I
- Hipertexto, plagio utópico y cuestionamiento del establishment
cultural.
La comunidad horizontal de conocimientos que es Internet reconfigura
al autor y a los lectores. Los ‘espacios virtuales’ equivalen
a campos de datos de los que cada punto puede considerarse como una
puerta de entrada a otro campo de datos, hacia un nuevo espacio virtual
que conduce a su vez a otros espacios de datos. Esta conexión
electrónica promete afectar nuestras nociones tanto de autor
–y de autoría– de los textos que estudiamos, como
de nosotros mismos como autores [Nota
1].
Lo que nos instala ante el problema postmoderno de reconfigurar tanto
al autor como al lector. La realidad es que la Web se ha convertido
en una comunidad horizontal de conocimientos en la que lo verdaderamente
valioso son las ideas que no tienen dueño, por lo que cabe anunciar
que el pensamiento goza de buena salud. Y, paradójicamente, la
salud del pensamiento crítico y auténticamente científico,
está desde hace mucho fuera de los departamentos universitarios.
En ellos lentamente desfallece y, a menudo, muere.
Los
teóricos culturales y especialistas en hipertexto postulan que
deben abandonarse los actuales sistemas conceptuales basados en nociones
como centro, margen, jerarquía y linealidad y sustituirlos por
otras de multilinealidad, nodos, nexos y redes. Casi todos los participantes
en este cambio de paradigma, que marca una revolución en el pensamiento,
consideran la escritura electrónica como una reacción
directa a las desventajas e inconvenientes del libro impreso. Esta cambio
esta teniendo, como se verá aquí, profundas repercusiones
en la literatura la enseñanza y la política.
Es
de importancia capital para la filosofía, el psicoanálisis,
la ciencia y en general para la lógica que subyace en toda trama
argumental, esto es en todo desarrollo conceptual o discursivo - el
ocuparse tanto del problema del estatuto ontológico de lo que
denominamos texto como del conflicto entre las dos formas estratégicas
de diseñar el mismo. Conflicto que no es de orden tecnológico
sino fundamentalmente valórico. Se trata de dos formas de interpretar
la Modernidad y su Idea de Progreso, que son el fundamento del Paradigma
Lineal de representación de los conocimientos o de la información.
Los intentos actuales de ruptura con el Texto Unilineal en nombre de
la multilinealidad (Hipertextualidad) muestran en forma implícita
o explícita la lucha entre la defensa política y académica
del discurso universal, fijo, e inamovible (el ‘pensamiento único’)
frente al relativismo individual capaz de establecer sus propios centros
o descentrar el discurso establecido.
Es importante constatar como la Hipertextualidad esta siendo usada por
los defensores del Texto Lineal para su mejor consolidación.
Esto con independencia de que haya sido una tecnología - como
es el soporte hipertextual y la capacidad de digitalizar la escritura-
quien lo haya puesto sobre el eje de las discusiones postmodernas sobre
la articulación del pensamiento.
En
su aspecto operacional las nuevas retóricas ponen en escena diferentes
tipos de cruces entre lo real y lo virtual, entre lo sintético
y lo natural. Entre estas representaciones podrán encadenarse
metamorfosis continuas. Los ‘espacios virtuales’ equivalen
a campos de datos de los que cada punto puede considerarse como una
puerta de entrada a otro campo de datos, hacia un nuevo espacio virtual
que conduce a su vez a otros espacios de datos. Serán, por ello,
necesarias nuevas formas de navegación mental para orientarse
en esos laberintos de información en constante regeneración.
De ahí la importancia de las técnicas de ‘navegación’,
de ‘orientación’. Hay que saber luchar contra la
deriva inherente a las travesías largas, hay que saber alcanzar
el destino del viaje.
No
sólo en ficción hipertextual sino también en la
literatura experimental es posible encontrarse con estilos caudalosos
en constante pliegue y despliegue. Narrativas o articulaciones discursivas
que se puede recorrer en diversas direcciones, no sólo sucesivas
sino simultáneas, opuestas, contradictorias, que no admiten una
sola categorización, sino las más variadas: novela, antinovela,
antipoesía, escritura automática, parodia literaria, reflexión
filosófica, meditación esotérica, y muchas otras
caracterizaciones paralelas o complementarias. No se trata de lo uno
o lo otro, sino de lo uno y lo otro.
