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Tiempo de Poeta, para que navegues por mi poesías
Rolando Gabrielli
24/07/2008


Las amó a todas,
qué quieren que les diga,
estoy aquí para interpretar
su voz,
confesar sus días de gloria,
llevar su canto
a la tierra que amó sin espanto,
con sus olas el mar.
Del Sur vienen las lluvias,
el tren con sus Musas de boinas rojas,
Estación Central.
El Poeta está en casa
con sus campanas alegres,
vuelve a nacer
en Parral, Temuco, Maruri,
Santiago, México, Buenos Aires,
Isla Negra, donde el tiempo
fija alas al viento.
104 años es el tiempo
de la primavera,
botón por botón,
renace la poesía,
brota el sueño,
la rosa, la Utopía.
(Rolando Gabrielli)


Aquí está el árbol del olvido
de él saqué un trozo de madera
para grabar tu nombre...
Aquí en Isla Negra
está la ola estrellada
que trae tu recuerdo
compañera del cielo

Neruda versos inéditos a Alicia......esta Historia continúa...
Amé otra vez y levantó el amor/ una ola en mi vida y fui llenado/ por el amor, sólo por el amor, / sin destinar a nadie la desdicha. Memorial de Isla Negra, Pablo Neruda.

Pablo Neruda, la poesía están de plácemes: 104 años cumple hoy el poeta, y lo están celebrando en La Sebastiana, Valparaíso y la Chascona, Santiago, y mañana en Isla Negra, su último puerto frente al mar de Chile. No es Isla, ni es negra, pero sí lo es su roca en el mar y Neruda así la bautizó. Se transformaría en su principal refugio y si no andaba de viaje, estaba en Isla Negra. Los principales objetos que coleccionaba por el mundo y dentro de Chile, viajaban hacia Isla Negra, ‘un puerto’ de reencuentro del mundo material nerudiano, que en su poesía nunca tuvo límites.

      

La historia de Neruda, como su poesía es tan conocida, como sus amores, vida, porque fue un hombre público y en su palabra más íntima, están sus aciertos y errores, convicciones, pasiones, su manera de ver y sentir la vida, el hombre y las cosas. Isla Negra está a cien kilómetros de Santiago, en las proximidades del puerto de San Antonio. Yodo y sal es lo que se respira del mar de Isla Negra, que truena y cuyas olas inmensas revientan en las rocas. Así describe el paisaje del mar Neruda, en estos versos inéditos que conforman un poemario de 14 páginas, de acuerdo con el coleccionista, Nurieldin Hermosilla, quien los dio a conocer hace unos días. Forman parte y dan vida al Álbum de Isla Negra. La dedicatoria revelada recientemente es esta: ‘Isla Negra. Pablo Neruda. Para que navegues por mi poesía. Para mi querida Alicia’. El libro, subraya Hermosilla, descansa en estos poemillas que son típicas cosas de Neruda y de sus álbumes. Yo tengo cuatro de los cinco que al parecer hizo: Java, Nyon, Terusa e Isla Negra. Sólo me falta el de Capri, que, me parece, está en la Fundación. El Álbum de Capri corresponde a Versos del Capitán, donde Neruda le escribió a Matilde en Pequeña América:

Cuando miro la forma/ de América en el mapa/, amor, a ti te veo:/ las alturas del cobre en tu cabeza,/ tus pechos, trigo y nieve,/ tu cintura delgada,/veloces ríos que palpitan, dulces colinas y praderas/y en el frío del sur tus pies terminan/ su geografía de oro duplicado./ Amor, cuando te toco/ no sólo han recorrido/mis manos tu delicia, sino ramas y tierra, ¡rutas y agua,/ la primavera que amo,/ la luna del desierto, el pecho/ de la paloma salvaje,/ la suavidad de las piedras gastadas/ por las aguas del mar o de los ríos/ y la espesura roja/ del matorral en donde la sed y el hambre acechan./ Y así mi patria extensa me recibe,/ pequeña América, en tu cuerpo./ Aún más, cuando te veo recostada/ veo en tu piel, en tu color de avena,/ la nacionalidad de mi cariño.

      

En cinco mil metros cuadrados de terreno, Neruda logró construir 500 metros cuadrados de su propiedad, inventada por su imaginación y deseos, y así fue creando espacios, que cualquier arquitecto, quizás habría volado por alguna ventana por ese mar de algas y cochayuyos, sin comprender los caprichos de su dueño, el Vate de Isla Negra. La casa se llenó de rincones, objetos, recuerdos, vida, pasillos, puertas, recámaras, sitios más privados y de todo lo que Neruda consideró que le pertenecía.

Yo recuerdo en el 2000, cuando hablábamos de Neruda que había dejado siete libros inéditos y me preguntabas con asombro: ¿es verdad? y la conversación brotó como en cascada. Neruda nunca pensó ni remotamente que iba a morir en circunstancias tan difíciles y dolorosas, porque se preparaba para su cumpleaños número 70, que celebraría con la tradicional edición de sus libros. Uno por cada década. Hablábamos en la noche como iluminados, separados por el mar, unidos a las estrellas y la luz de la luna tenue, a uno y otro lado...¿Recuerdas? Y Neruda diciéndonos en su libro El Corazón Amarillo.

