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Sistema defensivo en Montefrío:a través de su arquitectura
Rafael J. Pedregosa Megías
19/10/2006


1. Situación geográfica de la zona.

La población de Montefrio se encuentra a 50 km. de Granada dirección N-W, situada junto a la carretera A-335. Con una altitud media de 834 m.s.n.m. y una extensión territorial de 254 km², se enclava dentro de una zona de serranía a las espaldas de la Sierra de Parapanda (Illora). Y con una población de unos 7.030 habitantes distribuidos entre el casco urbano de la villa y las cortijadas de Campo Humano, Corcoles, Cortijo de las Baratas, Fortaleza, Los Gitanos, Los Hospitales, Los Molinos, Rincón de la Turca y la Viñuela, la aldea de Lojilla y el lugar de Milanos.

Montefrío se ubica en la zona noroccidental de Granada en la denominada comarca de los Montes Occidentales. El municipio geológicamente está incluido en el Sistema Bético, dentro del dominio del subbético medio, caracterizado por la presencia de dolomias, distintos tipos de calizas, de margas, arcillas, rocas volcánicas, margas, destacando también turbiditas calcáreas con sílex, tanto El castillo de Montefrío, como el núcleo actual de la población, se caracterizan por una geología de margas blancas algo silíceas mayoritariamente y en menor medida por areniscas calcáreas bioclásticas poco cementadas, además de las margas comentadas anteriormente.

Geomorfológicamente Montefrío presenta un abrupto relieve en la mayoría de su territorio, con sierras que superan algunas de ellas los 1000 metros como en el caso de la sierra de Chanzas (1213m) o la sierra de Montefrío (1154m). La otra variedad del relieve característico fundamentalmente en la comarca, son las zonas planas o valles entre las sierras, que se aprovechan para el cultivo de cereales y el regadío, ya que sirven de red de drenaje a los cursos de ríos y arroyos.

La vegetación actual de esta zona es la consecuencia de la extensión, prácticamente en monocultivo, del olivar, que ha desplazado progresivamente a las masas arbóreas autóctonas de encinas y robles, afectados igualmente por la progresión del pino de repoblación (MALPICA CUELLO, 2003). Estas masas arbóreas están acompañadas por una densa cubierta vegetal de matorral y monte bajo cuya desaparición en las zonas dedicadas a cultivo del olivo unida a la roturación del terreno supone la agudización de los procesos erosivos derivados de la acción de los agentes geomorfológicos externos sobre el terreno. La ausencia de políticas adecuadas de protección del medio, supondrá, para el futuro, un incremento de los procesos de desertificación de todas estas zonas tanto por las consecuencias del cambio climático como por la ausencia de suelos y tierras para el desarrollo de la vegetación.


2. Introducción histórica.

Siguiendo a Francisco Hénriquez de la Jonquera, la “villa de Montefrío se situaba a siete leguas de Granada, al norte, en fuerte sitio, defendida de fragosas tierras, está la villa de Montefrío en abundantísimo terreno de labranza y crianza y otras semillas, de mucha caza volátil y terrestre”, (HENRIQUEZ DE LA JORQUERA, 1987). De aquí se puede deducir que asentamiento nazarí aprovecharía el valle del Milanos para el cultivo de regadío y cereales, como subsistencia en la vida de frontera, así como granero de la capital del reino, como el caso de Illora, Moclín, Colomera, Iznalloz, y otras (LADERO QUESADA 1968).

El lugar donde se localizan los primeros restos islámicos, de hecho los más antiguos conocidos, se encuentra en el paraje de las Peñas de los Gitanos, a unos 4 kilómetros del actual término municipal en dirección a Granada. Las Peñas es un yacimiento arqueológico conocido desde 1868 por Manuel de Góngora, que documenta toda una serie de restos y yacimientos Prehistóricos (GÓNGORA, 1868). Si bien no será hasta mediados de los años 1970 cuando se inicien las excavaciones y conocimiento de los restos del poblado medieval del Castillón. Se trata de una necrópolis y de un poblado de altura heredero de la tradición hispano-romana con una cronología comprendida entre los ss. VI-VII a la mitad del VIII, con la fase más antigua visigoda o tardoromana, y otra hispano-musulmana que va del IX a mediados del X, más al que se le supone una economía agrícola y ganadera (MOTOS GUIRAO 1991a, 1991b), al igual que ocurre con las poblaciones que forman la necrópolis tardorromana y visigoda de El Ruedo, en Almedinilla (Córdoba), (MUÑIZ JAÉN, 2000a, 2000b).