La
presencia de múltiples trayectos de lectura crea un texto que
existe con independencia mucho menor respecto de los comentarios, analogías
y tradiciones que el texto impreso. Este tipo de democratización
no sólo reduce la separación jerárquica entre el
así llamado texto principal y las anotaciones, que ahora existen
como textos independientes, unidades de lectura o lexias, sino que también
difumina las fronteras entre los textos individuales. De este modo,
la conexión electrónica reconfigura nuestra experiencia
tanto del autor como de la propiedad intelectual. Y ello promete afectar,
nuestras nociones tanto de autor –y de autoría– de
los textos que estudiamos como de nosotros mismos como autores. Lo que
nos instala ante el problema postmoderno de reconfigurar tanto al autor
como al lector.
La
palabra hipertexto es mucho más concordante con la necesidad
de enfatizar que la red de asociaciones está poblada de signos
y no de palabras. Etimológicamente el vocablo texto remite a
la antigua técnica del tejido. Se hace el vestido para vestir
a la única especie que se viste. El texto es sinónimo
de elaboración cultural, pero el texto, me arriesgo a decir,
es siempre hipertexto, como la ropa que nos delimita y a la cual confluye
la tela de sentidos societales que le atribuimos. La metáfora
del hipertexto está poblada de topologías apropiadas.
Baste recordar que por los hipermedia se navega, se interactúa,
es decir, se opera en un contexto que a la vez contribuimos a crear.
La red hipertextual no está en el espacio, ni en el tiempo –como
una Enciclopedia– ella es el espacio y el tiempo. Los hipermedia,
cabe advertir, nos exponen a un riesgo, el de ser absorbidos por una
efectiva entropía semiótica: nos perdemos mucho más
fácil en una carretera hipertextual que en una Enciclopedia.
La referencia espacial y sensomotora que actúa cuando, delante
de la pantalla, tenemos acceso a una pequeña superficie proveniente
de otro espacio, suspendida entre dos mundos. La Enciclopedia se sobrevuela,
el hipertexto es apenas manipulable ya que se nos presenta como un paquete
(en el sentido cuántico) doblado y redoblado (plexos), actualizado
por vía de una ventana. ‘Es como si exploráramos
un gran mapa sin que jamás pudiésemos desdoblarlo, sólo
es observable a través de fragmentos minúsculos’
[Nota 2] Al ‘navegar’
por un discurso de pensamientos relacionados al modo de un hipertexto,
debemos ser metodológicamente rigurosos –nunca arbitrarios–
aun cuando el modo de tratar un problema se abre a una dimensión
plástica, que encierra en su creación y utilización
una serie de asuntos tanto éticos, lógicos como estéticos.
El hipertexto constituye un cuestionamiento fundamental a la lógica
subordinativa que ha imperado en el pensamiento occidental, y una reivindicación
de los modelos asociativos y coordinativos que se encuentran en concordancia
con el paradigma holístico y trans-disciplinario de la postmodernidad.
En
un principio puede pensarse que la palabra más adecuada para
denominar al ‘creador-constructor’ de un hipertexto es la
de ‘autor’, pero un análisis más cuidadoso
nos hará caer en la cuenta que más precisa aún
es la designación, tan denostada últimamente, de ‘diseñador’.
La razón es que no sólo existe autoría en los discursos
formales, existe también construcción, mantenimiento,
indagación intelectual, búsqueda de nuevas formas, diseño
de grafos, composición ergonómica, etc. En cierto modo
al autor y conocedor de la materia hipertextualizable ha de unirse el
hacer del diseñador y de los inventores del medio, pues es claro
que: ‘los autores (según este planteamiento diseñadores)
de hipermedia (para nosotros hipertexto) afrontan problemas similares
a los que confrontaron los pioneros del cine. Tienen que inventar el
primer plano, el fundido a negro, la profundidad de campo y la disolución
de la imagen y cuando llegó el sonido tuvieron que reinventar
el medio para incorporarlo. Lo mismo es válido para los hipermedia;
tenemos la tecnología, pero aún estamos en el proceso
de inventar el lenguaje y las convenciones de este nuevo medio de comunicación’
y con éstas y aquél el propio "juego del lenguaje"
en el sentido Wittgensteiniano del término. Por decirlo de algún
modo estamos cerca de realizar bricolaje informático con el diseño
de nuestros propios objetos.
