1. Los arabescos, de la unidad a la multiplicidad:
Así como en el buddhismo encontramos la idea de Shunyata o Vacío
-Wú (ch.) Mu (jap.)- el espacio en el que todo se haya
indiferenciado, también llamado WúMíng
(
[Nota 1]), hay dos conceptos que podemos relacionar
y que son permanentes en la historia del islam y por extensión
en sus diversas manifestaciones artísticas: Tawhid y
Wahdat-ul-wuyud [Nota
2].
En
el islam ambos señalan hacia la mirada externa que es capaz de
discernir que detrás de la multiplicidad de las cosas desplegada
a nuestra vista, hay un hilo conductor, un principio de unidad y armonía.
Todas estas cosas solas no tienen vida por si mismas, no son realidades
absolutas sino relativas.
Ambas ideas son las que dan el sentido de la unidad, expresado en el
arte (fundamentalmente por la geometría).
Esta dualidad o mejor dicho, unidad diádica [Nota
3] : unidad-multiplicidad tiene como su mejor ejemplo artístico
el arabesco en el cual encontramos dos puntos básicos:
1. La unidad
2. Un componente representando la nada: lo abstracto, la fugacidad
o el cambio constante dando ritmo y movimiento.
2. La imagen en el arte islámico:
La importancia, como ya dijimos, de la lengua árabe en la estética
islámica, era suficiente para embellecer textos literarios, históricos
o religiosos (ya hemos visto el gran desarrollo de la caligrafía).
La Unidad, Al•lah o el Tawhid no necesitaban
de imágenes [Nota
4]; ; siendo una idea que comprendía el todo
no podía ser representada ni confundida o remplazada por un elemento
diferenciado y separado del conjunto de la obra artística. Por
otro lado contaban con los arabescos en su despliegue rítmico
y geométrico. Así pues, contrariamente a lo que muchos
piensan, la imagen en el islam no se encuentra prohibida en el mensaje
coránico, en todo caso lo será por decisión personal.
De hecho, la imagen ha sido utilizada por musulmanes a lo largo de la
historia en la periferia de la cuna del islam. Así tenemos por
ejemplo las ilustraciones del profeta Muhammad en los manuscritos mongoles
desde la Dinastía Ilkhanida (siglo XIII-XIV) hasta inicios
del periodo Otomano (siglo XVI) o las miniaturas realizadas en el contexto
geográfico de la antigua Persia caracterizándose por la
abstracción de la imagen (donde podemos encontrar la idea de
que nada es real por sí solo) apoyada por la técnica pictórica
china y por su precisa descripción de la arquitectura enmarcando
los personajes en una graduación de jerarquías unificando
simbolismo arquitectónico (como veremos más adelante)
y jerárquico en la relación Cielo-Tierra.
Básicamente su función consistía en reproducir
y crear representaciones visuales de los poemas y gestas de la época
o con fines pedagógicos (ilustrar la Sira o biografía
del profeta Muhammad).
Destacaremos las escuelas de miniaturas persas, de las cuales, las más
relevantes fueron:
|
Escuela de Shiraz:
• Entre los siglos XIII-XIV
• Capital de Fars
• Tema principal: el Shahnameh [Nota
5]
• Composición del Estilo
• Simetría
• Líneas
seguras
• Estática |
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Escuela deTabriz: •
Sobre el siglo XIII
• Influencias armenio-bizantinas y China.
• Gran migración de pintores, intercambio de estilos
• Composición:
• Gran empleo del espacio
• Introducción
de la arquitectura
y el paisaje
• Figuras vivas y naturales
|
|
Escuela de Herat: •
Primera mitad siglo XV
• Composición:
• Mayor detalle
• Estructura rítmica
compleja
• Mayor vivacidad
• Mayor importancia al
retrato
|
|
Posterior desarrollo: •
Declive y pérdida de la calidad
• Siglo XVII:
•
Influencia de los retratos europeos
•
Escenas de amor
• Siglo XVIII:
•
Aves
|
3. La arquitectura:
La arquitectura en el islam es, por un lado el soporte de la palabra
recitada (tayuid [Nota
6]) y por otro el soporte de la palabra escrita.
¿Qué han hecho los
arquitectos para propiciarlo? Han usado y recreado el arco y la cúpula.
La línea curva es una caja de resonancias: la línea curva
es divina y la recta es humana.
El concepto
del pabellón con cúpula remonta a antiguo y es central
en la tradición de la arquitectura persa Sasánida preislámica.
Su forma más simple es la de una sala con cuatro arcos formando
las paredes que remontan hacia la cúpula (chahartaq,
en persa 'cuatro arcos o esquinas'). La simbología básica
tras esta estructura viene representada de la siguiente forma:
• La cúpula es el
principio activo: cielo
• El octógono es el tránsito o Mundo Imaginal
[Nota
7], es el encuentro entre lo cuadrado sutilizado
y el círculo encarnado.
• El cuadrado: la tierra
La llegada del islam dio a este viejo
concepto un simbolismo mayor. El diseño de la mezquita persa
con su patio central rodeado por cuatro iwan, opuesto a la mezquita
hipóstila árabe tradicional (donde había un iwan
principal de cara a los otros tres) es prueba de ello.
Otro elemento de gran simbolismo en
la arquitectura islámica será el jardín persa (los
orígenes de la palabra persa en lengua asvésticapairi-daeza
posteriormente se incorporarán en la cultura judeo-cristiana
como el ‘paraíso’).
El estilo persa intenta, frecuentemente, integrar las partes ‘interiores’
con las partes ‘exteriores’ (lo que se realiza, a menudo,
a través de un jardín que rodea el patio interior).
El objetivo de este tipo de jardín era el de procurar la tranquilidad
tanto espiritual como recreativa siendo introducido por Babur [Nota
8] en la India. El jardín persa (jardín
cuarteado) será adaptado por el islam, representando en la estética
islámica el Yanna o Paraíso relatado en el mensaje
coránico. Ejemplos de esta estructura la podemos encontrar en
innumerables parques, palacios y en ciudades bajo el nombre técnico
de chaharbagh, compuesto por una división cuatripartita
de jardines y ríos y cuya planta reflejará la imagen del
pabellón de cuatro arcos. Uno de sus mejores ejemplos es el Taj
Mahal de Agra (India).
Para
saber más
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DATOS
DE LA AUTORA:
Maris Stella Morales (Lima, 1961) Diplomada en Naturopatía
y M.T.C., cursa actualmente el Master de Estudios de Asia Oriental especializándose
en Arte y Pensamiento y en la comprensión de ambos como medio
para la contemplación y meditación. Aprende caligrafía
china con la calígrafa Tere Vila Matas, discípula del
maestro coreano Ung-No Lee y se inicia en el arte de la encuadernación
en Paris con la encuadernadora Catherine Chauvel continuando en Barcelona
con Begoña Cabero. También es alumna del maestro de Shakuhachi
Horacio Curti. Ha colaborado con la Asoc. Unesco para el Diálogo
Interreligioso de Barcelona como voluntaria y con el Centro de Estudios
de las Tradiciones de Sabiduría como docente ayudante en dos
cursos sobre los fundamentos del Islam.