María Antonieta Mendívil:
Inquieta, reflexiva, espiritual. Una palabra que ilumina.
María Antonieta Mendívil nació en Cajeme, Sonora,
en 1971. Cursó estudios de Licenciatura en Teología por
la Universidad Pontificia de Salamanca; de Letras Hispánicas
por la Universidad de Sonora; y de Ciencias de la Comunicación
en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey
(ITESM).
Ha
participado en la edición, creación y fundación
de las revistas MuchoGusto/arte en sus sentidos; Arte Sonorense
(ganadora en 1992 de la Beca Nacional Tierra Adentro por Edición);
Gradas y Palabra de Mujer. Fungió como coeditora
de la sección monográfica en español de la revista
RE/ realidad y pensamiento (publicada en España).
Durante 1994-1995 y 2000-2001 fue becaria del Fondo Estatal para la
Cultura y las Artes (FECAS) en las categorías Jóvenes
Creadores (Poesía y Novela) y Creadores con Trayectoria (Novela);
y de 2005-2006, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA),
categoría Jóvenes Creadores, género Novela.
Fue cofundadora de Equilibrio Editores, que estuvo funcionando de 1995
a 1997. En 1995 condujo la sección cultural del programa radiofónico
‘Nosotras mujeres’ en Radio Sonora.
Textos de su autoría han aparecido en diversos medios impresos
y virtuales como El Imparcial, Siempre!, Tierra Adentro, Cultura
Norte, Expreso, La línea del Cosmonauta, Observatorio Digital,
Homines y Espiral.
Ha sido incluida en las antologías poéticas Cantos
de Minerva (recopilación: Guadalupe Beatriz Aldaco, Instituto
Sonorense de Cultura –ISC-, 1994; Poesía Joven de Provincia
(Fondo Editorial Tierra Adentro –FETA-, 1994); Alas de alacrán
(compilación de Paloma Hernández Gómez (ISC/ Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes –CONACULTA-/ PAMYC, 2006);
y en la ensayística (Casi) todos on-line (Servicios
de Observación sobre Internet, 2006).
Ha publicado el poemario Cuenta Regresiva (ISC, 1992); las
novelas Otros Tiempos (Equilibrio Editores, 2000) y Duelo
de noche (Almuzara, 2006). Próximamente otro de sus poemarios,
Llama, aparecerá en Libros del Umbral. Trabaja en una
nueva novela, A ras de vuelo, que trata sobre una dinastía
de pilotos fumigadores.
Entre sus temáticas se encuentran la soledad, el silencio, el
miedo, la muerte y el dolor, todo ello impregnado de enorme espiritualidad.
Supe
de María Antonieta Mendívil a principios del presente
año, cuando llegó a mis manos Duelo de Noche.
Dicha novela trata de la historia de dos mujeres, madre e hija. La
madre-Concha- está en su lecho de muerte, a cuyo pie vela Sara,
su hija. El libro está narrado mediante lo no dicho: accedemos
alternativamente al pensamiento de una y otra, mismo que jamás
se verbaliza. Al dolor de la muerte se agrega el del silencio. Me
impresionó tanto la obra, tanto en su contenido como en su
estructura, que busqué comunicarme con la autora. ‘Hay
dolores que salvan’, recuerdo haberle escrito. ‘Tu libro
es de esos’.
Decidí entrevistarla por la trascendencia que ha tenido esta
obra, misma que va por su segunda edición en España
y ha sido reimpresa en México. Responde el cuestionario vía
internet. He aquí con toda su luz.
- Paul Valéry decía:
'un poema nunca se concluye; sólo se abandona'. ¿Estaría
usted de acuerdo con dicha afirmación?; En tal caso, ¿ello
sería aplicable también a otros géneros, como la
novela?
Creo que con esa frase Valéry nos liberó de una gran culpa.
Todo texto es perfectible, pero debe llegar un momento en que debemos
abandonarlo. Y ese abandono es una liberación bidireccional:
del creador hacia su texto y viceversa. Los textos requieren también
liberarse del autor. Un autor debe saber abandonarse para poder crear,
y debe saber en qué momento el texto nos ha abandonado y en qué
momento lo mejor es abandonar al texto.
- Al leer Duelo de noche,
nos parece que estuviese escrita desde el dolor. Ello, incluso, se aprecia
desde el título. Háblenos sobre esto
El
escritor trabaja con una caja de herramientas que es el lenguaje y sus
recursos. Pero hay un instrumento de gran importancia, que es la memoria
emocional. Quienes creamos tenemos un enorme desván, que es el
subconsciente donde todo almacenamos, donde todo puede pasar, donde
todo transcurre sin censura. Soy una persona que vive muy en contacto
con sus emociones, pero de tan cerca que las disecciono, las analizo,
las clasifico, las ordeno en sus casilleros correspondientes. Los personajes
de Duelo de noche debían echar mano del dolor. ¿O
qué puede sentir una hija que es médico al ver morir a
su madre sin poder hacer nada por evitarlo? ¿O qué puede
sentir al enfrentarse al deseo infantil de ser huérfana, si ve
cumplirse el momento y le resulta insoportable? ¿Qué puede
sentir una mujer que lo que más desea es ser madre para recuperar
las deudas de amor que ha tenido toda su vida, si la hija destinada
a cumplir esos deseos es una persona impenetrable, desapegada, lejana?
