Los frescos que representan
a Pedro, Pablo, Andrés y Juan que datan del siglo IV,
han sido hallados en un cubículo de las catacumbas romanas
de Santa Tecla, en la via Ostiense, muy cerca de la basílica
de San Pablo Extramuros.
Hace dos años comenzaron los trabajos de restauración
de una sala de las catacumbas que, según creen los responsables
del hallazgo, mandó construir una dama de la nobleza
romana que, tras convertirse al cristianismo, viajó a
Tierra Santa para ver con sus propios ojos los lugares de los
apóstoles. Y luego, a su regreso a Roma habría
hecho pintar en su tumba la imagen de los apóstoles.
Los trabajos, efectuados con rayos láser, pusieron al
descubierto un fresco que representaba a san Pablo, hecho que
se produjo en junio de 2009, y otro a san Pedro. Posteriormente
aparecieron las imágenes de los otros apóstoles
Juan y Andrés. De Pedro hay otras imágenes en
la que aparece solo, pero la importancia de estos descubrimientos
es que son los iconos en solitario de Pablo, Juan y Andrés.
El responsable de las obras de restauración Fabrizio
Bisconti, responsable arqueológico de las catacumbas
de Roma y profesor de Arqueología cristiana medieval
en la Universidad Roma Tre comentó, ‘Hemos comenzado
las tareas de restauración cuándo con la ayuda
del láser hemos descubierto, detrás de una pátina
calcárea estos frescos magníficos. Son la primera
representación iconográfica de los apóstoles’
y ‘En cualquier caso, se trata de las imágenes
de cuerpo entero más antiguas de Pedro y de Pablo, y
las más antiguas en absoluto de Andrés y Juan’,
La responsable de la restauración de los frescos, Bárbara
Mazzei también refrenda esta hipótesis, explicó
que los retratos de los Apóstoles son los más
antiguos hallados jamás. En épocas anteriores
los discípulos aparecen representados dentro de escenas
mucho más amplias, mientras que en la catacumba aparecen
como los cuatro vértices que rodean a Jesucristo, en
la bóveda de una tumba. Este, representado como Buen
Pastor, rodeado de ovejas, parece atraerles, ‘como un
motor inmóvil’, describió ayer uno de los
arqueólogos, parafraseando a Aristóteles. Los
paralelismos con el mundo clásico no acaban ahí.
En la sala que antecede se halla el profeta Daniel completamente
desnudo, a imitación de los héroes griegos. El
pintor que decoró estas salas tenía todavía
muy fresca la tradición pictórica dominante hasta
entonces.
Los de retratos de estilo paleocristianos, tienen forma de clípeos
(rostros engarzados en un marco redondo), con las características
típicas de la iconografía de la Iglesia primitiva:
Pedro con cabello y barba blanca, Pablo con los rasgos típicos
del pensador espiritual, Andrés posee un aspecto más
desaliñado y Juan, de acuerdo con la tradición,
fue pintado como el integrante más joven del grupo de
apóstoles.