Gonzalo
Valdés Medellín (Ciudad de México, 1963) ha tenido
una impecable carrera dentro del periodismo, específicamente
en el cultural, donde destaca su labor como crítico teatral,
difundida a través de medios tan importantes como la Revista
Siempre!. Sin embargo, es digna de destacarse también
sus facetas de director escénico y de literato, donde aborda
géneros como la novela, el cuento y, por supuesto, la dramaturgia.
Entre los importantes reconocimientos que ha obtenido por su trayectoria
el Premio Casa de América Latina del XII Concurso de Cuento Juan
Rulfo, convocado por Radio Francia Internacional, en 1995. En esa ocasión
se galardonó su relato ‘En la casa de las semejanzas’,
mismo que se compila –junto con otras 30 narraciones- en el volumen
homónimo, recién publicado por Amarillo Editores.
Sobre dicho
libro, que sin duda levantará polémica, dado lo impactante
tanto de sus temáticas, que poseen una fuerte preocupación
social, como en su lenguaje, en ocasiones áspero, aunque siempre
plagado de lirismo, con personajes inmersos entre un profundo desaliento
y una gran esperanza, hablamos en la presente entrevista.
- ¿Está de acuerdo con
la afirmación de Elena Poniatowska en cuanto a que usted ‘escribe
una literatura muy cruda, descarnada frente a una sociedad hipócrita
y rechazante’?
Sí,
porque este tipo de literatura que habla de la gente incomoda a veces
a las buenas conciencias y a quienes están deshumanizados y que
habla de temas como son las drogas, el sexo por el sexo, el narcotráfico…
aquí yo escribo crudamente de gente del pueblo, cosa que ya no
se usa; sobre la mujer que es mancillada; del abandono existencial de
muchos mexicanos, pero yo no estoy tratando de hacer una literatura
que no se corresponda con mi tiempo histórico. Todos estos cuentos
se publicaron originalmente desde los años ochenta y hasta el
2000, y me decían: ‘¿Por qué no los juntas
en un libro?’, y cuando lo hice, las editoriales donde lo propuse
no se interesaron por él; estaban buscando libros de superación
personal, o literatura basura y pues yo no hago literatura basura.
Yo hago una literatura que siempre apela por la grandeza del espíritu,
aunque se escuche rimbombante. Yo quisiera dejar un aporte a la gente
como escritor, a través de estas lecciones de vida: la lección
de vida de la tragafuegos, de la prostituta, la pepenadora, la muchacha
que es violada porque pone los ojos en quien no debe, en un encuentro
fortuito, la del escritor que ha sido fiel a su ideología y no
tiene ni para pagar la renta.
Y por otro lado, es un ejercicio escritural que ya no se acostumbra
tampoco. Cuando yo publiqué ‘En la casa de las semejanzas’,
una vez que había ganado el premio, el 6 de enero de 1996, en
primera plana del suplemento Sábado de Uno más
uno, un editor me dijo: ‘Ya nadie escribe así’. Yo
me quedé pensando: ‘¿A qué se referirá?’.
Empecé a entender, al paso de los años, que ya nadie escribe
así, puliendo las palabras, sacándole brillo al lenguaje
literario.
Yo no escribo una literatura light; yo escribo una literatura
que aspira a ser poesía. Pero también aspiro a hacer un
realismo social, que sin dejar de ser un reflejo de la sociedad contemporánea,
sea asimismo un gran ejercicio de libertad creativa y literaria.
- Noto en su obra una profunda crítica social, rayana en la sátira.
¿A qué se debe esto?
Bueno, a que a veces tenemos que ver la realidad con cierto sentido
del humor, y esto nos lleva a la sátira y a hacer que todo sea
un poco más amable, por lo menos a los ojos del lector, del espectador.
- Percibo también un entrecruzamiento de géneros; algunos
de sus cuentos colindan con la crónica…
Sí, colindan con la crónica, tienen mucho la agilidad
del diálogo teatral y también del colorido de una nota
informativa. Es deliberado, esa es mi propuesta literaria. Muchos de
estos textos se publicaron en un principio como crónicas urbanas
en la sección de Ciudad de Uno más uno, que dirigía
Huberto Batis. Yo comencé a hacer crónicas observando
personajes citadinos, gente que vivía en la calle, a mis vecinos,
gente con la cual tenía contacto cotidiano.
- La mayoría de sus personajes son transgresores envueltos en
situaciones-límite, ¿cuál es la razón de
esta tendencia?
Yo siento que el personaje que llega a una situación-límite
es porque ha llevado una fuerte carga vivencial, positiva o negativa.
