La
noticia del descubrimiento, ha provocado una conmoción
entre los especialistas y admiradores del poeta que sabían
que Rimbaud había enviado artículos a un periódico
cuando era adolescente, pero creían que ninguno había
sido publicado.
Rimbaud escribió el artículo titulado Le Rêve
de Bismark (El sueño de Bismark) en 1870, a los
16 años, y lo envió al periódico Le
Progrès des Ardennes, de su localidad natal de Charleville-Mézières
(norte), con el pseudónimo de Jean Baudry. Este pseudónimo,
que al cineasta no se le escapó, lo tomó Rimbaud
de un drama de Auguste Vacquerie. Muchos indicios apuntan a
que el Rimbaud de adolescente quería ser periodista.
De hecho, llegó a enviar varios textos al director del
periódico local bajo el nombre de Baudry. Jacoby, director
del Progrès, mandó una carta al tal Baudry,
pidiéndole dejar de enviar versos que no publicaría
e instándole a mandar ‘artículos de actualidad
con una utilidad inmediata’.
El 31 de diciembre, el bombardeo alemán de Charleville
destruyó parte de la ciudad, además de la imprenta
del periódico, por lo que actualmente quedan pocos ejemplares
del rotativo contestatario. ‘No tenemos más que
una colección muy incompleta de una quincena de números’,
confirma Gérard Martin, director de la biblioteca municipal,
que espera ansioso la respuesta de Taliercio a la oferta de
compra que le ha hecho para que el inédito de Rimbaud
se una a la colección de Charleville.
Tras 138 años, Patrick Taliercio, un joven cineasta que
llegó a Charleville siguiendo las huellas del escritor
'maldito', se tropezó por casualidad con el texto, desconocido
hasta ahora. El artículo fue encontrado por el citado
cineasta quien dio con el texto en la tienda de un anticuario
encuadernador de la localidad, cuyo dueño François
Quinart vendía el número antiguo del Progrès
con esta explicación: ‘diario con el que a Rimbaud
le hubiera gustado colaborar’. Taliercio vio que en el
ejemplar del 25 de noviembre de 1870 había un artículo
firmado Jean Baudry, pseudónimo de Rimbaud, y lo compró
por 30 euros.
El artículo, Le Rêve de Bismark, Rimbaud
muestra su cara patriótica, es un texto sobre la guerra
entre la Francia de Napoleón III y la Prusia de Bismark,
que se saldó con una victoria germana y el Tratado de
Fráncfort, en virtud del cuál Alemania se anexionó
las provincias Alsacia y Lorena.
En él Rimbaud describe a Bismark paseando un dedo ‘ganchudo’
sobre el mapa y tratando de arañar con una ‘pequeña
uña malvada...un gran punto negro’ que es París.
Texto de ' Le Rêve de Bismark' el 25 de noviembre
de 1870:
C'est le soir. Sous sa tente, pleine de silence et de rêve,
Bismarck, un doigt sur la carte de France, médite ; de
son immense pipe s'échappe un filet bleu.
Bismarck médite. Son
petit index crochu chemine, sur le vélin, du Rhin à
la Moselle, de la Moselle à la Seine; de l'ongle il a
rayé imperceptiblement le papier autour de Strasbourg
; il passe outre.
À Sarrebruck, à
Wissembourg, à Woerth, à Sedan, il tressaille,
le petit doigt crochu : il caresse Nancy, égratigne Bitche
et Phalsbourg, raie Metz, trace sur les frontières de
petites lignes brisées et s'arrête...
Triomphant, Bismarck a couvert
de son index l'Alsace et la Lorraine ! Oh ! sous son crâne
jaune, quels délires d'avare ! Quels délicieux
nuages de fumée répand sa pipe bienheureuse!
Bismarck médite, Tiens
! un gros point noir semble arrêter l'index frétillant.
C'est Paris.
Donc, le petit ongle mauvais,
de rayer, de rayer le papier, de ci, de là, avec rage,
enfin, de s'arrêter... Le doigt reste là, moitié
plié, immobile.
Paris Paris ! Puis, le bonhomme
a tant rêvé l'œil ouvert que, doucement, la
somnolence s'empare de lui : son front se penche vers le papier
; machinalement, le fourneau de sa pipe, échappée
à ses lèvres, s'abat sur le vilain point noir...
Hi! povero! en abandonnant
sa pauvre tête, son nez, le nez de M. Otto de Bismarck,
s'est plongé dans le fourneau ardent. Hi! povero! va
povero! dans le fourneau incandescent de la pipe... hi ! povero
! Son index était sur Paris! Fini, le rêve glorieux!
Il était si fin, si
spirituel, si heureux, ce nez de vieux premier diplomate!
Cachez, cachez ce nez!
Eh bien! mon cher, quand,
pour partager la choucroute royale, vous rentrerez au palais
(...) avec des crimes de... dame (...) dans l'histoire, vous
porterez éternellement votre nez carbonisé entre
vos yeux stupides!
Voilà ! Fallait pas
rêvasser!
__________________________
Es por la tarde. Bajo su tienda, llena de silencio y de sueño,
Bismarck, un dedo sobre la carta de Francia, medita; de su pipa
inmensa se escapa una red azul.
Bismarck medita. Su pequeño índice ganchudo camina,
sobre la vitela, del Rin al Mosela, de Mosela al Sena; de la
uña (garra) rayó imperceptiblemente el papel alrededor
de Estrasburgo; hace caso omiso.
En Sarrebruck, en Wissembourg, en Woerth, en Paño de
Sedán, se estremece, el dedo meñique ganchudo:
acaricia a Nancy, araña a Bitche y Phalsbourg, raya Metz,
traza sobre las fronteras de pequeñas líneas quebrantadas
y se para...
¡Triunfante, Bismarck cubrió de su índice
Alsacia y la Lorenesa! ¡Oh! ¡Bajo su cráneo
amarillo, qué delirios de avaro! ¡Qué nubes
deliciosas de humo difunde su pipa bienaventurada!
¡Bismarck medita, Ten! Un grueso punto negro parece detener
el índice bullicioso. Es París.
Pues, la pequeña uña (garra) mala, de rayar el
papel, de aquí, de ahí, con rabia, por fin, de
pararse... El dedo se queda allí, la mitad plegado, inmóvil.
¡París París! Luego, la buena persona soñó
despierto, aunque la somnolencia se apodera de él: su
frente se inclina hacia el papel; automáticamente, el
horno ardiente de su pipa, escapada de sus labios, se abate
sobre el punto feo...
¡Hi! ¡Povero! Abandonando su pobre cabeza, su nariz,
la nariz de Sr. Otto de Bismarck, se sumió en el horno
ardiente. ¡Hi! ¡Povero! ¡Vaya povero! ¡En
el horno incandescente de la pipa hi! ¡Povero! ¡Su
índice estaba sobre París! ¡Acabado, el
sueño glorioso!
¡Era tan fino, tan espiritual, tan feliz, esta nariz de
viejo primero diplomático!
¡Esconda, esconda esta nariz!
¡Pues bien! Mi caro, cuando, para compartir el sauerkraut
real, usted volverá al palacio (...) Con crímenes
de dama (...) ¡En la historia, usted llevará eternamente
su nariz carbonizada entre su ojos estúpidos!
¡He aquí! ¡Había que no soñar
despierto!