Se
trata del primer caso conocido de una persona muerta por un
disparo en suelo americano, hace unos 500 años, durante
la conquista española. El hombre podría haber
resultado muerto en el transcurso de las luchas indígenas
contra las fuerzas comandadas por Francisco Pizarro que asediaron
Lima durante el verano de 1536. Según el arqueólogo
peruano Guillermo Cock es ‘la primera vez, que hemos identificado
restos humanos de un indígena muerto durante la conquista’,
dijo. Con su equipo encontró 72 cuerpos en un cementerio
inca en Puruchuco, un suburbio cerca de Lima, en los trabajos
previos a la construcción de una ruta.
Todos esos indígenas, enterrados en forma rápida
y a poca profundidad, sin seguir la tradición de colocarlos
con la cabeza hacia el este, parecen haber sido víctimas
de un enfrentamiento con los conquistadores.
En la excavación aparecieron 483 fardos funerarios que
revelan detalles que contrastan con las versiones de los cronistas
de la conquista del Nuevo Mundo.
El equipo de investigadores concluyó que la mayoría
de las víctimas en esos fardos murieron de manera violenta
por heridas de armas tradicionales, como hachas de piedra, y
seguramente quienes los mataron fueron otros indígenas.
Al parecer, los indígenas del poblado de Guailas, en
su descontento con la dominación inca, se aliaron con
los españoles gracias a la intercesión de la concubina
del conquistador español Francisco Pizarro, la princesa
inca Inés Huaylas.
El cementerio de Puruchuco, que se descubrió en 2004
cuando comenzaron las excavaciones para la elaboración
de una avenida en los suburbios de Lima, es una prueba fehaciente
de que realmente se produjo el Cerco de Lima, que significó
la muerte del líder de los incas rebeldes, Quizo Yupanqui.
Según Cock, para los españoles de Pizarro, la
batalla tras el Cerco a Lima fue especialmente importante puesto
que les supuso la victoria que necesitaban tras varias derrotas
contra el poderoso imperio inca.
Los cuerpos encontrados, que datan de agosto de 1536, han servido
a los arqueólogos para arrojar luz sobre varias cuestiones
históricas inciertas y constituyen uno de los más
interesantes hallazgos sobre la cultura inca de los últimos
años por varios motivos.
‘Es la primera vez que descubrimos un cadáver con
un agujero causado por el impacto de una bala de arcabuz, las
armas que utilizaban los conquistadores españoles en
el siglo XVI’, explicó Cock.
Las víctimas eran todos indígenas, su media de
edad estaba entre los 18 y los 24 años, e incluían
a dos o tres mujeres incas, según los análisis
de la investigación.
Curiosamente en la excavación no se encontraron armas,
quizás porque fueron incautadas por los españoles
o escondidas por los mismos incas por si tenían que volver
a utilizarlas, razona el experto.
Cock, que calificó el hallazgo de "fascinante",
hizo hincapié en que las investigaciones siguen en curso
y que no descarta el descubrimiento de nuevos detalles sobre
este cementerio en el futuro.
El descubrimiento arqueológico será objeto de
una emisión televisiva especial. ‘La gran rebelión
inca’, realizado por la National Geopraphic Society y
que será emitido en EEUU el 26 de junio.