El Palacio de Versalles así
como el Museo del Louvre (además de las torres de Notre
Dame) se han sumado al paro de los trabajadores del mundo de
la Cultura. Al inicio de la huelga en Francia, el miércoles,
tanto el Louvre como Versalles mantuvieron algunas salas abiertas,
porque la dirección movilizó de urgencia a algunos
trabajadores no huelguistas. Hoy, los dos grandes museos han
cerrado por completo, y el movimiento de protesta prosigue.
Lo mismo sucedió ayer con el Museo de Orsay y el Pompidou,
este último cerrado por huelga desde el 23 de noviembre.
La razón es el anuncio del presidente de Francia, Nicolás
Sarkozy, de recortar el personal. No es que el presidente francés
haya especificado la cantidad de funcionarios de la Cultura
que serán ‘despedidos’, pero éstos
últimos forman parte de la plantilla del Estado y Sarkozy
quiere aligerarla hasta ‘dimensiones razonables’.
En primer lugar, negándose a cubrir la mitad de las plazas
dejadas vacantes por los empleados que se jubilen en los próximos
años.
El problema es que los sindicatos sostienen que el recorte amenaza
la vida misma de la cultura francesa. Tanto por la falta de
medios financieros y humanos como porque la afluencia en aumento
de visitantes y espectadores requiere una plantilla de respuesta
a la medida.
Corresponde al ministro de Cultura, Fréderic Mitterrand,
lidiar con el dossier más complicado desde que fue nombrado.
De momento, el ministro Mitterrand ha declarado que el plan
de recortes no puede cuestionarse, así es que los sindicatos
apuestan por conquistar más adeptos en el programa de
huelgas. Incluidos los teatros, las bibliotecas y los auditorios.