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Isidre Nonell i Monturiol. Pintor de gitanas
Marc Montijano y Susana Hermoso-Espinosa
03/06/2006 (15/03/2021)


Isidre Nonell nació en Barcelona el 30 de noviembre de 1873, en la calle Sant Pere Més Baix, en el barrio de Santa Caterina, en el casco antiguo de Barcelona. Hijo de Isidre Nonell Torrents y Maria Àngels Monturiol, quienes regentaban una tienda de pasta para sopas, eran el prototipo de la pequeña burguesía catalana. Estudió en el colegio Sant Miquel, donde coincidió con Joaquim Mir. Sus padres querían que cursara bachillerato, para poder hacerse cargo del negocio familiar, por ello, Nonell, pasó su infancia y parte de su adolescencia entre los mostradores de la tienda.. Pero Nonell se decantó por los estudios artísticos, concretamente el dibujo y la pintura, y aunque le costó, con el tiempo y mucha perseverancia consiguió convencer a sus progenitores para poder emprender los estudios deseados. Comenzó en una academia privada con el romántico Josep Mirabent, más tarde pasó a la de Gabriel Martínez Altés, que seguía la estela de Fortuny y, en 1889 comenzó con el modernista Lluís Graner, donde volvió a reencontrarse con su amigo de la infancia Joaquim Mir.

Expone por primera vez en 1891 en la Sala Parés en una exposición colectiva. Al año siguiente , y tras suspender tres veces el examén de ingreso, consigue entrar en la histórica escuela de la Llotja. Aquí, junto a Mir, Ramón Pichot, Juli Vallmitjana, Ricard Canals y Noguet, comienza a pintar paisajes suburbiales de la periferia de Barcelona con un cromatismo algo radiacal que los hizo muy distintivos, los llamaban La Colla de Safrá, por los tonos que empleaban.

Foto, cuando expone junto con Ricard Canals en París, en la XV exposición de pintores impresionistas y simbolistas del año 1897. Isidre Nonell, Arenys de Mar, óleo sobre lienzo. 27 x 47 cm., 1891. Colección Solanic-Martonell. Barcelona Isidre Nonell, Pobre chiquillo, 1896, óleo sobre tela, 145 x 94 cm. Abadía de Monserrat.

En septiembre de 1894 comienza una brillante trayectoria como ilustrador publicando en el periódico La Vanguardia, donde ya dejaba ver lo que sería su temática más característica, mendigos y vagabundos. En sus obras siempre sintió preferencia por los tipos mas desgraciados.

El verano de 1896 lo pasó en el balneario de Caldas de Boí, en el Pirineo catalán, esta estancia será decisiva para su evolución artística. Nonell se aleja muy prematuramente de la temática suburbial de la Colla del Safra, descubre el tema de los desheredados. En esta zona las condiciones de vida de sus habitantes son extremas, y muchos de ellos estaban afectados por el cretinismo. Con esta temática realizó numerosas obras que dibujó allí mismo y que siguió recreando en los meses siguientes en sus talleres de Barcelona y París. En esta serie, la temática miserabilista se introduce en la obra de Nonell, al mismo tiempo que investiga sobre las posibilidades expresivas del dibujo llegando a limites de técnica muy elaborada.

A su vuelta a Barcelona, algunos de esos dibujos los expuso en el vestíbulo de La Vanguardia, en el local que tenía en la Rambla, justo al lado de la Academia de Ciencias:

Salón de 'La Vanguardia'
Dibujos de Nonell:

