Sin
dinero, sin coche, sin sitio donde dormir, sin pan bimbo, tan sólo
un par de acreditaciones que no sabían a nada. El viejo se compadeció
de ellos y los condujo hasta su masía cercana. Sin embargo, aquella
casa no era lo que Duke había presupuesto. Del Toro no había
pensado nada, porque era más bien tonto y un poco lento. Aquello
tenía ambiente siniestro, iban entrando a una casa amplia, a
oscuras, con alguna bombilla perdida en alguna pared ilocalizable.
Cenaron un puré muy extraño -del que no pudieron distinguir
ningún sabor conocido- que les ofreció el Sr. Pla, así
dijo que se llamaba, en una cocina casi vacía, con paredes de
cal, sillas de mimbre y tres cazuelas oxidadas. Tras hablar un poco
de quiénes eran y que hacían aquí, el Sr. Pla les
llevó a su habitación, les abrió la puerta, encendió
la luz y en un salto impensable para alguien de su edad, salió
de la habitación, cerrando la puerta tras él y dejándolos
encarcelados. En ese momento se dieron cuenta de que estaban tan encantados
de hablar de si mismos que no
habían preguntado nada al Sr. Pla, no sabían nada de él.
Miraron la espantosa escena que se les presentaba. Había brazos,
piernas, cabezas, decenas de cuerpos mutilados en charcos de sangre.
Se tomaron la situación con frialdad. Del Toro agarró
un dedo que le pareció “agradable” y lo envolvió
en un trozo de tela –Me haré un llavero con esto- se dijo
a si mismo. Duke decidió cortar por lo sano, al fin y al cabo
la puerta era de madera vieja. Le pasó una pierna a Del Toro,
instándole a prepararse para la batalla, cogió de los
brazos a media persona, entera hasta la cintura y empezó a girar.
Cuando llegó a su velocidad máxima lanzó el medio-cuerpo
contra la puerta, que estalló en mil pedazos. Del Toro salió
como un animal en furia, corrieron por el pasillo hacia la salida, el
Sr. Pla esperaba en la puerta, Del Toro gritaba a la carrera de una
forma sobrenatural, y llegando a la altura del viejo le dio con todo
el empeine del pie de la pierna que traía en sus manos. Salieron
corriendo aprovechando su ventaja y no pararon hasta llegar al centro
de la ciudad. Seguía habiendo películas por ver.
Feed
Si algo da Feed es asco. Y no quiero decir que la película en
sí sea un asco, que no lo es. Pero es que apesta, rebosa, hiere
hasta alcanzar límites enfermizos que quieras que no a una mente
sana esto le acaba afectando. Y donde antes veía grasa ahora
ves curvas, y donde antes veías camiones ahora hay dos nalgas
bien puestas. La historia es la siguiente: un rubio que tiene a una
gorda – y cuando digo gorda, quiero decir gorda – en una
cama y la gorda no puede moverse por lo gorda que está. Ella
le suplica la comida: Feed me, baby, le dice y el rubio la alimenta
con algo muy parecido a la mierda mientras que todo es recogido por
unas camaritas que retransmiten el espectáculo en Internet. Y
es que resulta que el rubio tiene montado un negociete de apuestas y
la peña se juega sus dineros apostando a ver cuando la palma
la gorda. Es aquí donde topamos con la otra trama que se había
ido desarrollando paralelamente: la del policía aburrido. Un
poli nada más y nada menos que de la Interpol. A pesar de que
Australia esté un poco alejada de su jurisdicción, el
madero se lanza a la captura del depravado. Nos topamos en ‘Feed’
con una arriesgada apuesta por el cine experimental, uso múltiple
de texturas que dotan la imagen cruda de una fuerza inusitada, ritmo
narrativo vibrante con mucho que ver con el montaje videoclipper
sin olvidar el impacto, la bomba visual y estilística que este
film encierra hace que merezca ser visto.
La novia cadáver
Tim Burton vuelve a la gran pantalla y vuelve al stop-motion.
