1. Situación geográfica
de la zona.
La población de Montefrio se
encuentra a 50 km. de Granada dirección N-W, situada junto a
la carretera A-335. Con una altitud media de 834 m.s.n.m. y una extensión
territorial de 254 km², se enclava dentro de una zona de serranía
a las espaldas de la Sierra de Parapanda (Illora). Y con una población
de unos 7.030 habitantes distribuidos entre el casco urbano de la villa
y las cortijadas de Campo Humano, Corcoles, Cortijo de las Baratas,
Fortaleza, Los Gitanos, Los Hospitales, Los Molinos, Rincón de
la Turca y la Viñuela, la aldea de Lojilla y el lugar de Milanos.
Montefrío se ubica en la zona
noroccidental de Granada en la denominada comarca de los Montes Occidentales.
El municipio geológicamente está incluido en el Sistema
Bético, dentro del dominio del subbético medio, caracterizado
por la presencia de dolomias, distintos tipos de calizas, de margas,
arcillas, rocas volcánicas, margas, destacando también
turbiditas calcáreas con sílex, tanto El castillo de Montefrío,
como el núcleo actual de la población, se caracterizan
por una geología de margas blancas algo silíceas mayoritariamente
y en menor medida por areniscas calcáreas bioclásticas
poco cementadas, además de las margas comentadas anteriormente.
Geomorfológicamente Montefrío presenta un abrupto relieve
en la mayoría de su territorio, con sierras que superan algunas
de ellas los 1000 metros como en el caso de la sierra de Chanzas (1213m)
o la sierra de Montefrío (1154m). La otra variedad del relieve
característico fundamentalmente en la comarca, son las zonas
planas o valles entre las sierras, que se aprovechan para el cultivo
de cereales y el regadío, ya que sirven de red de drenaje a los
cursos de ríos y arroyos.
La vegetación actual de esta
zona es la consecuencia de la extensión, prácticamente
en monocultivo, del olivar, que ha desplazado progresivamente a las
masas arbóreas autóctonas de encinas y robles, afectados
igualmente por la progresión del pino de repoblación (MALPICA
CUELLO, 2003). Estas masas arbóreas están acompañadas
por una densa cubierta vegetal de matorral y monte bajo cuya desaparición
en las zonas dedicadas a cultivo del olivo unida a la roturación
del terreno supone la agudización de los procesos erosivos derivados
de la acción de los agentes geomorfológicos externos sobre
el terreno. La ausencia de políticas adecuadas de protección
del medio, supondrá, para el futuro, un incremento de los procesos
de desertificación de todas estas zonas tanto por las consecuencias
del cambio climático como por la ausencia de suelos y tierras
para el desarrollo de la vegetación.
2. Introducción histórica.
Siguiendo a Francisco Hénriquez
de la Jonquera, la “villa de Montefrío se situaba a siete
leguas de Granada, al norte, en fuerte sitio, defendida de fragosas
tierras, está la villa de Montefrío en abundantísimo
terreno de labranza y crianza y otras semillas, de mucha caza volátil
y terrestre”, (HENRIQUEZ DE LA JORQUERA, 1987). De aquí
se puede deducir que asentamiento nazarí aprovecharía
el valle del Milanos para el cultivo de regadío y cereales, como
subsistencia en la vida de frontera, así como granero de la capital
del reino, como el caso de Illora, Moclín, Colomera, Iznalloz,
y otras (LADERO QUESADA 1968).
El lugar donde se localizan los primeros
restos islámicos, de hecho los más antiguos conocidos,
se encuentra en el paraje de las Peñas de los Gitanos, a unos
4 kilómetros del actual término municipal en dirección
a Granada. Las Peñas es un yacimiento arqueológico conocido
desde 1868 por Manuel de Góngora, que documenta toda una serie
de restos y yacimientos Prehistóricos (GÓNGORA, 1868).
