Esta obra, una de las más
loadas de Rafael, ha necesitado de un trabajo muy minucioso
y de una alta tecnología para su restauración.
En él se representa a la Virgen con Jesús y Juan
Bautista, que cuidan de un ruiseñor. El óleo sobre
madera de 107x77 cm, fue pintado en 1506 como regalo de bodas
de Rafael para Lorenzo Nasi, un rico comerciante textil, y desde
entonces ha sufrido toda suerte de aventuras. El 17 de noviembre
de 1547 la casa de Nasi quedó destruida por un terremoto,
y la pintura se partió en diecisiete fragmentos. De este
suceso escribe en el año 1568 Giorgio Vasari: ‘Encontraron
las piezas entre el mortero de las ruinas fueron donde Battista,
hijo de Lorenzo, muy amante del arte, para que la rehiciera
de la mejor manera que pudiese’. Fue restaurada poco después,
pero el daño aún resulta visible. Más tarde,
las distintas intervenciones y fallidos intentos de restaurarlo
dañaron el original.
Los análisis con rayos X permitieron ver las fracturas
entre las piezas, rellenas por nueva pintura. La esquina inferior
izquierda fue completamente rehecho, así como un rectángulo
correspondiente a la pierna de Jesús.
‘Este paciente nos ha dado muchos quebraderos de cabeza
y noches sin dormir’, dice Marco Ciatti, jefe del departamento
de pintura en el Opificio Pietre Dure de Florencia, uno de los
más prestigiosos centros de restauración en Italia.
‘Pasamos dos años estudiándolo antes de
decidir si deberíamos seguir con el cuadro, ya que los
numerosos daños que había sufrido en el pasado,
evidentes al pasar la obra por los rayos X, podrían haber
puesto en peligro el proceso’, dice.
Han intervenido en la minuciosa restauración 50 personas,
que han conseguido que la película de suciedad acumulada
durante siglos desaparezca. Por fin, de nuevo las mejillas de
la Madonna son rosáceas y su vestido ha recuperado los
colores con los que Rafael quiso acompañar el paisaje
de la Toscana.
Rayos X, un escáner, aparatos de tratamiento con infrarrojos,
láser, microscopios y muchas manos expertas han hecho
falta para este exitoso proceso: ‘Nosotros mismos nos
consideramos doctores que hacen el diagnóstico general
del paciente. En el pasado renunciamos a restaurar algunas obras
por los riesgos de dañar o alterar los originales’,
explica Ciatti.
A partir del próximo mes de noviembre, 'La Madonna del
ruiseñor' se expondrá en el Palacio Medici de
Florencia, en una muestra sobre el proceso de restauración.
Más tarde volverá al que ha sido su hogar desde
hace décadas, la sala número 26 de la Galería
de los Uffizi, en la capital florentina.