“Isidro Nonell es un artista bien conocido de los lectores de La Vanguardia. En estas columnas hizo sus primeras armas como dibujante, mostrando sus tipos de pobres gentes, de compadres desocupados o de abonados a los bancos del Parque, concebidos todos al estilo de las nuevas pragmáticas transpirenaicas.
Los tipos predilectos los saca de estas clases humildes y pintorescas que son especial producto de las ciudades populosas e industriales: la obrera de las grandes fábricas, la desenvuelta xinxa, y los simpáticos niños vagabundos de las calles y de los paseos públicos, el nyebit o trinxeraire.
Más ahora, de una excursión que el artista acaba de hacer al Pirineo, ha traído abundante cosecha de nuevos y extraños tipos: los cretins de Caldes de Bohí. Anotador cruel de las miserias que engendra la naturaleza y la sociedad, han debido sin duda herir la imaginación del dibujante aquellos infelices idiotas, condenados a una deformación que no carece de rasgos pintorescos. Porque si hay una verdad inconcusa entre todas las verdades, es la de que del mundo de lo grotesco, de lo feo, de lo hediondo, pueden sacarse tipos de belleza artística, imperecederos y universales. Con innobles borrachos, con mendigos deformes, con niñas contrahechas, con míseros enanos, con patizambos idiotas, hicieron los grandes maestros castellanos sus inmortales tipos de 'Menipos', 'Piojosos', 'Meninas' y 'Bobos de Coria'.
Mas volviendo al cuento, falta decir que el joven dibujante, al emprender estos nuevos asuntos, ha entrado más francamente en posesión de su personalidad. Sus dibujos de ahora saben menos a Ibels y a Steinley (sic), de lo que sabían antes, únicamente la sombra maleante de Goya y ciertos dejos de japonismo parecen flotar así sobre las escenas del suburbio barcelonés el Salón de La Vanguardia”. (La Vanguardia, 25 d'octubre 1896, pag. 5.)

A partir de entonces, y durante unos cinco años, en la obra de Nonell el óleo cede gran parte de su protagonismo al dibujo. Datan de aquel momento sus primeros fregits (fritos), dibujos de factura pulverizada y dotados de una textura oleosa, como si hubieran sido fritos en aceite.

En la exposición celebrada en el Faianç Catalá en 1910 obtuvo un gran triunfo, pero su consagración oficial y definitiva, aunque póstuma, ya que murió en 1911, llegó con la Exposición de Barcelona de 1918.

Crecido en la Cataluña de finales de siglo, Isidre Nonell, precursor de la renovación de la pintura en Cataluña a principios de siglo, es la figura prematuramente desaparecida, que centra dentro de su misma generación, la promoción siguiente a la de Ramón Casas (1866-1932). Pocos años de diferencia entre estos artistas, como se puede ver, y sin embargo, un abismo en su realidad histórico-social, y por consiguiente grandísimas diferencias en su concepción artística.

La principal clave de modernidad de su pintura, reside en él, en su mentalidad de artista, de creador libre. Nonell es de una personalidad única, remetida en si misma, ajena a toda escuela, ciclo o movimiento. Era el jefe de una estética unipersonal, y si se le preguntaba por posibles trastiendas estéticas de lo que estaba haciendo, reaparecía la desconfianza del antiguo mercader de pastas para sopa y respondía "Jo pinto, i prou", y decía verdad, porque su pintura no era guiada por otras razones que las de un sensualismo deleite por el color y la forma. A la hora de pintar, su voluntad y su apetencia, primaba sobre cualquier otra cosa. Por tanto no aceptaba una temática impuesta, ni unas reglas compositivas académicas. Él simplemente era pintor, y pintaba, para él, para sentirse satisfecho consigo mismo. Por tanto, su mentalidad era totalmente moderna, y esta generaba una pintura moderna.

La total libertad para el pintor ante su creación, por la que luchará y sufrirá toda su corta vida, lo convierten en un pintor moderno. Y a consecuencia de esta actitud fue rechazado, insultado y humillado por casi todos. Esto en palabras, unos cien años después, queda incluso poético, pero vivir esta realidad para él tuvo que ser muy trise y frustrante. Tal vez la lectura de dos textos incluidos al final, ayuden a comprender mejor la situación que vivió Nonell. Quien con el tiempo fue angustiándose por el hecho de que con su pintura, no sacase ningún provecho económico y prácticamente fuese mantenido por sus padres. La idea de que, a pesar de sus constantes desvelos artísticos, pudiese ser considerado un inútil, le humillaba y le hacia repetir: "desde luego que yo me gano la vida, lo que ocurre es que no me la pagan".