Yo volví del fondo del mar odiando las cosas mojadas:me sacudí como los perros de las olas que me querían y de repente me sentí contento de mí desembarco y únicamente terrestre.

El Mar y las campanas, ¿recuerdas?

Y solo
su campana
allí está entre las otras
guardando en su vacío
un silencio implacable
que se repartirá cuando levante
su lengua de metal ola tras ola.
De tantas cosas que tuve,
andando de rodillas por el mundo,
aquí, desnudo,
no tengo más que el duro mediodía
del mar, y una campana.
Me dan ellos su voz para sufrir
y su advertencia para detenerme.

La noche nerudiana atravesaba el frío norte sobre el cálido buzón tropical. Las palabras pesadas, livianas, estallando como el cristal de la noche, reflejo del reflejo. Un gran poeta, me decías, uno de mis favoritos. Yo había dado la conferencia: Neruda, todos los nerudas, título cortaziano, él argentino un admirador del chileno y reconocía influencias en su novelística. Sí, te decía, son muchos poetas en Neruda, sus libros como Residencia en la Tierra, Canto General, Odas elementales, 20 Poemas de Amor y una canción desesperada, Tentativa del Hombre infinito, en fin. La poesía seguía viajando en la palabra de dos. Detrás del sol, el sol, sin fronteras, la palabra, la palabra, me repetía. Tú eres mi poeta, mi Neruda, me dijiste, estás vivo. Estallé en una carcacajada de Sur a Norte y debe estar escuchándola ahora Pablo Neruda que conmemora (hoy 13 de julio) sus 104 en Isla Negra, un día después de su fecha real, el 12 de julio. Mis amigos, los poetas, José Ángel Cuevas y Manuel Silva Acevedo, y David Bustos, a quien no conozco, conmemoran la fecha en Isla Negra con recitales.

¿Como serán tus ojos, me preguntaba? ¿Tus manos, tu risa, tus pies, tus piernas, tu mirada, tus sueños, tus días, tus albas? Esa noche Sur y Norte, como los copihues.

Y ahí está Neruda en Isla Negra, en la cordillera de la Costa, entre Vicente Huidobro, sobre la cima de un cerro en Cartagena, respirando el mismo mar, a y Nicanor Parra, vivo aún, en Las Cruces, quien con sus binoculares observa Isla Negra y Cartagena. El peso de la Cordillera de la Costa en materia de poesía sobre el resto de la geografía nacional es indudable, aunque existen poetas que respiran por todo el territorio patrio.

Huidobro y Neruda polemizaron en su tiempo con De Rokha como telón de fondo bramando por los cuatro vientos y costados. Fueron tiempos memorables para la poesía en un país del tercer para cuarto mundo, una pobre capitanía general abandonada a su desierto, mar y nieve, a los ventisqueros de Chile y su Patagonia encantada. La sal y la pimienta, la trajo después Nicanor Parra, antipoeta de Chillán, a poco más de 200 kilómetros de Temuco. Parra se subió al tren de la poesía cuando nadie lo esperaba y se puso a pedalear a su manera contra todo, primer contra si mismo y luego se transformo en gas en su carrucel multicolor. Dijo Parra con respeto, humor, resignación y mucho realismo: ‘Hay dos maneras de refutar a Neruda: una es no leyéndolo, la otra es leyéndolo de mala fe. Yo he practicado ambas, pero ninguna me dio resultado’.

Pablo Neruda  Pablo Neruda  Pablo Neruda

Hablamos de la Hormiguita esa noche: ¿recuerdas? Sí, la aristocrática, culta, rica, espléndida Delia del Carril, argentina, y tal vez la mujer más importante de Neruda, con quien vivió casado 18 años. Delia cambió la historia de Neruda y con ella escogió la casa de Isla Negra, el terreno, cuando regresaron de España al departamento de Silvia Thayer en Santiago. Volodia Teitelboim, su mejor biógrafo, nos habla de esta mujer de una sensibilidad extraordinaria, artista, pintora, comunista y quien fuera la ‘maestra y orientadora de Neruda’. Fue Delia quien le presentó a Picasso, Juan Gris, los surrealistas, empezando por Aragón, informa Teitelboim. En España era amiga de García Lorca, Alberti, Hernández, quienes serían amigos posteriormente de Neruda y parte importante de su destino poético y político. Ella percibió en él al poeta al cual ella podría empujar a vuelos más altos, afirma Volodia. El poeta mexicano José Emilio Pacheco, afirmó que Residencia en la Tierra es el mejor libro surrealista escrito en cualquier idioma. Se casaron en México en 1943. Delia había estudiado arte en París y cantaba.

