1.-
El
tranquilo sueño de la razón no dejará de generar
monstruos. Monstruos que son consecuencia de la domesticación,
del conformismo y de la seguridad garantizada por el ejercicio del poder.
Foucault dará una doble función a este ejercicio: En primer
lugar, una anátomo-política del cuerpo humano que obedece
a la mecánica de las disciplinas. El principal objetivo de ellas
es la comprensión del cuerpo como máquina. Estos procedimientos
intentan conseguir docilidad política y utilidad económica
de los individuos. En segundo lugar, destaca una biopolítica
de la población. En este caso se considera al cuerpo individual
en tanto forma parte de la especie. Esta operación queda a cargo
de una serie de intervenciones y controles reguladores del individuo
en tanto partícipe de los avatares propios de la especie humana:
nacimiento, muerte, migración, reproducción, etc. Por
lo tanto, el cuerpo es considerado como soporte de los procesos biológicos.
Los mecanismos de poder ya no tienen allí por objeto la muerte,
sino actúan como administradores de la vida:
'Las disciplinas del cuerpo y las regulaciones
de la población constituyen los dos polos alrededor de los cuales
se desarrolló la organización del poder sobre la vida'.
En Los Anormales curso dictado
en el Collège de France entre enero y marzo de 1975, Michel Foucault
prolonga los análisis en torno a las relaciones entre el saber
y el poder: poder disciplinario, poder de normalización, bio-poder.
A partir de múltiples fuentes teológicas, jurídicas
y médicas, Foucault enfoca el problema de esos individuos 'peligrosos'
a quienes, en el siglo XIX, se denomina 'anormales'. Define sus tres
figuras principales: los monstruos, que hacen referencia a las leyes
de la naturaleza y las normas de la sociedad, los incorregibles, de
quienes se encargan los nuevos dispositivos de domesticación
del cuerpo, y los onanistas, que dan pábulo, desde el siglo XVIII,
a una campaña orientada al disciplinamiento de la familia moderna.
Los análisis de Foucault toman como punto de partida las pericias
médico legales que aún se practicaban en la década
de 1950. Esboza a continuación una arqueología del instinto
y el deseo, a partir de las técnicas de la revelación
en la confesión y la dirección de conciencia. Plantea
de ese modo las premisas históricas y teóricas de trabajos
que retomará, modificará y reelaborará en su enseñanza
en el Collège de France y en las obras ulteriores. Este curso
representa, por lo tanto, un elemento esencial para seguir las investigaciones
de Foucault en su formación, sus prolongaciones y sus desarrollos.
2.-
La primera de las figuras de lo que
Foucault llama el monstruo humano es el que trasgrede la ley. La noción
de monstruo es así – en principio - esencialmente una noción
jurídica; jurídica en el sentido amplio del término,
claro está, porque lo que define al monstruo es el hecho de que,
en su existencia y su forma, no sólo viola el pacto cívico,
sino también de las leyes de la naturaleza-. Es, en un doble
registro, infracción a las leyes en su misma existencia. El campo
de aparición del monstruo, por lo tanto, es un dominio al que
puede calificarse de jurídico, biológico y plástico.
Por otra parte, el monstruo aparece en este espacio como un fenómeno
extremo, límite, el punto de derrumbe de la ley y, al mismo tiempo,
de la salud y lo natural. El monstruo es así excepcional, precisamente
por su rareza, por su carácter de curiosidad de feria; lo que
hace que un ser humano sea un monstruo no es sólo la excepción
que representan en relación a la forma de la especie, sino el
problema que plantea a las regularidades jurídicas (se trate
de las leyes del matrimonio, de los cánones de bautismo o de
las reglas de la sucesión). El monstruo humano combina lo imposible
y lo prohibido .
Así en esta genealogía
de lo anormal va a hacer su aparición la figura del individuo
"peligroso" –al cual es imposible darle un sentido médico
o un estatuto jurídico- y que no obstante es la noción
fundamental de los peritajes contemporáneos. Al plantear hoy
a la medicina la pregunta en sí misma insensata: ¿es peligroso
este individuo? (pregunta que contradice un derecho penal fundado en
la sola condena de los actos y postula una relación de implicación
mutua y de naturaleza entre enfermedad e infracción), los tribunales
están prolongando –a través de transformaciones
que se trata de analizar- los equívocos de los viejos monstruos
seculares.
