A lo largo de este breve estudio, empleo
tanto el término inglés "performance"
como "acción" o "arte de acción" para
referirme al mismo fenómeno. Acción es un término
intercambiable con performance, e incluso para denominar mi
trabajo, a veces uso uno y otras veces el otro [Nota
1]. Particularmente, considero más acertado
acción artística, creo que se ajusta más a la realidad
del acto creativo que define. A mi entender, arte de acción es
el más general y el que más engloba, aunque es innegable
que performance o performance art es la denominación
más internacional y por tanto mucho más usada.
Existe un rico vocabulario en torno al arte de acción. Hay quienes
denominan a realizar una performance o llevar a cabo una acción
como "accionar" y en Latinoamérica, adoptado y castellanizando
el verbo inglés to perform, algunos lo designan como
"performancear". Incluso existen discrepancias con el género,
no hay duda que debemos referirnos a ella en femenino, por tanto la
forma correcta es una performance o la performance,
sin embargo no son pocos los que la masculinizan erróneamente
denominándola el performance o un performance [Nota
2]. Actualmente, es común referirse a "lo
performático" como aquello que tiene que ver con la performance,
aunque la propia palabra performance no exista en castellano.
El problema con el sustantivo performance
(en inglés: representación o interpretación), es
que su significado literal da cabida a cualquier tipo de actuación.
En lengua inglesa, se emplea para definir desde una función teatral
a cualquier espectáculo. El performer es el interprete,
en música, o el actor, en teatro [Nota
3]. Es un término muy general que abarca demasiados
ámbitos, que nada tienen que ver con el arte de acción,
lo que puede llevar a equívocos.
El error surge cuando se utiliza en castellano y se mezclan significados,
llevando a la confusión entre los conceptos de performance
art o action art y espectáculo. La performance
no es ni un espectáculo ni una interpretación. Como indica
Bartolomé Ferrando [Nota
4], la performance y el espectáculo
deberían ocupar territorios separados e incluso contrapuestos.
Bajo mi experiencia,
la principal diferencia es que el arte de acción lleva un componente
intrínseco de "verdad" que lo aleja del teatro, dicho
más claramente, de la ficción. Ese sutil concepto de “verdad”
marca la línea divisoria entre acción y representación.
Cuando entra la ficción en juego y el artista ya interpreta y
no vive, se convierte en otra cosa que ya no es una performance.
Una diferencia crucial que si la pasamos por alto nos lleva a incluir
en el mismo saco de la performance manifestaciones creativas
que nada tienen que ver [Nota
5].
En este punto resulta esclarecedor mencionar el
término alemán aktion, equivalente a acción,
que significa actividad o proceso. Algunos artistas alemanes, a parte
de por ser una palabra en su propio idioma, prefieren esta denominación
a las alternativas inglesas para referirse a sus performances,
porque en el idioma germano pierde esa connotación de arte como
entretenimiento.
La performance puede ser infinidad de cosas y en ella confluyen
múltiples disciplinas, pero no es un entretenimiento, un espectáculo.
Y precisamente para distanciarse del mundo de la interpretación
y que la performance no termine siendo una función teatral,
considero que no debería repetirse. En líneas generales
estoy en contra de la repetición de las performances,
aunque hay excepciones. Este es un aspecto polémico que quiero
fundamentar y desarrollar con calma en otra ocasión y que ahora
tan sólo menciono.
Finalmente me gustaría cerrar
este repaso mencionado el concepto de live art o arte vivo,
emparentado íntimamente con el de performance. Es un
concepto más moderno, conectado con los objetivos y la forma
de llevar a cabo el trabajo en la actualidad.
Según Alfonso del Río-Almagro
[Nota 6],
el live art presenta sutiles diferencias con la performance.
Englobaría a la acción y todo lo que la circunda. Se preocupa
por el contexto social y cultural, la repercusión que deriva
de la misma y no oculta su posicionamiento ideológico y político.
Acciones con un compromiso social, influenciadas por el activismo y
el movimiento feminista, que irían más allá del
acto efímero y que tampoco desdeñarían el espacio
museístico o institucional. Se liberan de complejos, y al objeto,
ya no lo tachan de mercancía ni reaccionan contra él.