Delia fue una mujer secreta, nunca se refería a ella, amiga de Jorge Luís Borges hasta el fin de los días del ficcionador universal argentino, porque ella, físicamente, viviría casi al fin de los tiempos: 104 años. Participó activamente en la edición del Canto General, una de las cumbres nerudianas. Promovió la obra del poeta hasta el año 1955, cuando se separaron. Delia nunca dejó de ser argentina y siento que fue una mujer sin fronteras, una adelantada de su tiempo, una mujer briosa como sus magníficos caballos que pintó hasta el final de sus días. Expuso su arte casi por 30 años, entre París, Buenos Aires y Santiago de Chile. Es difícil que Neruda haya olvidado a semejante bello animal bohemio, Musa generosa..., nacida sin límites, ni vencida por los vientos de la historia...Tú, la del país extenso/a mí llegabas... le dice en memorial de Isla Negra. Delia, entre tantas hojas/del árbol de la vida/tu presencia/en el fuego/tu virtud/de rocío:/en el viento iracundo/una paloma....que el amor extinguido noe s la muerte/sino una forma amarga de nacer...Por eso, pasajera/suavísima,/hilo de acero y miel que ató mis manos/en los años sonoros/existes tú no como enredadera/en el árbol sino con tu verdad.

¿Al poeta le sobraba amor en su poesía y vida real? Difícil indagación en el corazón humano. Las bestias suelen ser fieles al agua que bebe y al aire que respiran. En Memorial de Isla Negra, si usted lee e indaga en sus páginas, mi querido lector, encontrará versos a una de sus Musas de 20 Poemas de Amor y una canción desesperada: Terusa, ¿un recuento de su autor de algunos amores que consideró importantes? El corazón es un músculo, toc, toc, toc, tiene una puerta que a veces es muy grande y se abre como el sol de las mañanas y oscurece como en las noches sin estrellas. Terusa/ abierta entre las amapolas/ centella negra/ de primer dolor/ estrella entre los peces/ a la luz/ de la pura corriente genital,/ave morada del primer abismo... Terusa de ojos anchos...

Neruda no se detuvo en Veinte Poemas de Amor, ni en los Versos del capitán, ni en toda su poesía amorosa, todo fue inútil para detener su último y torrencial amor con Alicia. Avezados sabuesos y sabuesas intrigadas, hurgaron en los confines de la geografía para encontrar a la Musa que volvió a reencantar el corazón del Mago Merlín, al Buda de Isla Negra. Alguien llegó a Arica, la última ciudad de Chile en el Norte, o el principio de Chile como país hacia el Sur, a tocar la puerta de Alicia, cuya modestia y olvido supera los sueños de su gran amor. Alicia se esfumaba cuantas veces fuera necesario y no dejaba más huella que su silencioso misterio de no estar para entrevistas ni respuestas a su vida amorosa con Pablo Neruda. El pasado es más poderoso a veces que el futuro. Cuenta una de las rastreadoras más audaz, la periodista Inés María Cardone.

‘Pero ni los treinta años que lleva muerto ni los cien desde su nacimiento ni cualquier excusa es suficiente para convencer a Alicia o a Rosario. Mi insistencia, que no fue leve, alcanzó para convencer a la hija y con ella mantuve una breve entrevista. En la puerta de su casa en Arica, conversé con esta pelirroja que tuvo en Neruda a un padre amoroso y complaciente, que le permitía entrar a su escritorio, que le celebraba sus dibujos y que la quería como a la hija que siempre quiso tener. No tiene más que buenos recuerdos y la estricta convicción de que su madre, la última mujer que Neruda amó, ejerce un silencio respetable y que ella no hará nada por hacerla cambiar de opinión. Lo que ellos vivieron es un secreto que algún día Alicia se llevará a la tumba.’ Estas expresiones son de hace cuatro años hasta que Nurieldín Hermosilla, el coleccionista, se encontró con los versos escritos a mano: la revelación de las revelaciones que todos buscaban. Jamás sabremos por qué Neruda es Neruda, advirte José Emilio Pacheco.

PD Las últimas dos Musas de Neruda, Matilde y Alcia Urrutia, su sobrina, son de pelo rojo, colorín decimos en Chile. Colorín colorado este cuento se ha acabado.



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DATOS DEL AUTOR:


Rolando Gabrielli (Santiago de Chile, 1947). Estudió Periodismo en la Universidad de Chile. Ejerció hasta el 11 de septiembre de 1973 en su país. Fue Corresponsal Extranjero en Colombia y Panamá (1975-79). Funcionario Internacional, experto en la industria bananera, encargado de estrategias para los ocho países de la región miembros de la UPEB, Editor de la publicación científico-técnica y económica, con circulación en 56 países, columnista de la revista alemana D+C (1979-89). Escribe para varios periódicos panameños como Analista Internacional y trabaja en el programa de la Unión Europea-PNUD, Tips On Line, mercadeo de oportunidades empresariales vía Internet. Asesor en estrategias empresariales, editor de Suplementos especializados, ha trabajado y lo hace actualmente en marketing.