Un
paisaje pintado el 10 de julio de 1890 saldrá a subasta
próximamente en Nueva York, para ser más exactos
se subastará el 7 de noviembre de 2007. El cuadro, que
se cree que superará el precio de salida calculado en
24 millones de dólares, se exhibe en Londres hasta el
12 de octubre, antes de cruzar el Atlántico. ‘Se
trata de una obra de arte excepcional, que pintó Van
Gogh en sus últimos días, por lo que el precio
que se termine pagando por ella será fruto de la pasión’,
declaró una portavoz de Sotheby's. ‘Es quizás
la última ocasión de adquirir un paisaje de esa
calidad de Vincent Van Gogh’, agregó.
Van Gogh dedicó en el mes de junio de ese año
más de una docena de telas a los campos de trigo de Auvers-sur-Oise.
El lienzo que subasta Sothebys pertenece a una colección
privada según han informado la casa de subastas. El lienzo
se encontraba colgado en las paredes de la habitación
de Van Gogh en el momento de su fallecimiento. El hermano y
confidente del pintor, Theo, estaba tan apegado al cuadro, titulado
'Los Campos', que no se separó de él, pero su
viuda, Johanna, lo vendió en 1907 al coleccionista Paul
Cassirer. Desde esa última ficha, el lienzo ha cambiado
de propietario aunque nunca había sido subastado antes.
Los expertos no se ponen de acuerdo en si 'Los Campos' u otro
paisaje titulado 'Trigal con Cuervos' es el último cuadro
que pintó el holandés. Walter Feichenfeldt, coleccionista
suizo y experto en Van Gogh, cree que el cuadro que ahora sale
a subasta es el último que salió de su paleta.
En una carta escrita a Theo el citado 10 de julio, el artista
escribía: ‘Hay vastos campos de trigo bajo un cielo
agitado, y no he tenido que esforzarme mucho en expresar la
tristeza y la extrema soledad’. ‘Confío en
que puedas verlos pronto porque pienso llevarlos a París
cuanto antes ya que creo que esos lienzos te dirán lo
que yo no puedo expresar con palabras: la salud y la fuerza
regeneradora que veo en el campo’, agregaba el artista.
Van Gogh no llegó a enviar la carta, que llevaba encima
cuando se pegó un tiro en medio de esos campos, a pocos
metros del almiar donde había dejado el caballete.