El monumento más famoso
de Francia, símbolo por antonomasia de ese país,
acaba de cumplir 120 años, y aunque está en plena
forma, cada cierto tiempo hay que darle una capa de pintura
tal y como pidió Gustave Eiffel en su testamento.
Es por esto por lo que Andreas Spyrou cuelga en estos días
de un andamio de la estructura de acero de 300 metros de alto.
Este “pintor-restaurador”, griego de 26 años
está orgulloso de participar de la renovación
de la histórica construcción de París,
y según el mismo ha declarado ‘Allí arriba
uno se siente sencillamente genial, hace frío, pero la
vista es espectacular’.
La gran estructura, ya se acumulan 18 capas de pintura: la primera
capa de ‘rojo veneciano’, fue colocada antes del
montaje de cada una de las partes. Al arquitecto Gustave Eiffel
le importaba, de todas formas, más la construcción
que el color, y se trataba apenas de una pintura antioxidante.
En esta ocasión, se emplearan 60 toneladas de pintura,
de color ‘castaño torre Eiffel’, que cubrirán
unos 250.000 metros cuadrados de vigas.
El 31 de marzo de 1889 se inauguró la Exposición
universal de París, para conmemorar el centenario de
la Revolución francesa. La torre, que fue la más
alta del mundo durante 40 años, hasta que en 1929 se
construyó el Edificio Chrysler en Nueva York, se convirtió
en el símbolo de la exposición, aunque a los artistas
no les gustó la estructura de hierro, que consideraban
‘fea y monstruosa’. La construcción finalizó
a las 13.30 hora local del 31 de marzo de 1889, cuando Eiffel
subió los 1.710 escalones que van desde la base hasta
el tercer piso, y enarboló la bandera francesa.
Para celebrar el aniversario, París prevé numerosos
actos conmemorativos como exposiciones, conciertos, fuegos artificiales
y visitas gratuitas para alumnos de los colegios de París.