El ministro de Cultura egipcio,
Faruk Hosni, ha explicado en un comunicado, que la devolución
de la pieza arqueológica se iniciará a mediados
de octubre próximo, ‘tras alcanzar un acuerdo con
los responsables del museo, sin condiciones previas’.
El ojo, de 50 centímetros de longitud, fue robado cuando
se trasladó la estatua del faraón desde Kom al
Hitan, en el oeste de Luxor, a unos 700 kilómetros al
sur de El Cairo, después de un incendio en este lugar
en 1972, dos años después de su descubrimiento.
Zahi Hawass, secretario general del Consejo de Antigüedades
egipcias, apuntó que tras el hurto recibieron la información
de que un anticuario estadounidense, identificado como Norbert
Shem, había comprado el ojo robado, quien a su vez lo
vendió a una casa de subastas. Un anticuario alemán
lo compró en la puja y lo prestó al museo suizo,
hasta que las autoridades egipcias se dieron cuenta de que el
ojo se encontraba allí.
Durante el reinado de Amenofis III Egipto pudo
disfrutar de un periodo de prosperidad. Sucedió a su
padre, Thutmose IV. Junto con la reina Tiy tuvo a su hijo, Ajenatón
(Akenatón), que le sucedió en el trono. Parece
ser que Amenhotep fue coronado siendo todavía un niño,
probablemente a una edad entre los seis y los doce años.
Realizó numerosas construcciones en el templo de Amón
en Karnak. También supervisó la construcción
de un nuevo templo en Tebas. Se cree que en el undécimo
año de su reinado empezó un gigantesco palacio
en el lugar conocido hoy en día como Malkata, en la ribera
occidental, como regalo a su esposa Tiy. Hizo ampliaciones en
otras ciudades sagradas como Menfis, Heliópolis e incluso
llegó a construir templos en Nubia, como el de Soleb.