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Escultura griega. Periodo helenístico
Marc Montijano Cañellas y Susana Hermoso-Espinosa García
19/10/2010


En el 323 a.C, moría Alejandro Magno en Babilonia victima de la malaria. Era el príncipe más poderoso del mundo antiguo. A falta de un heredero indiscutible los principales generales del ejército se disputaron su estado. Con la muerte de Alejandro y las guerras que enfrentaron a sus generales la cultura griega se abrió a un nuevo periodo, el helenismo, caracterizado por su enorme radio de acción y por el predominio de las grandes monarquías.

En este nuevo mundo político, no tienen sitio los ideales de armonía y medida de la Grecia clásica y son sustituidos por nuevos valores, la cultura griega se universaliza, admitiendo las aportaciones de los pueblos orientales con los que funde, surgiendo así una cultura mixta, en la que se mezclan la tradición clásica, el orientalismo (colosalismo y decorativismo) y una nueva concepción de la vida, no basada ya en elevados ideales sino en la búsqueda del goce de la misma.

A lo largo de tres siglos asistimos a una nueva civilización, en la que se conjugan elementos griegos y orientales, convirtiéndose el arte en factor de unión.

Con todo, las grandes creaciones del arte helenístico pertenecen al campo de la escultura. Se ofrecen soluciones satisfactorias en el orden técnico e iconográfico:

• Las esculturas pierden el punto de vista frontal a favor de su visibilidad desde todos los ángulos, con el propósito de que puedan erigirse en el centro de una plaza y el observador las contemple desde cualquier perspectiva.
• Hay un conocimiento perfecto de la anatomía
• Se resuelve también el problema de la torsión del cuerpo, con figuras girando en espiral, y surgen grupos complejos integrados por varios personajes. Se acentua el movimiento, el patetismo y la tensión, el Pathos llenándose de escorzos las composiciones
• El repertorio iconográfico se amplia y la nómina de dioses es compatible con individuos de toda condición social, desde el príncipe al esclavo, en un proceso de secularización artística.
• Los temas principales surgen de la vida cotidiana, se representan más aquellos que expresan el placer. Se pierde la seriedad y los altos ideales de la etapa anterior; los placeres de la vida, lo feo, lo grotesco y lo anecdótico ocupan su lugar
• Se cultivan las tres edades de la vida, la ternura de la infancia, la plenitud d e la madurez y las carnes decrépitas del anciano; los modelos pueden ser griegos o extranjeros, vestidos o desnudos, y triunfa la alegoría.

En definitiva, se pierde el equilibrio clásico en favor de una nueva sensibilidad, que se complace en buscar más la realidad del individuo, que la perfección física y prefiere la expresión dramática a la serenidad espiritual y las actitudes violentas a las reposadas. Se introduce la escultura griega en un cierto grado de Naturalismo, siempre matizado por una cierta dosis de idealismo que impregna el espíritu griego.

Entre los artistas desaparecen las grandes individualidades clásicas y desconocemos fecha y autor de muchas obras, es por ello por lo que en este periodo se habla de las escuelas. En concreto, cuatro grandes escuelas son las que alcanzan fama y prestigio: Atenas, Alejandría, Pergamo y Rodas.


Escuela de Atenas


La ciudad de Atrenas, agobiada por la crisis económica y la pérdida de su supremacía política, se centra en la clase cultural.

Cultiva el retrato de los intelectuales: el orador Demóstenes, el poeta trágico Sófocles y el filósofo Epicuro. Paralelamente, sus talleres escultóricos, integrados por los discípulos y seguidores de Praxíteles, Escopas y Lisipo, dan vida a la escuela neoatica, caracterizada por copiar y rejuvenecer los modelos clásicos de los siglos V y IV.