Por otra parte, el período histórico tardo-romano y paleo-islámico de Montefrío se conoce arqueológicamente por una serie de hallazgos en la zona del Cortijo del Romeral, en concreto, una necrópolis tardía, (Tarradell 1947-48), que según E: Motos ‘tendría materiales similares a la necrópolis del Castillón’.Recientemente y gracias a los estudios que se están llevando a cabo a raíz de los campos de trabajo en las torres-atalayas de Montefrío, concretamente en la torre del Espinar, de la prospección del entorno inmediato de la torre, ha permitido la localización de hallazgos superficiales de producciones cerámicas muy heterogéneas, entre las que destacan las producciones cerámicas tardías posiblemente tardo romanas o paleo islámicas, con fragmentos de olla de borde vuelto, jarritos/as e industria macrolítica (molinos manuales), (BELLÓN Y PEDREGOSA 2004). El panorama tardorromano o altomedieval se completa en Montefrío en la zona del cortijo del Sotillero, donde se ubica una necrópolis con tumbas visigodas con ajuar, si bien muy expoliadas (ROMÁN PUNZÓN, 2004). Además habría que mencionar las noticias referentes a la existencia de otra necrópolis visigoda o tardo antigua, en la zona del cortijo de los Álamos, que apareció tras un desmonte del terreno para plantar olivos, según la información facilitada por el propietario recientemente.

El conocimiento de Montefrío comprendido en el período que se corresponde a los reinos de Taifas siglo XI, y los posteriores, como son el siglo XII-XIII con las dinastías almorávides y almohades no se conocen muy bien a nivel arqueológico, en cuanto a restos de estructuras ni por sus restos materiales como la cerámica. Si bien la cerámica almorávide no se conoce muy bien en la península (AGUAYO, 2000).

La existencia de restos mucho más antiguos en las Peñas (ARRIBAS, 1979) que indica el panorama arqueológico e histórico del término municipal de Montefrío es muy rico, si bien, habrá que esperar a la realización de estudios sistemáticos del territorio mediante prospecciones arqueológicas y análisis espacial que permitan la producción de un conocimiento más completo como los modelos ocupacionales de otras épocas.

A la hora de conocer mejor el panorama histórico y arqueológico de Montefrío, hay que tener en cuenta la toponimia. La toponimia nos da idea sobre la posible ubicación o lugar de distintos asentamientos arqueológicos. Así cabe mencionar los topónimos de la Fortaleza muy al sur del término municipal, distintos topónimos relacionados con torres, como Loma de la torrecilla, cortijote la torre, Cerro de la torre, Cerro de la Torrecilla, Puente de la Torre, etc.,Cortijo del Bujeo. Cortijo de la Alcubilla (al-qubba) muy cerca del castillo de Montefrío. Mucho de estos lugares no han sido prospectados, debido a que el término municipal es muy grande unos 254 Km2, abrupto y quebrado lo que lleva aparejado que su prospección sea muy difícil y dura (PEDREGOSA MEGÍAS, 2005).

De esta manera tenemos ciertos conocimientos, de los hábitat paleoislámicos y nazaries, pero carecemos por otra parte de noticias y descubrimientos de yacimientos de las taifas, almorávides y almohades (PEDREGOSA MEGÍAS, 2005).

Así tendríamos en la zona del sector noroccidental del reino nazarí de Granada, un modelo de asentamiento parecido al del sistema defensivo del Camp de Morvedre, formado por castillos, torres almenaras y alquerías (AGUILO LUCIA; 1985), aunque en Montefrío no se han documentado arqueológicamente alquerías en el período que nos ocupa. Así obsrvamos que en otras zonas de la península, como en Albarracín, también se da este tipo de sistema defensivo (ALMAGRO GORBEA, 1987).

