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Toscana.El hombre que cambió la ingeniería por la literatura
Elena Méndez
18/06/2006


David Toscana. Un hombre sencillo, tierno. Una sonrisa que transmite paz. Una mirada que delata lo mucho que se divierte con su gran amor, la Literatura.

David Toscana nació en Monterrey, Nuevo León, en 1961. Es Ingeniero Industrial y de Sistemas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Campus Monterrey.

Autor del libro de cuentos ‘Historias del Lontananza’ [Nota 1] (Joaquín Mortiz, 1997) y de las novelas ‘Las bicicletas’ (Fondo Editorial Tierra Adentro, 1992); ‘Estación Tula’ (Joaquín Mortiz, 1995); ‘Santa María del Circo’ (Plaza y Janés, 1998); ‘Duelo por Miguel Pruneda’ (Plaza y Janés, 2002), ‘El último lector’ (Random House Mondadori, 2004) y ‘El ejército iluminado’ (Tusquets Editores, 2006).

Ha sido becario por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CONACULTA) en novela, y por el Centro de Escritores de Nuevo León. Cursó estudios de Narrativa en la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores.

En 1994 participó en el International Writing Program de la Universidad de Iowa (Estados Unidos); y en 2003-2004, en el Berliner Künstlerprogramm.

Ha sido Coordinador del Taller de Creación Literaria del Centro Regional de Información, Promoción e Investigación de la Literatura del Noreste (CRIPIL) y también ha impartido seminarios y talleres literarios en México, D.F., y en la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS); impartirá un Taller de Novela (durante 2006- 2007) en Oaxaca, Oaxaca.[Nota 2]

Obtuvo en el 2005 con ‘El último lector’ el Premio Honorario Nacional Colima para Obra Publicada, así como el Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares y el Premio de Narrativa Antonin Artaud, otorgado por Francia.

Integrante del Consejo Internacional de la revista Revuelta, de la Universidad de las Américas (Puebla, México).
Su obra ha sido traducida al inglés, alemán, griego, italiano, árabe, serbio, sueco, eslovaco y portugués.
Entre las temáticas abordadas en la narrativa toscaniana se encuentran: el fracaso, la soledad, la muerte, la desmitificación de la Historia, el antiyanquismo, aderezado todo esto con una evidente intención satírica y el uso de discordancias temporales.


Veo a Toscana en mayo, después de 4 meses. Visita Culiacán frecuentemente, por lo general, invitado a dar charlas a la Escuela de Filosofía y Letras de la UAS, donde hay una línea de investigación sobre la ‘Narrativa del Norte’ [Nota 3], coordinada por la maestra Elizabeth Moreno.

El autor neoleonés vino a presentar su más reciente novela, ‘El ejército iluminado’,
[Nota 4] en el marco de los festejos del aniversario de dicha Universidad, concediéndonos el privilegio de lanzarla mundialmente en nuestra capital.
Dicho libro trata sobre el intento de recuperación de Texas por cinco niños retrasados mentales: Comodoro, Azucena, El Milagro, Ubaldo y Cerillo, comandados por su maestro, Ignacio Matus, un hombre frustrado porque, según él, 44 años antes un gringo le arrebató la gloria olímpica. La travesía es una lección de honor, no exenta de ternura en medio de una batalla perdida de antemano.

Tras la presentación del libro, saludo a David. Entre risas y copas le solicito una entrevista. Accede. Te la enviaré por internet. Aclara que durante junio y julio no atenderá la correspondencia, dados sus eventos promocionales de la novela, entre otros compromisos. Será pronto, entonces, pero contestas. Sí, me tranquiliza.


He aquí la entrevista.

- ¿Por qué cambiar la ingeniería por la literatura?

Por la literatura se cambia la ingeniería, la contabilidad, la medicina y cualquier cosa. No veo que haya sido un sacrificio; sólo monetario. Pero siempre será más interesante ‘Don Quijote’ que un manual de control de calidad, y ‘La metamorfosis’ más reveladora que un libro sobre resistencia de materiales.


- ¿Qué representan los niños muertos en su narrativa- citemos el caso de Fernanda en Estación Tula; Anamari-Babette en ‘El último lector’; Comodoro en ‘El ejército iluminado’-?

Cuando tenía entre diez y doce años, le tenía miedo a la muerte. Cada evento trágico, cada esquela en el periódico me dejaba sin dormir. Y cada noche de insomnio era reflexionar sobre la muerte y convivir con ella. Tal vez eso esté regresando en forma de historias, de palabras.
Tal vez, no lo sé.


- ¿A qué atribuye la obsesión por la muerte dentro de su obra?

En parte es lo que menciono arriba, y en parte se relaciona con otros momentos de la infancia en que mi relación con la muerte fue más afectiva, como cuando jugaba en el cementerio junto a mi casa y conversaba con los muertos. Además creo que cualquier reflexión sobre la vida debe incluir la muerte; sin muerte no habría filósofos ni novelistas.


- Que Juan Capistrán (uno de los personajes centrales de ‘Estación Tula’) sea un ‘hijo de la chingada’ (literalmente) concebido por Fernanda tras el abuso del Gringo ¿viene a ser una alegoría del ancestral dominio de los estadounidenses sobre los mexicanos?

No exactamente, porque el gringo la viola, pero luego sabemos que se trata de un pobre diablo, un alcohólico, un don nadie.
En mis novelas hay más un espíritu de revancha que de sumisión.


