¿Qué es el Arte Islámico?
El pasado 21 de Febrero tuvo lugar en Paris un doble acontecimiento
cultural de gran relevancia: la apertura del Departamento de Artes del
Islam en el Louvre y la re-apertura del Museo de Arte en el Instituto
del Mundo Árabe. Ya en los inicios de la construcción
de este instituto surgió la idea de reservar una parte de sus
salas a obras maestras del islam y que se encontraban en los depósitos
del Louvre y otros museos nacionales. El proyecto fue aprobado por el
entonces Ministro de Cultura, Jack Lang y, tras reservar mas de tres
mil piezas de diferentes museos nacionales, el proyecto fue detenido
por su sucesor, quien, ante la protesta de numerosos especialistas,
objetó que los conservadores no comprendían la necesidad
de presentar en el Instituto del Mundo Árabe piezas que, no podía
calificarse de ‘árabes’ [Nota
1].
Y
es que nos encontramos ante el eterno problema de olvidar que la cultura
islámica no se remite exclusivamente al área geográfica
árabe. De modo similar, podemos decir que el arte árabe,
persa, chino o indio realizado por artistas musulmanes no es necesariamente,
Arte Islámico. Estas líneas no pretenden ser mas que una
breve introducción al mismo, apuntes y destellos que señalan;
pero que no pueden abarcar la totalidad de su dimensión simbólica
ya que para ello –como en las artes de otras tradiciones–
se haría imprescindible explicar además no solo el contexto
histórico sino también, antropológico y espiritual.
Mientras en el siglo XIX-XX surgen tratados sobre el arte tradicional
de la India y Extremo Oriente, artes como la caligrafía o los
arabescos en el Arte Islámico eran consideradas, como citará
Titus Burckhardt en su obra El arte del Islam: ‘decoración
o artes menores’.
Siguiendo con Burckhardt: la substancia del arte es la belleza, y ésta,
desde el punto de vista del islam, es una cualidad divina que, como
tal, tiene un doble aspecto: en el mundo es apariencia, es como el atavío
que reviste a los seres bellos y a las cosas bellas; en Dios, sin embargo,
o en sí misma, es pura beatitud interior; es la cualidad divina,
entre todas las que se manifiestan en el mundo, que evoca mas directamente
al Ser puro [Nota
2]. En suma, es el resultado de la Sabiduría
y de la Artesanía, evocando a Seyyed Hossein Nasr.
La creación es obra del Gran Artesano y el maestro artesano participa
en este proceso creativo, para que a través de su trabajo (las
‘autorías’ o el concepto de ‘artista’
no existían, siendo estas hijas de los tiempos modernos), se
facilite un estado de consciencia que permita la contemplación
de lo Divino; por ello, todo gesto ha de ser bello puesto que ha de
conectar con los ritmos del cosmos [Nota
3].
Dimensión espiritual
del Arte Islámico
¿Qué es lo que nos dice que una expresión sea islámica
o no? Podríamos afirmar que es su uso ritual aunando un punto
de originalidad (pues el islam adoptaba las características del
territorio de recepción) y otra de continuidad (en cuanto expresión
de una religión). Pero también, lo que caracteriza al
arte islámico, es que es una tradición sonora en la que
de manera directa o indirecta prácticamente todo está
encaminado a subrayar esta sonoridad (incluso en los arabescos y miniaturas
persas podríamos identificar el símil de la misma plasmado
en imágenes entronadas a diferentes niveles de perspectiva y
en el dinamismo de las figuras geométricas).
Esta característica tiene su fundamento en el origen mismo de
la Revelación Coránica, comunicación a través
de la ‘palabra’ entre la dimensión trascendente y
la dimensión humana. De este modo, el acto del habla o del chanting
[Nota
4] en el Tajuid, es una conexión entre
el mundo físico y el mundo psico-espiritual. Así tenemos:
• Masjid o Mezquita
(el Templum): vacío y resonancia.
• Cuerpo humano: el ser humano es Templum/Masjid
en la medida en que se vacía de lo que no es su verdadera
esencia y deja resonar lo que de creación divina hay en
él.
• El instrumento musical: vacío y resonancia (cuya
mejor representación la constituye el ney o flauta
de caña, símbolo del ser humano en la tradición
del tasawuf o sufismo)
Escucha el ney, y la historia
que cuenta,
cómo canta acerca de la separación:
Desde que me cortaron del cañaveral,
mi lamento ha hecho llorar a hombres y mujeres.