Si bien no será hasta mediados de los años 1970 cuando
se inicien las excavaciones y conocimiento de los restos del poblado
medieval del Castillón. Se trata de una necrópolis y de
un poblado de altura heredero de la tradición hispano-romana
con una cronología comprendida entre los ss. VI-VII a la mitad
del VIII, con la fase más antigua visigoda o tardoromana, y otra
hispano-musulmana que va del IX a mediados del X, más al que
se le supone una economía agrícola y ganadera (MOTOS GUIRAO
1991a, 1991b), al igual que ocurre con las poblaciones que forman la
necrópolis tardorromana y visigoda de El Ruedo, en Almedinilla
(Córdoba), (MUÑIZ JAÉN, 2000a, 2000b).
Por otra parte, el período histórico
tardo-romano y paleo-islámico de Montefrío se conoce arqueológicamente
por una serie de hallazgos en la zona del Cortijo del Romeral, en concreto,
una necrópolis tardía, (Tarradell 1947-48), que según
E: Motos ‘tendría materiales similares a la necrópolis
del Castillón’.Recientemente y gracias a los estudios que
se están llevando a cabo a raíz de los campos de trabajo
en las torres-atalayas de Montefrío, concretamente en la torre
del Espinar, de la prospección del entorno inmediato de la torre,
ha permitido la localización de hallazgos superficiales de producciones
cerámicas muy heterogéneas, entre las que destacan las
producciones cerámicas tardías posiblemente tardo romanas
o paleo islámicas, con fragmentos de olla de borde vuelto, jarritos/as
e industria macrolítica (molinos manuales), (BELLÓN Y
PEDREGOSA 2004). El panorama tardorromano o altomedieval se completa
en Montefrío en la zona del cortijo del Sotillero, donde se ubica
una necrópolis con tumbas visigodas con ajuar, si bien muy expoliadas
(ROMÁN PUNZÓN, 2004). Además habría que
mencionar las noticias referentes a la existencia de otra necrópolis
visigoda o tardo antigua, en la zona del cortijo de los Álamos,
que apareció tras un desmonte del terreno para plantar olivos,
según la información facilitada por el propietario recientemente.
El conocimiento de Montefrío comprendido en el período
que se corresponde a los reinos de Taifas siglo XI, y los posteriores,
como son el siglo XII-XIII con las dinastías almorávides
y almohades no se conocen muy bien a nivel arqueológico, en cuanto
a restos de estructuras ni por sus restos materiales como la cerámica.
Si bien la cerámica almorávide no se conoce muy bien en
la península (AGUAYO, 2000).
La existencia de restos mucho más
antiguos en las Peñas (ARRIBAS, 1979) que indica el panorama
arqueológico e histórico del término municipal
de Montefrío es muy rico, si bien, habrá que esperar a
la realización de estudios sistemáticos del territorio
mediante prospecciones arqueológicas y análisis espacial
que permitan la producción de un conocimiento más completo
como los modelos ocupacionales de otras épocas.
A la hora de conocer mejor el panorama
histórico y arqueológico de Montefrío, hay que
tener en cuenta la toponimia. La toponimia nos da idea sobre la posible
ubicación o lugar de distintos asentamientos arqueológicos.
Así cabe mencionar los topónimos de la Fortaleza muy al
sur del término municipal, distintos topónimos relacionados
con torres, como Loma de la torrecilla, cortijote la torre, Cerro de
la torre, Cerro de la Torrecilla, Puente de la Torre, etc.,Cortijo del
Bujeo. Cortijo de la Alcubilla (al-qubba) muy cerca del castillo de
Montefrío. Mucho de estos lugares no han sido prospectados, debido
a que el término municipal es muy grande unos 254 Km2, abrupto
y quebrado lo que lleva aparejado que su prospección sea muy
difícil y dura (PEDREGOSA MEGÍAS, 2005).
De esta manera tenemos ciertos conocimientos,
de los hábitat paleoislámicos y nazaries, pero carecemos
por otra parte de noticias y descubrimientos de yacimientos de las taifas,
almorávides y almohades (PEDREGOSA MEGÍAS, 2005).
Así tendríamos en la
zona del sector noroccidental del reino nazarí de Granada, un
modelo de asentamiento parecido al del sistema defensivo del Camp de
Morvedre, formado por castillos, torres almenaras y alquerías
(AGUILO LUCIA; 1985), aunque en Montefrío no se han documentado
arqueológicamente alquerías en el período que nos
ocupa. Así obsrvamos que en otras zonas de la península,
como en Albarracín, también se da este tipo de sistema
defensivo (ALMAGRO GORBEA, 1987).
