tiene mayores recursos,
entonces cuando pienso lo que hubiese ocurrido conmigo si yo no hubiese
sido tan terco y si no hubiese sabido aprovechar las oportunidades que
se me presentaron me da escalofrío, pensar ¿dónde
estaría ahora: trabajando, en una banda, o preso, o sembrando
la tierra?
(Llega
María. Le da un recado. El maestro responde y, luego, prosigue.)
Entonces, yo que he tenido, que tengo la vocación de escribir,
estoy partiendo de ese tema que tiene que ver demasiado con el medio
en que yo he visto (sic), y a eso agrégale que ni para bien ni
para mal (sic) vivimos en una ciudad vinculada históricamente
con el narco; entonces, ahí aparece: las vendettas, los corridos,
las bandas, las balaceras de los ’70, una cosa terrible; estoy
impactado por esa situación; yo creo que... debo cambiar, no
debo estar escribiendo siempre lo mismo... mi novela de espionaje implica
violencia, pero es otro tipo de violencia, el personaje tiene recuerdos
porque es un espía, un culichi, y entonces ha sido creado en
el medio también, tiene disposición para ciertas cosas...
Ahora
que el Estado ha declarado que la literatura del narcotráfico
no es un reflejo fiel a lo que es la vida en Sinaloa, sobre todo con
la aparición de la novela de Arturo Pérez-Reverte, yo
creo que ellos no tienen razón, porque en la prensa sigo viendo
lo mismo, el narcotráfico sigue porque el narcotráfico
es un negocio, y es un negocio donde hay muchísima gente y que
hay mucho dinero, de tal suerte que eso no nos lo van a quitar: es un
asunto de seguridad nacional el narcotráfico. ¿Por qué?
Porque, ¿cómo van a impedir la entrada de tanto dinero?
Es el único dinero que entra al país, pero claro, ellos
no quieren que nosotros lo toquemos, porque piensan que los lectores
no saben en qué país vivimos...
Sí...
Entonces,
eso es lo que seguramente me ha llevado por ahí. Pero bueno,
un día pienso escribir una novela de anticipación y también
pienso escribir una novela fantástica.
- Ahorita que mencionó usted a su colega Arturo Pérez-Reverte,
¿qué se siente haber sido considerado como un maestro
por parte de él, además de figurar en ‘La reina
del sur’ como un personaje?
Ah...
pues siento lo mismo cuando tú me das un abrazo y me dices: ¡Maestro!,
así... se siente bonito... Arturo es el escritor más famoso,
yo creo, de mi generación, es el escritor que más gana,
él vende muchos libros, es un referente; en España hay
tres escritores muy respetados: uno de ellos es Arturo Pérez
Reverte; a veces dicen que es un best-seller para ofenderlo, pero es
un best-seller muy sui géneris, porque es un hombre que se lleva
mucho tiempo haciendo sus novelas , que hace una investigación
muy seria [Nota 5],
y tiene la fortuna de que a los españoles les gustan mucho sus
libros; es muy español, es un hombre con una concepción
de lo que es su pueblo sin ser nacionalista: muy profundo, respetuoso,
entonces yo creo que es como al revés: yo le agradezco la dedicatoria
o la aparición de personaje, y sé que hay, no sé,
50, 000 escritores en el mundo que darían un brazo por eso (se
ríe)... es curioso, pero del contexto que podría ser el
halago –que sí me halaga-, lo tomo así, muy suavecito.
(Un
empleado del departamento abre la puerta y le avisa: ‘Jefe,
le hablan por teléfono, de México...’ Élmer
acude al llamado. Es de CONACULTA: hablan para solicitarle una entrevista.
El señor se avergüenza por haber interrumpido la conversación.
‘No hay problema’, le aseguro. La llamada dura, a lo sumo,
cinco o diez minutos. Élmer regresa pronto, dispuesto a continuar
la charla.)
-
Desearía saber cuál es su perspectiva sobre la calidad
de la literatura sinaloense que se produce hoy en día.
Mmm...
(se ríe) ¿Quiénes hacen la literatura sinaloense?
Un día estábamos reunidos César López Cuadras
(autor de ‘Macho Profundo’, ‘La novela inconclusa
de Bernardino Casablanca’, ‘La primera vez que vi a Kim
Novak’ y ‘Cástulo Bojórquez’), Juan
José Rodríguez (autor de ‘Con sabor a limonero’,
‘El gran invento del siglo XX’, ‘Mi nombre es Casablanca’,
‘Asesinato en la lavandería china’, ‘El náufrago
del Mar Amarillo’ y ganador del Premio Nacional de Literatura
Gilberto Owen con el cuentario –aún inédito- ‘Los
nombres de María’) y yo, en Guadalajara en la Feria (Internacional
del Libro) el año pasado (2001), entonces íbamos en el
carro de César a algún sitio; de pronto en una esquina
estábamos a punto de chocar y dice César: ‘Bueno,
este tipo, ¿qué no se da cuenta?, si nos hace algo puede
acabar con el 75% de la literatura sinaloense’.... el otro 25%
creo que era Dámaso Murúa (autor de ‘El Guilo Mentiras’
y ‘Las mujeres primero’).