Ya sean objetos preparatorios, los producidos durante la acción
o los derivados de ella.
Bajo esta perspectiva el live
art, podría decirse que es una performance con
algo más, pasada por el filtro del siglo XXI. No coincido plenamente
con esta opinión, obviamente live art es cualquier forma
de arte en vivo, así que estrictamente cualquier performance
lo es, pero sigo pensando que arte de acción es el término
más apropiado en castellano para definir lo que describe Alfonso
del Río-Almagro. Es más, gran parte de los artistas que
se mueven actualmente en el ámbito del arte de acción
presentan esas características indicadas al hablar de arte vivo.
Es habitual que estos trabajos posean una visión interdisciplinar
acorde con el momento presente y una preocupación social, incorporan
en su obra lenguajes, códigos y métodos de trabajo de
la época digital y de una sociedad globalizada.
Quim Pujol en un seminario en el MACBA
[Nota 7] en 2012,
planteó esta cuestión desde una óptica en la que
coincido en mayor medida. Para él, en el arte en vivo los géneros
se confunden y se hibridan. Gira alrededor del concepto de presencia,
pero con muchas salvedades. El live art, estaría en
todos y en ningún lugar, es un arte experimental que está
mutando continuamente. Un arte en tensión, en movimiento, que
no se queda quieto en ningún sitio, es inasible, trasgresor,
sin géneros tipificados. El live art puede ser danza,
teatro, música, perfomance, activismo, diversas practicas
multimedias, etc, pero sin categorías cerradas. La performance,
según él, se ha convertido en un género cerrado,
y el live art es más expansivo, incluye lo que no encaja
en ningún sitio.
Por otra parte haciendo un uso literal
del término, el live art se convierte en un saco sin
fondo donde incluir una serie de actividades de la programación,
que no saben donde ubicar. Por ejemplo, en la web del Museo Reina Sofía
[Nota 8], dentro de
las actividades, habría una categoría de “Artes
en vivo”, donde se sitúa una serie de géneros cerrados
como el teatro, la música, la performance y la danza.
Lo mismo sucede en el MUSAC [Nota
9], dentro de su “programación cultural y educativa”,
posee un apartado denominado “Artes en vivo”, en el que
se ubica danza, música y conciertos, teatro, recitales de poesía,
performance, etc. El live art no se entiende en estos
casos como universo trasfronterizo, sino como contenedor de disciplinas
diferentes. Además, el peligro es que dentro de esta variedad,
la performance queda relegada, como muchas veces ocurre, a
una programación de segunda dentro de las instituciones.
Volviendo al término y sus significados,
no existe un patrón de performance estandarizado. Se
mueve en un universo tan rico y heterodoxo, que no para de reinventarse,
dejando en evidencia a quien intenta acotarlo bajo una denominación.
Aún así live art no me disgusta y creo que con
el tiempo puede terminar imponiéndose para denominar o identificar
esa performance que rompe su género y se abre a mil
influencias y corrientes actuales, donde confluiría con el teatro,
la danza, la música experimental, etc. Bajo este paraguas encajaría,
por ejemplo, gran parte de la interesante obra de La Ribot o algunos
trabajos de Franko B como I’m Thinking of You .
Y a la vez, al crear esta figura del
live art, diferenciaría este tipo de performances
de las que hemos definido como arte de acción. Un arte más
incisivo, que escudriña su entorno con una mirada crítica,
virando en mayor medida hacia el activismo y al compromiso social. El
arte de acción, entendido de este modo, estaría menos
influenciado por las artes escénicas y describiría trabajos
como los de Regina José Galindo o Beth Moysés, por citar
dos destacados ejemplos.
Dicho todo esto, live art
no deja de ser un nombre más, sin la menor importancia para el
artista. Yo denomino muchas veces a mis trabajos simplemente como “acciones”
o “proyectos” e incluso cuando se adentra aún más
en lo social “arte de guerrilla”. Como por ejemplo con Proyecto
47 (2014-15), donde intento retratar el problema de la vivienda
en España, documentando espacios relacionados con la especulación
y los desmanes inmobiliarios de nuestra época y sus consecuencias.