El castillo de Montefrío se
encuentra ubicado en lo alto de un tajo, a una altitud de 916 m.s.n.m
, enmarcado por los arroyos de la Fuente Gorda y el Arroyo de Fuente
Molina, en una posición estratégica que controla el valle
del río Milanos, que da acceso a la zona de Húetor Tájar
y Loja (PEDREGOSA 2005). Este acceso s encuentra frente al paso hacía
el norte donde está situada Alcalá del Abenzayde luego
.tras la conquista cristiana, por Alfonso XI en 1341, será conocida
como Alcalá la Real.
Ya en época nazarí habría
que mencionar la creación del hisn de Montefrío, con una
población no excesivamente grande, encargada de vigilar los pasos
secundarios hacía la vega y las puertas del corazón del
reino. El Castillo fue erigido durante el reinado de Yusuf I o Muhammad
V en el siglo XIV, en el marco de la reforma general de la frontera
emprendida por el primero (BORDES GARCÍA, 2001). Su construcción
habría sido encomendada al alarife mayor de la Alhambra, quien
habría realizado el proyecto del edificio y, posiblemente, la
determinación precisa del lugar adecuado para el cumplimiento
de las funciones defensivas de su condición fronteriza. El profundo
tajo sobre el que finalmente se asentó la fortaleza la hacía
prácticamente inexpugnable (GUILLÉN MARCOS, 2001).
De esta manera se creaba una línea
fronteriza en el sector noroccidental del reino de Granada, con las
fortalezas de Montefrío (MALPICA, 1996,1998), Íllora (MALPICA,
2003) y Moclín (PADIAL et allii., 2001), que apoyadas por una
serie de torres-atalayas, Cabrerizas, Anillos, Espinar, Sol, etc., estudiadas
por distintas temáticas (ARGÜELLES, 1995, MARTÍN
et allii., 1996 y 1999, SALVATIERRA et allii., 1989, BELLÓN et
alli, 2004), controlarían los pasos a través de los valles
mediante señales visuales y la Madinat Lawsa (Loja) (LÓPEZ
et allii, 2001) con el envió de tropas completaban la defensa
de esta parte del reino.
Estos puestos militares de vigilancia,
situados siempre en lugares altos y escarpados, requerían, con
objeto de permitir el control del horizonte más lejano, un preciso
estudio del terreno para afrontar eficazmente su misión.
A mediados del siglo XV entre la lucha
de los legitimistas y abencerrajes por ocupar el trono de la Alhambra,
surge la historia de un rey coronado en Montefrío, lo que muestra
el poder que tenían los castillos fronterizos en este período
que abarcamos. Según las fuentes recogidas por Ladero Quesada
(LADERO QUESADA, 1968) '(…) Cuando Mohammed IX, el Zurdo, en la
tercera fase de su reinado, pues llegó a ser soberano en cuatro
ocasiones, fue destronado por Muhammad X, el Cojo, los abencerrajes,
se refugiaron en Montefrio; con la ayuda de Juan II y la colaboración
de los cristianos de Alcalá la Real, nombraron rey a Yusuf V,
posiblemente el Aben Ismail de las crónicas cristianas. Reinará
en Granada durante unos meses de 1445 y posteriormente en 1462 y 1463,
entre las dos fases del sultanado de Saad, zirita, que fue el padre
de Abul Hassan y abuelo de Boabdil, el último rey nazarí.
(…)'.
En torno a las mismas fechas, se inician
campañas de desgaste, escaramuzas, y asedios al castillo. A mediados
del S. XV, sería Enrique IV el primero que iniciará las
hostilidades contra Montefrío, derribando atalayas y acabando
con cultivos de cereales, viñedos y olivares. Pero habrá
que esperar al inicio de la guerra de Granada, para encontrar nuevos
ataques y de mayor envergadura a la zona. Según narra Enríquez
de Jorquera en sus Anales, en septiembre de 1483, las tropas de Isabel
I de Castilla y Fernando V de Aragón sitiaron por primera vez
la villa. Tras nuevos asaltos en 1484 y 1485, después de la toma
de Íllora, Loja, Colomera y Moclín, las tropas cristianas
entran en Montefrío el lunes 26 de junio de 1486.