Duelo de noche transcurre en el momento de la muerte. Y para
mí la muerte es el último resumidero, donde todas las
emociones, las mejores y las peores, se mezclan y se purgan. Si preguntas
si sufrí al escribir la novela, sufrí como creadora, por
querer contar una historia con la mayor emoción posible, pero
a la vez con la mayor pulcritud y precisión. Y especialmente
sufrí con el personaje de Sara (la hija), porque era muy difícil
manejarla por su dureza, por su inconsecuencia, por estar permanentemente
escindida de su entorno afectivo.
- Su novela Otros tiempos nos resultó una alegoría
sobre la censura y el exilio. ¿Qué podría decirnos
al respecto?
La primera piedra en la construcción de Otros tiempos
fue esta premisa: utilizar el lenguaje como tabú. El lenguaje
está hecho para revelar y esta es la apuesta de la narrativa,
dosificar esta revelación por medio de la tensión y el
suspenso y el desenlace. Pero olvidamos que el lenguaje oculta y me
interesa mucho este pliegue. En épocas de censura, el escritor
ha tenido que ocultar con el lenguaje. Y también sucede que a
veces trivializamos tanto el lenguaje, que acaba siendo una jerga totalmente
lejana a los referentes. Hay momentos históricos donde es necesario
reinventar el lenguaje, revitalizarlo, volver a la raíz. El género
literario apocalíptico fue revolucionario en su momento por eso:
porque se alejó al lenguaje tradicional y echó manos de
otros simbolismos, de otras metáforas, de una forma críptica.
Cuando el lector topa con lo indescifrable invierte más tiempo
y atención en decodificarlo. Otros tiempos camina por
esta tradición apocalíptica. Y fue así, porque
estaba por cerrar el siglo y el milenio, yo estaba viviendo en una finca
retirada de la ciudad, en medio del desierto y del paisaje más
inquietante que hubiera visto. Y así fue construida. Es una gran
reflexión sobre el lenguaje, la censura, la dilución de
la palabra que provocamos al alejarnos de su raíz, el poder de
la palabra, el miedo que los gobernantes tienen a ese poder que no les
pertenece tanto como a los artistas y pensadores. Y me agrada mucho
que nunca se había hablado tanto de esta novela hasta que fue
publicada Duelo de noche.
- ¿En qué radicaría que la visión predominante
en la ya citada Duelo de noche es femenina, mientras que en
su novela en ciernes, A ras de vuelo, es masculina?
No creo que la visión sea masculina o femenina. Es la visión
de una escritora mujer. Los personajes de la historia son los que marcan.
En Duelo de noche quería mostrar claramente el abismo
generacional entre las madres nacidas en los 40 y las hijas nacidas
en los 70 y la relación tan compleja de madre e hija, en el contexto
que ya he mostrado: las últimas horas de una de ellas. En A
ras de vuelo, la novela que escribí gracias a la beca del
FONCA, los personajes son predominantemente varones: pilotos fumigadores
en ambientes rurales, donde los varones cumplen mayoritariamente los
roles dominantes. Como escritora ha sido un reto meterme en la sicología
y el lenguaje de las mujeres y hacerlo ahora en el de los varones. Estoy
jugando más con el lenguaje, es una novela mucho más lúdica
en este sentido.
- ¿Por qué otorgar tanta importancia al silencio dentro
de su obra?
El lenguaje no es lenguaje sin el silencio. Y quienes escribimos intentamos
explicar la realidad, pero una vez que la explicamos no queda otra mojonera
más que el silencio. Por otra parte el silencio, el espacio en
blanco, el misterio a veces es mucho más revelador que la palabra
más precisa. La palabra no puede alcanzarlo todo. Tiene límites.
Y sólo el silencio la salva de esos límites. Yo he tomado
este camino como escritora y como persona: quiero caminar hacia el silencio.
- Identificamos una honda preocupación espiritual en su escritura.
Coméntenos qué la motiva para ello.
Lo que más me interesa es la dimensión trascendente de
la palabra. La palabra que funda, la palabra que destruye, la palabra
que anticipa, la palabra que convoca. Los profetas son una importante
fuente en este sentido. ¿La palabra que ellos enunciaban atraía
los acontecimientos o los vaticinaba? Para mí esta es la gran
pregunta que mueve mi búsqueda literaria, mi batalla al momento
de escribir.
