En una ceremonia linda y emotiva,
Pilar del Río, viuda del literato, enterró sus
restos bajo un olivo plantado en el Campo das Cebolas, con vistas
al río Tajo, frente a la Casa dos Bicos, edificio histórico
de la capital portuguesa que albergará la sede de la
fundación que lleva el nombre del escritor.
Unas 300 personas, familiares, hija y nietos, y amigos, así
como muchos amantes de la literatura de Saramago, que han comparecido
con ejemplares de Memorial de Convento, estuvieron
presentes en el homenaje que más que una despedida fue
un reencuentro del novelista con la capital portuguesa. José
Saramago falleció el 18 de junio de 2010, a los 87 años,
en la isla de Lanzarote, a las once y media de la mañana,
la misma hora en la que se celebró la ceremonia.
El alcalde de la capital lusa, Antonio Costa, depositó
tierra traída del Lanzarote, residencia donde el escritor
pasó los últimos años de su vida junto
a su mujer, la periodista y traductora al español de
sus libros, Pilar del Río. Junto a los restos se ha enterrado
un ejemplar de su libro Palabras de una ciudad, que
más que un ensayo es una carta de amor dirigida a Lisboa,
donde se formó y forjó su pensamiento.
Junto a la lápida, en un banco de piedra colocado al
lado del olivo bajo el que reposan sus restos, se ha grabado:
‘Pero no subió a las estrellas, si a la tierra
pertenecía’, extraído de la última
página de su novela Memorial del convento, obra
que, según Pilar lo resume todo.