El
elemento central de la teoría aquí expuesta es la noción
de temas que se ‘entrecruzan’ en muchas direcciones y con
muchas dimensiones temáticas que sirven de travesías.
El tratamiento de un tópico irregular y complejo no puede limitarse
a una sola dirección sin mermar el potencial de transferencia.
La
clave para hallar esta nueva forma estaría en la estructura que
prestan a los argumentos el movimiento y los nexos, logrando ir más
allá de la limitada conexión de tema y comentario.
He aquí la
verdadera novedad del hipertexto, el aporte duradero que llevaría
hacia la tridimensionalidad en la construcción de información,
mas allá de la linealidad del texto apuntando a una lógica
de superficies, engarces, planeos y multiplicación de puntos
de anclaje.
En
el contexto de esta escritura laberíntica en la que corremos
el riesgo del extravío del autor subsumido por el texto o por
los constantes y expansivos comentarios, estamos ante la idea de texto
como tejido en perpetuo urdimiento, como un tejido que se hace, se traba
a sí mismo y deshace al sujeto en su textura: una araña
que se disolvería ella misma en las secreciones constructivas
de su tela. En un sentido similar en la obra de William Burroughs[Nota
3]el sujeto se encuentra manipulado y transformado por los
procesos de contagio. El lenguaje es un virus que se reproduce con gran
facilidad y condiciona cualquier actividad humana, dando cuenta de su
intoxicada naturaleza. Los textos de Burroughs proliferan sin principio
ni fin como una plaga, se reproducen y alargan en sentidos imprevisibles,
son el producto de una hibridación de muy diversos registros
que no tienen nada que ver con una evolución literaria tradicional,
sus diferentes elementos ignoran la progresión de la narración
y aparecen a la deriva desectructurando las novelas de su marco temporal,
de su coexistencia espacial, de su significado, y posibilitando que
sea el lector quien acabe por estructurarlas según sus propios
deseos.
II- Postmodernidad; textualidad, redes y discurso ex –céntrico.
Desde
fines de los años ‘90 -del siglo recien pasado hasta hoy-
la Web ha evolucionado considerablemente. Sistemas de publicación,
modos de navegación y tránsito de la información,
nuevos modos de telepresencia, fundidos del inconciente, metafísicas
de la realidad virtual, se han múltiplicado mejores tecnologías
digitales, más usuarios y lectores.
Dada
la instrumentalización radical a la que nuestra sociedad se ha
visto llevada por muy diversos y complejos motivos, el mercado en general
y muy particularmente el editorial, en la medida en que convencionalmente
ha sido el encargado de la difusión de ideas, se ha convertido
o en una forma de ganar dinero o en una plataforma ideológica
de determinados grupos de poder.
Ante
esta situación, por todos conocidos, pareciera que no quedaba
resquicio alguno por donde introducir un pensamiento que no pretendiese
o ganar dinero o legitimar alguna forma de dominación.
Si el desarrollo social humano se puede caracterizar por algo es por
incrementar de forma constante los modos y formas de comunicación,
pero no resulta difícil imaginar que la red termine siendo controlada
por aquellos que esperan beneficios de cualquier cosa y muy especialmente
de la producción de ideas (buenas o malas). Eso es lo que sistemáticamente
se ha producido, uno a uno han ido cayendo bajo el control de grupos
de intereses los medios de comunicación que las sociedades humanas
han producido. Internet tiene el consuelo de que siempre habrá
un nivel de vulnerabilidad que permitirá que nunca nada en ella
sea fiable. Este es un conocimiento importante porque no permite que
la gente idolatre el medio y acepte sin desconfianza la información
o el conocimiento que transmite. Internet obliga a contrastar la información
a complementarla o ampliarla, invita a la comunicación, crea,
en definitiva comunidad.
