A comienzos de este año,
más concretamente en febrero, la Biblioteca Nacional
de Perú denunció que era víctima de sistemáticos
robos de obras de gran valor histórico. Cinco meses después,
tras un exhaustivo inventario que obligó al cierre de
sus puertas, su director, el historiador Ramón Mujica
Pinilla, ha puesto número a las pérdidas: 932
libros de los fondos de antigüedad y más valor son
los que han desaparecido.
El centro apenas tiene presupuesto, carece de cámaras
y no tiene sistema informático.
Algunos de los volúmenes sustraídos datan de los
siglos XVI y XVII. Tal es el caso de un manuscrito de bolsillo
titulado Una Vida de Santo Toribio de Mogrovejo, escrito
en 1679 y robado por uno de los trabajadores durante el propio
proceso de inventario. Ramón Mujica aseguró que
dicho robo incluso ha quedado registrado en vídeo. También
se da por desaparecido un incunable de Erasmo de Rotterdam,
publicado en París en 1524.
Mujica informó de que se han perdido 181 libros del fondo
antiguo y de las bibliotecas particulares, 125 libros de la
colección general, 414 manuscritos de la valiosa biblioteca
que legó el historiador Raúl Porras Barrenechea
y 32 volúmenes considerados joyas bibliográficas.
Asimismo, se considera especialmente sensible la pérdida
de tres libros que fueron recientemente devueltos por el Gobierno
chileno y que habían sido saqueados durante la ocupación
de Lima en la Guerra del Pacífico (1879-1883). Según
Mujica, estos libros nunca se habían puesto a disposición
del público, pues ni siquiera habían sido catalogados.
Silvana Salazar, directora técnica de la Biblioteca Nacional,
señaló en rueda de prensa que la mayor parte de
los libros robados está relacionada con los conflictos
entre Perú y Chile. Tras el inventario que ha durado
cinco meses, se ha determinado que la Biblioteca Nacional de
Perú tiene un patrimonio de 150.894 libros y alrededor
de 320.000 documentos de valor histórico.
‘La biblioteca tiene que ser declarada en emergencia’,
reclama Ramón Mujica, que señala que durante el
inventario tuvo que pedir ayuda al sector privado, pues el Gobierno
no hizo ninguna aportación. Pese a que el año
pasado estrenó una nueva sede, las condiciones de seguridad
de las colecciones de valor siguen siendo deficientes.
Para poder hacer el inventario, Telefónica del Perú
prestó las cámaras de seguridad con las que se
realizó la vigilancia de las bóvedas, salas y
pasillos por las que se trasladaron los libros. Con esas cámaras
se filmó el robo del manuscrito de 1679. ‘Ahora,
tendremos que devolverlas y las colecciones quedarán
nuevamente desprotegidas’, señala el director.
La Biblioteca Nacional finalmente volverá a abrir sus
puertas al público esta semana, pero Mujica reclama más
ayuda gubernamental. Debido a un decreto de urgencia que impone
medidas de austeridad en el tramo final del gobierno, el centro
se ha quedado sin recursos para invertir en medidas de seguridad.
‘El Estado tiene que invertir en la defensa de su patrimonio,
aún nos queda muchísimo por inventariar’,
explica Mujica. Entre lo que aún no se ha registrado
destacan una amplia colección de mapas, música,
partituras, otro grupo de libros antiguos y los alrededor de
siete millones de tomos que forman su colección de textos
considerados modernos.
Y al no contar con un sistema informático de gestión
bibliográfica, la tarea de registrar su patrimonio es
lenta y laboriosa.