Deseo hallar un corazón desgarrado por la separación,
para hablarle del dolor del anhelo.
Todo el que se ha alejado de su origen,
añora el instante de la unión.
[...]
Cuando la rosa se haya ido y el jardín esté marchito,
Le pregunté al ney (flauta de caña):
¿de qué te lamentas?
¿cómo puedes gemir sin poseer lengua?
El ney respondió:
Me han separado del cañaveral
y ya no puedo vivir sin gemir y lamentarme.
(Mathnawi, Jalalud-DinRumi)
La vacuidad donde el silencio reverbera
es la paradoja espiritual en el islam.
De la palabra recitada a la
palabra escrita: tajuid, caligrafiar el Corán
La música, en el mundo islámico, no estará
exenta de controversia, situándose los posicionamientos desde
la prohibición total hasta considerarla obligación para
el trabajo espiritual; pero este tema lo veremos mas adelante junto
con el mundo de la arquitectura y los arabescos. De momento hemos de
hablar de la recitación coránica o Tajuid —forma
melódica de embellecer la recitación del mensaje y que
forma parte del ‘Ilm al-Qirâ’at o Ciencia
de la Recitación— y del Adhan basado en las mismas
reglas:
• Tajuid [Nota
5]:
• 7 modelos clásicos
de recitación
• 2 generales:
• Magrebí
• Egipcio standard
• Adhan: llamada
a la plegaria ritual
Como dijimos, la Revelación
tuvo lugar a través de la escucha, su transmisión de carácter
eminentemente oral en una cultura amante de la palabra y la poesía,
solo fue compendiada en una vulgata oficial siglos mas tarde, fijando
una lengua árabe concreta (la diversidad de la lengua árabe
se manifiesta en distintos dialectos) y una versión del mensaje
concretos. La tradición ha mantenido hasta la fecha su aprendizaje
nemotécnico a base de la repetición constante de los distintos
fragmentos hasta que la persona que los memoriza pasa ha convertirse
en un o
conservador de la tradición. Es con la técnica del Tajuid
como el recitador da un uso espiritual a la voz a la vez que embellece
el mensaje gracias a: la escala de timbres, cuartos de tono, el dominio
de las diferentes reglas de pronunciación, destinados todos a
imprimir en las letras y, principalmente en el silencio, una fuerza
dramática y emotiva especial.
De la música pasaremos a la plasmación escrita
del mensaje coránico:la Caligrafía
Lee, que tu Señor es
el más Generoso!
El que enseñó por medio del cálamo,
Enseñó al hombre lo que no sabía
(Al Qur’ân 96,3-5)
El islam es ‘la tradición
de la Palabra’ y por ello para el musulmán, la medida de
las cosas es la palabra, su relación con lo sagrado debe por
tanto reflejarse en el texto: la caligrafía se transforma en
el arte del trazo, khat. La caligrafía y la arquitectura
como su soporte, encarnaran la Palabra Divina en los mundos de la forma
y el espacio.
Con el tiempo, la caligrafía será sometida a reglas que
dirigirán la mano del calígrafo hasta crear obras basadas
en reglas de proporción llenas de ritmo, armonía y belleza
en los diferentes estilos caligráficos que irán apareciendo
dotados de las sutilezas estéticas propias de los ámbitos
geográficos en las que nacen.
En la caligrafía tanto el Principio
de Unidad (Tawhid, del cual hablaremos en el apartado sobre
los arabescos y la música) y las matemáticas quedan reflejados
en las reglas de proporción donde el punto es la unidad de medida
tal como formuló el gran calígrafo Ibn Muqla (886-940)
quien instaurará las reglas geométricas para el trazado
de las letras; por primera vez veremos el estilo cursivo que llamará
Nasjpara caligrafiar el Corán que hasta entonces había
sido caligrafiado en letra Kúfica. Ibn Al Bawwab, posteriormente,
perfeccionará el trazo y a este le sucederán otros muchos
calígrafos y calígrafas en el mundo musulmán.
Caligrafía
Farsi Caligrafía
Kúfica Caligrafía
Thuluth
Un
viento que pasa.
¿Quién puede encadenarlo?
La escritura Al Qalqashandi, s. XV
Caligrafía
Ruq'a Caligrafía
DiwanîDiwa Caligrafía
Naskh
El
corazón es la materia prima,
el
espíritu es el modelo original,
el
cálamo es un orfebre,
y
la caligrafía es una joya
Bashar
Ibn Al Moutamir, s. IX
Para
saber más