Kapuscinski considerado uno
de los mejores reporteros del mundo, fue miembro de varios consejos
editoriales y desde 1962 compaginó sus colaboraciones
periodísticas con la actividad literaria, escribió
19 libros por los que recibió numerosos premios, entre
ellos el premio Alfred Jurzykowski (Nueva York, 1994), el Hansischer
Goethe (Hamburgo, 1998), o el Imegna (Italia, 2000).
Entre sus obras más conocidas se encuentra 'Ébano',
considerada por muchos expertos su mejor libro, en la que a
través de varios reportajes describe diferentes países
de África. 'La guerra del fútbol', donde comenta
diversos conflictos africanos y latinoamericanos; 'Viajes con
Herodoto' o 'Los cínicos no sirven para este oficio'.
Fue también un viajero incansable por los rincones más
remotos de Rusia, cuya realidad narró en su libro 'El
imperio' en el que relató el derrumbe de la Unión
Soviética y cómo vivían sus habitantes,
con temor y esperanza.
Kapuscinski trabajó como corresponsal de guerra para
la agencia de noticias Polish Press desde 1958 hasta 1981, años
en los que cubrió cerca de 17 revoluciones en 12 países
del tercer mundo y donde cosechó un gran éxito
gracias a su peculiar forma de informar. En su larga e intensa
carrera presenció 27 revoluciones, vivió 12 frentes
de guerra y fue condenado en cuatro ocasiones a ser fusilado.
Colaboró con el 'The New York Times', 'Time' o el alemán
'Frankfurter Allgemeine Zeitung'. Por su profesión de
periodista ganó varios premios entre los que caben destacar
el Pen Club polaco en 1989 y el Premio Príncipe de Asturias
de las Comunicaciones y las Humanidades en el 2003, que compartió
con el filósofo y teólogo peruano Gustavo Gutiérrez
Merino. También recibió el pasado mes de mayo
el V Premio de Periodismo Miguel Gil Moreno que conceden la
editorial Random House Mondadori y la Fundación Miguel
Gil Moreno.
Kapuscinski, que en los últimos meses vio mermada su
salud hasta el punto de tener dificultades para andar y moverse,
no dejó en ningún momento la máquina de
escribir.
Fue operado el pasado día 20, ya que los médicos
consideraron que solamente una intervención quirúrgica
podía devolverle la salud o, por lo menos, frenar su
deterioro. Según fuentes médicas, no se le despertó
de la anestesia hasta este lunes porque lo veían demasiado
débil.