Se podría calificar esta película como redonda, lo cual
sería un piropo y a la vez el mayor defecto de Tim Burton de
unos años a esta parte, que no es otra cosa que el mantener ciertos
estereotipos insertados hasta la saciedad por su cultura. Si en 'Big
fish' sobraba que el en esta obra está de más que la trama
sea tan convencional. La historia es conocida, chico conoce a chica
y conoce también a otra chica, un triángulo amoroso de
esos que dan mucho juego.
Técnicamente no se puede negar su impecabilidad, que hace que
uno se asombre hasta del parpadeo del personaje. Los movimientos de
los muñecos juntados con las tomas de grúa, trávellings
y otros movimientos complicados consiguen que te imagines, o al menos
lo intentes, cómo se ha rodado eso. Y definitivamente es algo
muy difícil.
Algo de lo que se enorgulleció mucho el festival fue que el estudio
de animación principal fuera el de Carlos Grangel, un catalán
afincado en los EEUU que ha ocupado uno de los puestos principales de
animación en este mercado. Se pudieron ver sus bocetos de los
personajes, la creación de la tipografía del film...
A todos nos gustan los cuentos al borde de la chimenea, en este caso
con muertos más vivos que los vivos y vivos más muertos
que los muertos. A todos nos gusta disfrutar de los cuentos de hadas
tradicionales pasados a algo nuevo. Nos gusta que las historias se repitan.
Por eso gusta esta película, y por eso uno puede decir que Tim
Burton cada vez se moja menos.
Haze
‘Haze’ es la historia de un pobre hombre que por arte de
birlibirloque aparece en un habitáculo de cemento oscuro y tenebroso.
No puede salir, tampoco sabe porque se encuentra allí. El hombre
sufre y se descompone. Rompe una de las paredes y comienza a gatear
por un pasillo muy estrecho. Del suelo comienzan a salir cuchillos y
el pobre hombre se va clavando algunos de ellos hasta que divisa una
tubería de metal con la que entretenerse. Es entonces cuando
se produce un giro de guión inesperado: el hombre abre la boca
y comienza a rasparse los dientes con la tubería en un rechinar
de esos que da dentera. No se entiende muy bien porqué llega
a tal extremo este pobre hombre. Las teorías de la moza que se
sentaba a mi izquierda me inducían a pensar en una posible demencia
del personaje. Aunque yo me inclino a que aquello era coquetería
pura y dura, el precio por tener una sonrisa profidént.
Mientras cavilaba los porqués, el pobre hombre seguía
raspándose. Luego pasó a gritar y más tarde a hablar
en voz alta consigo mismo. No sabía porque estaba allí,
ni que loco malvado le hacía aquello. El calvario del pobre hombre
continúa su angustioso ritmo asfixiante hasta alcanzar límites
de depravación y humillación humanas que no nos llevan
a ningún lado más que a la propia destrucción.
Nadie supo muy bien porqué le ocurrió todo aquello a aquel
pobre hombre. ¿Para qué tanto sufrimiento porque sí?
Ni siquiera supo contestarme la moza, y eso que se las daba de sabihonda.
Si un día de estos me topo con el director en un tú a
tú se lo pregunto. Es fácil de recordar: Shyna Tsukamoto.
A bittersweet life
Este film surcoreano, de Kim Jee-Won, nos habla de la servidumbre y
cómo cuando esta se ve traicionada no queda otra cosa que atacar
al servido, puesto que es lo único que existe en el corazón
y cabeza del sirviente. Sun-woo es un agente de seguridad y primer ayudante
del director de un hotel, que compagina su trabajo con su otro oficio
de pez gordo de la mafia. Este le hace un encargo a Sun-woo, que cumple
según sus principios no tal y como se había ordenado.
Ante este desacato, su jefe lo manda matar. Casi lo consigue pero Sun-woo
se las arregla para salir vivo y comenzar lo único que le queda
por hacer en esta vida, vengarse.
