Descubierta
en los años 70 por el arqueólogo Gianfilippo Carettoni,
la Casa de Augusto ha sido objeto de un trabajo meticuloso de
restauración que ha tomado tres décadas. La zona
recuperada corresponde al ala este de la gran villa romana,
una parte que se construyó antes de que Octavio fuera
proclamado Augusto por el Senado de Roma, en el año 27
a.C., convirtiédose así en el primer emperador.
Las cuatro habitaciones recuperadas de la Casa de Augusto están
en el lado septentrional del peristilo (jardín porticado
con columnas), tres de ellas en el mismo nivel y la última
en una altura superior.
La situada en el piso superior es el studiolo (despacho pequeño)
del emperador, mientras el resto son el gran Ecus, sala dedicada
a recibir visitas, que tiene pavimentos de mármol; además
del cubículo inferior y el local de rampa junto a su
antecámara, que comunicaba con la parte superior de la
construcción.
En las cuatro estancias destaca la decoración pictórica,
que 'se han conservado de manera milagrosa' en comparación
con el resto de 'domus' de la misma zona, y que han sido sometidos
a un largo proceso de restauración, explicó el
superintendente arqueológico de Roma, Angelo Bottini.
Algunos de los frescos hallados por Carettoni se encontraban
en buen estado de conservación. Otros tuvieron que ser
cuidadosamente restaurados a partir de fragmentos y piezas diseminados
en el sitio arqueológico, trabajo que estuvo a cargo
de un equipo dirigido por la arqueóloga Irene Jacopi.
Los frescos
que adornan estas salas son de gran calidad, con el máximo
de las posibilidades de la época, y constituyen un importante
ejemplo de pintura romana de finales del siglo I a.C.
Los trabajos de excavación y restauración de las
cuatro habitaciones han tenido un presupuesto de 1.540.000 euros,
según los datos facilitados en un comunicado por el Ministerio
de Cultura.
Hasta hoy sólo era posible visitar el ala orientada al
norte de este complejo monumental, en la que se conservan la
sala de los pinos y la de las máscaras.