La
galería Tate de Londres ha revelado el dinero que ha
pagado por sus últimas compras de obras de arte, con
lo que ha puesto fin al secretismo que había rodeado
su política de adquisiciones.
Hasta ahora, la galería se había negado a dar
detalles del coste de la transacción por la compra de
las obras que iban engrosando su colección, esto hizo
que se criticara la compra por cantidades no publicadas de obras
de artistas que formaban parte al mismo tiempo de su patronato,
como es el caso de Chris Offili.
La galería Tate pagó el equivalente a 880.000
euros por la instalación de Offili 'The Upper Room',
una especie de apostolado de aspecto simiesco, en el que el
artista utiliza, como es habitual en sus obras, excrementos
de elefante.
Tras el revuelo organizado por la compra, el director de la
Tate, Nicholas Serota, y el presidente del patronato, Paul Myners,
prometen ahora una nueva era de transparencia pública
sobre ese tipo de operaciones.
La Tate reveló así esta semana en su página
de Internet haber gastado un total de 18,7 millones de euros
en las adquisiciones de los dos últimos años.
Algunos diarios han criticado que la Tate gastara cerca de 600.000
euros en comprar una obra de Luciano Fabro titulada 'Pie 1968-1971',
que consiste en una percha de pie sin la parte superior correspondiente
donde colgar los sombreros.
Para cubrir algunas de las lagunas importantes de arte contemporáneo
de su colección y paliar el problema que representa el
alto valor de mercado de muchos artistas, la Tate ha animado,
por otro lado, a los creadores a donar obras a su colección
permanente.
De la veintena de artistas que se han comprometido a donar alguna
obra a la Tate, entre las que figura la española Cristina
Iglesias, sólo unos pocos han cumplido hasta ahora.