En esta película se pueden ver muchas similitudes con Kill Bill,
el tipo de montaje de lucha con música festiva, la forma de acercarse
y alejarse de los personajes... Sorprende con una historia sencilla
contada con pasión y cercanía. Consigue, a pesar de la
brutalidad, que entiendas las razones de cada uno y más aún
las razones del protagonista, que pasa de ser un intocable a un mártir.
Con un final que a uno le hace dudar de cual es la naturaleza de lo
visto para el protagonista.
Este
último título cerraba la sesión aquel día
y tanto Duke como del Toro no estaban dispuestos a abandonar aquella
sala calentita y muñidita así, por las buenas. Así
que se escondieron tras unas cortinas, y desde allí esperaron
a que los voluntarios y el personal del festival se fueran a dormir
a sus casas. Ellos harían lo propio en el cine. Los periodistas
se instalaron allí como si fuera su casa. Duke encontró
una caja llena de chocolatinas de la que dio buena cuenta, sin decirle
nada a del Toro. Éste hizo lo mismo con el último que
le quedaba y se lo clavó entero, callado como una puta. Se llevaban
bien, pero cada uno tenía sus cosas. Luego durmieron, uno junto
a la butaca del otro, hasta que el espíritu de una monja les
despertó con el ave maría.
Duke intentó ligársela con un viejo truco de magia con
el que enamoraba a todas las féminas. No obstante, del Toro no
se fiaba de aquellos hábitos y se negó a entablar contacto
con el espíritu. La monja se había hecho fuerte dentro
de la mente de Duke y pronto este pasó a estar bajo su control,
como si de un hechizo se tratara. Del Toro pedía insistentemente
al espíritu que dejara de hacer eso con su compañero,
porque hacía mucho ruido y no podía dormir a gusto. La
monja se quitó los hábitos y se convirtió en un
monstruo de dientes afilados sí, pero llenos de caries. No se
lo pensó dos veces del Toro. Estaba acostumbrado a sacar a su
compañero de apuros similares, en los que siempre se metía
por creerse más listo que los demás. Le hizo una llave
de judo a la monja y liberó la mente del bueno de Duke de un
sonoro sopapo. Pronto se hizo la luz y comenzaron a entrar los primeros
espectadores. El cine, de nuevo, estaba a punto de empezar.
El imperio de los lobos
Inquietante
film nacido de las tinieblas, producto de la visión de un maravilloso
arquitecto visual en eterno idilio con la lluvia, pero de un imperfecto
rematador de historias. Con un montaje de una sobriedad apabullante,
el discurso narrativo de la película se retuerce por los recovecos
más insospechados para llevarnos a una trama estimulante, de
ritmo veloz sobre la búsqueda de la identidad y el perpetuo conflicto
que esto conlleva. Sin embargo todo esto nos conduce a un punto en el
que sólo una buena mano resolutoria sea capaz de obrar la magia
necesaria. Y ya fuera porque se le fue la pinza al director Chris Nahon
o bien porque los productores fueron más aviesos y supieron imponer
su criterio, la última media hora de la película sólo
hace que estropear la soberana maestría con la que estaba ejecutada
la primera parte. Al más puro estilo hollywoodiense, todo parece
solucionarse a patadas y tiros. Dudo que el libro homónimo en
el que está basada la película, se haga eco de tan singular
manera – algunos dirán que muy cinematográfica –
de resolver la historia. De esos cambios que se hicieron en la adaptación,
el autor Christopher Grangé afirma que no hay que dudar en triturar
un buen libro para hacer una buena película. ¡Ah bueno!
¡Si lo dice el autor! – debieron de pensar los aviesos productores
- ¡Esta es la nuestra! y la que podía haber sido una muy
buena película, se quedó en eso: en lo que pudo ser y
no fue.