Isidre Nonell, Hombre con gorra, hacia 1895, dibujo a lápiz Conté, color y pulverizado, 15 x10 cm. Col. L. de Caralt, Barcelona. Isidre Nonell, Esperando la sopa, 1894 Isidre Nonell,  Racó del Rec, Barcelona, 1895

Isidre Nonell, Hombre con gorra, hacia 1895, dibujo a lápiz Conté, color y pulverizado, 15 x10 cm. Col. L. de Caralt, Barcelona. Isidre Nonell, Mujer cretina con niño pidiendo limosna, 1895, dibujo a lápiz Conté, color y pulverizado, 29 x 20 cm. Museu d’Art Modern de Barcelona Isidre Nonell, ilustración, ‘Genteta de barri’, pertenece a su serie “Escenas populares de Barcelona”. ‘La Vanguardia’, 28 de septiembre de 1894 Figura femenina, 1901, óleo sobre tela, 75 x54 cm. Col. Vda. J. Valentí, Barcelona

Es necesario admitir, no obstante, que Isidre Nonell no fue una victima inocente de tantas malquerencias. Su temperamento no fue ajeno a esas enemistades creadas. Incluso los que le apreciaron coincidían al calificarlo como una persona terriblemente irónica, propensa a la maledicencia. [Nota 1]

Su mentalidad se debe, en parte, a su corto paso por la Llotja, este fue enormemente importante; no tanto por lo que le enseñaron en las aulas, que también, sino porque en aquel ambiente aprendió a pensar y reaccionar como artista. Allí descubrió el mundo del arte, comprendió lo que era la pintura, por consiguiente, lo que era pintar.

En 1901, tras un año de divagación después de su regreso de París, donde residió bastante tiempo, sale el verdadero Nonell. Deja de lado los tonos calidos, que daban a su obra un carácter radiante, lleno de luz y en cierto sentido alegre, obras de juventud que respondían a un concepto un poco aburguesado, consecuencia de la estética modernista-impresionista. Y pasa a ser el Nonell al que hacemos referencia. Ya no hay dudas, sabe lo que hay, qué tiene que hacer y no admite otro mundo que el suyo. Todo esto queda reflejado en su pintura. Hace un viraje total y en menos de dos años pasa de la luminosidad a la tenebrosidad, libera su mundo de miseria y fealdad.

Este convencimiento de su personalidad y valía como artista, queda muy bien reflejado en el comentario que hace, en una de sus cartas enviadas desde París a Casellas dando cuenta de la impresión que le causaron los impresionistas franceses: "Acostumbrado a ver la pintura mansa que, sin excepción, hacen los pintores de Barcelona, los Degas, Monet, Pisarro, y Manet me parecieron revolucionarios sin sentido. Ahora todo esto lo he visto con detención y me gusta mucho más que al principio, pero de todas maneras para mi no es tan grande como creía", y acaba diciendo: "...Sunyer (que de pasada está muy bien y no le falta nada) como hace más tiempo que está aquí ha podido comprender mejor lo que digo y piensa lo mismo que yo. Y me decía que todavía no ha visto ninguna nota de color de ningún joven que se pueda comparar con muchas de las que hacen los jóvenes en Barcelona...".

 Isidre Nonell, Cabeza de gitana, 1906, Museo Nacional Reina Sofía, Madrid. Isidre Nonell, Estudio, 1906

Nonell quiere impulsar su arte en el mundo artístico e intelectual de la época, sin poder conseguirlo, y por ese motivo se sentía herido en todo su orgullo de pintor. Lucha y sufre, y esto hace que se vuelva más seco y arisco; nada más le queda un círculo reducido de amigos y admiradores, entre los cuales se encuentra su gran amigo Canals y los de la redacción del semanario Papitu. [Nota 2]

En la Barcelona finisecular, entre la gente de bien, la pintura sólo se concebía aplicada a los temas de historia y a los retratos mundanos. Los pintores pensaban en el Museo y en la Academia. Sin embargo el arte de Nonell se identifica con los mendigos, con los cretinos, con los gitanos, con la mala vida. Su academia eran las barracas de los suburbios de la falda de Monjuïc, y las tabernas de los barrios bajos.

Queda claro que, aproximadamente a partir de 1901, un tema domina sus cuadros: las gitanas. Ahora bien es difícil determinar si en la actitud de Isidre Nonell al preferir estas modelos tenía algo que ver alguna idea preconcebida a favor de los miserables y oprimidos.

