‘La
obra salió a la venta en 9 millones de euros y hubo más
de un interesado en el lienzo. Finalmente, la entidad hispalense
logró hacerse con una de las últimas pinturas
de Velázquez que quedan en manos privadas. Se trata del
precio más alto alcanzado por una obra de Velázquez
en subasta, y también ha batido este récord en
lo que a pintura antigua de la escuela española se refiere.
Este cuadro ha despertado un gran interés en la ciudad
natal del pintor, que llegó a organizar a través
de la Asociación Velázquez por Sevilla una cuestación
popular que consiguió recaudar unos 20.000 euros.
El destino de la obra del artista sevillano será la sede
Focus, en el Hospital de los Venerables, llamada ‘Casa
Velázquez’, donde se creará una sala de
interpretación del pintor, junto con la obra ‘Imposición
de la casulla a San Ildefonso’, propiedad del consistorio
de la ciudad. Aunque el cuadro de la santa será propiedad
de la fundación, el acuerdo entre el Ayuntamiento hispalense
y la Fundación tendrá una duración de 75
años.
La última vez que Santa Rufina apareció en el
mercado fue en 1999, en una subasta de Christie's en Nueva York,
con una estimación de salida de tres millones de dólares,
que finalmente alcanzó el precio de 8,19 millones. Aunque
el Ministerio de Educación y Cultura pujó, la
obra quedó en manos de un coleccionista.
La obra mantiene estrechos vínculos con los sevillanos,
ya que no sólo porque el pintor era sevillano, sino porque
Santa Rufina es, junto a su hermana Santa Justa, patrona y protectora
de la ciudad hispalense. Ambas santas nacieron en la Sevilla
romana del siglo III, hijas de un alfarero, y cristianas, vendían
cerámica por las calles. Durante una fiesta no permitieron
que su mercancía sirviera para agasajar a la diosa Venus.
Y por ello fueron ejecutadas.
El lienzo no ha estado exento de polémica, ya que aunque
la mayoría de los peritos coinciden en atribuir el cuadro
a Velázquez (1599-1660), como es el caso de Alfonso Pérez
Sánchez uno de los mayores especialistas en Velázquez,
algunos expertos como Jonathan Brown, catedrático de
Historia del Arte de la Universidad de Nueva York, lo han puesto
en duda. Sin embargo los rasgos humildes de la joven, pintados
con un realismo contundente propio del estilo de Velázquez,
sugieren que la obra fue pintada al vivo y puede que tenga algún
parecido con el de una de las hijas del pintor, o Francisca
o Ignacia, según los expertos.