Montefrío siguió siendo
un lugar estratégico en la frontera con el reino nazarí
y, ya en manos de los cristianos, fue vaciándose de pobladores
musulmanes. Por ello, se concedieron exenciones fiscales durante años,
aún después de la toma de Granada, con objeto de atraer
nuevos colonos a esta zona para que pusieran en cultivo los maltrechos
campos, ya que la inmensa mayoría de sus habitantes eran militares:
«porque la dicha villa mejor se pueble e para las gentes que vinieren
a la poblar e asymismo para las dichas gentes que están en ella
son menester muchos mantenimientos de pan e vino e carne e viandas como
otras cosas». Pronto fueron asentándose civiles que iniciaron
el despegue de las actividades ganaderas y agrícolas, terminando
así, aún en la época de los Reyes Católicos,
las exenciones por el pago de diezmos, aduanas y alcabalas.
En la primera mitad del XVII, Francisco
Henriquez de Jorquera recordaba al Montefrío nazarí como
‘una gran población de valientes mahometanos valientes
fronterizos’.
3. Descripción de la investigación en las torres
Las Torres Atalayas que jalonan el
término municipal de Montefrío, han sido objeto de varios
trabajos de índole científica en los que se han abordado
diversos aspectos referentes tanto a su intervención arqueológica
(BELLÓN et alli, 2004), a las características constructivas
(ARGÜELLES, 1995) (MALPICA CUELLO, 1996) (MARTÍN GARCÍA,
1996) (MARTÍN GARCÍA, et allii, 1997) (MARTÍNEZ
CASTRO, 2003) como a la cronología y funcionalidad de las mismas
en la organización del sistema defensivo de la frontera occidental
del reino de Granada. Se encuentran distribuidas de forma estratégica
a lo largo y ancho de todo el término municipal: ubicadas sobre
collados y cerros en torno a un núcleo central, como es el castillo
de Montefrío, se divisan unas a otras en la medida en que éstas
conservan parte de su alzado, ya que algunas están derruidas
y otras prácticamente bajo un cúmulo de piedras (MARTÍN
GARCÍA, et allii, 1999), en un acelerado proceso de ruina desgraciadamente
muy generalizado en otras zonas de la provincia (LÓPEZ LÓPEZ,
et allii, 2001).
El sistema defensivo estaba compuesto por unas 11 torres de las cuáles
se conservan restos de 8, las tres restantes se conoce su ubicación
geográfica, pero no quedan restos constructivos para saber su
ubicación exacta quedando en el mejor de los casos la cimentación
de las mismas, hecho este que no ha sido comprobado arqueológicamente.
Por otro lado, la propiedad de estos monumentos declarados BIC es privada,
resultando en algunos casos complejo realizar algún tipo de intervención.
Figura 1. Tipos de Atalayas de la provincia de Granada (MARTIN GARCIA
1996)
Las características básicas
de una torre-atalaya nazarí, (Fig2., 1) sería una forma
casi cilíndrica con un diámetro de 4,55 metros, dando
un perímetro de 14,35 m y una altura de 9,50 metros. Con una
habitación que se construye en torno a los 5 metros, siendo la
parte baja toda maciza de piedra y cal. Encima de la habitación
de la torre se encontraría una terraza para realizar los fuegos
o almenaras. La construcción está hecha con la mampostería
enripiada, formando hiladas de altura irregular, utilizando en las fábricas
ripios medianos ge caliza o arenisca, aunque también aparecen
sillares, además de cantos de río, estando las canteras
de aprovisionamiento en las zonas cercanas a la ubicación de
la propia torre. (MARTIN GARCÍA, 1996). El propio mampuesto que
forma la torre estaría recubierto por un enlucido, cubriría
los mampuestos, dando un acabado de protección de los morteros,
además del propio embellecimiento de las atalayas de Montefrío.
Se conoce que durante que a mediados del siglo XV algunas torres-atalayas
fueron derribadas en campañas de castigo de tala y quema de campos
durante la guerra de Granada. Estas huellas se pueden observar al analizar
la estratigrafía muraria de los paramentos de las torres que
conservan más altura.