Se ha dicho, y no por pocos autores, que la temática de su obra es provocada por el ambiente que lo envuelve. Que es una manera muy suya de protestar contra la sociedad en la que se educó, al pintar a los desheredados de la vida que son el ‘producto defectuoso’, por así decirlo, de su sociedad. También dicen, y eso es cierto, que no hace crónica social. La figura de la gitana no está en su medio cotidiano, pintoresco, lo que le aleja enormemente del romanticismo costumbrista. Pero creemos que eso no es cierto, o al menos no es lo que le lleva a pintar este tipo de personajes.

Isidre Nonell, Gitanita, 1909, óleo sobre tela, 79 x65 cm. Col. Particular, Barcelona. Isidre Nonell, Lola, 1910, óleo sobre tela, 57 x 54 cm. Col. M. Folch, Barcelona Isidre Nonell,Gitana, 1902, óleo sobre tela, 116 x 82 cm. Col. Particular, Barcelona. 

Es verdad que el hecho de que pinte gitanas en unos tiempos en que los jurados de los certámenes oficiales, la crítica y el público en general preferían a José Moreno Carbonero y a otros pintores de género, se puede interpretar por el camino corto, o de un modo simplista, como una protesta a su sociedad. Pero si se profundiza un poco más, te das cuenta de que está muy por encima de todo eso. Su pintura a partir de su regreso de Francia es únicamente pintura, no literatura. No hay por tanto nada que leer.

Nonell plasma en estas obras un interés por el mundo real con una actitud que contrasta fuertemente con el optimismo de la Restauración. Sinceridad en la atención de las cosas, que no precisan de matiz subjetivo alguno, para mostrarse tal como son y por ello mismo poseen atención y veracidad, descubrimiento de lo que existe, sin edulcoración, pero también sin compasión sentimental.

Lo que los nuevos artistas buscaban era precisamente, la sinceridad que en los tremendistas no se encontraba. El tremendismo quería suscitar sentimiento, lágrimas, y recurría a todos los efectos a su alcance para lograrlo. Por el contrario artistas como Darío de Regoyos, Nonell, el primer Mir, Canals, querían ofrecer la realidad cotidiana tal como ella era. Sin cargar las tintas pero sin tibieza. La sinceridad aleja los excesos sentimentales como aleja también el idealismo y la espiritualización y se enfrenta directamente a los predicadores de la belleza esgrimiendo una razón bien sencilla: el mundo no es bello, la realidad española del noventa y ocho no era amable, no hay belleza en la Barcelona urbana e industrial, en los marginados, en el proletario.

Isidre Nonell,  La Juana, 1906, Museo Reina Sofia, Madrid Isidre Nonell, Niebit, 1909, Museo Reina Sofía, Madrid Isidre Nonell, Mujer sentada, 1909, Museo Reina Sofía, Madrid Isidre Nonell,  Mujer gitana, 1909, Museo Reina Sofía, Madrid

Complicaciones no tuvo ni se las buscó, hacia tan sólo lo que le dictaban los sentidos, aquello que el corazón le decía que tenía que hacer. Sigue de una forma obstinada las directrices que se ha trazado para lo que tiene que ser su pintura: una insistente búsqueda de la calidad de la materia hasta que se haga grasa, pastada, madura, exactamente como si fuese el resultado de un largo proceso de cocción o de fermentación. Para Nonell toda la pintura se reduce al color, pero no el color de las tonalidades exaltadas, sino el de las graves, no el que estalla superficialmente, sino el que parece emerger del fondo del cuadro. Eso es lo más importante para él, mucho más importante que el dibujo (se le critica, no del todo injustamente, una cierta repetición de la pose de sus modelos y de escamotear algunos problemas de composición, tales como el pintar las figuras con la cabeza inclinada o escondiéndoles las manos). Lo que cuenta para Nonell, es la pintura en si misma desligada de cualquier significación. De ahí la radical incomprensión de la mayoría de los críticos al hecho de que para el artista los mendigos, gitanos, y seres que eran tenidos por feos, sucios y miserables fuesen un mero pretexto para poder trabajar la pasta de un modo generoso.

Esta primordial valoración del color entre los diversos elementos pictóricos determinó la actitud nonelliana frente al arte, caracterizada por una voluntaria abstracción de todo contenido y resumida en la célebre frase, "Jo pinto i fora" (Yo pinto y nada más), con la que respondió a alguien que quiso saber sobre su estética.

