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Ocupaciones del espacio. uso(s) y ficción(es) de la memoria
Marla Freire
03/10/2011


 

La mirada recorre las calles como páginas escritas: la ciudad dice todo lo que debes,
pensar, te hace repetir su discurso, y mientras crees que visitas Tamara, no haces sino
registrar los nombres con los cuales se define a sí misma y a todas sus partes.

Italo Calvino

En New York, en medio de la des-industrialización que tiene lugar desde fines de la década de los sesenta y camino hacia una economía de la información combinada con la erradicación de viviendas consideradas como insalubres y obedeciendo a una regla de reurbanización, artistas y personajes de toda índole se dieron cita unidos por la atracción hacia lo visual y los distintos espacios al mismo tiempo que abandonados, periféricos. En una zona urbana deprimida y apta al mismo tiempo para todo tipo de usos (desde el arte a la escena gay) surge la ocupación del espacio en Manhattan.

Es importante señalar que el cine experimental de los setenta, junto a los registros ‘en bruto’ de algunas performances o happening realizados en la época, retrataban y fijaban una imagen de las tantas posibles que puede llegar a tener una misma metrópolis. Se buscaba filmar distintos usos del espacio que se activaban por medio de las acciones que fueron realizadas, de manera más o menos espontánea y siempre incluyendo o teniendo como telón de fondo la ciudad. Se documentaron a través de fotografías o vídeos, distintas facetas de una misma urbe, de su arquitectura, de sus habitantes; la multitud y su entorno aparecen siempre en un constante movimiento, donde el original y su copia (lo filmado o fotografiado) aparecen en esta realidad materializados de igual a igual, se multiplican y la ciudad muestra también su multiplicidad al ser –o poder ser- todos los lugares (o incluso ninguno) al mismo tiempo.

Peter Hujar tomadas en el West Side de Manhattan en 1976  David Wojnarovics, Rimbaud en New York  David Wojnarovics, Rimbaud en New York

Remitirse al vídeo –y con ello al movimiento- donde se documentaron distintas facetas de la urbe, desde las formas arquitectónicas a sus habitantes a través del perpetuo movimiento y la multiplicidad de una ciudad contrastante, a las fotografías por ejemplo de Peter Hujar tomadas en el West Side de Manhattan en 1976 o a las de David Wojnarovics, especialmente Rimbaud en New York o al trabajo directo sobre los restos de la ciudad como en el caso de Gordon Matta- Clark y Joan Jonas, requiere por supuesto de tiempo y una buena cuota de reflexión, una cierta distancia espacio- temporal, una buena cuota de memoria (a través muchas veces de las autobiografías escritas por algunos de ellos) y saber entregarse por completo ante las preguntas que sugerirá la imagen. O en su defecto del recuerdo no vivido que seamos capaces de evocar desde ellas, una vez que las cuestionamos y trabajamos sobre la idea de que esa imagen que fue capturada en algún minuto. Una mezcla imprescindible a fin de encontrar algunas respuestas o al menos acercarnos a ellas e intentar tirar del hilo.


Indagar y reflexionar sobre ‘esos otros cuerpos’

Muchos de los cuerpos en las imágenes propuestas por Nelson Sullivan (Drag Queens over Times Square, 1986) están completamente escenografiados y parecen instalar las primeras respuestas acerca de un travestismo (identitario) que los enmarca, los somete y los encasilla desde nuestra mirada. La manera de hacer taxonomías sobre los cuerpos se hace evidente: imposible no catalogar a quien describimos, ni hablar de lo que no ha sido ya nombrado y catalogado anteriormente: lo queer, la homexualidad y los placeres se hacen presentes de esta forma. Una suerte de hibridez estética y de costumbres que fueron adoptadas de acuerdo a la nueva realidad del lugar que ellos mismos proponían como suyo, se traslada luego en los formatos de registro que nos cuentan su propia memoria: la fotografía y su propia imagen en movimiento parecieran hablarnos y contarnos su historia (y las microhistorias que aparecen escondidas, como en el caso de Glenn Ligon y los relatos sobre sus viviendas, que inmediatamente nos deja en la mente algunas imágenes, incluso sin haberlas visto ni vivido en carne propia) en ese bajo Manhattan: las historias de amantes en los muelles, las performances, los vídeos de tipo experimental y la visualidad ya propia del lugar, se manifiestan. Las (micro)historias corresponderían entonces a lo dominante que no forma parte de la narrativa: una ausencia estructural que nos da las claves para entender la relación entre imagen y lenguaje. Y aparecen los cuerpos que la sociedad colonizadora ‘prohíbe’; se pasa a un cuerpo que reprimen y se llega de igual forma a un cuerpo que desprecian, pero que es el centro de este lugar, de estas imágenes presentadas y donde no se concibe el espacio en su totalidad, sin ellos. A través de esto, toma vital importancia la lectura y el discurso que se creará desde la mirada del otro, del espectador, aquel que desde lejos testimonia estas historias y sus registros, enmarcándolos en su vivencia.