Aunque sería injusto que esta resolución tan frustrante
empañara el buen ejercicio demostrado durante el comienzo y el
desarrollo. La estructura de las dos tramas que convergen en un punto
suele dar buenos resultados y es en especial la de la chica, encarnada
fantásticamente por Arly Jover, la que logra sumergirnos en una
historia desconcertante, de duda continua que a partir de unas cicatrices
en sus orejas, descubre que no es quien creía ser y que esa cara
que la mira en el espejo no es su verdadera cara. Lo más terrible
de todo es que no recuerda nada y que quien creía amigo ahora
es enemigo y claro, para descubrir la verdad, huye. La otra trama es
más rollo policial, con el típico policía guaperas
obsesionado con un caso y que para resolverlo pide ayuda al único
tipo que le puede servir de algo. Es ahí donde entra en la partida
el carismático Jean Renó, que llena la pantalla con un
personaje que le hemos visto muchas veces interpretar; el de tipo duro,
algo rudo, dominador y que se mueve de fábula en la calle. En
‘El imperio de los lobos’ hace de policía violento,
para el que el fin justifica los medios y que por esas teorías
suyas ha sido expulsado del cuerpo de policía. El poli bueno
que sigue las reglas y el poli malo que se las salta a la torera, se
unen en una subtrama no demasiado original, pero que funciona por la
química entre los dos actores y por el natural carisma del personaje
de Renó. El recorrido en paralelo de estas dos historias, la
de la chica y la de los maderos, en principio sin conexión alguna
se unirán en un camino común que, en teoría, nos
conducirá a todos hacia la verdad. Y la verdad es que no satisface
tal muestra de intenciones para esa sobredosis de artificio en la traca
final. Una pena.
Running out of time
Johnie
To se presenta como un clásico del cine policiaco contemporáneo
japonés. Un servidor, que no conocía su filmografía,
se quedó muy sorprendido por la gracia y el buen hacer de este
director tras las cámaras, con una dirección de actores
impecable, un guión mordaz y real y la capacidad de hacerte estar
pegado a la butaca disfrutando mucho de lo que se ve. También
a este director se le hizo un homenaje, proyectando varias de sus películas,
un documental sobre su productora 'Milkyway' y con una rueda de prensa
en la que se mostró muy agradecido.
Otros títulos suyos proyectados: 'The barefooted kid' –
1993 , 'The heroic trio' – 1993 , 'PTU' – 2003 , 'The mission'
– 1999, 'Throw down' – 2004, y el documental citado: 'Milkyway'',
la ciné-factory de Johnie To', de Yves Montmayeur – 2004.
Born to Fight
Thailandia
ha dejado caer buenos títulos en la edición de este año.
'Born to Fight' no era uno de ellos. Ya desde el principio se adivina
fácilmente la clase de película que se ha querido realizar.
Sin más pretensión que la de mostrar acción espectacular
en estado puro, los saltos, las explosiones, las patadas y las caídas
se convierten en el motor de una historia demasiado simple y terriblemente
predecible. Unos terroristas muy malos ocupan un pueblecito lleno de
gente muy buena a la que empiezan a matar sin compasión alguna.
Chantajean al gobierno tailandés y le dicen que dejarán
de matar a inocentes sólo y cuando se libere a su encarcelado
líder. Pero sus verdaderos planes son otros: tienen un misil
nuclear – a saber de dónde lo habrán sacado - y
piensan destruir Bangkok de un petardazo. Sólo los habitantes
de la aldea podrán evitarlo. Menos mal que hasta los niños
y las viejas de los pueblos más recónditos de Tailandia
saben pelear que te cagas. De hecho, como bien reza el título
de la peli, han nacido para ello. Sin embargo tardarán un tiempo
en levantarse contra el enemigo opresor. Así el malo se hace
más malo y el bueno más infortunado y pobrecito. Pero
los aldeanos de pobrecitos no tienen más que la cara y en cuanto
suena el himno nacional por la radio, el todopoderoso sentimiento de
nación emerge a la superficie y los malos harán el ridículo
más espantoso para regocijo del gran público, que ante
mi asombro aplaudía encantado aquel espectáculo de violencia
idiota y gratuita que parecía no acabar nunca. Lo que en principio
podría parecer la dramática historia de un pueblo que
lucha por su supervivencia desemboca en un esperpento de artes marciales
insulso que incluso se atreve a intentar a hacer reír en las
partes más insospechadas. Una cinta a todas luces prescindible
cuyo único interés residía a priori en esas coreografías
de lucha que tan buen resultado les habían dado en ‘Ong
Bak’ a los mismos coreógrafos. Y es que aunque haya alguna
escena de pelea curiosa, en líneas generales la película
peca de utilizar siempre los mismos recursos, los personajes que son
golpeados parece como si se dejaran sin oponer resistencia, la cámara
lenta resulta muy frecuentemente odiosa y lo peor de todo: la técnica
de repetir la misma explosión o accidente de coche varias veces
pero desde diferentes ángulos ya la usó bastante el Equipo
A como para andar ahora resucitándola. Aún sigo preguntándome
porque una cinta de acción normal y corriente, ideal para sobremesa,
fue proyectada en un festival sobre cine fantástico y de terror
como es Sitges.