Creo
que hay gente que está haciendo un esfuerzo y está dando
lo que puede dar, y por otro lado, los poetas... podríamos hablar
de Francisco Alcaraz (coautor de ‘Los límites acordados’
y ganador del Premio de Poesía Elías Nandino 2002 con
el poemario ‘La musa enferma’), Mario Bojórquez (autor
de ‘Penélope revisitada’, ‘Diván de
Mouraria’ y ‘Pájaros sueltos’), (Gilberto)
Cabanillas (autor de ‘Piedra marina’ y ‘Plegaria para
el vuelo’), que están empujando fuerte; la literatura hecha
acá está tomando otro rostro, son escritores más
comprometidos con la literatura... siento que hay un proceso muy interesante
que no se sabe qué pueda ocurrir... yo en lo particular tengo
mucha esperanza porque estoy muy cerca de esto... tengo montado un curso
de narradores, y entre lo que es Culiacán [Nota
6], Mazatlán
y los Mochis tengo 54 alumnos. Estos 52 alumnos son la criba de un poco
más de 200. Estos 52 alumnos están trabajando en un proyecto
de verdad. Es decir: no es un escritor ‘de ocurrencia’ el
que estamos formando, sino un escritor profesional; no de que se me
ocurrió que ‘tengo diez años escribiendo cuentos
y voy a juntar un libro con los que sirven’. La decisión
puede ser un libro de cuentos, la decisión puede ser una novela
y hacerla (enfatiza esta última palabra). Hay gente de todas
las edades, religiones, con distintos intereses en la temática,
pero con la misma avidez por aprender las técnicas, y el curso
se trata de eso, del aprendizaje de técnicas de escritura, y
entonces creo que de ahí tienen que surgir varias sorpresas,
obras de muy buen nivel, que tienen que dar ese rostro diferente de
la literatura en Sinaloa; yo estoy gratamente sorprendido, me siento
muy bien, es un verdadero privilegio trabajar con estas personas tan
esforzadas, tan comprometidas, y aparte tan bien ubicadas... ya no son
señoras que no tienen que hacer y que de pronto se van ahí
para no estar en casa; son gentes que se van a convertir en escritores
o en escritoras... ahora falta que los lectores nos lean, porque podemos
producir los libros, pero si no nos leen, no va a tener chiste.
-
¿Qué características percibe como constantes en
la literatura sinaloense actual?
Mmm
(reflexiona un poco)... creo que el lenguaje, hay confianza en nuestro
lenguaje popular; una tendencia a una misma temática: que hay
bastantes personas interesadas en la violencia de que hemos hablado;
una liquidación de los temas regionales y hay proyectos de -por
ejemplo- literatura para niños, literatura de ciencia ficción,
literatura esotérica, y esto a la par, claro, con la vertiente
sobre violencia... hay también una intención de recuperación
teórica de personajes que nacieron y actuaron en Sinaloa , eso
también me parece muy interesante y debe resultar algo distinto.
Ya veremos, ¿no?
- Bueno, esas preguntas fueron respecto a su labor de escritor. Ahora
le quiero preguntar sobre su labor como promotor cultural.
Usted colabora en la revista Literal, tanto en lo creativo como en lo
directivo. ¿Cómo surgió la idea de crearla?
¿La
revista? Bueno, una revista es un medio que informa de lo inmediato,
de lo que está ocurriendo en ese momento en el quehacer literario,
particularmente. Es decir, los libros tardan tres, cuatro años.
Una revista tiene esa posibilidad de ser testimonial, entonces el objetivo
principal es ése: poder dar cuenta de qué está
escribiendo la gente, y poder mantener abierto ese territorio de promoción
de nuestra propia literatura y de nuestros propios escritores que DIFOCUR
tiene abierto desde hace muchos años. Ése sería
el objetivo principal.
-
¿Se ha enfrentado, tanto el equipo como la institución,
a alguna dificultad para poder sostenerla?
Siempre
tenemos problemas de recursos, pero la revista ha logrado sortear, tenemos
cada vez más personas que colaboran con nosotros, la revista
ya es conocida en otros países, hay testimonios muy halagadores
de las personas que la han leído: Estados Unidos, España,
Francia, de que la revista les ha agradado, el material, el diseño...
un medio que está cumpliendo su función, vaya.
