El mayor museo de arte contemporáneo
de Japón, sin colección permanente, abrió
ayer en Tokio. Su inmensa fachada ondulada realizada totalmente
en cristal, dan paso a una superficie de 48.000 metros cuadrados,
de los que 14.000 son para exposiciones, en Roppongi, el barrio
cosmopolita y elegante del corazón de la ciudad.
El edificio de seis plantas y dos sótanos, está
configurado como un conjunto de siete enormes salas de exhibición
libres de columnas, con un promedio de dos mil metros cuadrados
de área y cinco de altura cada una, biblioteca, auditorio,
restaurante, café y tienda.
El Centro Nacional de Arte de Tokio (NACT), sus siglas en inglés,
pretende ser según su arquitecto, Kisho Kurokawa - uno
de los maestros japoneses con mayor reconocimiento internacional,
fundador del movimiento metabolista, que a grandes rasgos es
una filosofía humanista de la arquitectura, entendida
como ‘parte de un espacio abierto a la sociedad, además
de obra de arte -, el museo del siglo XXI. Es la primera institución
nacional artística de los últimos 30 años
y la quinta pública de Japón.
La falta de colección propia, le ahorra un enorme gasto
en la compra de piezas artísticas, hace que sea la mayor
peculiaridad del mayor centro de arte del planeta para exposiciones
temporales, que irán desde obras de arte extranjero de
renombre mundial a otras de artistas noveles, abierto en un
país cuya población es la que visita más
museos en el mundo.
Numerosos visitantes hacían cola ayer para entrar en
este nuevo centro artístico, un día después
de que se mostrara a las autoridades y a la prensa, para ver
la exhibición inaugural, que introduce, hasta el próximo
19 de marzo, diversas formas de arte del siglo XX bajo el sonoro
título ‘Viviendo en el mundo material: 'Cosas'
de arte del siglo XX y posteriores’, una muestra ecléctica
de unas 600 piezas de todo el mundo en las áreas de diseño,
artesanía, arquitectura y bellas artes, entre ellas,
alguna del español Juan Gris, a las que se suman grandes
instalaciones creadas por siete artistas japoneses y extranjeros.
Kurokawa afirmó: ‘Podremos presentar cualquier
colección de Japón o del extranjero que queramos
en cualquier momento, lo que combinaremos con nuestra misión
de atraer a jóvenes artistas de calidad. Ésta
es la mayor originalidad del centro’. ‘La excelencia
de la tecnología en filmación en Japón
permite, junto con la tecnología digital y con Internet,
que el público pueda ver obras de arte más claramente
que si las contemplara en los museos en los que se encuentran
en el mundo, por lo que si podemos reunir datos sobre ellas,
el Centro Nacional de Arte de Tokio será el primer museo
del planeta que use ampliamente tecnología de Internet’,
aunque apostilló que debido a los derechos de propiedad
intelectual el centro no llevará a la práctica
esta idea en el futuro inmediato.