Isidre Nonell,  Repatriado, 1902 Isidre Nonell,  Figura de l’àvia. Teatre Cacauets (Misterios de la Inquisición), 1902 Isidre Nonell,  Pinxo, 1908 Isidre Nonell,  Figura tumbada, 1908

¿Qué representa la producción de Nonell en el panorama artístico de Cataluña?

En principio supone un regreso al objetivismo que ya contaba, a lo largo de la pasada centuria, con importantes manifestaciones, tales como la obra de Benito Mercadé, Simón Gómez o Joaquín Vayreda. Ese realismo fue continuado por Nonell, reanudando el camino, que había estado largo tiempo equivocado a consecuencia de tantas pretensiones extra-pictóricas como las que tuvieron artistas ciertamente bien dotados, pero que perseveraron en el cuadro de género (Román Ribera, Antonio Fabrés), en escenografías melancólicas (Modesto Urgell), y en idealismos que , o bien eran de inspiración nórdica, concretamente derivados del prerafaelismo inglés (Alejandro de Riquer, José María Tamburini, Juan Brull), o bien se materializaban impregnados de sentimientos religiosos y catalanistas, que comportaban una visión patriarcal de la vida (Dionisio Baixeras, Juan Llimona).

Nonell se aparta de todo eso con su "Jo pinto i fora", conducido únicamente por su instinto. Su liberación se inició, como ya hemos dicho, al regresar de Francia, no antes, ya que durante sus meses parisienses intentó hacerse con un nombre recurriendo a la truculencia de sus degenerados de Caldas de Boí o del espectáculo de los repatriados que vio en las calles de Barcelona, motivo que, sin lugar a dudas constituía también literatura o folklore de exportación, no el de pandereta, sino el de la "España Negra".

La contribución nonelliana determinó un cambio radical en la pintura catalana, la figura de Nonell viene a ser un "mojón", para emplear la afortunada expresión de Rafael Benet. Antes de él, la anécdota, la vaguedad o el predominio del contenido sobre la forma era lo que destacaba. A partir de él, la plasticidad se impone por encima de cualquier otro valor.

Fue, en definitiva, un innovador al señalar un camino, el único que siguieron los artistas catalanes hasta que otro revolucionario, Joan Miró, abrió un nuevo sendero en el terreno de la no-objetividad.

Isidre Nonell, últimos años Isidre Nonell, Naturaleza muerta, 1910 Isidre Nonell, Bodegón, 1910, óleo sobre lienzo. 54,5 x 67 cm. MNAC. Barcelona

Apéndice documental. Críticas de la época

A) Brull, J.
NOTES D'ART
Joventut. Barcelona. Any II. 190l. Num. 50. 24 de gener:

... Deu patir aquell xicot veyentse rebutjat de tot arreu ahont fan exposicions serias; un talent com ell deu exasperarse de no esser compres ni dels jurats ni dels burgesos. Consolat, insigne Nonell: el gran Millet y molts d'altres tampoch varen esser compresos en el seu temps. Es una desgracia tenir massa talent, pero en aixo no s'hi pot fer res. Un naix com naix: qui carbassa, qui carbasso. Encara recordo ab gust la exposicio Nonell que vai veure a Paris, y que segurament may oblidare.

Jo vivia a Neuilly, y un dia que m'escassejavan las ganas de trevallar, vaig anarmen a Paris per a visitar a un amich meu, 1'Anes, que te un despatx a la Rue Royale; trobantlo per casualitat que sortia ab la intencio de visitar la exposicio Nonell. Va dirme si'1 volia acompanyar. Ja ho crech! cap als boulevards falta gent!

Ens varem ficar en una d'aquellas travessias que hi ha devant del Credit Lyonnais, varem buscar 1'establiment ahont hi havia la exposicio, sentnos molt dificil trobar aquesta, per la raho de qu'en la mateixa botiga hi havia un'altra exposicio, per cert d'un artista de molt talent. Com que no veyam cap quadro del nostre compatrici, varem preguntar a un senyor que segurament era 1'amo y que'ns va dir qu'haviam de pujar al entressol. A prechs nostres va ensenyarnos el cami de molt mala gana, y una vegada a dalt, ens varem trobar en una especie de recibidor molt fosch; despres de travessar un quarto ab dos Ilits desfets, y dugas o tres salas molt desmanteladas, arribarem al santuari: un quartet d'uns dos metres y mitj que rebia la llum per una finestra trista. Las parets estavan decoradas per aquellas meravellas d'en Nonell que son I'admiracio d'en Jorda y d'en Casellas.