El castillo de Montefrío se encuentra ubicado en lo alto de un tajo, a una altitud de 916 m.s.n.m , enmarcado por los arroyos de la Fuente Gorda y el Arroyo de Fuente Molina, en una posición estratégica que controla el valle del río Milanos, que da acceso a la zona de Húetor Tájar y Loja (PEDREGOSA 2005). Este acceso s encuentra frente al paso hacía el norte donde está situada Alcalá del Abenzayde luego .tras la conquista cristiana, por Alfonso XI en 1341, será conocida como Alcalá la Real.

Ya en época nazarí habría que mencionar la creación del hisn de Montefrío, con una población no excesivamente grande, encargada de vigilar los pasos secundarios hacía la vega y las puertas del corazón del reino. El Castillo fue erigido durante el reinado de Yusuf I o Muhammad V en el siglo XIV, en el marco de la reforma general de la frontera emprendida por el primero (BORDES GARCÍA, 2001). Su construcción habría sido encomendada al alarife mayor de la Alhambra, quien habría realizado el proyecto del edificio y, posiblemente, la determinación precisa del lugar adecuado para el cumplimiento de las funciones defensivas de su condición fronteriza. El profundo tajo sobre el que finalmente se asentó la fortaleza la hacía prácticamente inexpugnable (GUILLÉN MARCOS, 2001).

De esta manera se creaba una línea fronteriza en el sector noroccidental del reino de Granada, con las fortalezas de Montefrío (MALPICA, 1996,1998), Íllora (MALPICA, 2003) y Moclín (PADIAL et allii., 2001), que apoyadas por una serie de torres-atalayas, Cabrerizas, Anillos, Espinar, Sol, etc., estudiadas por distintas temáticas (ARGÜELLES, 1995, MARTÍN et allii., 1996 y 1999, SALVATIERRA et allii., 1989, BELLÓN et alli, 2004), controlarían los pasos a través de los valles mediante señales visuales y la Madinat Lawsa (Loja) (LÓPEZ et allii, 2001) con el envió de tropas completaban la defensa de esta parte del reino.

Estos puestos militares de vigilancia, situados siempre en lugares altos y escarpados, requerían, con objeto de permitir el control del horizonte más lejano, un preciso estudio del terreno para afrontar eficazmente su misión.

A mediados del siglo XV entre la lucha de los legitimistas y abencerrajes por ocupar el trono de la Alhambra, surge la historia de un rey coronado en Montefrío, lo que muestra el poder que tenían los castillos fronterizos en este período que abarcamos. Según las fuentes recogidas por Ladero Quesada (LADERO QUESADA, 1968) '(…) Cuando Mohammed IX, el Zurdo, en la tercera fase de su reinado, pues llegó a ser soberano en cuatro ocasiones, fue destronado por Muhammad X, el Cojo, los abencerrajes, se refugiaron en Montefrio; con la ayuda de Juan II y la colaboración de los cristianos de Alcalá la Real, nombraron rey a Yusuf V, posiblemente el Aben Ismail de las crónicas cristianas. Reinará en Granada durante unos meses de 1445 y posteriormente en 1462 y 1463, entre las dos fases del sultanado de Saad, zirita, que fue el padre de Abul Hassan y abuelo de Boabdil, el último rey nazarí. (…)'.

En torno a las mismas fechas, se inician campañas de desgaste, escaramuzas, y asedios al castillo. A mediados del S. XV, sería Enrique IV el primero que iniciará las hostilidades contra Montefrío, derribando atalayas y acabando con cultivos de cereales, viñedos y olivares. Pero habrá que esperar al inicio de la guerra de Granada, para encontrar nuevos ataques y de mayor envergadura a la zona. Según narra Enríquez de Jorquera en sus Anales, en septiembre de 1483, las tropas de Isabel I de Castilla y Fernando V de Aragón sitiaron por primera vez la villa. Tras nuevos asaltos en 1484 y 1485, después de la toma de Íllora, Loja, Colomera y Moclín, las tropas cristianas entran en Montefrío el lunes 26 de junio de 1486.

