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Intramuros, Manila será restaurada tras décadas de desidia
Intramuros, la ciudadela construida por los españoles en el siglo
XVI, que ha sobrevivido a siglos de gobierno colonial español,
que casi fue eliminado en la Segunda Guerra Mundial, y hoy día
es el histórico y abandonado corazón de Manila brillará
de nuevo gracias a un plan de restauración a gran escala.
HOMINES.COM | [29/09/2008]
El barrio de Intramuros se
sitúa junto a la ribera sur del río Pasig, y fue
un distrito fortificado, erigido por López de Legazpi
en 1571, durante la etapa colonial española en Filipinas,
que se duró tres siglos. A pesar de su rica historia,
los itinerarios de los turistas apenas lo incluyen, Intramuros
sólo recibe unos 670.000 visitantes al año, según
datos de 2007, pues la mayoría de los turistas pasa de
puntillas por la confusa y desordenada Manila de camino a las
paradisíacas playas de las 7.100 islas que comprenden
el archipiélago filipino.
El nombramiento de Anna Maria Harper como gobernadora, en abril
pasado, parece que va a dar un gran impulso a los esfuerzos
por revitalizar el casco antiguo de la ciudad, cuya reconstrucción
de los principales edificios aparece en la agenda de la administración
de Intramuros desde 1979, cuando el dictador Ferdinand Marcos
controlaba el país.
‘Hemos emprendido la restauración del trozo de
la muralla conocido como la Maestranza, situado junto al río
Pasig. Son 48 almacenes que en origen se dedicaban a comerciar
con Acapulco (México)’, explica Augusto Rustia,
director de Propiedades Culturales y Conservación de
la Administración de Intramuros. La semana pasada, su
equipo inauguró la nueva sala de exposiciones del Fuerte
de Santiago, habilitada en los antiguos Almacenes Reales; y
las obras de mejora del centro de visitantes.
El año que viene, emprenderá la reconstrucción
del antiguo Ayuntamiento, sede del primer Gobierno de Filipinas,
que hoy utilizan como aparcamiento los funcionarios de su corporación.
La administración local quiere también recuperar
la jardinería original y mejorar la seguridad, para ello
se está negociando con el Ejecutivo central el realojo
de las 10.000 personas que viven en poblados chabolistas dentro
del recinto amurallado. ‘Pasear de noche por Intramuros
no es seguro, los turistas tienen miedo’, cuenta este
funcionario, que lleva veinte años dedicado a la conservación
del lugar histórico sin demasiado éxito.
Rustia no oculta que el mayor obstáculo a su labor es
‘la financiación’, que le hace depender de
la buena voluntad de terceros. El proyecto de restauración
de la Maestranza, por ejemplo, tiene un presupuesto de algo
menos de 3.5 millones de euros que sufraga la generosidad de
Japón.
El sector privado es otra opción. La corporación
local proyecta edificar un hotel en las ruinas del Ateneo, que
fue una de las universidades más antiguas de Filipinas,
para lo que tantea diferentes socios, entre los que se cuenta
la compañía española 'Sol Meliá'.
Otra de las actuaciones para las que busca dinero es la reconversión
de la iglesia de San Ignacio en un museo eclesiástico
que daría cobijo a las 7.000 antigüedades que hoy
acumulan polvo en los pasillos del Palacio del Gobernador. Retablos,
vírgenes y santos de los siglos XVIII y XIX, que pertenecieron
a las diferentes parroquias del país, adornan el caótico
despacho de este funcionario, que se jubilará el año
que viene sin ver culminado su trabajo.
Uno de los edificios que aún se mantiene en pie es la
catedral de Manila, una estructura de piedra colosal recuperada
en los años 50. Cerca de allí, está San
Agustín, la iglesia barroca más antigua de Filipinas
cuyos planos fueron aprobados en 1586 y su construcción
se llevó a cabo entre 1587 y 1607, considerada patrimonio
de la Humanidad, que está intacta en su mayor parte y
es admirada por historiadores y habitantes de la ciudad por
los frescos de su interior y sus puertas de madera de elaborada
talla. Pero otras estructuras no han tenido tanta suerte, la
iglesia de San Ignacio sólo mantiene en pie los resquebrajados
muros de la edificación original del siglo XIX. El convento
de Santa Clara, una vez famoso por sus monjas de clausura, ahora
abandonado.
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Imagen:
Iglesia de San Agustín, en Intramuros. |
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