Traducción:

BRULL, J.
NOTAS DE ARTE.
Juventud. Barcelona. Año II. 1901. Num. 50. 24 de enero.

‘... Debe sufrir este chico viéndose rechazado de todo lugar donde hacen exposiciones serias; un talento como él debe exasperarse por no ser comprendido ni por los jurados ni por los burgueses. Consultante, insigne Nonell: el gran Millet y muchos otros tampoco fueron comprendidos en su tiempo. Es una desgracia tener demasiado talento, pero en eso no se puede hacer nada. Uno nace como nace: quien calabaza, quien calabacín. Todavía recuerdo con gusto la exposición de Nonell que vi en París, y que seguramente nunca olvidaré. Yo vivía a Neuilly, y un día que me escaseaban las ganas de trabajar, me fui a Paría para visitar a un amigo mío, Anes, que tiene un despacho a la Rue Royale; lo encontré por casualidad cuando salía con la intención de visitar la exposición de Nonell. Me dijo si lo quería acompañar. ¡Ya lo creo! ¡Hacia el boulevar falta gente! No metimos en una de aquellas travesías que hay delante del Credit Lyonnais, buscamos el establecimiento donde se encontraba la exposición, siéndonos muy difícil encontrarlo, por la razón que en la misma tienda había otra exposición, por cierto de un artista de mucho talento. Como no veíamos ningún cuadro de nuestro compatriota, le preguntamos a un señor que seguramente era el dueño, y que nos dijo que teníamos que subir al entresuelo. A ruego nuestro nos enseñó el camino de muy mala gana, y una vez arriba, nos encontramos en una especie de recibidor muy oscuro; tras atravesar un cuarto con dos camas deshechas, y dos o tres salas muy desmanteladas, llegamos al santuario: un cuarto de unos dos metros y medio que recibía la luz de una triste ventana. Las paredes estaban decoradas por aquellas maravillas de Nonell que son la admiración de Jorda y de Casellas...’

B). DOS, J. de
CRONICAS RAPIDAS. ISIDRO NONELL
La Publicidad. Barcelona. 12 de noviembre de l903

En la Galería Pares expone esta semana Isidro Nonell dibujos y telas al óleo que tienen el don extraordinario de producir las más encontradas y contradictorias opiniones... como en otras parecidas ocasiones, habrá en contra del personal pintor una abrumadora unanimidad de pareceres.
El arte de Nonell no se aviene y choca contra la negativa estética de nuestros buenos burgueses que se indignan y se revuelven contra aquellas malditas telas que ponen al descubierto sus miserias humanas... El publico, los críticos, los aficionados, los pintores mismos.... se juntan todos, y a coro empiezan a vociferar contra el pobre Nonell... Parece imposible, pero hay gentes que tienen verdadero odio y sienten hasta ira contra el personal artista. Los mas impulsivos piden para el la horca o la cárcel... los pacíficos extrañan que no se le haya recluido en una casa de salud... y los mas benévolos se contentan con que se le cierren todas las puertas y se quemen sus obras... El terco del artista, no ceja y se impone mas cada día, perturbando las ideas viejas de tanta gente que tendrían un trabajo ímprobo si debían ahora mudar de parecer... Dibuja todas las miserias sociales... y eso no puede tolerarlo el tranquilo y satisfecho publico de las exposiciones... El arte de Nonell no es arte para 1'os tales, como tampoco puede ser arte para ellos el arte de Renoir, o de Daumier, o de Gauguin. La intensidad del dibujo, la expresión incomparable de las líneas, la riqueza desbordante del color, la armonía de los tonos, el vigor y la fuerza del dibujo y la sobriedad y solidez y vida de las figuras, todo es inútil y no puede entrar en los que no tienen ojos para verlo ni entendimiento para comprenderlo.
...Por fortuna para el arte Nonell continuara siendo despreciado... pero el joven pintor no cejara en su empeño y no se doblegara ante las exigencias del público, siguiendo atrevida y serenamente su camino... Si no tuviese mucha fe en su arte y mucho talento hubieran le ya anulado.... pero por el contrario a Nonell las luchas le acucian... Su última exposición de la Galería Pares es un gran adelanto y un gran paso. Al lado de los cuadros expuestos todo lo demás que habitualmente figura en el Salon Parés, queda raquítico, pobre, pintura afeminada, sin fuerza, sin alma y sin vida...