Montefrío siguió siendo un lugar estratégico en la frontera con el reino nazarí y, ya en manos de los cristianos, fue vaciándose de pobladores musulmanes. Por ello, se concedieron exenciones fiscales durante años, aún después de la toma de Granada, con objeto de atraer nuevos colonos a esta zona para que pusieran en cultivo los maltrechos campos, ya que la inmensa mayoría de sus habitantes eran militares: «porque la dicha villa mejor se pueble e para las gentes que vinieren a la poblar e asymismo para las dichas gentes que están en ella son menester muchos mantenimientos de pan e vino e carne e viandas como otras cosas». Pronto fueron asentándose civiles que iniciaron el despegue de las actividades ganaderas y agrícolas, terminando así, aún en la época de los Reyes Católicos, las exenciones por el pago de diezmos, aduanas y alcabalas.

En la primera mitad del XVII, Francisco Henriquez de Jorquera recordaba al Montefrío nazarí como ‘una gran población de valientes mahometanos valientes fronterizos’.


3. Descripción de la investigación en las torres

Las Torres Atalayas que jalonan el término municipal de Montefrío, han sido objeto de varios trabajos de índole científica en los que se han abordado diversos aspectos referentes tanto a su intervención arqueológica (BELLÓN et alli, 2004), a las características constructivas (ARGÜELLES, 1995) (MALPICA CUELLO, 1996) (MARTÍN GARCÍA, 1996) (MARTÍN GARCÍA, et allii, 1997) (MARTÍNEZ CASTRO, 2003) como a la cronología y funcionalidad de las mismas en la organización del sistema defensivo de la frontera occidental del reino de Granada. Se encuentran distribuidas de forma estratégica a lo largo y ancho de todo el término municipal: ubicadas sobre collados y cerros en torno a un núcleo central, como es el castillo de Montefrío, se divisan unas a otras en la medida en que éstas conservan parte de su alzado, ya que algunas están derruidas y otras prácticamente bajo un cúmulo de piedras (MARTÍN GARCÍA, et allii, 1999), en un acelerado proceso de ruina desgraciadamente muy generalizado en otras zonas de la provincia (LÓPEZ LÓPEZ, et allii, 2001).

El sistema defensivo estaba compuesto por unas 11 torres de las cuáles se conservan restos de 8, las tres restantes se conoce su ubicación geográfica, pero no quedan restos constructivos para saber su ubicación exacta quedando en el mejor de los casos la cimentación de las mismas, hecho este que no ha sido comprobado arqueológicamente. Por otro lado, la propiedad de estos monumentos declarados BIC es privada, resultando en algunos casos complejo realizar algún tipo de intervención.


Figura 1. Tipos de Atalayas de la provincia de Granada (MARTIN GARCIA 1996)

Las características básicas de una torre-atalaya nazarí, (Fig2., 1) sería una forma casi cilíndrica con un diámetro de 4,55 metros, dando un perímetro de 14,35 m y una altura de 9,50 metros. Con una habitación que se construye en torno a los 5 metros, siendo la parte baja toda maciza de piedra y cal. Encima de la habitación de la torre se encontraría una terraza para realizar los fuegos o almenaras. La construcción está hecha con la mampostería enripiada, formando hiladas de altura irregular, utilizando en las fábricas ripios medianos ge caliza o arenisca, aunque también aparecen sillares, además de cantos de río, estando las canteras de aprovisionamiento en las zonas cercanas a la ubicación de la propia torre. (MARTIN GARCÍA, 1996). El propio mampuesto que forma la torre estaría recubierto por un enlucido, cubriría los mampuestos, dando un acabado de protección de los morteros, además del propio embellecimiento de las atalayas de Montefrío. Se conoce que durante que a mediados del siglo XV algunas torres-atalayas fueron derribadas en campañas de castigo de tala y quema de campos durante la guerra de Granada. Estas huellas se pueden observar al analizar la estratigrafía muraria de los paramentos de las torres que conservan más altura.