- ¿Qué género se le dificulta más y por
qué?
Los que no escribo, sin duda. Hasta ahora he trabajado la novela y la
poesía, en ambos géneros me siento cómoda, en ambos
siento satisfechas mis necesidades de expresión. Tengo un gran
respeto por ambas, pero sin duda para mí la poesía es
la joya de la literatura.
- Usted ha participado en la edición de diversas publicaciones,
en especial culturales. ¿Qué tanto se valora estos productos
en la sociedad?
Si pensamos cuantitativamente, puedo decir que poco. Pero cualitativamente,
mucho. Es difícil sostener las publicaciones culturales, más
en la economía mexicana que se ha esforzado por la sobrevivencia,
no por la búsqueda de satisfactores intelectuales o lúdicos.
Creo necesario en cada generación fundar estar revistas que muestren
mosaicos de pensamiento, de propuestas artísticas y literarias.
Yo tengo un enorme amor por la revista Vuelta [Nota
1]. Para mí fue una ventana a lo
que se hacía en poesía internacionalmente, me puso en
contacto con el mejor pensamiento de la época, las grandes controversias
que al paso del tiempo transformaron la historia, los autores más
emblemáticos. Y es un amor lleno de nostalgia. Soy una de las
huérfanas de Vuelta.
- ¿Qué impulso obtiene un escritor que publica inicialmente
en editoriales pequeñas y consigue luego aparecer en una firma
importante -como en su caso, que publica ahora con Almuzara?
Es
muy relativo. Yo di el salto a una editorial española desde este
rincón del desierto. Y sigo aquí. No convivo con el gremio,
no me relaciono ni estoy al tanto. No pertenezco a ningún grupo.
Sólo tengo mi pequeño grupo de amigos que escriben aquí
en Hermosillo y con quienes comparto amistad y un taller desde hace
años. Al publicar con Almuzara de repente me vi sentada con grandes
escritores y editores en las ferias del libro en Monterrey y Guadalajara.
Pero eso no cambia en nada. Cenar junto a un escritor famoso no cambia
nada. Y en ese ambiente una escritora emergente, que recién publica
en el gran mercado, tampoco significa nada. Estoy contenta de pertenecer
a una editorial donde les interesa el autor como ser humano, donde se
toman muy en serio la edición del libro, pero muy a la ligera
todo ese esnobismo que rodea el ambiente literario. Me siento feliz
de que sean buenas personas y que sean divertidos. Me hace feliz saber
que Almuzara acaba de publicar la segunda edición de Duelo
de noche en España, que para México hubo una reimpresión.
También veo con gusto un interés en Otros tiempos a partir
de esta publicación. De repente eres un poco más visible
en los circuitos culturales. Pero al final del día, yo tengo
que seguir leyendo, formándome, escribiendo, luchando con cada
palabra para seguir contando las historias que quiero y como las quiero
contar. Y sobre todo, tengo que seguir mi vida, que no se ha modificado
en nada: con mi hija, mi perro, mi casa, mi trabajo, mi familia, mis
amigos.
- ¿Cuál es su perspectiva sobre la literatura sonorense
actual?
Creo que está en un momento muy vivo, productivo. Y lo que es
mejor, no existe en la generación actual las brechas ideológicas
que en generaciones pasadas causaban muchas divisiones y grupos de poder.
Creo que ahora podemos trabajar de manera unida, porque no hay nada
que nos fisure, y en cambio sí mucho en común, que es
una gran pasión por la literatura y unas ganas extremas por mostrar
nuestro trabajo más allá de los límites sonorenses.
Están surgiendo revistas, suplementos, publicaciones, hay mucho
joven trabajando duro y su trabajo se está reconociendo. No puedo
ver más que muy buenas perspectivas.
(Entrevista realizada el 20 de agosto de 2007)
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Para
saber más
Nota
1: Revista literaria fundada en 1976 por el escritor Octavio
Paz (Ciudad de México, Distrito Federal, 1914-1998; Premio Nobel
de Literatura 1990). A la muerte de éste, la publicación
dejó de editarse, para reaparecer al año siguiente, dirigida
por el historiador Enrique Krauze (Ciudad de México, Distrito
Federal, 1947), bajo el nombre de Letras Libres.
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DATOS DE LA AUTORA:
Elena Méndez (Culiacán, Sinaloa, México,
1981).- Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad
Autónoma de Sinaloa. Narradora. Ha participado en los talleres
literarios de los escritores mexicanos María Baranda, David Toscana
y Cristina Rivera Garza. Escritos suyos han sido publicados en TEXTOS,
Acequias, La Pluma del Ganso, La Línea del Cosmonauta, La
Prensa, Expreso, Milenio, Universo de el Búho, Replicante, Avión
de Papel, Letras.s5.com, Miel y Amoniaco, Espiral, Espéculo,
Baquiana, El coloquio de los perros y Homines.