La escultura monumental griega surgió
en el siglo VII a.C. más concretamente en la Escuela de Creta,
y en ella destacó Dédalo, considerado el ‘inventor
de la escultura’, ya que se dice que fue el primero en abrirles
los ojos y separarles las piernas. Las características principales
de las esculturas dedálicas:
• Cuerpo aplastado.
• Pies y manos juntos y muy grandes, ambos pies apoyados en
el suelo.
• Cintura muy alta y marcada.
• Caras demasiado geometrizadas, muy triangulares y con la
frente ancha.
Hasta entonces, la plástica
griega se manifestó a través de figurillas ejecutadas
en materiales blandos como la madera, el marfil, la terracota o la cera,
que servían de base para obtenerlas de metal.
Esta escultura de gran tamaño
surgió por influencia de oriente, sobre todo, de Egipto, de ahí
su gran parecido. Los egipcios mantuvieron la formula de sus representaciones
escultóricas prácticamente invariable a lo largo de casi
tres mil años. Los griegos, por el contrario, no dejaron de modificar
sus modelos durante los cinco siglos que duró su civilización.
Esta modificación consistía en una progresión sin
freno hacia el realismo, pero un realismo idealizado. Como la democracia
corregía los errores individuales, las imágenes de los
artistas corregían los defectos de la naturaleza. Para ser satisfactoria
una estatua debería tener un aspecto completamente humano, sin
ninguno de aquellos pequeños e inevitables defectos que todo
ser humano posee.
La escultura se destinaba
originariamente a los templos y a las tumbas. Servían
de estatuas de culto en los edificios sagrados y eran depositadas como
exvotos en su interior. Todas eran arquetipos, humanos y divinos, la
representación individualizada no tuvo lugar en Grecia hasta
que hubieron declinado los valores específicos de su cultura
(el retrato se desarrollo en el periodo helenístico).
El material del que
estaban realizadas la mayor parte de las esculturas
era de bronce o de piedra, y en menor medida de oro
y marfil (crisoelefantinas). También se hicieron en madera, terracota
e incluso en hierro. Todas las esculturas, excepto las de bronce, se
policromaban. Esta viva policromía hacia que la obra acentuase
su carácter realista estableciendo una estrecha relación
entre escultura y pintura. Una estatua en blanco, tal como han sido
divulgadas siempre las clásicas, habría sido irreconocible
para los griegos por su irrealidad.
La mayoría de las estatuas griegas han desaparecido, aunque en
época romana se copiaron y adaptaron muchos modelos. Muy poco
nos ha llegado de las obras originales, quizás porque fueron
realizadas con materiales preciosos (como, por ejemplo, la gran estatua
de la diosa Atenea esculpida por Fidias para el interior del Partenón,
que era de oro y marfil), y, por tanto, incitaban al robo; o porque
desaparecieron en el curso de los siglos a causa de su menor tamaño
y mayor fragilidad con respecto a la arquitectura. Lo que conservamos,
sobre todo de la época clásica, son las copias que los
romanos ricos encargaron como adorno de sus residencias.
El artista solía firmar
sus obras. En Grecia, tuvo una alta condición social, aunque
era considerado más un artesano que un genio.
La escultura griega se divide en tres etapas o periodos:
• ETAPA ARCAICA:
(S. VII y VI a. C.). Es un periodo de aprendizaje, el escultor poco
a poco modela el cuerpo humano y lucha por dar expresión al
rostro.
• ETAPA CLASICA: (S. V y IV a. C.). En este
periodo alcanza su máximo apogeo. Los modelos se aproximan
sorprendentemente a la realidad, aunque siempre de una manera muy
idealizada. Las obras adquieren una enorme naturalidad en cuanto a
sus formas y a su expresión Se subdivide en los siguientes
períodos:
• ESTILO SEVERO
(500 450 a. C.). Es un periodo muy breve, y en él se consiguen
algunas notas que se desarrollarán aún más
en los siglos V y IV en cuanto a anatomía, expresión
y postura de las figuras. Éstas estarán siempre proporcionadas
y habrá una búsqueda de realismo. Se conservan esculturas
de frontones y metopas pero también exentas, y algunas de
carácter público.
• CLASICISMO PLENO (450 400 a. C.). Fruto
de las búsquedas y logros precedentes, en la segunda mitad
del siglo V a.C., la escultura griega consigue un dominio perfecto
en la representación del cuerpo humano en sus movimientos
naturales. Además, es un momento en que los artistas buscan
la mayor simplicidad posible en sus obras, sin añadir elementos
secundarios o anecdóticos superfluos. Y sobre todo, intentarán
plasmar la realidad no como es, sino idealizada.
• CLASICISMO TARDIO (400 323 a. C.). En esta
etapa el artista trata de buscar una representación en la
que lo cotidiano se impone a lo heroico y divino de las obras anteriores.
• ETAPA HELENISTICA:
Desde la muerte de Alejandro (323 a. C.) hasta la integración
de Grecia como parte del imperio Romano. En esta etapa se pierde el
equilibrio clásico, busca más la realidad del individuo,
que la perfección física y prefiere la expresión
dramática a la serenidad espiritual y las actitudes violentas
a las reposadas. Se introduce la escultura griega en un cierto grado
de Naturalismo, aunque siempre matizado por una cierta dosis de idealismo
que impregna el espíritu griego.
Surgen escuelas y hay una expansión hacia Asia Menor y el área
oriental del Mediterráneo. Las escuelas más importantes
son la de Pérgamo, Rodas y Alejandría.
Bibliografía
- BIANCHI Bandenelli, R. y Paribeni,
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- BOARDMAN, John. El arte griego . Barcelona: Ediciones Destino, 1991.
- BOARDMAN, John. Escultura griega del periodo clásico tardío
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- CHARBONNEEAUX, J. Martin, R. Villard, F.: Col. El Universo de las
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- PIJOÁN, José.: Summa Artis. Historia del Arte, vol.
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