4. El castillo o hisn de Montefrío.

Torres Balbás nos define los castillos en época nazarí, como las fortificaciones se emplazan en el lugar elevado y en un extremo de los recintos cercados, con objeto de tener libre la salida al campo. Doble y triple anillo de muralla las protegía; el número de sus puertas es escaso, pero, en cambio, multiplicáronse en profundidad, para romper el ímpetu del asaltante y dificultar lo más posible el acceso. Mezquitas solía haber en todas, así como silos para guardar el grano, utilizados frecuentemente como cárcel nocturna de cautivos cristianos. Tampoco faltaban uno varios aljibes, de capital importancia en caso de asedio (TORRES BALBAS, 1951).

Antonio Malpica en cambio, nos define un castillo como una obra arquitectónica con fines defensivos y de control del territorio. Es una construcción fuerte y hecha para durar, tanto por la función que desempeña como por haber sido levantada por le poder (MALPICA CUELLO, 2003b). Los castillos cumplen una función en el entramado del poblamiento que se muestra en su construcción y distribución espacial, así como en el territorio más o menos cercano (MALPICA CUELLO, 2003b). El hisn representa un lugar de control y ejercicio del poder de manera discontinua por parte del Estado, y también el escenario de las relaciones entre las diferentes qurá con respecto a la defensa (MALPICA CUELLO, 1985.). Se percibe una tradición andalusí que pervive, una influencia cristiana que parece que va incrementándose y asimismo se advierte una interrelación entre ambas. Siendo los edificios fronteros el resultado de una mezcla entre lo cristiano y lo andalusí (MALPICA CUELLO, 2003b).


Foto 1. Vista general del Castillo de Montefrío.

Yusuf I envió al Alarife mayor de la Alhambra para que indicara el sitio y planeara su construcción, ubicación, comenzando su construcción con triple recinto, plaza de armas, aspilleras, adarves, torres, aljibes para el agua, almacenes y todo lo necesario para aguantar un largo asedio. En este lugar ya existían restos de otras edificaciones (LINARES PALMA, 1964).

El castillo de Montefrío aparece en las fuentes de árabes con la palabra Hisn, antepuesta al nombre de la localidad, siendo Montefrío el Hisn MontefIrid. Además entre el territorio comprendido entre Alcalá la Real y Montefrío, a una legua y media de éste último, se encontraría la torre de Nunes (GAMIR SANDOVAL, 1956, LINARES PALMA, 1964). El castillo de Montefrío esta documentado en el siglo XIV, en las fuentes por Ibn al-Jatib.

También nos informa Gamir Sandoval, que las dimensiones del castillo o recinto serían de 178 varas en cuesta de oeste a este, y de norte a sur de 284. Además continua describiéndonos el recinto como sigue, “el castillo de Montefrío tenía diferentes almenas y un torreón en la parte que miraba al Oriente, amurallado por un lado con 68 varas de muralla y por lo demás fortalecido con un tajo muy profundo que miraba a dicha villa, por una parte, y por la otra al partido del Legido, y bajando el tajo hacia la parte que miraba a dicha villa a las 80 varas se hallaban vestigios de un torreón que llamaban el Real;.. y que en el recinto de las dichas murallas los tajos y castillo habría de seis a siete fanegas de tierra, en las que se reconocían ruinas de casas derribadas, haber estado fundada en él, en lo antiguo la villa de Montefrío. (GAMIR SANDOVAL, 1956).


Foto 2. Montefrío desde la torre del Espinar

Las villas según la denominación de las fuentes cristianas tras la conquista, presentan una clara definición en tres partes. La mejor guarnecida es la denominada alcazaba o castillo, que tiene una torre que cumple la función de residencia del alcalde donde se ubica la guarnición. Suele estar en la parte más elevada del conjunto la segunda es la parte conocida como villa, con una estructura organizada en calles y viviendas, talleres, tiendas, donde vive la población. La tercera parte serían los arrabales, que podrían existir dentro o fuera de la estructura amurallada. (MALPICA CUELLO, 2000, 2003b). La villa es el núcleo rector por excelencia, pero en sentido algo distinto, pues jerarquiza la totalidad del territorio, a partir sobre todo de su poder defensivo y militar (MALPICA CUELLO, 2001).