En estos proyectos de guerrilla, todo el trabajo se supedita a un fin,
la ortodoxia se sacrifica para ganar efectividad. Las normas se hacen
añicos y no existen frenos, ni mucho menos definiciones preestablecidas
que limiten esa acción. Cada artista reinventa el arte de acción
en base a sus necesidades en cada proyecto.
Llegados
a este punto me detengo y planteo para la siguiente colaboración
hablar de distintos conceptos entrelazados con la perfomance,
completando una trilogía introductoria sobre el arte de acción,
con los artículos: Sobre
la naturaleza de la performance y Definición
y características generales de la performance.
(Texto revisado y ampliado el 19 de enero de 2016)
Nota
1: Desde hace más de una década, vivo en una eterna
y enriquecedora bipolaridad, con un doble acercamiento a esta disciplina.
Como historiador del arte, especializado en temas de arte de acción,
y como artista de la performance.
Nota 2:
Tan solo se emplea correctamente el artículo masculino singular
"el" delante de performance, cuando nos referimos
al arte de la performance en inglés y decimos el
performance art. Del mismo modo que decimos en español el
pop art, para hablar del arte pop, o el live art para
denominar al arte vivo.
Nota 3:
"A performer is a person who acts, sings, or does other entertainment
in front of audiences". (Un performer es una persona que
actúa, canta o hace otro tipo de entretenimiento o espectáculo
delante del público). FOX, Gwyneth (ed.): Collins Cobuild
Dictionary. Harper Collins Publishers, Londres, 1993, p. 581.
Nota 4:
FERRANDO, B.: El arte de la performance. Elementos de creación.
Ediciones Mahali, Valencia, 2009, p. 10.
Nota
5: No soy partidario de encorsetar el arte en géneros
artísticos, pero considero importante realizar una aclaración
sobre los términos empleados, que sirva de guía en la
frontera un tanto borrosa de esta disciplina, que por otra parte se
empeña en no dejarse definir con claridad. Para evitar suspicacias,
quiero aclarar que cuando hablo de teatro o de teatralizar no califico
peyorativamente a las obras dramáticas o a su representación,
mi análisis se circunscribe al campo del arte de acción.
Me refiero únicamente a las performances que se alejan
de ese concepto de "verdad" que antes hemos apuntado, generando
una acción fingida y exagerada.
Nota
6: DEL RÍO-ALMAGRO, A.: “LIVE ART: cuerpo, acción
y repercusión en el proceso transdisciplinar”, Arte, Individuo
y Sociedad, Vol. 25, nº. 3, 2013, pp. 424-439.
Nota
7: Seminario Una aproximación al arte en vivo,
MACBA, del 19 al 20 de enero de 2012. Quim Pujol (n. 1978), es artista
y crítico de arte. Ha sido comisario de la Secció
Irregular del Mercat de les Flors, Barcelona, entre el 2011 y el
2015.
Nota
8: El Museo divide sus actividades en cuatro apartados: “Seminarios
y conferencias”, “Cine y video”, “Artes en vivo”
y “Actividades asociadas”. MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE
REINA SOFÍA.
<http://www.museoreinasofia.es>
[Consulta: 30 de julio de 2015]
Nota
9: MUSAC. Programación cultural y educativa.
<http://musac.es/#programacion/artes>
[Consulta: 30 de julio de 2015]
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DATOS
DEL AUTOR:
Marc Montijano
Cañellas (n. 1978, Vic, Barcelona), artista visual y performer,
es también un destacado investigador. Doctor en Historia del
Arte por la Universidad de Málaga, Experto en Organización
y Gestión de Empresas Culturales, y Postgrado en Gestión
Cultural por la Universitat Oberta de Catalunya. Tiene una amplia experiencia
académica y profesional en diversas instituciones y empresas
culturales. Sus principales líneas de investigación en
la actualidad son: el arte de acción, con especial atención
a los trabajos realizados en España y Latinoamérica; el
estudio de los procesos creativos y el desarrollo del proyecto; y el
papel de las nuevas tecnologías en la difusión y autonomía
del arte actual.