4. El castillo o hisn de Montefrío.
Torres Balbás nos define los
castillos en época nazarí, como las fortificaciones se
emplazan en el lugar elevado y en un extremo de los recintos cercados,
con objeto de tener libre la salida al campo. Doble y triple anillo
de muralla las protegía; el número de sus puertas es escaso,
pero, en cambio, multiplicáronse en profundidad, para romper
el ímpetu del asaltante y dificultar lo más posible el
acceso. Mezquitas solía haber en todas, así como silos
para guardar el grano, utilizados frecuentemente como cárcel
nocturna de cautivos cristianos. Tampoco faltaban uno varios aljibes,
de capital importancia en caso de asedio (TORRES BALBAS, 1951).
Antonio Malpica en cambio, nos define
un castillo como una obra arquitectónica con fines defensivos
y de control del territorio. Es una construcción fuerte y hecha
para durar, tanto por la función que desempeña como por
haber sido levantada por le poder (MALPICA CUELLO, 2003b). Los castillos
cumplen una función en el entramado del poblamiento que se muestra
en su construcción y distribución espacial, así
como en el territorio más o menos cercano (MALPICA CUELLO, 2003b).
El hisn representa un lugar de control y ejercicio del poder de manera
discontinua por parte del Estado, y también el escenario de las
relaciones entre las diferentes qurá con respecto a la defensa
(MALPICA CUELLO, 1985.). Se percibe una tradición andalusí
que pervive, una influencia cristiana que parece que va incrementándose
y asimismo se advierte una interrelación entre ambas. Siendo
los edificios fronteros el resultado de una mezcla entre lo cristiano
y lo andalusí (MALPICA CUELLO, 2003b).
Foto 1. Vista general del Castillo de Montefrío.
Yusuf I envió al Alarife mayor
de la Alhambra para que indicara el sitio y planeara su construcción,
ubicación, comenzando su construcción con triple recinto,
plaza de armas, aspilleras, adarves, torres, aljibes para el agua, almacenes
y todo lo necesario para aguantar un largo asedio. En este lugar ya
existían restos de otras edificaciones (LINARES PALMA, 1964).
El castillo de Montefrío aparece
en las fuentes de árabes con la palabra Hisn, antepuesta al nombre
de la localidad, siendo Montefrío el Hisn MontefIrid. Además
entre el territorio comprendido entre Alcalá la Real y Montefrío,
a una legua y media de éste último, se encontraría
la torre de Nunes (GAMIR SANDOVAL, 1956, LINARES PALMA, 1964). El castillo
de Montefrío esta documentado en el siglo XIV, en las fuentes
por Ibn al-Jatib.
También nos informa Gamir Sandoval,
que las dimensiones del castillo o recinto serían de 178 varas
en cuesta de oeste a este, y de norte a sur de 284. Además continua
describiéndonos el recinto como sigue, “el castillo de
Montefrío tenía diferentes almenas y un torreón
en la parte que miraba al Oriente, amurallado por un lado con 68 varas
de muralla y por lo demás fortalecido con un tajo muy profundo
que miraba a dicha villa, por una parte, y por la otra al partido del
Legido, y bajando el tajo hacia la parte que miraba a dicha villa a
las 80 varas se hallaban vestigios de un torreón que llamaban
el Real;.. y que en el recinto de las dichas murallas los tajos y castillo
habría de seis a siete fanegas de tierra, en las que se reconocían
ruinas de casas derribadas, haber estado fundada en él, en lo
antiguo la villa de Montefrío. (GAMIR SANDOVAL, 1956).
Foto 2. Montefrío desde la torre del Espinar
Las villas según la denominación
de las fuentes cristianas tras la conquista, presentan una clara definición
en tres partes. La mejor guarnecida es la denominada alcazaba o castillo,
que tiene una torre que cumple la función de residencia del alcalde
donde se ubica la guarnición. Suele estar en la parte más
elevada del conjunto la segunda es la parte conocida como villa, con
una estructura organizada en calles y viviendas, talleres, tiendas,
donde vive la población. La tercera parte serían los arrabales,
que podrían existir dentro o fuera de la estructura amurallada.
(MALPICA CUELLO, 2000, 2003b). La villa es el núcleo rector por
excelencia, pero en sentido algo distinto, pues jerarquiza la totalidad
del territorio, a partir sobre todo de su poder defensivo y militar
(MALPICA CUELLO, 2001).
