No puedo orar, ni llorar, pero oro
en el silencio frío de la tarde que se va.
No hay ventana ni puerta ni adiós,
porque no hay casa ni habitante que se va.
Todo queda en el pecho,
todo permanece en la memoria
porque el dicho olvido no existe para mí.
Los escombros a mis ojos llegan
como heridas fulminadas por un rayo.
Y
llamo a mis parientes desde lejanas tierras,
llamo desde este muro que me aplasta,
y el teléfono no suena: extrañas voluntades lo cortaron,
para preservar sus onerosos dividendos.
Estoy bajo los escombros de la tierra
y respiro, y no respiro, y vuelvo a respirar.
Me llaman por mi nombre y no contesto,
no tengo voz, ni fuerzas ni camino,
estoy bajo una piedra, atrapado por el miedo.
Se oye otra voz, un llanto de niño, de padres,
de amigos.
Se oye la tierra que vuelve a la tierra,
y yo estoy aquí, abrazado a un cadáver,
al cadaver de mi cuerpo, el tuyo, el mío.
Estoy aquí regado en el camino.
Oigo a lo lejos sirenas que se van,
y no me llevan, me dejan,
enterrado en el muro que construyó mi padre,
me quedo en la casa de mis padres,
en la casa de mis hijos, en mi casa para siempre.
Estoy herido, muy herido
en la carne y en el alma
estoy herido hasta el fondo de mis ojos,
hasta el fondo de mis huesos.
Yo
no sueño nada, pero sueño con mañana.
No todo termina aquí, padre, hermano,
amigo que te quedas sentado en esa piedra acongojado,
que no te venza la orfandad,
ni el oscuro río de la muerte.
Mira aquella luz, el camino, la esperanza, la fe;
oye la voz que llama en el desierto.
No fue el mar, fue la noche,
la antesala de la noche.
Debeis continuar y construir otra casa,
una casa más grande y más fuerte,
la casa de tu cuerpo, la casa de tu vida.
En este rincón de la tarde, oro
muy callado, en medio de los ruidos del mar,
del mar humano que gime de dolor,
y oro a Dios, a la Virgen, a los Santos que olvidé,
por irme por otras sendas más oscuras,
a gastar mi tiempo, mi energía y mi yo.
Aquí estoy sin una lágrima, enterrado
y renaciendo a orillas de este olivo
más allá del viento, más allá del mar.
París, 18 de agosto, 2007
__________________________
Para
saber más
__________________________
DATOS DEL AUTOR:
Porfirio Mamani Macedo nació en Arequipa,
Perú, en 1963. Es doctor en Letras por la Universidad de la Sorbona.
Es abogado por la Universidad Católica de Santa María,
y ha hecho estudios de Literatura en la Universidad de San Agustín
(Arequipa). Ha publicado poemas y cuentos en varias revistas en Europa,
Estados Unidos y Canadá. Es autor de diversos libros, como: Ecos
de la Memoria, Les Vigies, Voz a orillas de un río/Voix sur les
rives d'un fleuve, Le jardin et l'oubli, Más allá del
día/Au-delà du jour, Flora Tristan, La paria et la femme
Etrangère dans son œuvre , Voix au-delà de frontière,
Un été à voix haute, Poème à une
étrangère, Avant de dormir, La sociedad peruana en la
obra de José María Arguedas (El zorro de arriba y el zorro
de abajo), Représentation de la société péruvienne
au XXème siécle dans l'œuvre de Julio Ramón
Ribeyro. Ha enseñado en varias universidades francesas. Actualmente
reside en París y enseña en la Universidad de Pïcardie
Jules Verne y en la Universidad de la Sorbonne Nouvelle.