-
¿Qué criterios se siguen para elegir los temas de los
cuales se hablará en ella?
Criterios
literarios, que los textos estén bien escritos, que sean modernos.
Significa que no aceptaríamos una prosa ripiosa. Que sea una
prosa vivaz. Y en cuanto a los poemas –que eso siempre es muy
complicado-, un poema que tenga, aparte de la estructura, el ritmo...
que diga algo, que diga algo...
Los
ensayos generalmente son por pedidos, entonces si estamos nos reunimos
a veces a hacer alguna pequeña sugerencia: un detalle que tiene
que ver con... no es censura-aclara-, sino algún aspecto profesional
que nosotros pensamos que el autor puede reforzar y lo comentamos, ¿no?
Antes de eso, yo creo que en Literal es muy importante la opinión
de Maritza López (coordinadora de la misma). Maritza López
es el alma, es la que nos reúne, la que nos consigue materiales,
la que nos da opinión, nos induce al trabajo, dirige la mesa
de discusión. De pronto la veo ahí, donde tú estás
sentada, ‘Oye, este texto...’
Maritza
López es incansable, y bueno, nosotros siempre que hablamos del
proyecto Literal siempre decimos que es un proyecto donde está
Maritza López (quien es egresada de la EFyL, me comenta. Me interesa
el dato. Le pregunto: ¿Hace cuánto? Son... diez años...
me informa).
-
La última pregunta en cuanto a promoción cultural: ¿Cuál
es el concepto-según sus propias palabras- que pueda definir
a Literal?
Es
el cuarto pelo del gato.
-
Ahora le voy a preguntar respecto a su persona... maestro, ésta
es ‘la última y nos vamos’.
Ajá...
-
Le preguntaré su definición acerca de unos cuantos conceptos.
Usted deberá contestarme lo primero que se le venga a la mente.
¿Y
cómo se llama esa técnica? [Nota
7]
-
Juan Ramos lo llamó ‘cuestionario lúdico’
y se lo aplicó a la escultora Rossy Robles.
Amor:
Nalgas
Libertad: Led Zeppelin
Muerte: Neruda
Amistad: Mi mujer
Literatura: Saramago
Sinaloa: Beach
La mujer: Cama
Vida: La mujer
Violencia: Muerte
Erotismo: Silueta
Bueno,
maestro, muchísimas gracias, le agradezco su tiempo, su paciencia....
(me río).
Ya sabes...
Luego nos vemos...
¡Claro que sí! ... Muchas gracias por las galletas...
¡Ah! (de nuevo, risas por parte mía).
Le
doy un abrazo como prueba, más de agradecimiento, de amistad.
Le doy un abrazo más, para luego seguir mi destino.
En suma, estos son los múltiples hombres que hay en Élmer
Mendoza: el escritor, el promotor cultural y el ser humano: un bato
bien machín de la Col Pop.
(Entrevista realizada el 3 de octubre del 2002, en Culiacán,
Sinaloa.)
Nota
1: La reina del sur, de la autoría de Pérez-Reverte,
fue lanzada mundialmente aquí en Culiacán, Sinaloa, en
septiembre del 2002, con una ‘charla entre amigos’: el autor,
Mendoza, Julio Bernal (promotor cultural sinaloense) y César
‘Batman’ Güemes (periodista); a ellos tres dedica el
libro y los convierte en personajes del mismo.
Nota 2: Terminaría
llamándose Efecto Tequila.
Nota 3: Podría
asegurar que son Elizabeth Moreno y Álvaro Rendón, maestros
de la EFyL.
Nota 4: Colonia Popular,
donde residió durante mucho tiempo (referida en sus obras como
Col Pop).
Nota 5: Para escribir
La reina... estuvo viviendo 6 meses en Culiacán, para conocer
el modo de vida sinaloense.
Nota 6: Sus alumnos
del taller de narrativa en esta ciudad conformaron, en el 2004, La Narrativa
que viene Élmer Mendoza. A.C., cuyo objetivo es promover la literatura
en el estado.
Nota 7: Asociación
libre se le llama a esta técnica en Sicología.
__________________________
DATOS DE LA AUTORA:
Elena Méndez (Culiacán, Sinaloa, México, 1981).-
Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad
Autónoma de Sinaloa. Ha participado en los talleres literarios
de los escritores mexicanos María Baranda, David Toscana y Cristina
Rivera Garza. Escribe cuento. Ha publicado parte de su material en la
revista TEXTOS, de su Universidad (no. 14, abril/julio 2004) y La Pluma
del Ganso (no. 42, marzo/mayo 2006) y en las páginas literarias
www.aviondepapel.com
, www.letras.s5.com
y www.homines.com.