Dyesert
Neteriyet
Un funeral real en el Reino Antiguo 2668
– 2649 a.C. Dinastía III
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El Imperio
Antiguo comienza con la III Dinastía, hacia el 2640 a.C., Dyesert
será el faraón mas destacado de esta época. Tras
un periodo de desunión política, el estado pasa a tener
una administración fuertemente centralizada y estructurada, y
el poder de los sacerdotes heliopolitanos aumenta, de este modo, en
la Dinastía III a medida que se extiende el culto solar, los
reyes dejan de enterrarse en mastabas para hacerlo en pirámides,
siendo el complejo de Dyesert la síntesis de ambas tradiciones.
La pirámide marcará un nuevo simbolismo solar heliopolitano
representando la colina primordial benben. Es en esta época
en la que la solarización del rey llega a su confirmación
final con la aparición de los últimos dos títulos
del protocolo faraónico:
Horus de oro Hijo
de Re
Siendo el palacio la casa del rey,
se reforzaba la función del ataúd como casa para el espíritu
del difunto, por ello su construcción era cuidadosamente estudiada
y ejecutada.
Complejo funerario de Dyeser
Situada en Saqqara, al oeste de Memfis, su
estructura deriva de la de los palacios funerarios del Alto Egipto [Nota
1] de la Dinastía I y construidos con material perecedero.
Imhotep su primer ministro, jefe de las obras del Alto y Bajo
Egipto y sacerdote de Heliópolis será quien llevará
a cabo su construcción substituyendo el adobe por la piedra,
acentuando el sentido de 'eternidad' de la última morada del
rey. El complejo está formado por varios elementos cargados de
significado simbólico vinculado a los ritos que tendrán
lugar en ellos [Nota
2], a destacar:
1.
La pirámide escalonada (60 m de altura) en el centro del
complejo [nº 8] La pirámide escalonada era simbólicamente
una escalera para la ascensión del rey al cielo y su unión
con el dios Re [Nota
3].
2. El templo funerario, adosado al norte de la pirámide,
constaba de 2 patios [nº 10] es aquí donde los sacerdotes
oficiaban el culto diario al rey difunto
3. Patio del Serdab o Casa de la Estatua, primer
patio del templo funerario, cámara cerrada, provista de
una pequeña apertura al exterior (en el caso de los reyes)
en ella se sitúa la estructura del difunto, que serviría
de soporte al Ka.
4. Patio del heb Sed, 2º patio del templo funerario,
destinado al ritual de la regeneración del poder real.
[nº 4]
5. Casa del Bajo Egipto [nº 12] y Casa del Alto Egipto [nº
11] [Nota
4]
6. Tumba Sur: mastaba en forma de túmulo como las de los
reyes en Abido (en los reyes de la Dinastía I,
había una tumba al norte y un cenotafio al sur, pero en
esta ocasión, se encuentra en el mismo recinto).
Las creencias funerarias determinaban
que las estructuras de las tumbas presentaran siempre unos elementos
propios, de entre ellos dos fundamentales.
- una sala de ofrendas abierta:
de entre las ofrendas, los alimentos eran de gran importancia
ya que era su poder ‘vivificador’ el que revitalizaba
al difunto.
- la cámara donde reposa la momia: en época de Dyeser
aún no se evisceran los difuntos.
La tumba era el lugar de contacto con
el más allá y lugar de ruptura con la existencia terrenal,
esta característica se plasmaba arquitectónicamente por
el pozo que conduce desde la capilla de culto, a nivel de suelo, a la
cámara funeraria.
Todo estaba dispuesto en un eje este-oeste de acuerdo con el camino
del sol. El difunto llegaba por el rio al templo bajo donde quizá
se realizaba la purificación en el Ibu, después,
el cuerpo se trasladaba al per nefer (bella casa) aquí
se embalsama y coloca en el sarcófago y se realiza el ritual
de la apertura de la boca, devolviendo al difunto sus funciones vitales.
El cuerpo será cubierto por vendas de lino muy fino y cubierto
con emplaste de resinas modelando con detalle la forma del mismo [Nota
5]. Todo el cortejo asciende por la rampa [Nota
6] hasta el templo alto, aquí tiene lugar el
culto funerario al rey y la presentación de las ofrendas. El
acceso al interior de la pirámide se realiza por el norte mirando
hacia las estrellas circumpolares.
Los complejos funerarios eran anepigrafos,
aunque los textos funerarios como el de las Pirámides, ya existían
pues eran recitados y cantados por los sacerdotes en ocasión
de la sepultura del rey: conjuraba el cuerpo del rey para su conservación
y la no dispersión de los miembros del cuerpo, necesario para
la pervivencia del Ka, protegían la pirámide y ayudaban
en la purificación ritual del rey para que resucite.
La preparación del cuerpo, ajuar y tumba se interpretaban como
la necesidad de establecer una línea sin solución de continuidad
vida-muerte, así el sarcófago, también llamado
neg anj (señor de vida) o serqueresu (enterramiento,
vendaje) protege la momia y propicia la capacidad de regeneración
del difunto en su interior (al igual que las vendas en el ritual del
embalsamamiento). El sarcófago se considera como un microcosmos,
donde el difunto revivirá.
Avanzado el Reino Antiguo se produce una transformación fundamental
en el ritual funerario, los cuerpos se disponen completamente extendidos,
las cajas son mas largas. El cuerpo se colocaba en dos cajas, una de
madera y otra de piedra o en dos de madera, el origen de esta costumbre
no se conoce, pero quizá fuera para aumentar la protección.
Finalmente, el ajuar, aunque en número y tipo de objetos variable,
contaba siempre con objetos necesarios para la vida cotidiana. Cuatro
son los elementos esenciales de todo ajuar en general: la mascara (aparece
en el I Periodo Intermedio, retrato idealizado del difunto cuya función
mágica era la de proteger al difunto de cualquier daño
que pudiera infligir Set; las estatuillas o usheptis: aparecen
a partir de la dinastía VI, incorporaban una inscripción
con una exhortación para que al difunto le sean entregas las
ofrendas funerarias; vasos canopos o recipientes donde se colocaban
las vísceras del difunto, se utilizaron desde la dinastía
IV. Los del Reino antiguo suelen ser anepígrafos [Nota
7]; y finalmente los amuletos que solían insertarse
entre el vendaje de la momia.
Para
saber más
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DATOS
DE LA AUTORA:
Maris Stella Morales (Lima, 1961) Diplomada en Naturopatía
y M.T.C., cursa actualmente el Master de Estudios de Asia Oriental especializándose
en Arte y Pensamiento y en la comprensión de ambos como medio
para la contemplación y meditación. Aprende caligrafía
china con la calígrafa Tere Vila Matas, discípula del
maestro coreano Ung-No Lee y se inicia en el arte de la encuadernación
en Paris con la encuadernadora Catherine Chauvel continuando en Barcelona
con Begoña Cabero. También es alumna del maestro de Shakuhachi
Horacio Curti. Ha colaborado con la Asoc. Unesco para el Diálogo
Interreligioso de Barcelona como voluntaria y con el Centro de Estudios
de las Tradiciones de Sabiduría como docente ayudante en dos
cursos sobre los fundamentos del Islam.