José Emilio Pacheco,
Los días que no se nombran. Antología personal/1958-2010,
Col. Biblioteca Era,
Ediciones Era/El Colegio Nacional/UNAM,
México, 2014,
440 pp.
José Emilio Pacheco gozó en vida de ser profeta en su
tierra y en otras tierras. Cinco años antes de su muerte recibió
los dos máximos galardones literarios en lengua española:
el Reina Sofía y el Cervantes.
De manera póstuma, se publica Los días que no se nombran
(Ediciones Era/El Colegio Nacional/UNAM, 2014), donde se reúnen
350 textos, pertenecientes a trece títulos, escritos a lo largo
de 52 años.
El volumen contó con la colaboración de Jorge Fernández
Granados, quien también hizo un esclarecedor prólogo,
bastante útil para los legos, ya que en él revela las
claves que conforman la lírica de Pacheco. Por citar algunas:
su lúcido pesimismo, la ironía, la alegoría, la
fábula, la despersonificación.
Hombre de gran memoria, obsesionado con el tiempo, Pacheco realiza un
‘drama en géneros’, a decir del prologuista, por
la habilidad con que entrelaza distintos géneros literarios en
su obra, sin sonar jamás rebuscado o pretencioso.
Y es que sólo ambicionaba ‘el testimonio del momento inasible/las
palabras que dicta su fluir el tiempo en vuelo’ (p.74).
Pacheco llora las ruinas de su ciudad amada, ora Tenochtitlan, ora capital
de la Nueva España, ora simplemente México, devastada
por la codicia o por la furia telúrica.
Cito una estrofa del monumental poema ‘III’, donde la nostalgia
se confunde con la rabia: ‘La ciudad en estos años cambió
tanto que ya no es mi ciudad, su resonancia/de bóvedas en ecos./
Y sus pasos ya nunca volverán.’ (p.25).
Hay un continuo reflexionar sobre el oficio poético, así
como una postura antisolemne sobre sus protocolos.
Para Pacheco, ‘La poesía tiene una sola realidad: el sufrimiento’
(p.45). Y así, en ‘Contra los recitales’, explica
por qué descree de los mismos: ‘Si leo mis poemas en público/le
quito su único sentido a la poesía/hacer que mis palabras
sean tu voz,/por un instante al menos’ (p.75).
Pacheco depuró tanto su poesía que fue capaz de hacer
textos de una o dos líneas: es el caso de ‘Sor Juana’
y ‘Alabanza’. Cito ambos: El primero dice: ‘Es la
llama trémula/en la noche de piedra del Virreinato’ (p.88).
Imagen que resume la esencia de la Décima Musa. Y el segundo:
‘En silencio la rosa habla de ti’ p.228), donde se infiere,
por el título, que va dedicado a una persona amada.
El autor se sirve de la naturaleza para alegorizar la existencia humana.
En ello, su poesía recuerda a la de Eduardo Lizalde. Cito un
fragmento de ‘Filozoofía’: ‘El halcón
sólo sabe dar muerte. Debe su orgullo al sentirse del lado del
poder, entre los vencedores. Seguro de cómo funciona el mundo
y de quiénes ganan las guerras, el halcón me observa,
me desprecia y alza el vuelo’ (p.346).
Otra alegoría destacable es ‘Circo de noche’, donde
una serie de personajes esperpénticos encarnan lo más
abyecto, aquello que pretende ocultarse y al mismo tiempo es objeto
de morbo. Cito: ‘Todas las dinastías imperiales/tienen
fieros palacios, hondas prisiones/para aquellos que son de nuestra especie’
(p.250); ‘Mírense en el espejo: llevan muy dentro/lo mismo
que en nosotros se hace visible.// Ustedes son para nosotros fenómenos./
Ustedes son los monstruos de los monstruos’ (p.253).
Pacheco retoma pasajes bíblicos, como los de Caín y del
rey David y la Sunamita, respectivamente. En este último poema,
hace hablar al legendario monarca, decrépito e inmerso en la
melancolía: ‘Se han olvidado mis salmos/y mi salterio está
cubierto de polvo.// Es mejor que te vayas, Abisag./ Déjame a
solas con la muerte’ (p.208).
Coexiste, aquí, lo efímero y lo indeleble: ‘Mañana/ya
no habrá rosas/pero en la memoria/continuará su incendio’
(p.190).
Pacheco temía el olvido que llega con la muerte: ‘Un día
que ya figura en el calendario/alguien también cancelará
mi nombre’ (p.289). Mas todo lo contrario ha ocurrido: en nuestra
memoria florecen sus palabras ardientes.
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DATOS DE LA AUTORA:
Elena Méndez (Culiacán, Sinaloa,
México, 1981).- Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas
por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Narradora. Redactora
de www.homines.com Subdirectora de www.revistaespiral.org Ha participado
en los talleres literarios de los escritores mexicanos María
Baranda, David Toscana, Cristina Rivera Garza, Andrés de Luna,
Federico Campbell, Anamari Gomís y Antonio Deltoro. Textos suyos
han sido publicados en España, Chile, México, Estados
Unidos, Brasil y Colombia.