David Wojnarovics, Rimbaud en New York  Nelson Sullivan (Drag Queens over Times Square, 1986)  Nelson Sullivan (Drag Queens over Times Square, 1986)

Vernos como espectadores, nos re-sitúa y hace ser parte también de la mirada del fotógrafo o del cámara, que desea llevarse ese instante y que pasará a formar parte –eventualmente- de su propia historia también. Se nos despoja de toda actitud natural para dar paso a la idea que ese otro espera que nos hagamos de ellos/as y que más adelante recordará algún momento de su vida al haber sido el autor del registro de la imagen (su propia microhistoria dentro de la historia de esa fotografía). Como si se tratara de tener que retener ese testimonio y algún tipo de materialización de esa memoria, de haber sido parte de ese momento de la historia.

¿Están ahí realmente esos amantes, o quienes fueron fotografiados o capturados a través del vídeo? ¿O sólo corresponden a una construcción que se pretenderá luego recordar como si hubiese sido real? El discurso de la mirada sobre ese objetivo se hace presente, el control del que aprieta el botón o el que graba y vuelve a capturar ese cuerpo, resulta un arma poderosa. Es su mirada traspasada hasta nosotros, es casi la consecuencia de un acto cometido de manera caníbal, que los engulló y que nos atrapa ahora a nosotros con su discurso sobre esos cuerpos y ese instante, que graficarán como prueba real más tarde su (micro)historia. Se concilian en cierta manera algunas de las ideas a priori creadas sobre el cuerpo del otro. Son imágenes que cuentan una parte de su historia y que se utilizan para acompañar un relato, los que a su vez, actúan como un testimonio, una prueba irrefutable (se podría llegar a pensar) de que la historia que se cuenta es verídica, aunque tenga componentes de ficción ya que al hablar de una autobiografía propia, común y/o también histórica, es inevitable que ello ocurra. El cara a cara del que cuenta y el que escribe (aunque sean la misma persona) se enfrentan y se produce la ficción de la mirada, de la experiencia y del relato de la(s) (micro)historia(s).

Estas ideas creadas sobre los cuerpos son mantenidas como recuerdo de un tiempo y son en cierto modo, característica de una cultura ‘apropiacionista’ con toda imagen y con todo cuerpo, que las/los toma prestadas/os convirtiéndolas/os en propias e incluyéndolas como parte de una historia común, para realizar el relato que es parte ya de una memoria viva. Estas imágenes y la experiencia de vida junto a las historias que se generan alrededor, hace que aparezcan una serie de historias desde esa imagen ‘creada y escenografiada’ que nos explicaría por ejemplo muchas de las costumbres del momento y de los modos de vida, reflejando una inspiración extranjera si se quiere (casi a modo de etnógrafos) no sólo en cuanto a la estética, sino que también en el tipo de sujeto elegido para ser retratado (drag queen, drag king, homosexuales, transformistas, etc.) y la estigmatización social que existe sobre ellos, aunque también será inevitablemente usada como un medio de clasificación e identificación de esos cuerpos e individuos y esto por supuesto que se hará siempre en función de la imagen elegida en cuestión, que se sabe, será vista también por un tercero. Serán imágenes diseñadas por la mirada del fotógrafo para luego ser vistas por otros. Usadas y utilizadas para acompañar –y retratar- un momento particular de la historia underground y personal al mismo tiempo, en aquel Manhattan.

Historias e imágenes a la deriva

El simple paseo –o deriva – navegando por la ciudad, cámara en mano por aquel Manhattan de la década de los setenta, al modo que nos propusieran los situacionistas franceses, también estuvo presente y recogía las texturas, las desigualdades sociales, la mirada subjetivada en las calles y la homosexualidad abiertamente manifestada en aquellos paisajes marítimos. Visualidad y sexo se unían en Manhattan a través de paseos desordenados y serpenteantes, como quedan de manifiesto en las fotografías de Peter Hujar (1976) o en el vídeo de David Hammons (Phat Free, 1995).

Ocupaciones y usos del espacio para realizar performances, fotografías, cine experimental e instalaciones, nos demuestra como se da la relación entre arte y ciudad más allá del típico calificativo de arte público o urbano. Aquí es concebida como parte de un cuerpo que condena tanto las desigualdades sociales, como la apropiación por parte del Estado y de la empresa privada sobre el/los territorio(s). Se trata de un cuerpo y una urbe que se resisten a ser colonizados bajo el manto de la reurbanización y el progreso. Aquí es el espacio el que nos cuenta su propia historia, tal como lo hacen las huellas y cicatrices que tiene un cuerpo; y al mismo tiempo, nos permite reconocer ese espacio por medio de la historia que es contada desde él

Peter Hujar tomadas en el West Side de Manhattan en 1976 Peter Hujar tomadas en el West Side de Manhattan en 1976 David Hammons (Phat Free, 1995) David Hammons (Phat Free, 1995)

Han sido lugares de resistencia que son ocupados para reivindicar los derechos sociales, que han sido epicentro de desórdenes, tránsitos y acciones que son realizadas en ellos para oponerse y contrarrestar las opresiones –y la peligrosa inercia- que le han sido impuestas. Manzanas completamente demolidas, lugares sin regla aparente fueron el imán que atrajo a una gran cantidad de artistas, donde la cotidianeidad de la ciudad se manifestó por ejemplo bajo la mirada de Stefan Brecht, Zoe Leonard y Christopher Wool, al retratar el trayecto de un lugar a otro.

