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DAVID MAZZUCCHELLI: El Naturalismo expresionista (III)
Luis Miguel Lus Arana
07/04/2008

II.IV Year one.
La (re)creación del mito e

‘Si tu único recuerdo de Batman es el de Adam West y Burt Ward
intercambiando bromitas afeminadas mientras mientras
machacaban a creo que este libro será una sorpresa.'
(Frank Miller en la Introducción a Batman: Year One)

'David es, creo, un realista, pero también trabaja a un nivel de
caricatura. Poco a poco su trabajo sé esta volviendo más
directo, menos decorativo, menos bonito...' (Frank Miller).


1986: El Año del Murciélago

Dicha la última palabra en Daredevil, escritor y dibujante decidieron trasladarse a la competencia. En realidad, sería Mazzucchelli el único que cambiaría de lugar, ya que Miller llevaba varios años trabajando para DC Comics, trabajo que había simultaneado con su breve retorno a Daredevil. Por aquel entonces, DC Comics estaba llevando a cabo una reescritura de sus personajes más populares, pero Batman parecía resistirse. En Junio de 1986 Frank Miller acababa de publicar The Dark Knight Returns, una visión apocalíptica de un Batman entrado en años que aspiraba a ser la última historia sobre el personaje. Denny O’Neil, anterior guionista de Daredevil era en aquel entonces editor de Detective Comics, y el propio Miller se presentó voluntario para la tarea de renovación. Si con su distopía futurista había cerrado el ciclo, acabando con el mito del Hombre Murciélago, ahora redformularía su origen contando su primer año de vida como tal.

Ilustración para la edición en tomo de Batman: Year One

Consciente de sus propias limitaciones, de las exigencias de la historia, o simplemente acomodado en su nuevo papel de guionista, Miller vislumbró que necesitaba a alguien que pudiera plasmar con realismo lo que comenzaba a perfilarse como una novela detectivesca de serie negra, y decidió prolongar su asociación con David Mazzucchelli, que a cambio haría el que sería el mejor trabajo de su aún incipiente carrera. Será el realismo – o una versión idealizada de éste, al menos – el elemento que caracterizará la novela de principio a fin. Novela dibujada o filme noir congelado, Year One recurre para su desarrollo a la narración en primera persona de cada uno de los dos protagonistas: Bruce Wayne y James Gordon. Miller aún no ha entrado en su etapa autoparódica, y los personajes están sólidamente construidos, sin caer – aunque no siempre – en las estereotipadas caricaturas a lo Philip Marlowe a las que nos acostumbrará después. Se trata de personajes reales, que viven en un mundo sórdido pero real, y Mazzucchelli se encarga de retratarlos con un rigor y una verosimilitud que desarman al lector, transmutado en inesperado espectador de una película de Otto Preminger.


La consagración del método. Revisitando la serie negra

'Para mí Batman nunca fue divertido'
(Frank Miller. Los Ángeles, 1988)

'...Tengo muchísimas influencias y estoy cambiando
continuamente, semana a semana. No todas proceden del
mundo del comics, la mayoría vienen de fuera... Si tuviera
agallas, dibujaría como Chester Gould'
(David Mazzuchelli)


En Year One Mazzucchelli demuestra que ha superado con creces el legado de Miller
 [Nota 1]. Los mecanismos, los trucos escénicos, están ahí, pero David los integra en su propio estilo, manejándolos con una sabiduría que los hace imperceptibles. Establecidas las reglas geométricas de la página, Mazzucchelli compone con seguridad planchas repletas de escenas complejas, en las que, por medio de un habilidoso uso de la secuencia, alterna múltiples planos de marcado carácter cinematográfico. El tempo de la historia es controlado con maestría por medio de viñetas que se suceden o se superponen, llevándose en ocasiones hasta el borde del papel; el fondo de la página pasa de blanco a negro sin solución de continuidad y sin que el lector sea consciente. Todo ello hará que esta obra se convierta, junto con Watchmen, en referencia para toda una generación de autores, como Ferry o Beroy pero también en referente estético para obras de consagrados maestros, como Wrightson [Nota 2], o depurados estetas como Steve Rude.

Lápices de páginas de Batman: Year One publicadas en la edición de 2006  Lápices de páginas de Batman: Year One publicadas en la edición de 2006  Lápices de páginas de Batman: Year One publicadas en la edición de 2006