En
este sentido ha tenido lugar un importante cambio en los últimos
años conforme Internet se ha ido imponiendo como el mejor medio
en la difusión de ideas. Todavía queda el recelo respecto
a quién está detrás de cada cosa y todavía
queda el contraataque que desde los medio establecidos, que representan
a los grupos de poder y de interés, se realiza, pues ellos siguen
teniendo el control de las agencias de evaluación, de las revistas
‘prestigiosas’, de las cátedras universitarias y
de los medios masivos de comunicación, pero inevitablemente la
publicación electrónica se equiparará con otras
formas tradicionales en los que se asientan en la actualidad los derechos,
los méritos o la propiedad.
Es
habitual, por ejemplo, que el autor, generalmente académico y
no familiarizado con la Web, cuando publica en iniciativas on line su
mayor preocupación son los derechos de autor, si le copiarán
sus textos, si su obra será reconocida y valorada de la misma
forma que en formato papel.
Frente
a esto cabe reivindicar una idea que constituye o, más bien debiera
constituir uno de los principios de la Web, entendida esta como una
comunidad horizontal de conocimientos, y es que lo verdaderamente valioso
son las ideas y éstas no tienen dueño. En el número
cinco de A Parte Rei se tradujo y publicó el trabajo del Critical
Art Ensemble ‘El plagio utópico, la hipertextualidad y
la producción cultural electrónica’ el que, junto
a ‘El Hipertexto y las nuevas retóricas de la Postmodernidad;
textualidad, redes y discurso ex –céntrico’[Nota
4]. se ha convertido en una
especie de ideario, del que se desprende una consideración valórica
para toda la comunidad que interactúa en la Web, y es que se
debe reivindicar el valor del trabajo del pensar y no la instrumentalización
sistemática y aniquiladora que se hace de esta tarea. De ahí
que ciertas prácticas descalificadas –como mal espíritu
deportivo– por los lugares comunes de la crítica al medio
informático, deban ser reivindicadas, y esto con sólidos
argumentos desde la propia empresa del conocimiento y la cultura.
Argumentemos:
Las ideas mejoran. El significado de las palabras participa de esta
mejora. El plagio es necesario. El progreso lo requiere. El plagio abraza
la frase de un autor, utiliza sus expresiones, borra una falsa idea
y la sustituye por otra correcta.
‘En
su forma más heroica, la nota a pie de página tiene una
función hipertextual de baja velocidad, esto es, al poner en
contacto al lector con otras fuentes de información que pueden
más tarde articular las palabras del productor. Señala
información adicional demasiado larga para poder incluirla en
el mismo texto. No es una función objetable. La nota a pie de
página es además una forma de vigilancia sobre un escritor,
para asegurarse que no está utilizando de forma impropia una
idea o frase de la obra de otro escritor. Esta función convierte
a la nota en algo problemático, aunque pueda ser conveniente
en tanto que se trata de una forma de comprobar las conclusiones en
un estudio cuantitativo, por ejemplo. La función de vigilancia
de la nota a pie de página impone interpretaciones fijas en una
secuencia lingüística e implica la propiedad del lenguaje
y de ideas por parte del individuo citado. La nota se convierte en un
homenaje al genio que supuestamente ha sido el artífice de la
idea’[Nota
5].
Es
así como la reconfiguración del concepto de autor, bajo
el de escritura cooperativa, evita la hipostación de remitir
el texto a una figura fantasmagórica –la del autor–
que se encuentra fuera de él (del texto) y lo precede. Punto
de vista que generaba esa apariencia de personalidad, que creaba la
ficción de poder sacar o derivar una personalidad a partir –o
como soporte de los textos–, creyendo hallar en ello una prueba
de que existe una personalidad unificada ‘detrás’
o ‘dentro’ de los textos o incluso ‘implícita’.
[Nota 6]
La
producción cultural, literaria o de cualquier otro tipo, ha sido
siempre un proceso largo y laborioso. Una empresa colectiva. Hoy debemos
entender las parcelas del saber como comunidades de retóricas,
las que a su vez deben estar abiertas al dialogo interdisciplinario.