Destaca el escultor Apolonio, con obras como el Torso Belvedere y el Pugilista, de extremo realismo, mostrando el alejamiento helenístico de los ideales clásicos de los siglos V y IV a.C. Este último, El Púgil en reposo o Púgil de las Termas es una escultura de bronce de 1,20 metros de altura. Representa a un púgil sentado sobre una roca (imitación moderna de la original, desaparecida) justo después de un combate, que gira violentamente la cabeza. Lleva un taparrabos y unos guantes formados por unas gruesas tiras de cuero que rodean los nudillos y dejan libres los dedos. En el cuerpo no hay señales de ninguna herida, pero la cara está llena de marcas de los golpes: tiene un corte en la oreja, la nariz rota y toda la cara llena de cicatrices. Se trata de un boxeador justo después de un combate

Su obra más representativa es El Espinario (Niño de la espina). En ella vemos a un joven atleta sentado secándose una espina del pie. Se trata de una escena cotidiana, donde se observa unos tintes clásicos, aunque sigue un esquema naturalista-realista propio de este periodo.

El Púgil en reposo El Púgil en reposo El Púgil en reposo El Púgil en reposo

El Espinario (Niño de la espina)  El Espinario (Niño de la espina)  El Espinario (Niño de la espina)  El Espinario (Niño de la espina)

Escuela de Alejandría

Mostró complacencia por los temas cotidianos y alegóricos. Representó toda una galería de tipos populares en terracota, piedra o bronce, y simultáneamente desarrolló, en mármol, personificaciones de ideas abstractas, como la Alegoría del río Nilo. Definido como un anciano recostado que lleva el cuerno de la abundancia y los símbolos de las tierras que sus aguas fertilizan. Copia romana de un original helenístico, Museo Vaticano. Según Lino, los 16 niños que rodean y trepan por el cuerpo del Nilo, representan los 16 codos que podían crecer las aguas del Nilo en la estación de inundación de los campos (El codo es una medida de longitud equivalente a 44,16 cm).

Alegoría del río Nilo  Alegoría del río Nilo  Alegoría del río Nilo

Otro aspecto interesante lo constituyen las figuras grotescas y los relieves con escenas alusivas al teatro, influidos por la Nueva Comedia de Menandro. Enanos contrahechos, danzarinas, pícaros, todo el hampa y también lo más humilde de la sociedad alejandrina.

Escuela de Pergamo

Esta escuela se inclina por temas patéticos, de sentimientos violentos.

Sus habitantes habían rechazado una incursión celtica de galatas en el 228 a.C y el rey Atalo I decidió conmemorar esta victoria con seis esculturas que se mostrarían en la plaza publica. En el centro figuraba el Galo Ludovisi, que acaba de matar a su mujer para librarla de la esclavitud y, mientras sujeta el cadáver, gira la cabeza hacia su enemigo en actitud desafiante, al tiempo que se suicida, hundiéndose la espada en el pecho. A su alrededor se sitúan cuatro galatas moribundos, tendidos en el suelo. Los bárbaros vencidos son tratados con gran dignidad para exaltar el triunfo local. Por primera vez, impresionados por el valor y la dignidad ante la muerte, de los guerreros bárbaros, un escultor griego reproduce un modelo no helénico y lo representa sin idealizarlo.

Posteriormente bajo el reinado de Eumenes II, se erigió el Altar consagrado a Zeus y Atenea. Fue iniciado en el 180 a.C. y narra, en grandes relieves la Gigantomaquia, la batalla que los dioses del Olimpo sostuvieron con los gigantes, hijos de la tierra. Son altorrelieves de más de 2 metros de altura que rodean el friso del altar con más de 100 metros de longitud. Las esculturas salen del marco.

Galo Ludovisi  Galo Ludovisi  Galo Ludovisi  Galo Ludovisi

Altar consagrado a Zeus y Atenea  Altar consagrado a Zeus y Atenea  Altar consagrado a Zeus y Atenea

Escuela de Rodas

Esta escuela continúa con la vertiente dramática, profundizando en la emoción del sufrimiento y acentuando el dolor. También se caracteriza por su afán por representar obras monumentales.