- ¿Qué lo motivó a cambiar el título de su cuentario ‘Historias del Lontananza’ por ‘Lontananza’, así como a eliminar los nombres de cada relato, quitar uno de ellos y sustituirlo por otro nuevo?

No sé por qué incluso a la gente educada se le complica decir ‘Historias del Lontananza’. Casi siempre en reseñas de periódico o revistas aparece mal citado. Le cambié el nombre para simplificarlo, y para señalar que el segundo libro no era igual al primero.

Quité un relato que con el tiempo dejó de gustarme y agregué otro que me gustaba más.
Además quité los títulos para que se leyera como algo más parecido a una novela, y porque ¿para qué sirven los títulos de los cuentos? Sirven para nombrarlos, no para leerlos.


-¿Cómo influyen tanto Onetti como Cervantes en la narrativa toscaniana?

Los dos me revelaron la forma de ver el mundo. A través de Onetti entiendo que el hombre no tiene escapatoria; a través de Cervantes, o mejor dicho de Don Quijote, aprendo que este mundo hay que verlo desde fuera de la lógica, que las palabras funcionan mejor si no parten de la razón, sino de la belleza.


- ¿Se necesita estar loco para defender un ideal? Don Quijote lo estaba; los cuasi ‘Niños Héroes’ de ‘El ejército iluminado’ padecen retraso mental...

La locura se define de manera distinta según la época. Si hoy alguien se va a vivir a una cueva y caza animales para vivir, pensaremos que está loco; pero en una época ésa era la forma de vida. En una época los cristianos se embarcaron en las cruzadas; hoy nos parece una locura. En una época se ofrecía la vida para defender la patria; hoy es cosa de trastornados. Y sin embargo a algunos don Quijote parece muy razonable.


- Usted ha tenido la oportunidad de participar en programas de escritores a nivel internacional, tanto en Estados Unidos como en Alemania. ¿Qué concepción tienen de la literatura mexicana en dichos países, según su perspectiva?

No ven la literatura mexicana sino como parte de la latinoamericana, tal como nosotros podemos hablar de la africana, sin hacer distinciones entre la etíope y la angoleña. Y en general se está aún viviendo una cruda de las letras latinoamericanas luego del boom. En palabras de un editor: estamos pasados de moda.


- ¿Se considera parte de la llamada ‘Narrativa del Norte’? ¿En tal caso, qué elementos tendría en común la obra toscaniana con la de sus colegas norteños?

Ningún escritor del norte se considera norteño, salvo por un accidente geográfico. Son los críticos los que se dedican a agrupar, los que hablan de generaciones, temas, géneros, regiones y sexos.
Es también una invención del centro, que traza una raya y se asombra de que más allá de la capital haya burros que tocan la flauta.


- ¿A qué se debe el afán desmitificador de la Historia presente en su obra?

La Historia tiene muchas historias, y además el novelista posee una libertad de interpretación del pasado que no tienen los historiadores; hay que aprovechar esta libertad para alcanzar posibles verdades o al menos mover a la reflexión al lector. En todo caso, la Historia en manos del novelista puede ser una experiencia estética.


(Entrevista realizada el 5 de junio del 2006)


Nota 1: Dicho libro, ahora bajo el somero título de ‘Lontananza’, fue reeditado por Editorial Sudamericana en el 2003.

Nota 2: En este taller también serán maestros los destacados escritores Sergio Pitol Juan Villoro Álvaro Uribe, Mario Bellatín, Margo Glantz, Ricardo Yáñez, Juan Villoro, Jorge Volpi, Francisco Goldman, Hugo Hiriart, Élmer Mendoza, Leonardo da Jandra, Daniel Sada y el propio Solares.

Nota 3: A David Toscana se le considera parte de la llamada ‘Narrativa del Norte’ donde también se incluye a Cristina Rivera Garza, Patricia Laurent Kullick, Luis Humberto Crosthwaite, Élmer Mendoza, Hugo Valdés, Juan José Rodríguez, César López Cuadras, Federico Campbell, Felipe Montes, Daniel Sada y Eduardo Antonio Parra. Todos ellos son, como indica el nombre del grupo en que se les clasifica, narradores oriundos del Norte de México, salvo el último. Se les incluye en dicho grupo gracias a diversos factores, como la edad (la mayoría de ellos anda entre los 40 y 50 años); el vivir y trabajar (casi todos) en sus lugares de origen; el tener ya buen número de obras publicadas y reconocidas dentro y fuera de nuestras fronteras; el situar (por lo general) sus narraciones en los rumbos norteños y sacar a la luz, mediante ellas, las miserias y grandezas que en estos acontecen.

Nota 4: ‘Iluminado’, conforme a la segunda acepción de la Real Academia Española: “Se dice del individuo de una secta herética y secreta fundada en 1776 por el bávaro Adán Weishaupt, que con la ciega obediencia de sus adeptos pretendía establecer un sistema moral contrario al orden existente en religión, propiedad y familia”. www.rae.es

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DATOS DE LA AUTORA:

Elena Méndez (Culiacán, Sinaloa, México, 1981).- Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Ha participado en los talleres literarios de los escritores mexicanos María Baranda, David Toscana y Cristina Rivera Garza. Escribe cuento. Ha publicado parte de su material en la revista TEXTOS, de su Universidad (no. 14, abril/julio 2004) y La Pluma del Ganso (no. 42, marzo/mayo 2006) y en las páginas literarias www.aviondepapel.com , www.letras.s5.com y www.homines.com.