What the bleep do we know?
Esta
película se hace imprescindible por su contenido, no tanto por
su forma. Se trata de un documental semificcionado sobre la realidad,
sobre qué es realmente la realidad, sobre la imposibilidad de
responder a esta pregunta y sobre por qué es imposible responder
de una manera 100% cierta a esta pregunta. Varios físicos, expertos,
estudiosos... nos hablan de física cuántica, del mundo
que vemos, de cómo lo vemos y de cómo podemos verlo como
queramos, llegando a poder andar por encima del agua si quisiéramos
y fuéramos completamente conscientes de que la realidad la construimos
nosotros. Nos enseñan fotos hechas con microscopio a moléculas
de agua, viendo claras diferencias entre el agua del grifo y la misma
agua bendecida por un monje budista zen, por el simple hecho de esa
bendición, de ese pensamiento por parte del monje, cambia la
forma y se nos ofrece un espectáculo bellísimo. A raíz
de esto se repite una frase varias veces durante el metraje: 'Si un
pensamiento puede hacer esto al agua, imaginad lo que puede hacer con
nosotros mismos'.
Tras varios días en Sitges, pasando noches
lluviosas en los cajeros y en los cines, Duke y del Toro empezaron a
darse cuenta de la cantidad de freakys o fans que se habían encontrado,
de los cuales ninguno se había dignado a dirigirles ni una mirada:
El estudiante del curso ‘Introducción a la obra y mundo
de JRR Tolkien’, el joven y extraño reportero entusiasmado,
el incondicional de Jim Henson con su bola de Contact bailando en sus
brazos o el mitómano esperando ver a todos aquellos personajes
conocidos que pasaron por sus respectivas ruedas de prensa: la bella
Elena Anaya, la soñada Angie Cepeda, la inalcanzable (por el
gusto no compartido) Jodie Foster, la magnífica Laia Marull,
el gran Quentin, Aragorn... digo, Viggo Mortensen, con su compañero
de fiesta David Cronenberg; Jaume Balagueró, Leonardo Sbaraglia
con un amable Antonio Hernández; Park Chang Wook insistiendo
en que él no es violento ni vengativo, aunque sólo se
exprese de esta manera en sus películas (dice que va a cambiar);
Lisa Henson dando a conocer aspectos quasi-inéditos de su difunto
pero aún brillante progenitor. Cada uno dándose el brillo
necesario, o cada uno sacando sus armas para luchar en un ambiente cada
vez más competitivo, cada vez más carnívoro. De
vez en cuando alguien decía por lo bajo que el cine es un arte
y que eso no era una carnicería, pero costaba ver a través
y darse cuenta de que eso es lo único que importa, lo que el
ser humano dice con las herramientas de las que puede hacer uso.
Toda esta información la procesaron de golpe. Tantas horas a
oscuras frente a una pantalla enorme con películas en Versión
Original no podían ser buenas... ¿o si?
Room
Este mediometraje digital, galardonado en el festival otrora independiente,
ahora comercial-independiente y en breve comercial de Sundunce, no tiene
mucho sentido. Básicamente es una mujer agobiada por su situación
vital, con migrañas que le hacen alucinar con nieve de televisión,
una nave industrial que no conoce y desmayarse. Intentando descubrir
por qué le pasa esto decide dejar su vida e irse a buscar la
nave, que intuye que está en Nueva York. Se va y empieza a seguir
“señales” y a buscar naves de alquiler, ya está,
lo siento pero me veo obligado a desvelar el final: No hay final, la
mujer busca, busca y parece que va a encontrar, pero acaba así,
sin dar respuesta a nada, ni a qué es la nave esa, ni a qué
va a pasar con su vida ni a nada. No más comentarios.
