Durante los siglos XVI
y XVII, y en continuación con el artículo
anterior, el patriarcado de coalición se mantendrá, conformando
una red social de funciones y contraprestaciones basadas en la jerarquía
sexual, justificando así la situación de legal minoridad
femenina, limitando la administración de sus propiedades, el
tutelaje hacia sus descendientes, así como la propia capacidad
de representación jurídica o asimilación de cargos
públicos por ellas. Juliana Morell,
doctora en filosofía, humanista y reconocida erudita, siendo
posteriormente priora por tres veces de la comunidad dominica, gran
traductora y creadora de obras espirituales y místicas, junto
con la propia Isabel de Farnesio, segunda
esposa de Felipe IV, gran estratega y mecenas de artistas de su reino,
serán ejemplo de ello.
La revolución científica
de la época anterior conseguirá que las rígidas
ideas escolásticas sean causa de discusión y rebatimiento.
La Ilustración transformará
a la población mediante la instrucción generalizada. Academias,
sociedades económicas o salones serán espacios de difusión
para los nuevos ideales pedagógicos de principios del siglo
XVIII. El catedrático de Teología, el padre
Feijoo, abordará directamente cuestiones relacionadas con la
defensa de la identidad femenina y su discriminación educacional,
mediante divulgaciones periodísticas, siendo base de sus argumentaciones
la autodeterminación femenina. El acercamiento a la lectura y
a los nuevos espacios educativos ayudarán a conformar lo que
será una sólida identidad del movimiento.
La Constitución de las Cortes de Cádiz, las ideas de Rousseau,
Pestalozzi o Fröebel, el documento redactado por Jovellanos en
1809 ‘Bases para la formación de un plan general de instrucción
pública’, el proyecto presentado por la Comisión
de Instrucción Pública presidida por Quintana o el R.D.
aprobado en 1825 'Plan y reglamento de escuelas de primeras letras del
reino', serán los inicios hacia un plan de instrucción
generalizado, cuyo único fin será la estimulación
de la productividad industrial española. Pero no llegarán
a retomarse estas ideas hasta el trienio liberal, mediante la consolidación
de la ley de Claudio Moyano en 1857, promulgada a favor de la educación
obligatoria para todos los españoles. Las limitaciones económicas
y presupuestarias mermarán la ampliación de escuelas para
niñas o centros de instrucción para maestras. Las titulaciones
superiores femeninas vendrán a equipararse a las titulaciones
elementales masculinas. Debido a la deficiente red educativa estatal,
órdenes religiosas y organizaciones laicas, responderán
ante la necesidad, por parte de las clases más acomodadas, de
la creación de escuelas de enseñanza avanzada para féminas,
como es el caso de La Escuela Lancasteriana Femenina, establecida en
Madrid desde 1818.
Durante la primera mitad del siglo
XIX irá ‘in crescendo’ el
número de mujeres, -de la alta burguesía o aristocracia-,
que conseguirán hacer de su vocación un instrumento hacia
su independencia económica y social, proliferando profesionales
de todo tipo que, animadas por las ideas liberalistas, invertirán
sus conocimientos y su capital en la fundación de entidades culturales,
en pro de la libertad e igualdad de expresión y género.
‘La España Literaria’, ‘El Ateneo’, ‘Gran
Mundo’, ‘El Semanario Pintoresco Español’ o
‘La Revista Española de Ambos Mundos’ serán
publicaciones que admitan entre sus colaboradores a este grupo de mujeres,
llegando a ser admiradas por círculos intelectuales masculinos,
siendo el caso de la madrileña Gertrudis Gómez
de Avellaneda. Otras llegarán a dirigir prensa
femenina, como Ángela Grassi en el
‘Correo de la Moda’ .Las publicaciones periodísticas
de género no se mantendrán al margen del progreso, comenzando
a editarse ‘La Psiquis’ en Valencia, ‘La Aureola’
y ‘La Guirnalda’ en Madrid. ‘La Gaceta de Mujeres’
presentará una importante novedad histórica: la totalidad
de sus redactoras serán mujeres.
Las ideas renovadoras de Europa harán
que España intente avanzar por el camino de la cultura y la secularización,
proponiendo la reforma universitaria, inaugurando instituciones como
el Ateneo Artístico y Literario para Señoritas, presidido
por Faustina Sáez de Melgar o la Escuela
de Institutrices, bajo la dirección de Ramona Aparicio.
La R.O de 7 de Septiembre de 1910 permitirá por primera vez el
acceso de las mujeres a niveles de enseñanza superiores, comenzando
a incrementarse matrículas femeninas en carreras como Filosofía
y Letras, en institutos de enseñanza media, colegios religiosos
o en Cuerpos de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos.
Debido a la escasa formación
e incorporación al mundo laboral de las mujeres, el acceso al
mundo político tardaría en llegar, instaurándose
definitivamente durante la II República, llegando a ser activista
habitual en los años de la Guerra Civil. Las primeras elecciones
se celebran en 1977 tras la instauración del nuevo Estado Democrático
que, junto con la redacción y aprobación de la Constitución
en 1978, las elecciones legislativas de 1979 y la integración
de España en al Unión Europea en 1986, hará entrar
en una nueva era a la España de entonces. Julia Álvarez
Resano, diputada y primera gobernadora civil de España
o Victoria Kent Siano, abogada, docente universitaria
y diputada republicana, directora general de Prisiones y vocal del Patronato
de la Mujer, participante activa en la fundación de la Unión
de Intelectuales Españoles, siendo entre muchas otras, expresión
máxima del movimiento gestor cultural de su época.
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Para
saber más
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DATOS
DE LA AUTORA:
Mirta Rodríguez Acero, es Licenciada en Historia
del Arte por la Universidad de Málaga. Posee los títulos
de Master en Tasación y Valoración de Activos Artísticos
y Culturales, por la Universidad de Valencia, así como el de
Master en Comercio Exterior y Relaciones Internacionales por el Instituto
de Formación y Empleo de Madrid. Ha publicado el libro La
Gestión Cultural y la Mujer en España desde la Edad Media
hasta Hoy, por la Colección de Estudios de Género
de Atenea, perteneciente a la UMA.