Claudia Apablaza
nació en Rancagua, Chile, en 1978. Reside en Barcelona, España.
Es Licenciada en Psicología. Hizo estudios de Magíster
en Teoría Literaria por la Universidad de Chile y de Escritura
Creativa en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y en el
Ateneo Barcelonés. Actualmente cursa el doctorado en Literatura
Comparada por la UAB y es profesora del Laboratorio de Escritura
[Nota 1] en Barcelona.
De
2005 a 2006 se desempeñó como encargada de Prensa y Relaciones
Públicas en Lom Ediciones. Ha colaborado en las revistas
Bilis, Los Noveles, Lanzallamas, La Siega, Letralia, Plagio, Letras.s5.com,
Literaturas.com, Sobrelibros, Homines y Espiral, entre
otras.
Relatos suyos han aparecido en las
antologías Que el libro sea la llave (Asterión,
2004); Mi nombre en el Google y otros cuentos (Alfaguara),
Lenguas: Dieciocho jóvenes cuentistas chilenos (J.C.
Sáez Editor)-ambas publicadas en 2005-; Pozo (Lanzallamas,
2006); Bitácora perdida del Teniente Bello (2007); y
EL ARCA: Bestiario & Ficciones de 31 cuentistas hispanoamericanos
(publicada simultáneamente en Chile y Perú por Sangría
Editora y La Buena Vida, respectivamente; 2008).
En el 2006 el Ministerio de Cultura
de Chile le otorgó una beca para cursar estudios de posgrado
en el extranjero.
Ha publicado el libro de cuentos Autoformato
(Lom Ediciones, 2006). Este año publicará en Lima el libro
Desmontaje, escrito en coautoría con Salvador Luis [Nota
2]. Tiene inédita una novela, Diario de las especies.
Desde enero del presente año
funge como Editora de www.dadoroto.com.
Entre sus temáticas se encuentran la literatura, el Internet,
el erotismo, la soledad, los trastornos psicológicos y la muerte.
Suele recurrir al fraseo corto, la ironía, las discordancias
temporales, la metalepsis, la intertextualidad, la parodia.
Conocí
a Claudia Apablaza por internet hace algunos meses, cuando me escribió
para pedirme información sobre narradores mexicanos jóvenes,
debido a que preparaba un Álbum de Cuentistas Hispanoamericanos
para Literaturas.com.
Al tener la oportunidad de leer material suyo, me sorprendió
la osadía que caracteriza su narrativa y que la vuelve tan
auténtica.
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Los invitamos a un viaje (virtual) alrededor de sus palabras.
- Vemos en su novela Diario de las
especies cierta hibridez con lo ensayístico. ¿Qué
objetivo tendría esto?
Bueno, más que un objetivo es una forma de mirar las cosas. La
cercanía que siento hacia el mundo es esa. Un mundo ficcionable
(sic) y ensayable (sic) a la vez; y muchos otros verbos a la vez que
no se separan en subdivisiones observables. En Diario de las especies
el personaje se acerca al mundo desde ambos polos; y son, seguro, dos
polos desde los cuales me suelo acercar en lo cotidiano.
- ¿Qué género se le dificulta más: el cuento
o la novela?
No lo tengo muy claro aún. Creo que ambos han tenido distintos
procesos en mi vida. Antes solía escribir muchos relatos. Se
me daba fácil. Escribí muchos cuentos entre el 2000 y
el 2007. Desde el 2007 en adelante casi no he podido escribir relatos.
Muy pocos. He trabajado más que nada en novela. Ahora, cuando
he trabajado en ellos es porque no se me han hecho difíciles,
no trabajo sobre la dificultad (por lo menos en escritura). No estoy
años sobre una página en blanco. Si fuese así,
creo que no escribiría. No siento que soy una escritora a la
fuerza.
- En su ya citada novela y en el cuento ‘Pobre niño poeta’
los protagonistas consideran incurrir en el plagio literario. ¿Usted
ha pasado por una vivencia similar?
En general ese cuento se ríe de los escritores que no escriben.
O de esos que se dicen escritores. De un tipo anonadado frente a la
página en blanco y que está esperando que le llegue la
inspiración. No sé por qué se le da tanto valor
a un tipo frente a un PC (o cuaderno) sin poder escribir. Es un cliché.
Una figura romántica. Me molesta cuando un escritor además
lo dice en voz alta. El trabajo de la escritura no es ‘no escribir’,
sino que es ‘escribir’.
Bueno, yendo al tema del plagio, el año pasado fui a una conferencia
que dio Piglia, dijo que él no creía en el plagio. Que
el único plagio que existe es cuando un escritor le intenta copiar
a otro su estilo. Si es así, creo que de seguro plagié
cuando comenzaba a escribir. Cuando niña. Después creo
y espero que no.
- ¿Por qué la tendencia a presentar personajes de escritores
dentro de su obra?
Escribo desde lo cotidiano. Estoy la mayor parte del día leyendo
o escribiendo. Mis grandes amigos son escritores. No me agrada pensar
en generar mundos muy distantes a los míos. No tiene sentido.
Y bueno, lo importante es que mi escritura no es ‘escribir sobre
escritores’, como andan desparramando en pasquines algunos editores
o escritores por ahí, sino que es la simple incapacidad de narrar
acerca de lo cotidiano que no me pertenece. Las grandes novelas históricas
o esa llamada historia, no tiene nada que ver con mi realidad (sea ésta
precaria o no).
- Vemos también que sus personajes parecen estar condenados al
fracaso. ¿A qué atribuiría esto?