Como señalan Bazzana y otros,
los castillos en Al-Andalus tendrían tres recintos, el núcleo
urbano amurallado, donde viviría la población, el albacar
o zona intermedia amurallada donde se refugiaría la población
, y por último, el castillo o hisn, la zona militar (BAZZANA
et alii, 1988). El albacar en los castillos rurales, suele ser un espacio
amurallado, bastante extenso y frecuentemente sin construcciones interiores.
Estos castillos se insertan en un territorio más o menos extenso,
en el que as alquerías son los asentamientos fundamentales, además
ejercen una corresponsabilidad con el Estado (MALPICA CUELLO, 203b),
que en el caso de Montefrío no han sido documentadas arqueológicamente
aunque no por ello, debieran de existir. Frente a los cristianos, que
para el control y pacificación del territorio, crearon un vasto
programa defensivo, auspiciado por la Corona y apoyado por la nobleza
y las órdenes militares, a quienes se encomendó la primera
línea fronteriza (RODRÍGUEZ ESTÉVEZ, 2001).
Arqueológicamente, el castillo
de Montefrío, tras una primera evaluación de los restos
arqueológicos emergentes permite distinguir dos recintos amurallados,
faltando el albacar. Uno en la zona sur donde viviría la población,
y en el que se pueden ver distintas viviendas tanto excavadas en la
roca como restos de arranque de muros; en esta parte baja, aún
es visible la línea de muralla que conserva hasta seis torres
circulares y otra rectangular, así como, diversas partes del
lienzo de muralla de mampostería enripiada.
En Montefrío se han identificado
una serie de viviendas gracias a estar labrada la roca para su cimentación.
Por ello se debe de hablar de una villa organizada urbanísticamente
(MALPICA CUELLO, 2001).
La zona del castillo presenta un estado
de conservación bastante malo (MARTIN et allii, 1999), debido
a la repoblación con pino. Estas masas arbóreas llevan
consigo la alteración tanto de los suelos de la ladera del castillo
por la erosión del terreno, así como el deterioro de las
estructuras y restos arqueológicos no emergentes que se conservan
en el alto donde se encuentra el castillo.
La línea de muralla y las torres que se conservan presentan también
un mal estado de conservación, debido a la vegetación,
a las plantas que se incrustan en los paramentos, a la propia erosión
del terreno por se escarpado, así como a los butrones realizados
en las mismas para la búsqueda mítica del tesoro. Tras
el panorama que se da en los restos del castillo sería urgente
una primera fase de conservación que eliminase los riesgos de
alteración, sobre todo en los lienzos y torres de la muralla,
con la simple limpieza de los restos vegetales de los paramentos, además
de una fumigación contra los agentes biológicos de deterioro
de las mismas (PEDREGOSA MEGÍAS 2006).
Foto 3. Detalle del estado de conservación de la línea
de muralla
Además de estos restos en el
lugar de la zona alta donde se ubicaría la mezquita. Se levanta
hoy una iglesia como símbolo del poder cristiano tras la conquista
por las tropas cristianas conociéndose con el nombre de Villa
por los lugareños; siendo este el nombre que se le daba a los
castillos tras la conquista.
Junto a esta iglesia de Diego de Siloe
1549-1570, (GÓMEZ-MORENO CALERA, 1989), se encuentra el fortín
del siglo XVI (MARTIN GARCÍA et alii, 1999). Además en
este recinto superior quedan los restos de dos aljibes: de forma trapezoidal,
excavados en la roca y recubiertos por muros de hormigón y cales,
de época nazarí, así como una torre rectangular
de mampostería enripiada, muy alterada por distintas restauraciones,
como únicos restos nazaríes (MALPICA CUELLO 1996). Además
de estos restos en superficie Malpica señala la existencia de
un posible silo junto al aljibe principal en este recinto fortificado
(MALPICA, 1998). En Piñar (DE LUQUE, 2003) al igual que en Montefrío,
existen dos aljibes en el recinto amurallado, uno excavado en la roca
y otro construido en tapial hormigonado. Estos aljibes eran las primeras
construcciones que se realizaban una vez decida la construcción
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