El monstruo es la excepción
por definición; el individuo a corregir es un fenómeno
corriente. Tan corriente que presenta -y ésa es su primera paradoja-
la característica de ser, en cierto modo, regular en su irregularidad.
Por consiguiente, a partir de ahí también van a desplegarse
toda una serie de equívocos. En primer lugar, esto: en la medida
en que el individuo a corregir es muy frecuente, en la medida en que
está inmediatamente próximo a la regla, siempre va a ser
muy difícil determinarlo. Está tan exactamente en el límite
de la indecidibilidad que difícilmente se podrá demostrar
efectivamente que el individuo es incorregible. Primer equívoco.
3.-
Otro equívoco es que, en el
fondo, la persona que hay que corregir se presenta en ese carácter
en la medida en que fracasaron todas las técnicas, todos los
procedimientos, todas las inversiones conocidas y familiares de domesticación
mediante los cuales se pudo intentar corregirla. Lo que define al individuo
a corregir, por lo tanto, es que es incorregible. Y sin embargo, paradójicamente,
el incorregible, en la medida misma en que lo es, exige en torno de
sí cierta cantidad de intervenciones específicas, de sobreintervenciones
con respecto a las técnicas conocidas y familiares de domesticación
y corrección, es decir, una nueva tecnología de recuperación,
de sobrecorrección. De manera que alrededor de este individuo
a corregir, vemos dibujarse una especie de juego entre la incorregibilidad
y la corregibilidad. Se esboza un eje de la corregible incorregibilidad,
donde más adelante, en el siglo XIX, vamos a encontrar precisamente
al individuo anormal. Ese eje va a servir de soporte a todas las instituciones
específicas para anormales, que se desarrollarán en el
siglo XIX. Monstruo empalidecido y trivializado, el anormal de ese siglo
es igualmente un incorregible, un incorregible a quien se va a poner
en medio de un aparato de corrección. Ése es el segundo
antepasado del anormal del siglo XIX .
El monstruo es, en el fondo, la casuística
necesaria que el desorden de la naturaleza exige en el derecho.
Así se dirá que el monstruo
el ser en quien leemos la mezcla de dos reinos, porque, por una parte,
cuando podemos leer, en un único y mismo individuo, la presencia
del animal y la de la especie humana, y buscamos la causa, ¿a
qué se nos remite? A una infracción del derecho humano
y el derecho divino, es decir, a la fornicación, en los progenitores,
entre un individuo de la especie humana y un animal
4.-
El
individuo a corregir. Es un personaje más reciente que el monstruo.
Es menos correlativo a los imperativos de la ley y de las formas canónicas
de la naturaleza que a las técnicas de encauzamiento con sus
exigencias propias. La aparición del 'incorregible' es contemporánea
a la puesta en práctica de las técnicas de disciplina
a la que se asiste durante los siglos XVII y XVIII en el ejército,
las escuelas, los talleres, e incluso, un poco más tarde, en
las familias mismas. Los nuevos procedimientos de encauzamiento (dressage)
del cuerpo, del comportamiento, de las aptitudes, abren el problema
de aquellos que escapan a esta normatividad que ya no es la soberanía
de la ley.
La 'interdicción' constituía
la medida judicial por la cual un individuo era, al menos parcialmente,
descalificado como sujeto de derechos . Este marco jurídico y
negativo será en parte colmado, en parte reemplazado, por un
conjunto de técnicas y de procedimientos con los cuales se intentará
encauzar (dresser) a aquellos que se resisten al encauzamiento y corregir
a los incorregibles. El "encierro", aplicado a gran escala
a partir del siglo XVII, puede aparecer como una especie de fórmula
intermedia entre el procedimiento negativo de la interdicción
judicial y los procedimientos positivos de encauzamiento (redressement).
El encierro excluye de hecho y funciona fuera de la ley, pero se da
como justificación la necesidad de corregir, de mejorar, de conducir
al arrepentimiento, de producir el retorno de los 'buenos sentimientos'.