En general trabajo con los simulacros de los seres humanos. Las ilusiones.
Es parte de la experiencia básica. Simular ser. La simulación
de lo otro.
El fracaso es uno de los temas que representa muy bien esa experiencia
básica. Que tiene su contraparte en aquello que algunos llaman
éxito.
Es decir, nadie es realmente un fracasado o un exitoso; son ilusiones
que lamentablemente algunos se creen y hacen apologías de ellas
y se comportan como si existieran. Es decir, aquello que alguna vez
se llamó realidad.
(Además, sospecho mucho de los tipos tan exitosos. No como escritores,
sino como seres humanos)
Y bien, el ‘simulacro de’ es lo que vivencio (sic). Personajes
de personajes. Supongo que tú también y que todos. Cómo
no.
- ¿Considera usted que la industria editorial se encuentra seriamente
amenazada por el internet?
No, para nada. Creo que es una herramienta
más para la difusión y el conocimiento de autores lejos
de su metro cuadrado. Siempre han existido factores para que la gente
no lea, llámese TV, paseos, fiestas, lo que sea; o para que la
gente lea resúmenes o fragmentos de textos, que es lo que está
en la web.
- ¿Vendría a ser una plaga que los autores jóvenes
se antologuen entre sí –como se plantea en su cuento ‘Sor
Juana y Pierre Bourdieu’-?
Sí, pero creo que está bien. Es una buena plaga. Mientras
más libros existan, creo que es mejor para los lectores. Ya sean
buenos o malos. Ahora, que eso suponga una amenaza para algunos autores
que quieren estar en algunas antologías y no están, es
otro tema. Y seguro que no es tu problema ni el mío.
- ¿Qué perspectiva sobre la literatura chilena contemporánea
le otorga el radicar en el extranjero?
Creo que la que he tenido siempre. No
es muy distinta a la que tenía allá. Podemos hablar de
libros por una parte y por otra de sistema: editoriales, autores, grupillos.
Pensar que hay buenos libros publicándose, como por ejemplo los
libros de Carlos Labbé, de Lina Meruane, de Alejandro Zambra,
de Gonzalo León (narrativa). En poesía, se me viene a
la cabeza Héctor Hernández, Germán Carrasco, Gladys
González, Malú Urriola, Paula Ilabaca, Roberto Contreras.
Ahora, es lamentable que a algunos buenos autores no les baste con ser
buenos autores y generen grupillos de defensa. No me explico para qué,
si un autor debería preocuparse de sus textos y además
de intentar generar espacios de colaboración plurales tanto en
su país como en el extranjero. Que su literatura se alimente
de algo más que de hostilidad y de rabia y de premios de trasnacionales.
En general el sistema es muy hostil. Esa hostilidad dificulta la complejidad.
Hay poco respeto hacia la diferencia y el arribo al poder que todo eso
conlleva. Todavía se mueven desde el paradigma del éxito,
que es vergonzoso y limitante desde donde se lo mire.
Esa es la forma en que se confunde la literatura con otras cosas. Y
no es que sea purista ni nada de eso. Pero en esas confusiones que generan
los autores se suben al carro tipos que nunca han escrito un libro en
su vida (sobre todo periodistas o escribientes de suplementos culturales),
que leen muy poco, que se suben pensando que esto es un evento social.
Ahora, el problema no es de los que se suben, sino de los que permiten
que eso suceda. Supongo que es por miedo, por cobardía.
Pese a dicha hostilidad, se consiguen publicar buenos y malos libros.
No tengo idea por qué. Tal vez porque la literatura es otra cosa.
- ¿Barcelona es 'la Gran Biblioteca' [Nota
3]?
Puede ser. Creo que sí. Aunque también cuando hablo de
la Gran Biblioteca, me refiero a esa biblioteca interna. A todos los
libros que me he leído, a todos los libros que han pasado por
mis manos.
- Háblenos acerca de Dado Roto
Dado Roto es una revista virtual que ha comenzado este año
2008. Con Iván Humanes, escritor, coeditor de la revista y gran
amigo además, decidimos fundar esta revista de narrativa como
una alternativa más a las que ya hay. He insisto en este tema
de las alternativas. No es para ganarle a nadie ni para ser menos que
nadie. Iván, que es catalán, vio que había pocas
revistas españolas en que se rescatara a autores latinoamericanos
contemporáneos de calidad que están fuera del circuito
comercial y yo lo vi desde el lado opuesto. Es decir, qué poco
sé de escritores españoles contemporáneos que andan
fuera del circuito comercial aquél (ese simulacro); por lo tanto
decidimos realizar esta publicación; él aportando lo que
sabe de estos lados y yo lo que sé y que puedo investigar del
otro.
Se publicará cada dos meses. Narrativa, poesía y ensayo.
(Entrevista realizada el 21 de febrero de 2008)
Nota
1: www.laboratoriodeescritura.com.
Nota 2: www.salvadorluis.net
Nota 3: Aludimos aquí
a un pasaje de Diario de las especies.
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Para
saber más
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DATOS DE LA AUTORA:
Elena Méndez (Culiacán, Sinaloa, México,
1981).- Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad
Autónoma de Sinaloa. Narradora. Redactora de www.homines.com
Subdirectora de www.revistaespiral.org
Ha participado en los talleres literarios de los escritores mexicanos
María Baranda, David Toscana, Cristina Rivera Garza, Andrés
de Luna, Federico Campbell, Anamari Gomís y Antonio Deltoro.
Textos suyos han sido publicados en España, Chile, México,
Estados Unidos y Colombia.