Referencias

- COLL, Isabel (1984). Ramon Casas. Els retrats al carbó.Barcelona, D'Art.

- FAERNA GARCÍA-BERMEJO, José María (1996). Isidre Nonell. Los Impresionistas y su época. Barcelona. Ediciones Polígrafa.

- GELI, Carles (30 de julio de 2017). Dos (Rusiñol y Casas) ‘cabalgan’ juntos. Madrid. El País. Recuperado de: https://elpais.com/ccaa/2017/07/29/catalunya/1501357905_954784.html

- MENDOZA, Cristina (1995). Ramón Casas retratos al carbón. Barcelona. Editorial AUSA.

- MOLINA CAMPOS, Enrique (1997). Retratos de Ramon Casas. Barcelona. Ediciones Polígrafa.

- RÀFOLS, J.F. (1949). Modernismo y modernistas. Barcelona. Ediciones Destino.

- RODRÍGUEZ DÍAZ, Nuria (2012).LAS MUJERES Y UN PINTOR. La imagen de la femme fatale y la mujer española de principios de siglo XX. [TFM]. Madrid. Universidad Complutense. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Recuperado de:https://eprints.ucm.es/id/eprint/16831/1/TFM_NURIA_RODRIGUEZ.pdf

- Serra, Alberto. Ramón Casas Carbó. Palma de Mallorca. Centro de Documentación Publicitaria. Recuperado de: https://www.lahistoriadelapublicidad.com/protagonista-316/ramon-casas-carbo

- UTRILLO, Miguel (1904). La obra de Casas, Barcelona. Forma. vol. I

- VV.AA. (2001). Ramón Casas. El pintor del modernisme. Barcelona. MNAC/Fundación Cultural MAPFRE VIDA.



Nota 1: A modo de anécdota, incluimos algunas palabras de Nonell, como por ejemplo, las que profirió frente al retrato de un banquero, famoso por sus pocos escrúpulos, obra que, para ponderar la fidelidad con que estaba realizada - y en lugar de merecer por parte de Isidre, la típica frase hecha, "parece que hable"- le hizo exclamar: "parece que robe". Hay también noticias del comentario despectivo que exclamó frente a un pomposo cuadro del pintor canario Nestor Fernández de la Torre: "eso es un orinal con lazos".


Nota 2: Papitu fue un semanario que apareció en 1908 y se publicó hasta 1937. En él, colaboraron los principales artistas del momento, entre ellos Nonell, que colaboró desde el número seis hasta que tuvo que guardar cama a causa de su última enfermedad. Esta revista organizaba tertulias compuestas por literatos, artistas-pintores, entre los cuales se encontraban Aragay, Carner, Colom, Feliu Elies (Apa), Pujol, etc.
El semanario Papitu adoptaba un tono desenfadado, ligeramente picaresco y escandaloso, como ciertas publicaciones parisinas en las que, evidentemente, se inspira: Le Rire, Gil Blas, L´Assiette au Beurre, etc.


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Ampliado y reeditado el 15/03/2021
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DATOS DE LOS AUTORES:

Susana Hermoso-Espinosa García (Málaga, España) es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, y Master en Museología por la Universidad de Granada. Tiene una amplia experiencia profesional en diversas instituciones y empresas culturales. Directora de la Revista Científica de Estudios Histórico Artísticos SUMA. Es fundadora y directora del portal de Arte y Cultura Homines.com.


Marc Montijano Cañellas (Vic, Barcelona, España), artista visual y performer, es también un destacado investigador. Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, Experto en Organización y Gestión de Empresas Culturales, y Postgrado en Gestión Cultural por la Universitat Oberta de Catalunya. Tiene una amplia experiencia académica y profesional en diversas instituciones y empresas culturales. Sus principales líneas de investigación en la actualidad son: el arte de acción, con especial atención a los trabajos realizados en España y Latinoamérica; el estudio de los procesos creativos y el desarrollo del proyecto; y el papel de las nuevas tecnologías en la difusión y autonomía del arte actual.