Como señalan Bazzana y otros, los castillos en Al-Andalus tendrían tres recintos, el núcleo urbano amurallado, donde viviría la población, el albacar o zona intermedia amurallada donde se refugiaría la población , y por último, el castillo o hisn, la zona militar (BAZZANA et alii, 1988). El albacar en los castillos rurales, suele ser un espacio amurallado, bastante extenso y frecuentemente sin construcciones interiores. Estos castillos se insertan en un territorio más o menos extenso, en el que as alquerías son los asentamientos fundamentales, además ejercen una corresponsabilidad con el Estado (MALPICA CUELLO, 203b), que en el caso de Montefrío no han sido documentadas arqueológicamente aunque no por ello, debieran de existir. Frente a los cristianos, que para el control y pacificación del territorio, crearon un vasto programa defensivo, auspiciado por la Corona y apoyado por la nobleza y las órdenes militares, a quienes se encomendó la primera línea fronteriza (RODRÍGUEZ ESTÉVEZ, 2001).

Arqueológicamente, el castillo de Montefrío, tras una primera evaluación de los restos arqueológicos emergentes permite distinguir dos recintos amurallados, faltando el albacar. Uno en la zona sur donde viviría la población, y en el que se pueden ver distintas viviendas tanto excavadas en la roca como restos de arranque de muros; en esta parte baja, aún es visible la línea de muralla que conserva hasta seis torres circulares y otra rectangular, así como, diversas partes del lienzo de muralla de mampostería enripiada.

En Montefrío se han identificado una serie de viviendas gracias a estar labrada la roca para su cimentación. Por ello se debe de hablar de una villa organizada urbanísticamente (MALPICA CUELLO, 2001).

La zona del castillo presenta un estado de conservación bastante malo (MARTIN et allii, 1999), debido a la repoblación con pino. Estas masas arbóreas llevan consigo la alteración tanto de los suelos de la ladera del castillo por la erosión del terreno, así como el deterioro de las estructuras y restos arqueológicos no emergentes que se conservan en el alto donde se encuentra el castillo.

La línea de muralla y las torres que se conservan presentan también un mal estado de conservación, debido a la vegetación, a las plantas que se incrustan en los paramentos, a la propia erosión del terreno por se escarpado, así como a los butrones realizados en las mismas para la búsqueda mítica del tesoro. Tras el panorama que se da en los restos del castillo sería urgente una primera fase de conservación que eliminase los riesgos de alteración, sobre todo en los lienzos y torres de la muralla, con la simple limpieza de los restos vegetales de los paramentos, además de una fumigación contra los agentes biológicos de deterioro de las mismas (PEDREGOSA MEGÍAS 2006).


Foto 3. Detalle del estado de conservación de la línea de muralla

Además de estos restos en el lugar de la zona alta donde se ubicaría la mezquita. Se levanta hoy una iglesia como símbolo del poder cristiano tras la conquista por las tropas cristianas conociéndose con el nombre de Villa por los lugareños; siendo este el nombre que se le daba a los castillos tras la conquista.

Junto a esta iglesia de Diego de Siloe 1549-1570, (GÓMEZ-MORENO CALERA, 1989), se encuentra el fortín del siglo XVI (MARTIN GARCÍA et alii, 1999). Además en este recinto superior quedan los restos de dos aljibes: de forma trapezoidal, excavados en la roca y recubiertos por muros de hormigón y cales, de época nazarí, así como una torre rectangular de mampostería enripiada, muy alterada por distintas restauraciones, como únicos restos nazaríes (MALPICA CUELLO 1996). Además de estos restos en superficie Malpica señala la existencia de un posible silo junto al aljibe principal en este recinto fortificado (MALPICA, 1998). En Piñar (DE LUQUE, 2003) al igual que en Montefrío, existen dos aljibes en el recinto amurallado, uno excavado en la roca y otro construido en tapial hormigonado. Estos aljibes eran las primeras construcciones que se realizaban una vez decida la construcción de la estructura defensiva.


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