El dibujo supone un paso de gigante con respecto a Born Again. Si allí podíamos ver a un joven autor que crecía número a número, experimentando con un estilo cada vez más personal, en Year One nos encontramos con un autor en plena madurez. El dibujo se ha vuelto aún más sintético, pero también más coherente y purista. La voluntariamente tosca resolución de la línea que le daba a las páginas de Born Again esa especial vibración que encontramos, por ejemplo, en los cuadros de un Egon Schiele sigue presente aquí, pero más depurada, dotada de una plasticidad más envolvente, menos desgarrada. El conjunto del dibujo es más equilibrado, sin por ello perder su fuerza. Confesado admirador del más esquemático Chester Gould, Mazzucchelli decide sin embargo conjugar la sofisticación en la planificación de página y viñeta, sombra y figura del Spirit de Will Eisner con la expresividad de un trazo a la Toth. Más allá de sus innegables valores intrínsecos, el dibujo de Year One es un inteligente ejercicio de estilo, que recorre el género negro para ofrecer una lúcida (y espléndida) síntesis de sus mejores cualidades. Así, aunque los menos veteranos reconocerán en él al Torpedo de Bernet, en realidad el dibujo de Batman: Year One nos lleva aún más atrás en el tiempo, recorriendo el camino que lleva desde Colan hasta los Blasco, pero sobre todo Milton Caniff y el anteriormente comentado Toth (posteriormente esta evolución le llevará más atrás, hasta Roy Crane, como se comentará más adelante). Caniff será prácticamente mimetizado por Mazzucchelli en términos tanto de trazo y mancha como también en al diseño de personajes, si bien eliminando sensualidad y elegancia para lograr ese posmoderno efecto de tosquedad que confiere a Año Uno su particular realismo.


Gotham, años 20.
Batman sobre Chicago


Y es que este realismo post-fotográfico – que no fotorealista- al que tanto aludimos es sin duda el principal responsable del magnetismo que la obra ejerce sobre el lector – y que la mantiene vigente y actual veinte años después de su primera publicación. En un anticipo de lo que vendrá después, Year One supone un estado intermedio entre el expresionismo hacia el que Mazzucchelli evoluciona y la versión idealizada del realismo que Neal Adams instauraría en el género en los 70, y que Bolland recogería con su habitual detallismo en el posterior La Broma Asesina [Nota 3]. El concepto de realismo que tan magistralmente utiliza Mazzucchelli proviene de la revisión moderna de los clásicos de la serie negra arriba referidos, pero incorporando un grado de sofisticación a la europea deudor de Jacques Tardi , en un proceso de renovación paralelo al que se estaba produciendo en el cine. Year One vuelve hacia Dick Tracy o Steel Claw una mirada similar a aquella con la que Brian De Palma revisaría Angel Face o El Halcón Maltés en The Untouchables (Paramount Pictures, 1987).

Gotham/Chicago según Mazzucchelli en Batman: Year One  Gotham/Chicago según Mazzucchelli en Batman: Year One

A este efecto y a la espectacularidad formal del resultado final contribuirá el trabajo en el color de Richmond Lewis, cuya paleta, abundante en tonos grises y tierras, reforzará el ambiente clásico y sombrío de la obra. Lewis practicará un ejercicio de contención, subordinando en todo momento el tratamiento del color a la mejor comprensión del dibujo, y buscando potenciar las cualidades ambientales implícitas en aquel. Esto no impide que, cuando hay espacio para la intervención, Lewis nos obsequie con auténticas delicias pictóricas, como la escena en la que Gordon y su mujer yacen sobre unas sábanas de tupidos motivos vegetales [Nota 5]. El resultado es un conjunto de total coherencia en el que dibujo y color aparecen como una unidad estilística, reforzándose mutuamente.

Gotham/Chicago según Mazzucchelli en Batman: Year One  Espectacular página final del tercer número de la saga, realzada por la intervención de Richmond Lewis

James Gordon en una muestra del particular realismo de la atmósfera negra recreada por Mazzucchelli     

Pero sin duda uno de los elementos clave en la sensación de realidad que el libro transmite es su retrato del espacio urbano. Reduciendo sus elementos al mínimo – citando en más de una ocasión a Hergé - , Mazzucchelli representa la arquitectura y el paisaje de una ciudad en sombra, de texturas granuladas, que inmediatamente reconocemos como real. Year One es el tributo de Mazzucchelli a una estética de otra época. Así, si los rasgos de Bruce Wayne están tomados prestados de los Gregory Peck, igualmente la ciudad de Gotham no puede dejar de reconocer su deuda hacia el realismo americano, encarnado en el doble homenaje al célebre Nighthawks de Edward Hopper.

Homenaje de Mazzucchelli al Nighthawks de Hopper

Homenaje de Mazzucchelli al Nighthawks de Hopper


II.V. LA DESPEDIDA DEL GÉNERO
Chiaroscuro o el ángel caído

'La historia del Ángel (Chiaroscuro) tenía más de
Kurtzman, definitivamente. No tiene para nada el
aspecto de Kurtzman, pero en lo que pensaba era en
una cierta simplicidad en las formas, un determinado tipo
de expresividad.' (David Mazzucchelli)


Pese a su excelencia, Batman: Año Uno había sido un trabajo difícil de terminar. Mazzucchelli se encuentra agotado, y tiene que hacer frente a un dilema: por una parte, este trabajo lo había colocado en una envidiable posición en la industria. Por otra, el género ya no le interesaba lo más mínimo. El convencional realismo que el cómic de superhéroes exige lastraba la evolución gráfica de un dibujante ansioso de explorar otros caminos. Necesitado de un tiempo para repensar su carrera, David tan sólo realizará dos colaboraciones más en los dos años siguientes. La primera sería un número de relleno para la colección X-Factor (Mayo de 1987), un anodino y francamente olvidable trabajo a cuya falta de inspiración colaboraría el tan profesional como poco interesante entintado de Joe Rubinstein [Nota 6].

