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Apuntes para mi cuaderno azul 1. El paradigma Akáshico de Ervin Laszlo
Marc Montijano Cañellas
31/10/2013


Ervin Laszlo
El paradigma Akáshico. (R)evolución en la vanguardia de la ciéncia
Editorial Kairós,
Barcelona, 2013
145 pp.

Hace unos días, a media mañana, decidí ir a una localidad cercana a la mía, era una visita que no tenía programada. Cambié de ruta y apenas encontré tráfico, así que llegué un poco antes de lo esperado. Para evitar los habituales problemas de aparcamiento, dejé el coche en el parking de un edificio en el que vive un familiar. No pensaba subir a aquella casa, entre otras cosas porque sabía que no había nadie, pero me entró sed, por lo que me acerqué un segundo. Justo abro la puerta del piso y llaman al portero automático, para mi sorpresa, un mensajero me entrega en mano este libro. Mi historia con El paradigma Akáshico de Ervin Laszlo (Budapest, 1932), empezaba con buen pie.

  

Siempre he creído que vivimos en un mundo interconectado, no somos entes independientes, por mucho que nuestra sociedad insista en incentivar nuestro egoísmo y el desapego con nuestro entorno. Si nos dejáramos llevar y escuchásemos sin oír las sutilezas que nos susurra la vida, nos podríamos llevar grandes sorpresas.

Uno de los errores del mundo actual es considerar que todo aquello que no podemos percibir mediante los sentidos es una mera ilusión. Desde nuestra óptica materialista, tenemos que verlo y tocarlo todo, lo no material no tiene valor y en demasiados casos incluso cuestionamos su existencia.
Pensar que hemos llegado al máximo del conocimiento y que lo que desconocemos es simplemente porque no existe, es de una ingenuidad tal que a día de hoy causa hasta ternura. Pero aún así, sigue habiendo personas que prefieren estar anclados al pequeño hormiguero gris de las cosas pequeñas y las explicaciones sencillas. Para ellos, esta obra no reviste ningún interés.

Para el resto, el texto de este influyente científico y pensador húngaro, dos veces nominado para el premio Nobel de la Paz y asesor del secretario general de Naciones Unidas, entre otros méritos, puede resultar muy enriquecedor. Ervin Laszlo [Nota 1], alejado de especulaciones vacuas, plantea los argumentos que sostienen su paradigma desde un punto de vista científico y con absoluta claridad.

Es evidente que nos faltan muchas piezas del puzzle. Que hay algo más, es algo que tanto desde un punto de vista científico como filosófico cada vez duda menos gente. Desde la irrupción de la física cuántica en el siglo pasado, nuestra concepción del mundo está cambiado, empezó con un sutil resquebrajamiento, fácil de disimular, pero cada vez la grieta es mayor y más evidente.

En los últimos años, a la luz de nuevos descubrimientos, la ciencia ha llegado a un punto crítico que ha hecho saltar las costuras del actual paradigma. Como indica el propio autor ahora sabemos que 'la separación en el espacio y el tiempo no divide las partículas que se originaron en el mismo estado cuántico'. Pero lo sorprendente es que estas anomalías persisten a escala macroscópica. Según demuestran diversos experimentos no relacionado entre sí, 'la conexión no local persiste entre células extraídas de un organismo y el organismo propiamente dicho (...) Las información que ofrecen refleja el estado de salud del paciente en el momento de hacer el análisis, y no en el momento en que las células se extrajeron del cuerpo (...) las células permanecen conectadas no localmente con el cuerpo del paciente'. Por mucho que nos asombre la no localidad, esto no es ficción, es ciencia y simplemente ocurre. No debería ocurrir, según nuestros esquemas científicos actuales, pero sucede.

  

En la primera parte de este libro Ervin Laszlo nos expone el colapso del paradigma actual desde el punto de vista científico. Para acto seguido centrarse en el Akasha, el elemento fundamental del cosmos según él.
Akasha es un término muy antiguo que toma prestado el autor de los sabios hindúes, es el quinto elemento que los contiene todos. Es el elemento total y en el contexto de la ciencia es la dimensión oculta del universo.
Este concepto no es gratuito,'emerge de los descubrimientos de la física de vanguardia. La física cuántica advierte que el espacio no es vacío y pasivo; es una plenitud llena y activa'. Pero lo más revolucionario, desde mi percepción, es que el Akasha 'no sólo subyace en todas las cosas: genera e interconecta todas las cosas, y conserva la información que han generado'.

Sin ánimo de desvelar todos los entresijos de esta obra, me voy a detener sólo en la teoría akáshica de la cognición, por su destacado interés.
Según el autor tenemos a nuestra disposición dos formas de experimentar el mundo circundante. Hay una dimensión observable y otra oculta. La primera, la dimensión observable, es denominada dimensión M o manifiesta. La segunda, la dimensión oculta, Akasha o dimensión A. La información que recibimos de la dimensión M 'se da en la forma de propagaciones de ondas en el espectro electromagnético y en el aire; mientras que la información que recibimos de la dimensión A adopta la forma de propagaciones de ondas cuánticas. Las primeras son trasmitidas por los órganos de los sentidos, mientras que las segundas son descodificadas por estructuras subneuronales en nuestro cerebro'.
La información de la dimensión M, trasmitida por los sentidos, todos la conocemos y aceptamos como válida, pero no ocurre lo mismo con la información de la dimensión A, la matriz del cosmos, que 'trasmite efectos sutiles como presentimientos, imágenes, corazonadas e intuiciones, que no siempre alcanzan nuestra dimensión conciente'

Es evidente que en el universo hay más de lo que pensamos, y no podemos excluir la mayoría de señales sutiles que nos alcanzan desde la dimensión A. Información a la que podemos acceder también de forma voluntaria. Buceando en los estados alterados de conciencia, cultivando la meditación, la oración, la comunión con la naturaleza, las experiencias estéticas, estando atentos a nuestros sueños o mediante la introspección profunda podemos experimentar el Akasha.
Sin pretenderlo hemos empezado a tender puentes con conceptos y principios muy antiguos, presentes en muchas culturas y religiones. No todo era fantasía o ciencia ficción.

Como ya hemos comentado, según muestran cada vez más pruebas, parece que todo está conectado. Todo forma parte de esa matriz, el mundo akáshico genera e interconecta todas las cosas, pero ese mundo también posee una psyché. Una memoria cósmica que conserva la información que ha generado. Por eso 'Cuando nos sumergimos en nuestra conciencia encontramos algo más que una mente local atrapada en un cráneo. Encontramos la conciencia no local del mundo'.

Dando un paso más, ya para finalizar, todas las tradiciones espirituales, desde las más recónditas y esotéricas hasta las más grandes y populares, nos aseguran que es posible alcanzar la iluminación a través de la introspección, sumergiéndonos en nosotros mismos o dicho desde la mirada cristina: 'El reino de Dios está dentro de vosotros' (Lc 17,21). Ségun Ervin Laszlo y su visión akáshica del mundo, ahora la ciencia les da la razón.


Nota 1:Ervin László (Budapest, Hungría, 1932) es uno de los científicos y pensadores más influyentes del mundo. Filósofo de la ciencia, teorista de sistemas, teorista integral, y pianista clásico. Es autor de más de 80 libros, traducidos a 23 idiomas, y de más de 400 ensayos. Editor del periódico World Futures: The Journal of General Evolution, fundador del Club de Budapest, asesor del secretario general de Naciones Unidas, presidente de la Giordano Bruno Global Shift University.

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