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El arqueólogo del Centro INAH-Hidalgo, Luis Gamboa Cabezas destacó que además de los restos de niños, localizado a doscientos metros de la zona arqueológica de Tula, fueron localizados 45 bultos mortuorios de adultos, posiblemente fallecidos de muerte natural, en las excavaciones del distribuidor vial de Tula, donde se presume existió una unidad habitacional tolteca.
El descubrimiento se produjo durante un intento de realizar construcciones complementarias, donde se descubrió una cavidad de cuatro metros cuadrados.
‘En el caso de la PGR, es notoria la diferencia de los cuerpos, ya que en ese lugar son visibles figuras más pequeñas, las características del lugar nos llevan a pensar que fue una muerte simultánea, probablemente un sacrificio’. ‘Nosotros manejamos la hipótesis de que fueron sacrificados y enterrados en un espacio de aproximadamente cuatro metros cuadrados. Por la cerámica encontrada, calculamos la fecha y suponemos que provienen de fuera, que no son toltecas. Tal vez fueron traídos del sur de la cuenca de México, de Xico o Chalco’, añadió Gamboa.
El experto indica que con base en los estudios de la antropóloga física, Atenea González, investigadora del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, probablemente los niños fueron degollados y sus cráneos perforados en honor del dios Tláloc. En el lugar, según detalló, también fueron encontradas vasijas con elementos de la Cuenca México, lugar en el que se realizaban sacrificios de niños para Tláloc, Dios de la lluvia, de ahí que se relacione el hallazgo.
Gamboa recordó que Tula era una ciudad multietno-lingüistica, es decir, que ahí habitaban grupos con características diferentes, aunque con costumbres similares.
Otro elemento que atrae la atención de los investigadores es que en los dos entierros es visible la inhumación y objetos colocados como ofrenda, aspectos que hacen suponer cierta cultura en cuanto a costumbres funerarias.
En cuanto a las conclusiones que han sacado respecto a los entierros adultos hallados bajo el distribuidor, comentó que se cree que pudo haber sido una unidad habitacional, dado que la cultura tolteca, que floreció entre 950 y 1150 d.C., acostumbraba enterrar a los muertos bajo los mismos lugares en los que vivían.
‘En este espacio, encontramos varios pozos que albergaban cada uno de los bultos mortuorios, es decir se encontraban separados y fueron enterrados en diferentes temporadas, desgraciadamente es un lugar con mucha humedad, lo que provocó gran deterioro’ , explicó Gamboa.
El especialista destacó que no obstante la importancia de estos hallazgos es imposible continuar las excavaciones, debido a la ubicación de las mismas, ‘por ser lugares de la zona urbana, es muy complicado que permanezcan abiertos, además de que corremos el riesgo de saqueos’ .
Entre los objetos que fueron rescatados, se encuentran 75 vasijas y más de 100 figurillas de piedra, ‘estos objetos nos permiten conocer más de la cultura tolteca, además de la influencia que tuvieron otras culturas, en la misma’ .
Las excavaciones concluyeron a finales de marzo, por lo que aún hacen falta varios estudios por parte de los antropólogos físicos, que determinarán más detalles de las vestigios.
Los vestigios encontrados en las instalaciones de la PGR, así como los 45 entierros localizados durante la construcción del distribuidor vial, que se ubica a cinco kilómetros de la zona arqueológica, serán expuestos en el mes de junio, en el museo de sitio de Tula.
Finalmente, Gamboa adelantó que se planea dar a conocer los resultados de todas sus investigaciones en noviembre próximo, en San Cristóbal de las Casas, lugar en el que se organiza una mesa redonda.