Ir a la deriva por la ciudad es también una manera de dejarnos contar una historia. Es dejarse atravesar completamente por el espacio, por el silencio y la memoria que posee la propia ciudad siempre tan marcada por antagonismos, por la manera en que los poderes oficiales han marginado las voces de determinadas comunidades considerándolas como minorías. Es dejarse ir en rescate de la propia memoria, de las huellas, de los sedimentos que nos deja la historia, como tan bien los retratara –o capturara -Mathew Buckingham en sus fotografías (One side of Broadway, 2005) dejándonos un legado de la memoria histórica

La propia calle puede ser vista como un espacio vacío, en contra incluso de su propia historia. Y aquí es donde puede surgir nuevamente la noción de uso. Del que eventualmente se le da al espacio urbano de la ciudad: el andar, el caminar y el permanecer en espacios públicos, surgen entonces como una reivindicación, como un derecho a usar la ciudad, de habitarla, aunque sea momentáneamente. Se actualiza el espacio a través de este andar y para el otro (aquel que anda) se re-significa, al igual que para quien escribe acerca de ellos.

La historia es asociada a la estabilidad, a lo conocido y aprendido, y es por eso mismo que muchos buscamos tenerla siempre sujeta a revisión. La historiografía crea espacios fijos y muchas veces nos encontramos con esas trampas temporales en la misma ciudad, a través de los monumentos, de las ruinas convertidas en tal, que son recordatorios de una historia que ocurrió en algún lugar, pero que también se manifiestan bajo la mirada del que cuenta. Y aquí es cuando se cruzan los tiempos, entre lo conmemorativo y el recuerdo personal: ¿qué tiempo mental se tiene al estar caminando cerca de un monumento o al llegar a él?. La cuestión espacio/tiempo/lugar ha sido una experiencia personal a través del viaje: ¿cómo miramos el espacio que nos muestra la imagen? ¿cómo nos situamos (como espectadores) dentro de esa (micro)historia? ¿No obliga acaso al espectador a editar su propia experiencia respecto de lo que ve?. La imagen nos sitúa de manera crítica frente a lo que ella misma propone al hacernos cuestionar qué lugar es, qué hora es, de qué está hablándonos cuando la tenemos enfrente, etc. y quizá una de las más importantes: ¿qué uso es el que se le está dando y cómo ha sido usada antes?


Bibliografía

Mixed use, Manhattan.
Conferencia y exposición a cargo de Douglas Crimp y Lynne Cooke, comisarios. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.

El arte y el silencio de la ciudad.
Conversación entre Rosalyn Deutsche y Johanna Burton.

Historia, memoria, Espacio.
Conversación entre Matthew Buckingham y Juan Antonio Suárez.

Proyección: Fragmentos de New York.
Especialmente: Gordon Matta-Clark. Day´s end (1975) y James Nares. Ramp (1976).

ACHEBE, C.; Colonialist Criticism. The Post-Colonial Studies Reader. Ed. Bill Ashcroft, Gareth Griffiths, and Helen Tiffin. London: Routledge, 1995. pp. 57–61.

BARTHES, R.; The death of the autor. En Stephen Heath (comp.) Image, music, text. Fontana Press, Londres, 1977.

BENJAMIN, W.; A Short History of Photography. Classic Essays on Photography. Ed. Alan Trachtenberg. New Haven: Leete’s Island Books, 1980. pp. 199–216.

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EDWARDS, E. y HART, J.; Mixed Box. The Cultural biography of a box of ‘ethnographic’ photographs, Photographs Objects Histories . On the Materiality of Images (eds. E. Edwards y J. Hart), Londres y Nueva York, 2004.

GRIFFITHS, G.; The Myth of Authenticity: Representation, Discourse and Social Practice. De-Scribing Empire: Post-Colonialism and Textuality. Ed. Chris Tiffin and Alan Lawson. London: Routledge, 1994. pp. 70–85.



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Para saber más __________________________

DATOS DE LA AUTORA:

Chile, 1981. Trabajadora en cultura. Actualmente prepara su Investigación Doctoral en la Universidad Autónoma de Madrid dentro del programa de posgrado vinculado al Museo Reina Sofía. En su trabajo estudia y expone la problemática de los roles de género y su relación con el poder, así como las diferentes categorías en cuanto a ellos se refieren. Su obra ha sido presentada en diversas exposiciones y festivales.