Prueba
de ello es que el genio de un inventor de la talla de Leonardo da Vinci
radica en su habilidad a la hora de combinar los entonces separados
sistemas de la biología, las matemáticas, la ingeniería
y el arte. Más que un creador fue un sintetizador. Ha habido
muy poca gente como él a lo largo de los siglos, porque la habilidad
de contener tantos datos en la memoria biológica de un individuo
es algo muy raro. Ahora, sin embargo, la tecnología de la recombinación
se encuentra disponible en el ordenador. El problema para los futuros
productores de la cultura es el acceso a esta tecnología y a
la información. Después de todo, el tener acceso es el
más precioso de todos los privilegios, y por ello, está
estrictamente custodiado, lo que a su vez le lleva a uno a preguntarse
si para llegar a tener éxito en el mundo del plagio, tiene uno
además que ser un buen pirata informático.
Todos los textos son utilizables y reutilizables. En esto estriba la
epistemología de la anarquía [Nota
7]. es siempre mejor estar dotado de una conciencia que tenga
el mayor número de perspectivas de interpretación que
sean posibles evitando así la tiranía de los paradigmas
y las interpretaciones canonizadas.
Además,
las ventajas de una publicación virtual son evidentes. En primer
lugar es más barata y consigue una máxima difusión,
que es el fundamental problema que tiene la publicación en papel.
Además el medio es bastante ilimitado lo que permite tener todos
los contenidos disponibles para su consulta y uso. Por otro lado, permite
una modificación en cualquier momento en que sea preciso, lo
que el papel no permite.
Pese
a ello sigue primando la racionalidad del mercado; todavía hay
muchos autores que consultan si en las Publicaciones electrónicas
se respetan los derechos de autor o si publicar en sus páginas
aporta méritos académicos. Revistas de prestigio intelectual
como Observaciones Filosóficas difunden ideas y si hacen curriculum
a través de su indexación a Directorios internacionales,
esto es sólo secundario.
En los últimos años conforme Internet se ha ido imponiendo
como el mejor medio en la difusión de ideas la importancia de
las publicaciones on-line han ido cobrando una mayor relevancia.
Sin
embargo todavía queda el recelo desde los medio establecidos,
que representan a los grupos de poder y de interés. Ellos desean
seguir detentando el poder y teniendo el control de las agencias de
evaluación, de las revistas ‘prestigiosas’, de las
cátedras universitarias y de los medios masivos de comunicación,
pero inevitablemente la publicación electrónica se equiparará
con otras formas tradicionales en los que se asientan en la actualidad
los derechos, los méritos o la propiedad.
Por lo demás, lo original, lo valioso o lo interesante no reside
nunca en el soporte en el que se trasmite, sino en lo que cuenta o dice,
en la capacidad de suscitar más pensamiento o de desordenar creencias.
Contra el lema de McLuhan [Nota
8],
el medio no es en ningún caso el mensaje. Pensar lo contrario
es someterse. Aquí está nuestra reivindicación:
que como sea, algún efecto produzca. Lo valioso debe elevarse
por encima dejando al medio en sombra, transcendiéndolo y, en
consecuencia, unificando todo medio imaginable.
La
teoría de McLuhan ‘el medio es el mensaje’, se convirtió
en el lema de la contracultura de la década de 1960. En general
su teoría trataba sobre las tecnologías y el efecto que
producen en las formas y la escala de la organización social
y la vida individual.
De
modo que no nos no nos engañemos, es infinitamente mayor el beneficio
del soporte digital de la información que los males o vicios
que ha engendrado.
Muchos
estudiantes imprimirán los artículos o aquello que les
interese para leerlo como se aprendió de pequeño, en el
lugar más cómodo, siguiendo la ruta hipertextual que posiblemente
sugiera la lectura. Otros se moverán a lo largo de la pantalla,
en lecturas rápidas o depositando la mirada allí donde
la atención recaiga. El futuro, no se sabe, pero seguro que durante
mucho tiempo convive lo nuevo con lo antiguo, como se ha producido en
todos los contextos de la vida humana. En cualquier caso, lo que se
espera es que haya algo para leer sea en papel, en pantalla o lo que
el desarrollo tecnológico vertiginoso produzca.