Muchos de estos personajes han vivido justamente eso, algo que los ha
trastornado o quebrantado. Yo creo que también es mucho el quebranto
lo que reflejo en ellos; hay un quebranto del espíritu, de las
ilusiones, del amor, incluso de los ideales y aspiraciones políticas
como mexicanos, ¿no?
- ¿Por qué varios de sus personajes poseen una sexualidad
ambigua, incluso violentada?
Aquí vemos una amplia gama de personajes con diferentes inclinaciones
y preferencias sexuales (sic), pero no está la balanza hacia
una sola preferencia (sic). No es un libro que hable únicamente
de heterosexuales u homosexuales ni de mujeres violadas, aunque hay
varias… Descubro eso como una constante. Y digo: qué curioso
que varias de estas mujeres, de una u otra manera, son violentadas en
su sexualidad. Hay una crítica al machismo también, en
ese sentido…
- En cuentos como ‘Recuerdo: sueño y vida’, ‘Volver
a la infancia’ y ‘Milagro de reyes’ -por citar algunos-
observo la nostalgia por recuperar la candidez, la esperanza…
Yo considero que hay que recuperar al
niño que fuimos y que siempre nos acompaña hasta la muerte
… para mí es muy importante volver a la infancia porque
me redescubro como ser humano, ‘ése soy yo, ese ser lleno
de pureza, de candor, de anhelos…’ y es lo que trato de
reflejar ahí, pero más que nada es el encuentro con las
vueltas de la vida, con el eterno retorno; siempre retornamos al inicio
de los tiempos, y estos cuentos absolutamente autobiográficos
me llevan al reencuentro con dos personajes que se convertirían
en estampas de mi infancia, el señor de los juguetes y la señora
de las flores… volver a ellos es a volver a esa ensoñación
de los juguetes, a esa ilusión de coleccionar muñequitos
de plástico, saber que alguna vez fui un niño feliz …
- Podría ampliar su idea sobre el Eterno Retorno?
Siempre estamos caminando en círculos concéntricos en
la vida, estamos yendo hacia un lado y debemos regresar para reconstruirnos
a nosotros mismos o saber qué ha pasado con nuestras vidas. La
mayoría de estos personajes están tratando de reencontrarse
a sí mismos, porque en la medida que eso ocurre reencuentras
el sentido de todas las cosas de la existencia, incluyendo la muerte.
Hay un cuento sobre una mujer de la tercera edad que muere en el abandono,
en su casa, ‘Los recuerdos enterrados’, cuyo cadáver
rescatan los vecinos… ellos retornan a la vida de esta señora
cuando desempolvan sus libros, sus discos, sus recuerdos…
- ¿Servirán de algo los esfuerzos culturales en una sociedad
que parece cada vez más empeñada en la violencia, la ignorancia,
la alienación, la vulgaridad?
Yo estoy totalmente cierto de que la cultura nos va a salvar. Por desgracia,
vivimos hoy una ilusoria idea de cultura, que en realidad es mercadotecnia
disfrazada. Se vende la literatura, el teatro, el cine, pero realmente
no hay propuestas transgresoras. No hay un compromiso con el arte verdadero.
Hay un deseo de vender. “Yo soy escritor -dicen algunos- y quiero
vivir de ello, entonces tengo que vender mi literatura”. En los
ochenta, eso era pernicioso, decirlo, pensarlo, porque uno no podía
concebir el arte como un objeto de compra-venta. Hay un arte político
siempre, con su función política; ahora éstos son
de corte neoliberal. La gran mayoría de la literatura que se
vende, del arte que se compra, del cine que se filma, son perecederos.
No hay grandes corrientes de pensamiento, no hay grandes escuelas literarias,
no hay una pasión por la creación. Realmente, estamos
viviendo una tendencia de banalidades y frivolidades hacia un arte light,
al cual yo le doy la espalda.
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Fotografías
y texto de Elena Méndez elcuerpodeldelito@gmail.com
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DATOS DE LA AUTORA:
Elena Méndez (Culiacán, Sinaloa, México,
1981).- Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad
Autónoma de Sinaloa. Narradora. Redactora de www.homines.com
Subdirectora de www.revistaespiral.org
Ha participado en los talleres literarios de los escritores mexicanos
María Baranda, David Toscana, Cristina Rivera Garza, Andrés
de Luna, Federico Campbell, Anamari Gomís y Antonio Deltoro.
Textos suyos han sido publicados en España, Chile, México,
Estados Unidos, Brasil y Colombia.