Benny´s Video
Para
Michael Haneke esto del cine es como un juego. Una partida en la que
él pone las reglas y fabrica el tablero para que cada casilla
sea más cruenta que la anterior y así sólo podamos
seguir jugando sólo para comprobar que la casilla final es si
acaso más amarga de lo que se imaginaba. En su intensa filmografía,
Haneke se ha especializado en personajes perturbados, esquizoides que
a través de la extrema violencia alcanzan así su plenitud.
Benny no tiene un video, sino que son mil y la mitad de ellos son tremendamente
hirientes. Los padres de Benny no tienen tiempo para ocuparse de su
retoño, pero si dinero para que el chaval – que no tendrá
más de quince – tenga una cámara enfocando 24 horas
a la calle, que si teles, videos, cintas… para que el muchacho
se realice. Un día en el videoclub Benny conoce a una chica de
su edad y se la lleva para casa. Los padres no están, por lo
que Benny tendrá el campo libre para llevar a cabo sus planes.
¿Y cuales son sus planes? Es ahí donde decides seguir
jugando y pasar a la siguiente casilla. Con una pistola de matar cerdos
(Benny está tremendamente orgulloso de sus videos ilustrativos
de matanza puerquil) pide a la niña que le pegue un tiro. Como
ésta no lo hace, Benny le arrebata la pistola y le pega un tiro.
La niña empieza a gritar y Benny la remata con tres tiros más.
Toda la escena está siendo recogida por una de las cámaras
de Benny, de esas que le graban 24 horas. Se desnuda, se embadurna de
la sangre de la muerta y es en este punto cuando la película
coge fuerza y se torna casi macabra. Lo anterior sólo había
sido el preámbulo. La película, que había sido
estrenada en 1992, se proyectó en la sección Europa Imaginaria
en la que se recuperaban proyectos poco distribuidos de los grandes
del cine europeo.
El fantasma de la libertad
De
esta manera, se pudo degustar también una de las obras más
inteligentes y menos conocidas de don Luis Buñuel: “Le
fantóme de la liberté”. Una estructura argumental
atípica construida sobre la piramidal teoría de los conectores,
que a pesar de los años conservaba una frescura y originalidad
muy dignas, y con unos personajes muy vistosos a la perpetua búsqueda
de la libertad, aunque sea efímera. Esos dignos figurones serán
los motores de una historia episódica, en el que un momento de
la vida de uno conecta con la del otro y así sucesivamente. Situaciones
estrambóticas, crítica y demolición de los paradigmas
clásicos para marcarse una historia redonda, muy completa, plagada
de muy buenos diálogos que hechizó a los cuatro pelagatos
que estábamos a esa hora en la sala.
Repulsión
Esta
película se ha convertido ya en un clásico del cine se
suspense, rodada por Roman Polanski en 1965 nos cuenta el desprecio
de una joven mujer (Catherine Deneuve) hacia el género masculino,
al que desea y aborrece al mismo tiempo y cómo llega a materializar
ese odio y miedo instintivo del que no puede escapar. Formando también
parte de la sección Europa Imaginaria, consiguió que la
sala se llenara de admiradores de este cineasta y de esta película
en particular. Personalmente me dio la sensación de que se quedaba
en un estilo ya muy sobrepasado, que si bien en su momento pudo sorprender
hoy en día se hace arduo y denso. No se pueden dejar de reconocer
los méritos de Polanski al hacer aflorar las sensaciones de los
protagonistas con la cámara, con lo que va sugiriendo, pero se
queda en algo muy sencillo debido a la escasez de recursos usados, prefiriendo
que expresen los rostros antes que la situación.
CONTINUARÁ...
Primera
parte