A partir de esta forma confusa, pero históricamente decisiva,
es preciso estudiar la aparición con fechas históricas
precisas de las diferentes instituciones de encauzamiento y de las categorías
de individuos a las cuales están dirigidas. Nacimientos técnico-institucionales
de la ceguera, de los sordomudos, de los imbéciles, de los retardados,
los nerviosos, los desequilibrados.
Monstruo banalizado y pálido,
el anormal del siglo XIX es también un descendiente de esos incorregibles
que han aparecido en los márgenes de las técnicas modernas
de 'encauzamiento'.
El individuo a corregir es un personaje
más reciente que el monstruo. Así, según Foucault,
el incorregible surge luego del monstruo, tras la introducción
de técnicas disciplinarias como las del ejército, las
escuelas y lugares de trabajo, así como los procesos de domesticación
del cuerpo y del comportamiento. Entra el asunto de la prohibición,
como método de descalificación del individuo, para luego
desatarse sin medida en la práctica del encierro. Es por esta
razón que no queda claro en qué momento la locura y los
problemas judiciales del comportamiento forman un solo sistema a corregir.
En Historia de la locura en la época clásica se trata
el tema de la locura aparte del de la incorrección, pero en este
caso la aparición en la escena del loco (en el sentido moderno)
se da cuando los antiguos males (como la lepra) tienden a desaparecer
a medida que se desarrollan formas médicas y sanitarias que tienden
a mejorar el ambiente de vida en la Europa del s. XVI, reforzándose
esta imagen de la locura como enfermedad mental y biológica en
situaciones como la del psiquiatra Pinel, quien libera a los asilados
del auspicio de parís, con el fin de hacer la vida de los locos
un poco más útil para los demás. (Poniéndolos
a trabajar, además le servía para estudiar sus grados
de locura como cita Foucault sobre Pinel) En esta ocasión el
punto de ruptura lo constituye la famosa 'liberación' del doctor
Pinel a mediados del s. XVIII, pero por supuesto sobre la fastuosa escena
del gran encierro de los locos en el s. XVII.
Bibliografía
- FOUCAULT, Michel, La arqueología
del saber, Ed. Siglo XXI
- FOUCAULT, Michel, Tecnologías del yo, Ed. Paidós
- FOUCAULT, Michel, Entre filosofía y literatura, Ed.
Paidós
- FOUCAULT, Michel, Estrategias de poder, Ed. Paidós
- FOUCAULT, Michel, Estética, Ética y Hermenéutica,
Ed. Paidós
- FOUCAULT, Michel y DELEUZE, Gilles, Theatrum Philosophicum &
Repetición y diferencia, Ed. Anagrama
- FOUCAULT, Michel, Historia da Locura en la Edad Clásica
, SP: Perspectiva, 1978.
- FOUCAULT, Michel, Nacimiento de la Clínica, SP: Forense,
1963.
- FOUCAULT, Michel, La Verdad y las Formas Jurídicas
, RJ: PUC/RJ, Depto de Letras.
- FOUCAULT, Michel, Historia de la Sexualidad; La Voluntad
de Saber , Vol. I, RJ: Graal, 1977
- FOUCAULT, Michel, Historia de la Sexualidad 'El Uso de los Placeres'
, Vol. II RJ: Graal, 1984
- FOUCAULT, Michel, Vigilar y Castigar , RJ: Vozes
- FOUCAULT, Michel, Resumen de los Cursos Del Colegio de Francia
(1970-1982).
_______________________
DATOS DEL AUTOR:
Doctor en Filosofía por la
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado
Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía
IV, Pensamiento contemporáneo y Estética. Profesor de
Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología
y de Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la
Universidad Andrés Bello, UNAB. Director de Revista Observaciones
Filosóficas www.observacionesfilosoficas.net.
Secretario de Redacción de Philosophica, Revista del Instituto
de Filosofía de la PUCV, Editor Asociado de Psikeba, Revista
de Psicoanálisis y Estudios Culturales, Buenos Aires; Director
del Consejo Consultivo Internacional de Konvergencias, Revista de Filosofía
y Culturas en Diálogo. Profesor asociado al Grupo Theoria Proyecto
europeo de Investigaciones de Postgrado.adolfovrocca@gmail.com