Portada de Marvel Fanfare nº40 (octubre de 1988)  Páginas de la edición española de Chiaroscuro (1989)  Páginas de la edición española de Chiaroscuro (1989)

La siguiente colaboración, con la que se despediría de los superhéroes, tardaría más de un año en llegar (Octubre de 1988), y dejaría claro que los intereses del autor han cambiado. El dibujo, completamente alejado del canon, se torna aún más abstracto y caricaturesco. La historia es un pequeño cuento, y paralelamente el trazo se vuelve más Toth (y más cercano a Gould) que nunca. Si anteriormente fue Richmond Lewis, en este caso será el color del también pintor y docente David Hornung el que terminará de imprimir su particular halo al dibujo, que alcanzará, merced a los suaves tonos pastel, una dimensión impresionista de la que hasta ahora había carecido el dibujo de Mazzucchelli. Chiaroscuro es un cuadro de Van Gogh [Nota 7] mucho más que un cómic de superhéroes, y, visto en retrospectiva, nos hablaba de la llegada del autor a un punto de no retorno. Tras esto, el autor desaparecería del medio durante casi tres años, hasta que, con la publicación del primer número de Rubber Blanket (otoño de 1991) definiera los parámetros del que será el Mazzucchelli de los noventa.

Páginas de la edición española de Chiaroscuro (1989)  Páginas de la edición española de Chiaroscuro (1989)  Página 2 de X-Factor nº16

 

 



 [Nota 1] Sobre el dibujo de Mazzucchelli en Year One, Miller comenta: 'Hay un nivel de textura y credibilidad que David aporta a su trabajo que me convence constantemente de que lo que estoy leyendo está pasando. En Batman: Año Uno ha convertido en tridimensionales cada uno de los personajes, ha convertido en creíble cada situación. Encuentro las mayores virtudes de David en términos de drama y humanidad. Crea momentos que se viven. Cuando me llegan fotocopias de sus páginas acabadas, me encuentro hundiéndome en la historia, añadiendo mentalmente pensamientos que tienen los personajes y que no están en el texto. Cuando David dibuja al comisario Loeb, el comisario de policía corrupto de Gotham City, llena al personaje de un sentimiento de enfermedad: esas rayas abruptas y bruscas que parecen arrastrarse sobre la cara del hombre. La cara de Gordon, cuando ha sido golpeado con bates de béisbol en el primer número, es una máscara de dolor.' Traducción de Trajano Bermúdez en su libro Batman: La noche del murciélago (Camaleón ediciones, 1998).

[Nota 2] En la redundante aunque aún disfrutable Batman: The Cult (DC Comics, 1988). Si bien siempre se cita The Dark Knight Returns como fuente de inspiración de Jim Starlin a la hora de escribir un guión que suena redundante si se conoce aquel – cosa más que probable en la mayoría de los casos-, parece bastante razonable citar Year One como precedente estilístico del dibujo de Wrightson. The Cult será una de las primeras ocasiones en que Wrightson mostrará una inclinación por un trazo más sintético, abstracto y anguloso, alejado de los preciosos 'grabados' que había realizado hasta bien entrados los 80 (ver, por ejemplo, las ilustraciones realizadas para 'El ciclo del hombre lobo' de Stephen King). Este tipo de situaciones nos dan la medida del impacto que produjo el trabajo de Mazzucchelli en los 80, máxime si tenemos en cuenta que en aquel momento contaba con 26 años frente a los 40 que cumpliría un maestro como Wrightson a la publicación de The Cult.

[Nota 3] The Killing Joke, DC Comics, 1988. Guionizada por Alan Moore, entra de lleno en la corriente 'revival'/revisionista que Batman: Year One inauguraba. Si bien sus objetivos eran otros, y su independencia como obra está fuera de toda duda, también es innegable que su construcción del origen de los personajes – por no hablar del diseño de los mismos y de la época que retratan – es claramente deudora de la existencia del precedente de Miller y Mazzucchelli.  

[Nota 4] No por casualidad Tardi influirá también en la obra de los ya referidos Pasqual Ferry o Joseph María Beroy.

[Nota 5] Esto se vería en la edición de Marzo de 1988, para la que el cómic volvería a ser coloreado a mano por Lewis, que en la edición original únicamente había dispuesto de la paleta estándar de 60 colores del cómic americano.

[Nota 6] No así la portada, que Mazzucchelli dibujaría y entintaría él mismo en un estilo muy cercano al de Year One. Curiosamente, esta ilustración sería desechada en favor de otra de Walter Simonson, dibujante regular de la colección, y excelente portadista, por otra parte. Finalmente sería publicada como pin – up en el X – Factor Annual nº3 (Marvel Comics, 1988).

[Nota 7] La página 10, en la que se nos muestra al ángel yaciendo en la cama, es especialmente elocuente en este sentido.