Finalmente,
cabe anunciar, que el pensamiento goza de buena salud. Y, precisamente,
la salud del pensamiento crítico y auténticamente científico
está desde hace mucho fuera de los departamentos universitarios.
En ellos lentamente desfallece y, a menudo, muere. Es desde fuera, donde
todavía se respira aire puro, son proyectos como los de esta
Revista los últimos reductos posibles para esta actividad originalmente
desinteresada y creativa –que es la ciencia y la filosofía–
donde aun subsiste la discusión crítica y el pensamiento
original e independiente, no interesado en canonizar autores, ni asentar
un pensamiento conservador, insípido, aunque políticamente
correcto, aséptico y funcional al establishment.
__________________________
DATOS
DEL AUTOR:
Adolfo
Vásquez Rocca PH. D.
Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica
de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento
de Filosofía IV, Teoría del Conocimiento y Pensamiento
Contemporáneo. Áreas de Especialización Antropología
y Estética. Profesor del Programa de Postgrado del Instituto
de Filosofía de la PUCV, del Magíster en Etnopsicología
-Escuela de Psicología PUCV, Profesor de Antropología
Filosófica en la Escuela de Medicina de la UNAB. Director de
la Revista Observaciones Filosóficas http://www.observacionesfilosoficas.net/
Secretario Ejecutivo de Revista Philosophica del Instituto
de Filosofía de la PUCV http://www.philosophica.ucv.cl/n27.htm
. Editor Asociado de Psikeba, Revista de Psicoanálisis y
Estudios Culturales, Buenos Aires y de la Revista de Antropología
Médica, UNAB. E-mail: adolfovrocca@gmail.com
Nota 1: Artículo,
‘La reconfiguración del concepto de autor. Alteridad
e Identidad en la poesía de Juan Luis Martínez’,
En Cyber Humanitatis Nº 33 (Verano 2005), Revista de la Facultad
de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile ISSN 0717-2869.
http://www.cyberhumanitatis.uchile.cl/CDA/texto_simple2/0,1255,SCID%253D14316%2526ISID%253D512,00.html
Nota 2: ESTÉ,
Aquiles, Cultura Replicante; el orden semiocentrista, Editorial
Gedisa, Barcelona, 1999, p.123.
Nota 3: VÁSQUEZ,
ROCCA. Adolfo, William Burroughs y La Metáfora Viral; Postmodernidad,
compulsión y Literatura conspirativa, en Psikeba -Revista
de Psicoanálisis y Estudios Culturales, http://www.psikeba.com.ar/articulos/AVRburroughs.htm
Nota 4: VÁSQUEZ,
ROCCA. Adolfo,’El Hipertexto y las nuevas retóricas
de la postmodernidad; textualidad, redes y discurso excéntrico’
En PHILOSHOPHICA N º 27 2004, Revista del Instituto de Filosofía
de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. pp.
pp.331 – 350
En Web http://www.philosophica.ucv.cl/abs27hipertexto.htm
Nota
5: Critical
Art Ensemble ‘El plagio utópico, la hipertextualidad
y l a producción cultural electrónica’, en
A Parte Rei, Nº 5.
- VÁSQUEZ, ROCCA. Adolfo, ‘El Hipertexto y la lógica
del laberinto’ en Revista Latinoamericana de Filosofía
aplicada. (RLFA), publicación asociada a Journal of Applied Philosophy
(Inglaterra).
Nota 6: VÁSQUEZ, ROCCA. Adolfo,
‘Reconfiguración del concepto de Autor; Alteridad e
Identidad’, En Cyber Humanitatis Nº 33 (Verano 2005)
Revista de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad
de Chile ISSN 0717-2869.
http://www.cyberhumanitatis.uchile.cl/CDA/texto_simple2/0,1255,SCID%253D14316%2526ISID%253D512,00.html
Nota 7: Según la expresión
de Paul Feyerabend.
Nota 8: Herbert Marshall McLuhan (1911-1980).
Dr. en Literatura Inglesa por la Universidad de Cambridge, Inglaterra.
Autor de ‘Comprender los Medios de Comunicación’,
el libro de no ficción más vendido en Harvard y otras
universidades.