Sus creaciones más famosas son los grupos del Toro Farnesio, realizado por Apolonios y Tauriscos, representa el momento en el que los hijos de Antíope deciden castigar a Dirce, que había tratado cruelmente a su madre, arrastrándola con un toro hasta morir, y del Laocoonte. Esta última fue realizada hacia el año 50 d.C., por los escultores Agesandro, Polydoro y Athenodoro para decorar la Domus Aurea de Nerón. Representa el castigo que Apolo infringió al sacerdote troyano Laocoonte y a sus hijos por haberle ofendido, enviando dos serpientes que les asfixian. Se descubrió en 1506. Inspiró a los artistas del manierismo la línea serpentiniana y los preceptistas sacros aconsejaban a los pintores y escultores imitar la expresión del Laooconte en el rostro del mártir cristiano, pues era el viejo ejemplo de dolor: dolor fisíco por la tortura y el dolor moral al contemplar como sus hijos están siendo victimas del cruel destino que le sespera.

Laocoonte y sus hijos Laocoonte y sus hijos Laocoonte y sus hijos Laocoonte y sus hijos

Victoria de Samotracia Victoria de Samotracia Victoria de Samotracia Victoria de Samotracia Victoria de Samotracia

Otra gran obra de esta escuela es la Victoria de Samotracia, obra de Pithókritos de Rodas. Es una obra original, procedente del Santuario de Cabiros, en Samotracia. Realizada en mármol, en bulto redondo. Se trata de una Niké, elevada sobre la proa de un barco de piedra, formaba parte de un espectacular conjunto escultórico. La obra presenta las características del arte helenístico: complicación compositiva, ilusionismo escenográfico, grandiosidad y ruptura de la proporción clásica, realismo, ruptura del equilibrio, gusto por el movimiento, la tensión dramática, sensualidad y belleza. El autor se ha basado en modelos clásicos anteriores, percibiéndose la influencia de Fidias en la técnica de paños mojados, pero es más realista. La obra fue realizada hacia el 190 a.C. y mide 2,45 m. de altura.





Bibliografía

- BIANCHI Bandenelli, R. y Paribeni, E.: El Arte de la Antiguedad Clásica, Akal, Madrid, 1985.

- BOARDMAN, John.: El arte griego, Barcelona, Ediciones Destino, 1991.

- BOARDMAN, John.: Escultura griega del periodo clásico tardío y la escultura en las colonias de ultramar, Barcelona, Ediciones Destino, 2001.

- BOARDMAN, John.:Escultura griega: el periodo clásico, Barcelona, Ediciones Destino, 1999.

- CHARBONNEEAUX, J. Martin, R. Villard, F.: Col. El Universo de las formas, La Grecia Arcaica, 1969.

- PIJOÁN, José.: Summa Artis. Historia del Arte, vol. IV, Madrid, Espasa Calpe, 1931.

- RICHTER, G.M.A.: El arte griego. Una revisión de las artes visuales de la antigua Grecia, Ediciones Destino, Barcelona, 1980.

- ROBERTSON, M.: El arte griego, Alianza ed., Madrid, 1993.

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DATOS DE LOS AUTORES:

Marc Montijano Cañellas (n. 1978, Vic, Barcelona) es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, y Experto en Organización y Gestión de Empresas Culturales por la Universitat Oberta de Catalunya. Tiene una amplia experiencia académica y profesional en diversas instituciones y empresas culturales. Es fundador y codirector del portal de Arte y Cultura Homines.com.


Susana Hermoso-Espinosa García (Málaga, España) es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, y Master en Museología por la Universidad de Granada. Tiene una amplia experiencia profesional en diversas instituciones y empresas culturales. Directora de la Revista Científica de Estudios Histórico Artísticos SUMA. Es fundadora y codirectora del portal de Arte y Cultura Homines.com.